La historia de España está repleta de personajes con excepcionales cualidades físicas e intelectuales que les proporcionaron un talento por encima del resto. Fuertes, valientes, resistentes, inteligentes… «Superhéroes», al fin y al cabo.
Así reza la contraportada del libro «Superhéroes del Imperio. Mito y realidad de los hombres que forjaron España». Un título valiente, sin duda; sobre todo por la mala prensa de la que ha gozado el imperio español, fuera de España, e incluso dentro de sus propias fronteras.
César Cervera Moreno es licenciado en periodismo y redactor de ABC. También tiene un blog de historia titulado «Una pica en Flandes». Este es el segundo libro de un joven escritor que cumple 30 años en el 2018.
Hola César, gracias por concedernos esta entrevista. Parece que te sientes en la honrosa obligación de divulgar nuestro verdadero pasado para evitar esa horrible leyenda que persigue al Imperio español, sin duda un desafío que, a priori, parece —tal como están las cosas— algo políticamente incorrecto.
Decía Luis Alberto de Cuenca y más tarde cantaría Loquillo que «la corrección política es un nuevo fascismo». ¿Estás de acuerdo?
Me encanta Loquillo, por cierto. La corrección política delimita en muchas ocasiones la libertad de expresión basándose en lo que nuestras abuelas dirían unos criterios «picajosos». Está mal visto elogiar a los conquistadores españoles o, incluso, elogiar a militares… pero falta la capacidad de ponerse en la piel de unos personajes con unas circunstancias radicalmente distintas a las nuestras, que se enfrentaron de forma loable a problemas frente a los cuales otras naciones actuaron de forma menos juiciosa. Quiero decir, claro que Hernán Cortés o Pizarro tenían prejuicios racistas, como cualquier personaje de casi cualquier periodo (hasta la II Guerra Mundial el racismo científico gozó de gran prestigio), pero, frente a los ingleses y a los franceses, incapaces de colaborar con los indios, los españoles mostraron una mentalidad mucho más abierta y práctica. Basaron su imperio en el mestizaje.
¿De todos los superhéroes que mencionas en el libro cuál fue el más valiente de todos?
Hay un personaje que fue presentado ante Felipe II como “un hombre sin miedo”, lo cual hizo las delicias de un monarca inmerso en tropecientas guerras. Ese hombre se llamaba Don Juan del Águila, y se especializó en luchar por detrás de las líneas enemigas. Trasladó la guerra al norte de Francia, el sur de Inglaterra e incluso Irlanda. Dado que el miedo es una virtud (es una respuesta biológica para distinguir los peligros), no se podría decir de forma positiva que Juan del Águila fuera, en efecto, alguien sin temor. Pero casi, casi…
¿El más carismático?
En los Tercios españoles el honor y la reputación eran dos elementos fundamentales. Había auténtica obsesión por dejar escrito el nombre y el lugar de procedencia de los protagonistas de los hechos de armas más significativos, incluso siendo personas muy humildes. De ahí que, conforme fue creciendo la historia de los Tercios, emergiera una mitología interna, donde algunos personajes aparecían como “padres de los soldados”. La fama que alcanzó Julián Romero, “el de las Hazañas”, es casi insuperable, como patriarca del ejército. Es uno de los capitanes más carismáticos que han tenido los tercios, aunque aquello le costó perder extremidades a un ritmo preocupante.
¿El más testarudo?
Los hay muy testarudos, pero Juan Pablo Carrión, que se enfrentó a un grupo muy numeroso de piratas chinos y japoneses, entre los que había samuráis sin señor, en el norte de Filipinas, es un caso único. Básicamente porque ya contaba con una edad considerable para el periodo, 69 años, muchas cicatrices y muchos fracasos, cuando acometió esta empresa tan exótica como poco conocida. Que llegara con tal vitalidad a esa edad demuestra lo testarudo que era.
¿Y el más fuerte?
