Dentro de la Edad Moderna, el siglo XVII abarca desde el 1 de enero de 1601 hasta el 31 de diciembre de 1700.
Puedes ver los 10 acontecimientos clave del siglo XVI aquí
1. Siglo de Oro español: publicación de don Quijote de la Mancha
El Siglo de Oro Español comenzó su andadura la centuria del XVI y continuó hasta mediados del siglo XVII. En este segundo periodo, influido por la Reforma Católica y el Barroco, se publicó una de las obras más famosas del mundo: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, escrita por Miguel de Cervantes. Además destacan famosos autores como Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Tirso de Molina o Baltasar Gracián. Cerrando el periodo tenemos a Pedro Calderón de la Barca, famoso por su obra La vida es sueño.
2. El Mayflower llega a Norteamérica
El descubrimiento español del Nuevo Mundo y las ventajas políticas y económicas que conllevó a la Monarquía Hispánica (incluyendo Portugal) no pasó desapercibido por las potencias del norte de Europa. Sin embargo, los diferentes conflictos político-religiosos que les ocupaban no permitieron que se lanzaran a la exploración y conquista del nuevo continente hasta este siglo.
Después de varios intentos fracasados, el primer establecimiento permanente inglés fue en 1607, con la fundación de Jamestown. Otra importante fecha para la colonización inglesa de América fue en 1620: un grupo de puritanos, buscando una nueva tierra lejos de las presiones de la Iglesia de Inglaterra, fundó la colonia de Plymouth en 1620.
Los holandeses tampoco quisieron quedarse atrás. Ya a finales del siglo XVI comenzaron a establecer puntos comerciales en los territorios del sur y en las islas del Caribe, lo que les granjeó importantes enfrentamientos con los españoles. También establecieron diversos asentamientos en Norteamérica, de entre los cuales destaca Nueva Ámsterdam, conquistada más tarde por los ingleses y rebautizada como Nueva York.
3. Revolución científica y filosófica
Si bien ya en el siglo XVI comenzaron las teorías en contra del método especulativo tradicional, su ruptura llegó en el siglo XVII y culminaría en la obra de Newton, en el que el método científico permite la generalización de la mecánica clásica. La evolución de la ciencia se apoyó también en nuevas corrientes del pensamiento aportadas por Descartes y Bacon. El racionalismo cartesiano apoyó la generalización del método matemático y la visión mecanicista del universo, mientras que Francis Bacon fue un elocuente defensor del método inductivo y de la experimentación. Otros pensadores siguieron la línea del racionalismo, de Spinoza a Locke y Leibnitz, impulsando destacadamente algunas áreas del conocimiento. El «nuevo método», una actitud nueva ante la ciencia, consistía en investigar la naturaleza con los propios sentidos y expresar las observaciones científicas en un lenguaje matemático exacto.
4. Revolución y guerra civil inglesa
Cuando hablamos de absolutismo muchas veces se toma a Francia como modelo, pero hasta 1640 los reyes ingleses gobernaban sus posesiones con un poder absoluto. Desde Enrique VIII, no tenía el pesado arbitraje que la Iglesia Romana ejercía sobre los reyes europeos, por tanto el poder del rey apenas tenía límites. Carlos I asumió este poder y quiso ir más allá creando nuevos impuestos y controlando la reforma religiosa arbitrariamente. Cansados de los abusos del monarca, los miembros del Parlamento declararon la guerra al rey. Se sucedieron hasta tres guerras civiles en pocos años hasta 1651. En 1649 fue ejecutado el rey Carlos I mediante decapitación (no fueron los franceses los primeros en cortar la cabeza a su rey). Desde este año Inglaterra se convirtió en una república que fue sustituida por una dictadura militar dirigida por Oliver Cronwell hasta 1658, a quien sustituyó su hijo. Sin embargo, los genes no transmiten el carisma y en 1660 el Parlamento acordó el retorno de Carlos II Estuardo en calidad de rey de Inglaterra.
