La batalla de Teutoburgo o el desastre de Varo

Arminio, héroe germano

La batalla de Teutoburgo se ha elevado a la categoría de mito identitario del pueblo alemán, especialmente en el siglo XIX. El Romanticismo alemán, momento en el que se fraguó su nacionalismo, llevó a retratar y comprender a los líderes germánicos de la batalla de Teutoburgo como símbolos del espíritu del pueblo cuya fuerza noble y salvaje se alza contra las pretensiones de aculturación e invasión externa. Estos sentimientos se acentuaron en el contexto de la guerra franco-prusiana (1870-1871) de la que surge el Imperio alemán (Deutsches Reich) tras la victoria germánica. En 1837 se empezó a construir una estatua de Arminio (Hermannsdenkmal) en el bosque de Teutoburgo como fuente de orgullo nacional, la cual se concluyó en 1875 tras el mencionado triunfo en el conflicto bélico y la unificación alemana.

La tumba de Arminio (Grab des Arminius). Pintado por Caspar David Friedrich.

En la batalla del bosque de Teutoburgo combatieron un ejército del Imperio romano liderado por Publio Quintilio Varo contra una coalición de pueblos germánicos comandada por el caudillo querusco Arminio en el año 9 d. C. Las tribus germanas que se unieron para enfrentarse a Roma fueron los queruscos, los catos, los brúcteros, los márseros, los angrivarios y los usípetes. Por su parte, Varo comandó tres legiones romanas más seis cohortes auxiliares y tres alas de caballería. Se calcula que en la contienda murieron aproximadamente 15.000 soldados romanos tras una victoria de Arminio que desembocó en la constitución de un reino germano unificado gobernado por él.

Batalla del bosque de Teutoburgo. Pintado por Otto Albert Koch.

Lo que ocurrió fue que Varo, el gobernador de la provincia romana Germania Inferior (ubicada al noreste de la actual Alemania y que en aquel momento llegaba hasta el Elba), se propuso romanizar a los germanos. Ante la amenaza, Arminio consiguió agrupar a un ejército con el que emboscó a los romanos en el bosque de Teutoburgo y arrasó sus tropas. Debido al desmesurado desastre, Varo decidió suicidarse y las posteriores legiones romanas jamás usaron el nombre de aquellas implicadas en la derrota: XVII, XVIII y XIX.

Germanicus returns to Teutoburg Forest. Ilustración de David Roterberg.

El padre de Publio Quintilio Varo, Sexto Quintilio, sirvió en la facción republicana durante la segunda guerra civil de la República romana. Varo fue una persona próxima a César Augusto, el primer emperador romano, y afianzó su vínculo con él casándose con Vipsania Marcela, quien era sobrina nieta del emperador e hija de Marco Vipsanio Agripa, que fue el general más importante de Augusto. Varo fue cónsul, después procónsul en África y legado propretor en Siria. Hizo fortuna en Judea antes de ser destinado a Germania como legado. Durante dicho período, Varo se fue ganando la antipatía de los germanos.

Varo cruzó el Rin en el año 9 d. C. para establecer en suelo querusco los campamentos de sus tres legiones. Kovaliov explica en Historia de Roma que el levantamiento de los germanos se debió fundamentalmente a la fuerte presión impositiva y al intento de implementación del sistema jurídico romano que Varo pretendió llevar a cabo en su territorio. Al principio, las relaciones con los queruscos fueron buenas, incluso llegó a entablar amistad con Arminio que era el líder de una fuerza militar de tropas auxiliares de apoyo a las legiones.

Teutoburg. Ilustración de Larry Wilson.

Arminio fue un caudillo querusco que tenía la ciudadanía romana. Nació el 16 o el 17 a. C. siendo hijo de Segimer, un jefe querusco. Arminio tuvo un entrenamiento militar romano y llegó a pertenecer a la clase social romana de los equites. El 4 d. C. participó en las guerras panonianas junto a los romanos comandando tropas auxiliares de queruscos. Poco a poco empezó a oponerse a Roma por las restricciones de libertad que sufría su propio pueblo. De modo que comenzó a organizar una resistencia basada en la colaboración de los líderes de diferentes tribus germanas contra el Imperio.