Físicamente, el más fuerte es Diego García de Paredes, al que se le atribuye una fuerza casi sobrenatural. Pero para mí más importante que la fuerza física es la mental. En eso Francisco Pizarro era un hombre de hierro, que sobrevivió a un infancia durísima, a expediciones en las que murieron más del 50% de sus compañeros y que, cuando ya se le tenía por un hombre pasado de edad, se empeñó en llegar a Perú a base de deudas, hambre y cicatrices. Era un tipo de una figura quijotesca, flaco y alto, pero realmente resistente.
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¿Fue la inquisición tan terrible como la vendió la propaganda protestante?
La propaganda protestante, luego convertida en historia oficial de Europa, ha desfigurado completamente lo que es España. La mayoría de los países protestantes tienen a España como el enemigo fundacional de sus naciones. Todo nacionalismo necesita un enemigo al que atribuirle los peores defectos, un enemigo fundacional, aunque para ello haya que mentir. Como dice la expresión popular, dime de qué presumes y te diré de qué careces… Lutero decía que los españoles estaban aliados con los turcos, pero resulta que España y Turquía eran los enemigos más enconados y, sin embargo, los príncipes luteranos más tarde sí se aliaron con los turcos. Los ingleses decían que los españoles fueron los más intolerantes en materia religiosa, pero resulta que en Inglaterra los católicos eran ciudadanos de segunda hasta hace pocos años.
La derrota de la ‘Grande y Felicísima Armada’, apodada «invencible» es conocida como una de las mayores humillaciones que sufrió el imperio español. ¿La humillación fue tal? ¿Hubiese fracasado la llamada «Armada invencible» capitaneada por un Álvaro de Bazán en plena forma?
El Imperio español tuvo desastres militares más claros, como la jornada de Argel de 1541 o el Desastre de los Gelves de 1560. Que sea tan conocida la historia de la mal llamada Armada Invencible habla sobre la importancia de contar la historia mejor que tu enemigo. La altísima cifra de barcos regresados de la Empresa inglesa nos recuerda que el desastre no pudo ser tan grave y que estuvo motivado, sobre todo, por el mal tiempo y una mala planificación (muchos detalles quedaban en manos de la providencia).
Bazán estuvo al frente de esta planificación, pero lo cierto es que el plan impuesto por Felipe II era una mezcla de varias propuestas. El Marqués de Santa Cruz, de hecho, lo que había propuesto originalmente es una invasión directamente desde España, sin necesidad de trasladar tropas desde Flandes, que fue el punto más crítico una vez en curso la campaña. Incluso el torpe de Medina-Sidonia logró alcanzar las aguas inglesas sin sufrir apenas daños, lo que demuestra que el plan original de Bazán era posible. Una vez allí, incapaz de darse la mano con las tropas de Farnesio, quedó condenado a tener que rodear las Islas británicas. De aquella situación sin posibilidad de éxito, solo podía salvarse la Armada con la improvisación de un genio como Bazán. Dado que, literalmente nunca perdió una batalla en su vida, cabe darle margen de duda al granadino sobre cómo hubiera actuado.
Pocos conocen que al poco tiempo la «Armada invencible» se recompuso y que los ingleses mandaron una «Contraarmada» con Francis Drake al mando que fracasó estrepitosamente. De hecho los españoles ganaron la guerra anglo-española. ¿Por qué esto no se conoce?
El Tratado de Londres, firmado a la muerte de Felipe II e Isabel de Inglaterra, es claramente favorable a España, lo que demuestra que el tropiezo de la Gran Armada solo fue un capítulo de una guerra más larga y compleja. La Contraarmada reveló la falta de experiencia de los ingleses y holandeses en operaciones de gran magnitud (su especialidad era la piratería, y sus mejores hombres piratas). Fue un absoluto fracaso por fascículos, de Lisboa a La Coruña, con varias derrotas militares (no solo provocadas por los elementos).
Inglaterra, que es quien ha contado la historia como dominadora mundial de la historiografía mundial, es una auténtica experta en esconder las derrotas y evitar la autocrítica. Han colocado la Armada Invencible como el prólogo de su exitosa historia naval, que efectivamente lo es a partir del siglo XVIII. Claro que, cuando se analiza la historia naval inglesa en el siglo XVII, con una gran derrota contra España en 1625, se ve de forma clara la mentira británica. Inglaterra todavía tardó un siglo más en despegar como gran potencia.