5. Luis XIV de Francia, el rey sol
Fue en este siglo donde aparecieron con fuerza las ideas absolutistas que otorgaban a los monarcas potestad plena en sus estados. A ellas se enfrentaron los partidarios de otorgar más peso a los parlamentos y el choque de los defensores de unas y otras teorías provocaron importantes conflictos en Europa. Normalmente se estudia como representante culmen de las ideas absolutistas a Luis XIV de Francia, quien reinó de 1643 a 1715. Durante su reinado fue aumentando su poder, sobre todo a través de las potestades extraordinarias que le otorgaba el estado de guerra. Además, gracias a esta beligerancia bien gestionada, el apodado como Rey Sol aumentó la influencia de Francia en el escenario europeo. Venció a los holandeses y consiguió ciertas ventajas en la Guerra de los Nueve Años, además participó en la Guerra de Sucesión Española apoyando a su nieto Felipe de Anjou, lo que le permitió aumentar aun más si cabe su influencia, no solo en Europa, sino también en América.
6. Un nuevo orden europeo: la Paz de Westfalia 1648
La Paz de Westfalia cerró dos conflictos bélicos que sacudieron Europa en este siglo: por un lado, la Guerra de los Ochenta Años entre la Monarquía Hispánica y las Provincias Unidas, por otro la Guerra de los Treinta Años, un conflicto que ha sido comparado por algunos expertos con la I y II Guerras Mundiales, pues enfrentaron a las grandes potencias europeas entre sí. Aunque el pretexto de este conflicto fue la religión, durante los años que duró los intereses político-territoriales tuvieron mucho más peso. La Paz de Westfalia determinó un nuevo orden Europeo al igual que hicieron posteriormente la Paz de París o los tratados y conferencias posteriores a la IIGM después de los grandes conflictos contemporáneos.
Westfalia supuso modificaciones en el Derecho Internacional, adoptando diferentes medidas para garantizar un equilibrio que impidiera a ninguna potencia alzarse con el poder en Europa. Acabó con el sueño de la Cristiandad anhelado por el Sacro Imperio y Roma, acabando con el poder temporal del papa. Propició la tolerancia religiosa (que no la libertad) y acabó con los grandes conflictos confesionales. Triunfaron las ideas de Maquiavelo referentes a la razón de Estado y que liberaban a los gobernantes de las cadenas morales, reforzando así las ideas absolutistas.
7. Los problemas de la Monarquía Hispánica
La primera potencia occidental en este siglo continuó siendo la Monarquía Hispánica, sin embargo durante el reinado de Felipe IV aparecieron problemas importantes. El gasto en las guerras exteriores mermaron la hacienda real. Al igual que hiciera Felipe III, su hijo delegó el gobierno de los diferentes reinos a un valido, uno de los más famosos fue el Conde Duque de Olivares. Este, para solucionar los problemas económicos de las guerras que prácticamente asumía la Corona de Castilla, pretendió que otros reinos como la Corona de Aragón, Italia o Portugal contribuyeran en hombres y dinero, es lo que se conoce como la Unión de Armas. Esto, junto a cambios administrativos concernientes a los Consejos, Juntas y Virreyes, ocasionó en la década de 1640 que Portugal y Cataluña se revelaran. El reino luso proclamó su independencia, reconocida por la Monarquía en 1668, mientras que Cataluña, después de un breve lapsus durante el cual perteneció a Francia, volvió a reconocer a Felipe IV como monarca. Olivares fue invitado por el rey a retirarse.
8. El segundo sitio de Viena, batalla de Kahlenberg 1683
Si en el siglo XVI destaca Lepanto como la batalla en la frontera entre la civilización europea y la islámica, en el siglo XVII destaca la batalla de Kahlenberg de 1683. Ante el asedio de la ciudad de Viena liderado por Kará Mustafá, gran visir del Imperio Otomano, el emperador Leopoldo I pidió ayuda al papa y este proclamó la cruzada. A la llamada acudieron la mayoría de países cristianos, exceptuando Francia que estaba en guerra con el sacro Imperio. Algunos contribuyeron con hombres, otros económicamente (como la Monarquía Hispánica), pero el grueso de las tropas estaba formado por alemanes y polacos. En nuestra web tenemos un artículo explicando los detalles de esta batalla, podéis leerlo aquí.
