La procedencia del refrán “quien fue a Sevilla perdió su silla”

Cátedra del obispo de Roma, el papa. Archibasílica de San Juan de Letrán.

El refrán “quien fue a Sevilla perdió su silla” es uno de los más usados en la cotidianidad de las relaciones sociales españolas. Lo que expresa es la pérdida de un sitio durante un momento de ausencia. Más aún, pone en evidencia la ocupación de otra persona que aprovechó la oportunidad que dejó el vacío del ausente. El sentido de esta paremia se extiende a la detentación de privilegios o competencias propias que se pierden tras un abandono ocasional y son adueñados por otra persona que se ha servido de la desatención.

La tradición oral ha mantenido vivo este refrán cuyo origen se remonta a sucesos históricos del siglo XV ocurridos durante la regencia del rey de Castilla Enrique IV. El dicho cobró sentido por la reyerta que mantuvieron los arzobispos de Sevilla y de Santiago de Compostela. A Alonso de Fonseca y Acevedo se le concedió el arzobispado de Santiago gracias a su tío Alonso I de Fonseca y Ulloa, arzobispo de Sevilla. Debido a las consecuencias de revueltas y trifulcas en las que se vio envuelto en la ciudad de Santiago, el arzobispo de esta ciudad intercambió sede con su tío para arreglar la situación. Al solucionar los problemas, el tío intentó volver a Sevilla pero el sobrino se opuso. Más bien el refrán sería «quien se fue de Sevilla, perdió su silla» si atendemos a los hechos históricos.

Ante tal situación, se precisó de una bula papal de Pío II y de la actuación armada del Duque de Medina Sidonia y de Beltrán de la Cueva con el apoyo del rey Enrique IV de paso por Sevilla para que Alonso de Fonseca y Acevedo (el sobrino) acatase las órdenes de regresar a su sede correspondiente. Hubo incluso ahorcamientos de algunos de sus partidarios.

Existen adiciones a la sentencia como “quien fue a Sevilla, perdió su silla, y quien fue a Aragón se la encontró”, “quien fue a Sevilla, perdió su silla; quien fue y volvió, a garrotazos se la quitó” y variantes como “el que va para la villa pierde su silla”, “el que va a Lima se siente encima”, “el que va a Villeta pierde su silleta” o “quien fue a Padrón, perdió su sillón”.

El rey Enrique IV de Castilla

 

 

Fuente: Centro Virtual Cervantes (Online: https://cvc.cervantes.es/lengua/refranero/ficha.aspx?Par=59398&Lng=0).

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