Desdichadamente, la decapitación es una forma de ejecución que ha sido muy recurrente a lo largo de la historia. Esta macabra práctica se sigue llevando a cabo infelizmente, por ejemplo, por parte de algunos grupos terroristas, lo cual ha hecho que este modo de dar muerte vuelva a tener visibilidad internacional. Además, los decapitados no sólo son víctimas de asesinatos, sino que suelen ser reos ajusticiados con arreglo a leyes y sentencias institucionales.
La condena a muerte ha estado relacionada con diversos aspectos políticos como la infusión del pánico, el rigor militar, la pretensión de justicia absoluta o su vínculo consustancial con ciertos ordenamientos jurídico-políticos, entre otros. El instrumento “decapitador” por excelencia es la guillotina, la cual fue usada por razones “humanitarias” para evitar la agonía del reo y asegurar una ejecución rápida y eficaz.
Presentamos dieciséis conocidos personajes que murieron por decapitación.
1. Thomas More (Tomás Moro). Fue un humanista, escritor, teólogo y jurista inglés que fue nombrado lord canciller del rey Enrique VIII. More fue un gran crítico de la Reforma protestante. Fue condenado por alta traición debido a que no juró lealtad a la nueva iglesia anglicana y por rechazar el Acta de Supremacía que establecía al rey como dirigente de la iglesia de su territorio. Esto implicaba también la oposición al divorcio del rey Enrique VIII con Catalina de Aragón.
2. Pablo de Tarso. Anteriormente conocido como Saulo, fue un gran perseguidor del cristianismo que se convirtió a la fe que acosaba. Es una de las grandes figuras del cristianismo. Pablo acabó siendo martirizado y muerto en Roma en el gobierno de Nerón. A pesar de que la historicidad de los hechos es de difícil confirmación, diversos documentos que testimonian el suceso afirman la extendida creencia de que fue decapitado.
3. Juan el Bautista. Según cuenta el evangelio de Marcos, este famoso predicador fue ejecutado por orden de Herodes a petición de Salomé. Herodes había apresado a Juan pero no lo mataba por miedo a las repercusiones sociales. Se narra que, en un festín con invitados, Salomé, la hija de Herodías (mujer de Herodes anteriormente casada con su hermano), realizó una danza en honor a Herodes. Gustó tanto del baile que le prometió cualquier cosa. La joven lo consultó con su madre, la cual exigió que pida la cabeza de Juan el Bautista. Salomé con la cabeza del Bautista se convirtió en un tema iconográfico muy reproducido en la historia del arte.
4. Túpac Amaru II. Este caudillo indígena lideró la mayor rebelión anticolonial que se dio en el siglo XVIII contra el reino de España. Su ejecución fue una de las más terribles y brutales posibles. Tras varios días de ser torturado después de su arresto, se organizó en la Plaza de Armas de Cuzco un acto público para dar muerte a los presos. Como castigo, Tupac Amaru tuvo que observar cómo mataban en orden a sus aliados, a su tío, a sus dos hijos mayores y a su mujer. Luego le cortaron la lengua e intentaron arrancarle las partes de su cuerpo mientras aún estaba vivo. Ataron sus extremidades a caballos para descuajarlas, pero no lo consiguieron. Finalmente le cortaron la cabeza, la cual fue clavada en una lanza para exhibirla. Su cuerpo y el de los demás prisioneros fueron descuartizados y sus partes distribuidas por distintos territorios.
5. Luis XVI de Francia. La ejecución de este rey francés puede que sea la decapitación más conocida de la historia universal. Los debates que se dieron sobre su condena tuvieron incidencia de especial relevancia tanto teórica como práctica en el marco político de la Revolución francesa. Luis Capeto (así llamado por los revolucionarios) fue guillotinado en la Plaza de la Revolución (hoy llamada Plaza de la Concordia) el 21 de enero de 1793.
6. María Antonieta de Austria. Fue la esposa de Luis XVI, por lo que obtuvo el título de reina consorte de Francia. Su matrimonio supuso un acercamiento entre dos potencias históricamente enemistadas. María Antonieta fue guillotinada por los revolucionarios franceses el 16 de octubre de 1793.
7. Robespierre. Conocido como “el incorruptible”, Robespierre fue uno de los más destacados revolucionarios franceses. Perteneció al club de los jacobinos y lideró el período del Terror. Destacó en su defensa de la ejecución de Luis XVI. Finalmente acabó siendo guillotinado.
8. María I de Escocia. Esta reina, más conocida como María Estuardo, fue decapitada en el castillo de Fotheringhay en el año 1587. Fue condenada por traición. Son conocidas las malas relaciones entre María y la reina Isabel I de Inglaterra, hija de Ana Bolena. María Estuardo reclamaba la sucesión al trono por ser nieta de la hermana mayor de Enrique VIII. Pero Isabel I tenía animadversión por ella. La reina de los escoceses fue apresada en el castillo de Sheffield debido al descubrimiento de ciertas cartas que supuestamente había escrito para conspirar contra la reina.