9. Un glorioso golpe de estado
Como hemos visto más arriba, el siglo XVII no fue una centuria fácil para Inglaterra. Después de la guerra civil, la república y el gobierno militar de Cronwell, en 1660 fue restaurada la monarquía en la persona de Carlos II Estuardo. Los conflictos religiosos todavía eran fuertes en la isla: por un lado estaba la Iglesia de Inglaterra, dependiente del rey y la oficial del reino, muy cercana en sus costumbres a Roma; por otro, aparecieron ramas del anglicanismo influidos por las ideas de Lutero y Calvino, así como grupos protestantes que llegaron del continente. Los católicos habían sido perseguidos desde la escisión, pero también se persiguieron a judíos, ateos y algunas comunidades protestantes como presbiterianos o cuáqueros.
El rey murió en 1685 sin descendencia y su hermano, Jacobo II, asumió el trono. Pero había un gran problema: Jacobo era católico en un país protestante. El Parlamento aceptó el nombramiento y el rey se mostró favorable a respetar las diversas confesiones, de hecho publicó una Declaración de Libertad de Conciencia muy moderna para su época que incluía a cualquier confesión, incluso a los ateos. Con ello se ganó el apoyo de la minoría católica y de los grupos protestantes perseguidos, readmitiéndolos en los puestos de función pública que tenían vetados. Sin embargo, miembros poderosos del Parlamento y de la Iglesia de Inglaterra no se mostraron partidarios y conspiraron para derrocar al rey. En 1688 desembarcó el ejército holandés con Guillermo de Orange a la cabeza, lo que normalmente se llama Revolución no fue más que una invasión, un golpe de estado que derrocó al rey. El pueblo apenas se movilizó y si no fuera porque Jacobo II salió corriendo, puede que incluso hubiera tenido oportunidad de ganar, no sin antes haber provocado una nueva guerra civil. Guillermo venció a Jacobo en Irlanda en la Batalla del río Boyne en 1689 y fue coronado rey de Inglaterra. Años después publicó la Ley de Tolerancia que aceptaba la libertad de confesión protestante, pero perseguía a católicos, ateos y judíos.
10. Muere Carlos II de Austria: el fin de una dinastía
En 1700 muere sin descendencia Carlos II de Habsburgo, último de los Austria españoles. El conocido como «hechizado», dada su frágil salud, había provocado en la Corte disputas por el poder entre los grupos de nobles dominantes. Dos pretendientes se alzaban como posibles herederos de la primera potencia occidental: el archiduque Carlos de Austria y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. El reino galo estaba en su esplendor gracias a las maniobras del Rey Sol, cuyos rayos parece que llegaron a influir en la Corte española de tal forma que en el testamento de Carlos II se confirmó a Felipe de Anjou como heredero, siempre que renunciara la trono de Francia. La decisión no gustó a muchos nobles, ni a los reinos de la Corona de Aragón, quienes apostaron por el archiduque Carlos, proclamándolo Carlos III. La Guerra de Sucesión Española trascendió la península ibérica, pues en Europa tampoco cayó en gracia el nombramiento de Felipe V como rey de España, ya que daba a Francia las llaves del gran Imperio Español: Austria, Inglaterra y Provincias Unidas se aliaron contra Francia. Mientras, en España, se desataba una guerra civil entre los partidarios del Borbón (Corona de Castilla) y los austracistas (Corona de Aragón). La victoria de Felipe V en la permitió que este realizara las reformas legales oportunas para unificar las leyes de los diferentes reinos peninsulares a través de los Decretos de Nueva Planta, las consecuencias de la imposición de un modelo francés de gobierno se pueden ver a lo largo de la historia. A nivel internacional, España perdió sus posesiones del norte de Europa y el Mediterráneo, lo que provocó que disminuyera su influencia en el viejo continente. Hasta la Revolución Francesa España iría de la mano de Francia en cuanto a la política exterior a causa de los Pactos de Familia.