¿Hubo genocidio en América?
A pesar de que desconocemos la población que había en América antes de la llegada de los españoles, hay quien se ha atrevido a hablar de algo tan anacrónico como un genocidio en el siglo XVI y a dar cifras del descenso poblacional. Lo que sí es innegable es la catástrofe demográfica causada por las enfermedades europeas que resultaban desconocidas para los sistemas inmunológicos indígenas. Eso es claro, como también lo es que desde el principio los españoles entendieron la necesidad de colaborar con la población indígena para que las ciudades prosperaran. El mestizaje cultural y genético fue evidente casi desde el principio. No podemos analizar la conquista desde ojos actuales, pero sí compararla con lo que hicieron otros países y sus resultado. No es casualidad que el Imperio español sobreviviera tres siglo, frente a otros, como Inglaterra o Francia, que llegaron más tarde a América y se fueron antes. Solo los imperios que crean prosperidad aguantan el paso de los siglos, en tanto, no hubiera sido posible levantar algo tan grande y longevo como el Imperio español en América si se hubiera asentado sobre una montaña de esqueletos.
¿Qué opinión tienes de Fray Bartolomé de las Casas?
Se podría pensar que Bartolomé de las Casas era un buen hombre, incluso cuando falseó los datos en los que denunciaba los abusos de los conquistadores, porque le movía una buena intención: proteger a los indios. La cuestión está en que el fraile no se interesó mucho por los indios más allá del plano teórico, ni aprendió su idioma, ni permaneció mucho tiempo con ellos. Se limitó a idealizarlos y a convertirlos en la causa política que le impulsó en Madrid. Ni fue el primero que denunció los abusos de algunos conquistadores, ni el más efectivo; pero sí el más famoso gracias al uso que hizo la propaganda protestante de sus textos. En cualquier caso, es muy representativo que desde el principio de la conquista surgiera tal preocupación por el bienestar de los indios, y que las voces de estos frailes fueran escuchadas en Madrid.
Sería injusto decir que los hispanoamericanos odian a los españoles, pero sí hemos notado en nuestras redes sociales que existe mucho hater que se hace notar con los manidos tópicos de «no fue un descubrimiento, fue un genocidio», «la inquisición española mató a decenas de millones», «los malditos españoles eran unos codiciosos genocidas que olían mal», «No nos descubrieron, nos esclavizaron y nos masacraron», «devuelvan todo lo robado españoles asesinos»… ¿Por qué existen estos comportamientos xenófobos hacia los españoles? ¿Es porque se explica mal la historia? ¿Es por sus líderes?
No siempre ha sido así. Iberoamérica es un territorio muy joven que aún está, en mi opinión, buscando su identidad histórica y es normal que alterne periodos de odio a su herencia española y periodos de admiración. Es un poco lo que hacen los adolescentes con sus padres… Aparte de que no podemos culpar a Iberoamérica de que haya dado por buena la Leyenda Negra, cuando los propios españoles también la han creído por cierta. Creo sinceramente que el tiempo colocará a España en el lugar que le corresponde y se abandonará una Leyenda Negra que solo sirve para mantener divididos y débiles a territorios que son hermanos.
En el caso particular del robo de oro y plata, hay que recordar que Hispania era, en tiempos romanos, el territorio más rico en metales preciosos de Europa y que a nadie se le ocurre hoy pedir cuántas a la civilización que dio forma a lo que somos hoy los españoles. Iberoamérica debe asumir quién es, esto es, el resultado de un mestizaje sin igual entre dos mundos. No puede descartar por malvado uno de esos mundos.
¿En qué se diferenció la colonización española y la inglesa?
