Capitalismo y obesidad

Desde hace décadas sabemos que el consumo excesivo de calorías y la vida sedentaria están relacionados positivamente con la obesidad, pero la sociedad de consumo capitalista también tiene un papel importante, según la publicación del catedrático John Blundell de la Universidad de Leeds en European Journal of Clinical Nutrition.

El cuerpo tiene la capacidad de monitorear su peso mediante la regulación de tejido adiposo (tejido graso) y por eso la obesidad puede significar que existe un problema en esta regulación. Sin embargo, incluso asumiendo que el problema de la obesidad radica en una regulación deficiente, aún faltaría descubrir cuál de los muchos mecanismos de regulación está involucrado.

La mayoría de la información que disponen los científicos que estudian los mecanismos de regulación proviene de experimentos en roedores y otros animales no humanos, y no se puede extrapolar al ser humano. Una de las razones principales es que el tejido graso humano facilita la ventaja biológica de la especie en ambientes inciertos. Es decir, nuestra grasa nos ayuda a sobrevivir cuando las condiciones son inseguras.

Nuestro cuerpo es muy eficiente a la hora de almacenar energía (grasa) como método de previsión, pero no lo es tanto para eliminar el exceso de grasa. No obstante, no todas las poblaciones —ni siquiera dentro de un mismo continente o contexto cultural— se comportan igual. Investigar por qué la cantidad de obesos aumenta cada año, por lo tanto, no solo debe abordarse desde un punto de vista biológico sino también desde la sociología y la psicología.

Comemos más de lo que nuestro cuerpo necesita y en las proporciones inadecuadas para mantener una vida sana.

Obesidad y consumismo

Cuando se estudia la obesidad humana se debe tener en cuenta tanto lo que se come como la cantidad. El ser humano es omnívoro y esto ha permitido que podamos habitar diferentes zonas del planeta y presentar varios perfiles de nutrición según la región donde vivamos.

Las adversidades que tuvo que superar nuestra especie hace miles de años son muy diferentes a las de hoy en día. Antes, lo normal no era tener tres comidas diarias y mucho menos cinco. El Homo sapiens podía pasar días sin comer y por eso, almacenar energía era crucial en la supervivencia. En la actualidad, en países con alto desarrollo humano, tenemos acceso a gran diversidad y cantidad de alimentos y es facilísimo comer más de lo necesario para mantener un peso adecuado.

La elección que hacemos de los alimentos no responde a nuestras necesidades biológicas sino a la región donde vivimos, el clima, la religión, el precio del producto, el poder adquisitivo y la cultura. Esto significa que no necesariamente comemos lo que nuestro cuerpo necesita.

En un mundo capitalista es importante el consumo. Los productores de comida, y todo lo relacionado con el consumo de esta, promocionan sus productos utilizando un marketing inteligente y creativo que nos induce a consumir. Por lo tanto, según el artículo de Blundell, el consumo excesivo se promueve en la sociedad de consumo capitalista, que demanda crecimiento económico para promover empleo y riqueza.

En cuanto al sedentarismo, la industria automovilística diseña coches cada vez más cómodos que nos inducen a conducir más y caminar menos. Sin embargo, el autor afirma que la inactividad física a la que estamos acostumbrados no nos impide seguir ingiriendo comida pese a no necesitarla.

Fat Man. Ilustración de Jimmy Huang.

¿Qué provoca la ingesta de comida?

En contraposición a la idea de que comemos para regular la grasa corporal, Blundell sugiere que la ingesta de comida está motivada por la necesidad de mantener la tasa metabólica en reposo, esto es, que los órganos vitales funcionen y que el tejido adiposo se adapta al exceso de energía.

¿Qué piensas tú sobre esto? ¿Crees que el capitalismo es parcialmente culpable del aumento de obesidad?

Governor L. Phatt. Monkey Island 2: LeChuck’s Revenge.

 

Fuentes

Blundell, J. (2018). Behaviour, energy balance, obesity and capitalism. European journal of clinical nutrition, 72(9), 1305-1309.

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