10 brutales métodos de ejecución

Existen diversas y brutales formas de dar muerte. Algunas de ellas fueron macabros métodos de ejecución oficial previstos en las leyes religiosas o jurídicas. A continuación, presentamos 10 de los más brutales métodos de ejecución.

1. Escafismo: según el testimonio griego, este era un macabro método de ejecución persa. Consistía básicamente en encerrar al condenado dentro de un cajón de madera. Del recipiente podían salir las cuatro extremidades y la cabeza del preso a través de cinco agujeros. El castigo residía en aplicar y extender leche y miel por el cuerpo del penado, de modo que atraía a gran cantidad de insectos. También se le provocaba diarrea para aumentar y acelerar la putrefacción, quedando los excrementos dentro de la caja. Los insectos carcomían el cuerpo y se introducen dentro de él. Plutarco cuenta que Artajerjes II castigó con este método a Mitridates.

2. Lapidación: este inveterado método de dar muerte es extremadamente simple. Su cruel simpleza sólo rivaliza con su brutalidad. La ejecución se consuma cuando la vida del condenado llega a su término al ser apedreado por los asistentes. La muerte del reo puede ser prolongada y agónica, pues los golpes pueden causar severo daño sin provocar el deceso del condenado o la pérdida del conocimiento. Actualmente, sigue existiendo esta pena ligada a formas de fanatismo religioso en algunas regiones del mundo.

La lapidación de san Esteban. Pintura de Rembrandt.

3. Muerte por mil cortes: Este es un brutal método chino de ejecución y macabra tortura. Esta forma de aplicar la pena de muerte estuvo vigente hasta principios del siglo XX. El preso era descuartizado lentamente estando aún con vida. Se ataba a la víctima a un poste y le iban cortando trozos del cuerpo hasta afectar a sus órganos vitales o terminar con la decapitación. Existen testimonios documentados de la aplicación de esta siniestra pena a una persona llamada Fu-zhu-li en Pekín.

4. Garrote vil: se trata de una máquina utilizada como instrumento para aplicar la pena de muerte mediante el estrangulamiento del condenado hasta romper su cuello. A pesar de que su existencia tiene un largo recorrido histórico cuyas formas primitivas pueden remontarse al menos hasta la República romana, y a pesar de que se empleó en distintos territorios, este letal aparato es característico de la tradición española. Las últimas personas ejecutadas en España por garrote vil fueron el preso común Heinz Chez y el anarquista Salvador Puig Antich el dos de marzo del año 1974.

Antes del perfeccionamiento de la horca con caída larga y escotillón, el garrote vil ofrecía un proceso de muerte más corto, por lo que su uso se generalizó. La mortífera máquina estaba constituida por un simple collar de hierro por el que pasaba un tornillo con una bola en la punta. Normalmente, este mecanismo estaba instalado en un poste en el cual el condenado apoyaba su espalda y se sentaba sobre una base. El verdugo no tenía más que enroscar el tornillo hasta que se rompiera el cuello del reo o muriese estrangulado.

Representación gráfica del garrote vil

5. Damnatio ad bestias: este método de ejecución es característico de los espectáculos de los anfiteatros y circos romanos. No sólo se ejecutaban a criminales y colectivos perseguidos (como los primeros cristianos), sino que constituía una forma de entretenimiento público como las luchas de gladiadores o las venationes. Las ejecuciones eran eventos comunes en los juegos.

6. Guillotina: este es el método más célebre de aplicar la pena de muerte por decapitación. Además, se trata de un instrumento íntimamente ligado a la Revolución francesa, uno de los procesos políticos con mayor repercusión en la historia contemporánea. No obstante, también se usó en distintos países. Es un procedimiento de decapitación mecánica a través de una gran cuchilla con el filo inclinado instalada en un armazón. La cuchilla cae por la acción del verdugo sobre el cuerpo del penado cortando su cuello. La guillotina fue propuesta por el médico Joseph Ignace Guillotin, de ahí el nombre, con propósitos humanitarios para evitar la tortura y propiciar una muerte rápida.

Ejecución de María Antonieta

7. Crucifixión: Este método es ampliamente conocido por haberlo sufrido Jesús de Nazaret. Fue una forma de ejecución utilizada en la Antigua Roma y consistía en clavar o atar al condenado a una cruz de madera, donde permanecía hasta su muerte. Se pretendía con esto una muerte lenta y pública. La muerte podía sobrevenir por la sepsis de las heridas, por el choque hipovolémico, la deshidratación, la insolación o el cansancio combinado con las lesiones de las torturas previas. Flavio Josefo dio testimonio de las crucifixiones de los rebeldes en la primera guerra judeo-romana.

8. Empalamiento: Este método de ejecución consiste en atravesar al condenado con una estaca y en la que normalmente se lo dejaba expuesto. La víctima era espetada por el torso o por el recto y la boca. Este tipo de ejecución ha sido empleado desde los inicios mismos de la civilización. En la norma 153 el Código de Hammurabi ordena el empalamiento. No obstante, la figura a la que popularmente más se vincula con el terrible empalamiento es el príncipe de Valaquia Vlad Tepes.

Impaled. Ilustración Alex van der Linde.

9. Emparedamiento: Este cruel método consiste en confinar al condenado en un estrecho recinto completamente cerrado. Al no tener salida ni comunicación, el preso acaba muriendo por falta de comida y agua. En distintas civilizaciones a lo largo de la historia se ha empleado este método como castigo de diferentes actos considerados delictivos.

10. Silla eléctrica: se trata de una máquina que aplica la pena capital mediante dos choques eléctricos que acababan hiriendo los órganos internos del condenado atado a la silla. Este método se utilizó especialmente en los Estados Unidos, siendo su principal procedimiento de ejecución hasta la década de 1970. Posteriormente, se adoptó el método de la inyección letal. El primer condenado a morir en la silla eléctrica fue William Kemmler el día 6 de agosto de 1890. En muchas ocasiones los reos no morían al instante o no perdían la consciencia con el primer choque, y sufrían una terrible y prolongada agonía.

Funcionarios de la prisión de Sing Sing (EE. UU.) preparan a un recluso para su ejecución en la silla eléctrica
Scroll al inicio