El filósofo Gustavo Bueno puso mucho énfasis en distinguir entre imperios generadores e imperios depredadores. Los primeros –Roma, Macedonia, España– se dedican a replicar, con sus virtudes y sus defectos, las estructuras originarias allí por donde van. Esto es, replican la metrópolis e integran a la población en este proyecto. Por eso es importante destacar que España no tuvo colonias, sino posesiones de ultramar. Allí donde íbamos creamos universidades, caminos, ciudades, hospitales; frente a depredadores como Inglaterra o Francia, que entendían que las colonias como un instrumento temporal para extraer sus recursos y trasladar rápido el beneficio a las metrópolis.
Es por esta razón que los viajeros franceses e ingleses que pasaron en tiempos de la Ilustración por tierras americanas del Imperio español quedaron horrorizados de que los agricultores de allí pagaran menos impuestos que algunos agricultores españoles. O que algunas ciudades del continente, como Lima o la ciudad de México, fueran de una magnitud y una modernidad superior a las principales de la Península ibérica. Para aquellos viajeros –como para la sociedad europea de la época–, las colonias solo eran un vehículo para hacer más rica la metrópolis; mientras que para España, como para el Imperio romano antes, todo formaba parte de una misma entidad y tanto daba ser español de España que ser español de América.
¿Fue la inquisición española tan terrible como la han pintado?
La inquisición española es el tribunal más icónico de la intolerancia religiosa que se vivió en Europa en el siglo XVI. Lo curioso de todo es que, con los datos en la mano, España es el país de toda Europa occidental donde se ejecutó a menos personas a causa de las guerras de religión, entendido esto como el enfrentamiento entre católicos y protestantes a raíz de la Reforma. Quiero decir, los datos no corresponden con la fama de España del país más intolerante. Frente a regiones de Europa donde se dieron ejecuciones sin proceso judicial o donde los tribunales civiles asumían la persecución de los católicos, en España se instauró un tribunal cuyas garantías procesales excedían a las de cualquier tribunal europeo e incluso a los tribunales civiles españoles.
La Inquisición española hay que enmarcarla en un contexto de intolerancia total, donde hubo un esfuerzo católico, sin réplica en el mundo protestante, por realizar los procesos judiciales en base al derecho y con garantías. No es casualidad que muchos procesados por delitos normales, lanzaran maldiciones a Dios para que sus casos pasaran a manos del Santo Oficio.
En España Blas de Lezo ha pasado de ser un héroe olvidado a ser uno de los más reivindicados. Un tipo mutilado (le llamaban «mediohombre») que se enfrentó a los ingleses en Cartagena de Indias. Con 2000-3000 hombres soportó el asedio y derrotó a 20.000-30.000 ingleses que contaban con una de las mayores flotas de barcos jamás reunida. ¿Cuánto hay de verdad y cuánto de mito en esta victoria española?
La defensa de Cartagena de Indias fue bien registrada en los informes, sin exageraciones ni intenciones propagandísticas, por parte de los mandos españoles. Sabemos que el asedio tuvo lugar y que devino en un completo desastre para los ingleses, que se vieron afectados por distintas epidemias debido a la defensa heroica de los españoles. No hay mito en la victoria, lo que sí se está mitificando es el papel de Blas de Lezo. Se le presenta como el principal artífice por encima del virrey Eslava, máxima autoridad militar y civil en la plaza. Un hombre que ni era un patán, ni era un cobarde. Como poco habría que repartir los méritos en la defensa entre el marino y el virrey. La cuestión está en que Eslava intentó solapar el papel de Lezo y logró su destitución. Eslava impuso su versión de los hechos y no fue, hasta mucho después, que se restableció la figura de Lezo. Pero, el que Eslava fuera un trepa y haya quedado como el malo de la historia no le puede restar mérito en la defensa.
