El Principito es una novela escrita por Antoine de Saint-Exupéry. La historia, leída en la infancia y comprendida en la adultez, cuenta la aventura de un aviador que, tras un accidente, acaba perdido en el desierto del Sahara. Allí conoce a un pequeño príncipe rubio, que proviene del Asteroide B 612. El resto es historia.
El Principito es la clase de novela que todos deberíamos leer al empezar el año, o en cualquier otro momento significativo, para volver a replantearnos todo lo que creíamos tener tan seguro. Cuando nos hacemos adultos, perdemos a pasos agigantados lo sorpresivo y súbito de la niñez; la visión sesgada del adulto siempre pretende que el niño crezca antes de tiempo. El Principito nos recuerda lo esencial de la vida, sin castigos ni prohibiciones.
En este post repasaremos 10 lecciones que nos dejó esta novela:
1. El Principito es una oda a las relaciones humanas estrechas. Debemos aprender que la amistad, o el amor, se sustentan directamente en las acciones que llevamos a cabo para mantenerlas sanas.
2. La búsqueda de la esencia de las personas es lo que nos devuelve a la realidad. De nada sirve valorar lo material si no se sabe tener en cuenta lo intangible que es capaz de aportar el ser humano.
3. Es importante atender a los signos, y aprender a interpretarlos. A menudo, la magnitud de los sentimientos y las emociones es demasiado grande para que podamos abarcarlos con palabras.
4. En ocasiones es complicado que un adulto se exponga al peligro que supone mostrar sus emociones. Nos educan en el arte de ocultarlas, y acabamos perdiendo la capacidad para gestionarlas de forma natural.
5. La humildad es uno de los valores que perdemos al hacernos mayores. En ocasiones, nos cegamos tanto con nuestro día a día, que el antropocentrismo se apodera de nuestro pensamiento; impidiendo que entendamos el mundo en su globalidad.
6. En el mundo ultra competitivo en el que vivimos, es fácil caer en el error de exigir y juzgar a todos por igual. La empatía es un valor importante para saber mantener las relaciones humanas.
7. Diviértete. Olvida en ocasiones la rectitud de la adultez, y vuelve a disfrutar con cosas que en principio solo se les permite a los niños. Todos conservamos parte de lo que fuimos, y debemos cultivarlo a diario para no perderlo.
8. El mundo nos empuja a proyectarnos socialmente a través de lo que poseemos, o lo que hemos logrado a nivel profesional. El Zorro le explica al Principito que nada de lo que tengas tiene verdadero valor trascendental, porque la esencia de cada uno, no puede verse con los ojos.
9. Nuestra zona de confort puede ser tediosa, e irritante en ocasiones, pero a menudo luchamos por mantenerla porque es lo que conocemos. El Principito nos anima a dar un salto fuera de ella e intentar lograr aquello que nos haga felices.
10. La perseverancia es la pieza clave del éxito. Nos enseñan a ser funcionales, por lo que, si algo no sale bien, debes buscar otra cosa en la que destaques. No siempre salen bien las cosas a la primera, de modo que será mejor volver a intentarlo antes de darte por vencido.
*Todas las ilustraciones empleadas en esta publicación pertenecen al artista Kim Min Ji.