9. Anne Boleyn (Ana Bolena). Esta reina consorte de Inglaterra fue la segunda mujer del rey Enrique VIII. Fue condenada y ejecutada por adulterio, incesto y traición. Normalmente se cree en su inocencia y se considera que, más allá de la visión del victimismo romántico, se trató de un ataque político. Posteriormente, John Foxe le dio a su recuerdo un tratamiento de mártir entre los protestantes ingleses.
10. Catherine Howard (Catalina Howard). También fue reina consorte de Inglaterra por ser la quinta esposa del rey Enrique VIII. Desempeñó funciones de dama de compañía de la entonces reina Ana de Cleves, cuarta esposa de Enrique. Tras ser su amante durante dos meses, acabó anulando su matrimonio y casándose con ella. Fue encerrada por tener amantes y por sus romances anteriores, y finalmente decapitada el 13 de febrero de 1542. También fueron ejecutados sus amantes Thomas Culpeper y Francis Dereham.
11. Maurice Bavaud. Fue un joven estudiante de teología católica sentenciado a muerte y ejecutado mediante la guillotina a la edad de 25 años en 1941. El motivo de su condena fue haber intentado asesinar a Hitler en el año 1938. Tras el intento fallido, fue arrestado por la policía para después ser interrogado por la Gestapo y juzgado por el Volksgerichtshof.
12. Pedro Maldonado Pimentel. Fue el señor de Babilafuente y jefe de las milicias de Salamanca en el levantamiento de las Comunidades de Castilla. Fue capturado tras la batalla de Villalar y ejecutado en el castillo de Simancas el año siguiente por orden directa del rey Carlos I. Su decapitación se demoró por ser pariente del duque de Benavente. A los demás capitanes apresados se les dio muerte de forma inmediata.
13. Juan Bravo. Fue uno de los líderes comuneros decapitados al día siguiente de su derrota en la batalla de Villalar, la cual aconteció el 23 de abril del año 1521. Juan Bravo era un noble castellano y uno de los dirigentes de la Guerra de las Comunidades de Castilla. La batalla de Villalar enfrentó a los comuneros contra el bando realista del rey Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico. La victoria realista en esta batalla fue decisiva, así como la ejecución de sus líderes.
14. Juan de Padilla. Fue otro hidalgo castellano y líder comunero decapitado al día siguiente de su captura tras su derrota en la batalla de Villalar. La Guerra de las Comunidades de Castilla transcurrió entre los años 1520 y 1522 en la Corona de Castilla. Sus motivos son todavía discutidos, pudo tratarse de una revuelta antifiscal, un movimiento antiseñorial o una revuelta incipientemente burguesa. El caso fue que el rey Carlos I resultó victorioso en el conflicto.
15. Santiago el Mayor. Fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Herodes Agripa I lo condenó y ordenó su decapitación. Santiago apóstol es el patrón de España. A principios del siglo IX, durante el reinado de Alfonso II el Casto, se cuenta que un cristiano informó al obispo Teodomiro que había visto luces nocturnas sobre el monte. Este hecho condujo al descubrimiento de una tumba romana en la que residía un cuerpo con la cabeza extraída y colocada bajo el brazo. El hallazgo se identificó con el apóstol Santiago.
16. Jacques Hamel. Este sacerdote católico fue martirizado recientemente en 2016 en el atentado de la iglesia de Saint-Étienne-du-Rouvray. Dos terroristas pertenecientes al Estado Islámico de Irak y el Levante perpetraron la decapitación en la parroquia del cura francés. En el mismo año 2016 se abrió el proceso de su beatificación.
Nos es imposible concluir esta lista sin, al menos, hacer una breve mención a las consideraciones en contra de la pena capital de Albert Camus en Reflexiones sobre la guillotina. Camus, en su defensa de lo relativo frente a lo absoluto declara que “sin inocencia absoluta, no puede haber juez supremo”.
El castigo absoluto depende, para el escritor francés, de la posesión de la verdad absoluta, puesto que se debe determinar la definitiva y total culpabilidad del castigado, y esto es imposible. Al final del texto dice que “no habrá paz duradera ni en el corazón de los individuos ni en las costumbres de las sociedades hasta que la muerte no quede fuera de la ley”. Además, al principio expresa que
«Cuando la suprema justicia hace vomitar al hombre honrado al que supuestamente debe proteger, parece difícil sostener que cumple su función de introducir paz y orden en la sociedad. Revela, por el contrario, que no es menos indignante que el crimen, y que este nuevo homicidio, lejos de reparar la ofensa inferida al cuerpo social, añade una nueva mancha a la primera. Esto es tan cierto que nadie se atreve a hablar con franqueza de esta ceremonia.»