La frontera del Rin siempre fue problemática para Roma. Hay que señalar que más allá de la visión romántica sobre las antiguas tribus germanas, lo cierto es que eran pueblos acostumbrados a la guerra y practicaban habitualmente incursiones en otros territorios. En el año 16 a. C. el entonces gobernador de la Galia Bélgica Marco Lolio ya había sufrido una emboscada por parte de los sicambrios, usípetes y téncteros, por la que fue vencido en el valle del río Mosa y perdió el estandarte del águila romana de la legión V Alaudae. La humillación padecida produjo su marginación en la vida militar y acabó siendo tutor de Cayo César. Por este motivo, Roma lanzó diversas campañas de castigo en respuesta a las incursiones germanas. En el año 9 a. C. el imperio de Augusto logró extenderse hasta el Elba, cruzando el Rin. Aunque no se trataba de un dominio efectivo sobre el territorio, sí mantuvo su presencia militar.

Battle of the Teutoburg Forest. Ilustración de Dario Coelho.

Al finalizar el verano del año 9 d. C., Vero tuvo noticia del ataque de una sublevación local, por lo que decidió responder de forma inmediata y contundente. Vero no sabía que estaba cayendo en la planificada celada de Arminio. El ejército de Varo fue conducido por la astucia de Arminio hacia el bosque de Teutoburgo. La marcha romana era lenta y muy grande para su avance en un terreno pantanoso y complicado. Dion Casio cuenta en su Historia romana que los germanos cortaron los troncos de algunos árboles situados a los lados de donde iba a cruzar la columna romana, y los dispusieron de tal modo que se mantuvieran en pie para que al paso del espeso ejército se cayesen sobre él y desordenaran sus formaciones. A continuación, las huestes de Arminio lanzaron de imprevisto sus flechas y lanzas. Los romanos se encontraban desconcertados y desorganizados, por lo que la efectividad de las legiones (que residía principalmente en su formación) disminuyó. Los germanos aprovecharon la oportunidad para atacar cuerpo a cuerpo.

Ambush. Ilustración de Jacek Ogonowski.

Este primer ataque sorpresa no fue suficiente para derrotar de forma definitiva a las poderosas legiones romanas. A pesar del carácter imprevisto de la primera embestida y del terreno difícil, el ejército, según relata Dion Casio, consiguió reagruparse en terreno despejado. No obstante, en el momento de volver a la espesura, el pesado equipo de los soldados romano no era adecuado para aguantar la movilidad del embiste germano en el bosque de Teutoburgo. Numonio Vala, quien dirigía la caballería, intentó salir desesperadamente del bosque para llegar al Rin, pero antes de alcanzar su objetivo su regimiento fue destruido.

Los germanos cortaron la cabeza a Varo, que se había suicidado con anterioridad, y la enviaron al rey marcomano Marbod. Este rey devolvió sus restos a Roma, donde fue enterrado. Las tropas restantes se dirigieron a la colina de Kalkriese donde lucharon en las laderas, pero fueron aniquilados. El oficial Casio Querea logró huir en la noche y sobrevivir al desastre con algunos soldados.

Coming back to Teutoburg Forest Battle scene. Ilustración de Vilius Petrauskas.

El emperador Tiberio, sucesor de Augusto, envió a Julio César Germánico al mando de ocho legiones para calmar el temor de una eventual invasión de los germanos o una insurrección de los galos, y para resarcir el honor de las legiones derrotadas recuperando las águilas perdidas. Germánico sólo rescató dos de los estandartes y no consiguió apresar a Arminio. Sin embargo, su campaña fue exitosa, pues lo venció en la batalla de Idistaviso y abatió su peligroso levantamiento.

Bibliografía

Dion Casio. Historia romana. Ed. Gredos. 2011: Madrid.

Goldsworthy, A. Grandes generales del ejército romano: campañas, estrategias y tácticas. Ed. Ariel. 2005: Barcelona.

Kovaliov, S. I. Historia de Roma. Ed. Akal. 2007: Madrid.

López, P. “La batalla de la Selva de Teutoburgo”. Sátrapa. 2003.

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