En tu anterior libro titulado «Los Austrias: El imperio de los chiflados» escribes sobre los monarcas españoles de la dinastía de los Habsburgo. ¿Quiénes han sido los mejores reyes en España? ¿Y los peores? (sin centrarse solo en los Austrias)
A pesar de que los califico de chiflados tengo mucho cariño a la dinastía de los Austrias. A pesar de sus defectos y unos inicios complicados, la verdad es que es una dinastía que terminó por comprender muy bien lo que era el Imperio español, el carácter español y la importancia de América. Los Borbones, en su también abrupta entrada en España, tuvieron dificultad por comprender por qué las cosas estaban en cada sitio. A veces ocurre que dices “qué feo es este cuadro, voy a quitarlo”; y cuando lo quitas te das cuenta de que hacía las veces de cuadro “pilar”. Los Borbones quitaron muchos elementos que funcionaban de pilares (véase el caso del juicio de residencia en América) en el imperio. No fue hasta mucho después cuando se enteraron de para qué estaban colocados.
Para mí tanto Carlos I como Felipe II fueron buenos Reyes. Carlos II no fue tan malo como le pintan, ni Felipe IV, al que se le recuerda por su mecenazgo cultural, tan bueno. De los Borbones, los mejores son Carlos III y los más recientes. Por supuesto, esto es a grandes rasgos: salvo excepciones, todos los reyes han tenido aspectos muy positivos a destacar.
¿Qué opinas sobre el rey actual Felipe VI?
Hasta el momento se pueden decir pocas cosas negativas de él. Ha estado impecable durante el periodo más crítico de la Monarquía española desde la Transición. En cualquier caso, ya resulta difícil hacer una valoración del reinado de Juan Carlos cuando aún está vivo, más lo es de Felipe, que acaba de comenzar y no sabemos cómo se le podrá recordar.
Tengo unos primos emparentados con el almirante Cervera. Al apellidarte Cervera no puedo dejar de preguntarte si tienes algo que ver con el destacado almirante y héroe de la Armada Española que presentó batalla a una muy superior flota estadounidense en la Guerra de Cuba (1898) suponiendo el fin del imperio España en América.
No tengo relación con este Cervera. Mi familia cuenta, entre su más ilustre ascendiente, al doctor Eulogio Cervera Ruiz, que realizó importantes contribuciones a la cirugía. Somos más de secano jajajaja.
¿Qué opinión te merece que la alcaldesa de Barcelona le haya quitado una calle y le haya tildado de «facha»?
Es una salvajada y una muestra de que todo lo vinculado a España es fascismo para Colau y para los que se están educando pensando que viven en la región más adelantada del país más atrasado de Europa. Los nacionalismos siempre se fundamentan en la superioridad de un grupo sobre el resto. Alguien debería explicar a Colau que el surgimiento del nacionalismo catalán tiene mucho que ver, precisamente, con lo que significó para la burguesía catalana la derrota en Cuba, que el almirante Cervera trató de evitar por todos los medios. Y que, sin esa burguesía deseosa de recuperarse de las pérdidas económicas, no habrían aparecido estos nacionalismos periféricos y excluyentes de los que bebe Colau. Le quitan la calle al “facha” de Cervera, nacido en Cádiz y muerto más de una década antes de que naciera el fascismo italiano; mientras mantienen las calles de catalanistas clásicos (prefiero no dar nombres) que apoyaron el golpe de Estado de 1936 y gozan de inmunidad por sus “ocho apellidos catalanes”.
¿Por qué muchos españoles desprecian a sus héroes?
Las naciones europeas nos han convencido de que somos un completo desastre. Francia e Inglaterra, padres del Colonialismo más salvaje; Alemania e Italia, que se unificaron con sudor y lágrimas hace cinco minutos (en términos históricos)… y el resto de Europa «ejemplar» nos han hecho creer que España es una anomalía, un país aislado. Así es imposible que veamos cosas positivas en nuestros héroes, en tanto, defendieron una empresa tan “degenerada”, a ojos europeos, como la española. Poco a poco, nos vamos dando cuenta de que si España fue diferente no es precisamente por las cosas negativas, sino por las positivas. No existe un Imperio generador igual al español desde tiempos romanos. Eso no es poca cosa. Pero vamos, debemos aprender que ningún país es una anomalía. Todos estamos conectados con nuestros vecinos.
Ha sido un verdadero placer poder charlar contigo. Esperamos que el libro se venda muy bien y te deseamos muchos éxitos futuros.
Un cariñoso saludo