Las Médulas, las montañas de oro del Imperio Romano

Las Médulas es uno de esos lugares que visitas con respeto pero a la vez quedas impresionado por el paisaje soberbio que se abre ante ti. Un entorno espectacular donde la historia nos habla de oro y muerte, de ingenio y sudor, de imperios y conquistas, de romanos y de hispanos.

Médulas
Las Médulas son vestigio de la ingeniería romana

Las Médulas fue la mina de oro a cielo abierto más grande que tuvo Roma entre el siglo I y el III d. C. Fue en el noroeste de Hispania donde los romanos obtuvieron ingentes toneladas de oro para poder hacer frente a su magna obra, el Imperio. Buena parte del oro necesario para acuñar la moneda durante dos siglos salió de Las Médulas. En el siglo III el valor de este metal cambió y las minas dejaron de funcionar.

Las Médulas están situadas en la comarca de El Bierzo, León, España. Al noroeste de los montes Aquilianos y junto al valle del río Sil. Allí se encuentran unos picuezos y cerros de color rojo anaranjado cubiertos a sus pies por castaños centenarios, cuyos troncos se han retorcido de una manera inexplicable con el paso del tiempo. Hace dos mil años eran montañas en cuyo interior reposaba, en gran cantidad, oro español.

Aquel oro no era desconocido para la gente que vivía allí antes de la llegada de los romanos al Noroeste de la Península Ibérica. Aquella población que moraba en castros, cultivaba la tierra berciana, recogía sus frutos y el oro que encontraban, lo usaban para hacer joyas. Con la llegada de los romanos se vieron obligados a abandonar sus poblados y algunos castros, como el de Borrenes en Las Médulas, fueron destruidos, convirtiéndose sus pobladores en la mano de obra de la futura mina romana.

Un trabajo de Gigantes

La duración de la luz de las lámparas permitía medir los turnos de trabajo en el interior de las galerías que abrían miles de hombres en las entrañas de los montes de Las Médulas. Unos hombres que no veían la luz del día durante meses y algunos no lo harían ya jamás pues a menudo los derrumbes los aplastaban. Su mayor obstáculo fueron las duras rocas que se encontraban en el camino y que fragmentaban con fuego y vinagre. El vapor y el humo hacían irrespirable el aire en aquellos agujeros, por eso muchas veces decidían romper la roca a golpe de martillos que pesaban unos cincuenta kilos y las retiraban en sus ya mermadas espaldas. Unas espaldas que sufrían durante horas pues no podían permanecer erguidos. Y así las trasportaban de mano en mano. Tras finalizar las galerías, un vigía colocado en la cima de la montaña avisaba del derrumbe y bajaba tan rápido como sus piernas le permitían. La montaña se resquebrajaba, se venía abajo, literalmente, “con un estruendo que no puede ser imaginado por la mente humana, así como un increíble desplazamiento de aire” (Plinio el Viejo, Historia Natural).

Ruina Montium
El sistema utilizado por los romanos para sustraer el oro fue el conocido como ruina montium.

Mediante el sistema ruina montium, derrumbe de los montes, los ingenieros romanos y entre diez mil y veinte mil trabajadores, primero esclavizados y luego manumitidos (libertos), consiguieron extraer de Las Médulas, durante aproximadamente doscientos años, alrededor de ochocientos mil kilos de oro para el Imperio, o eso dicen. Las cifras no están claras. Pero un dato sí. Según la única fuente directa con la que contamos, lo aportado por el naturalista Plinio el Viejo ( 23-79 d.C.), la Roma imperial producía 20.000 libras de oro cada año a través de este sistema en Asturia, Gallaecia y Lusitania, siendo la primera región de las tres, donde se ubicaba El Bierzo, la que mayor oro producía, y añade: “Esta fertilidad no ha durado tanto ni en ninguna parte ni durante tantos siglos”.

¡Agua va!

El derrumbe de los montes fue el sistema más espectacular de los empleados por los romanos en su particular ‘fiebre del oro’. Para llegar hasta el preciado metal, que se encontraba dentro de las montañas de Las Médulas, era necesario derruir parte de los estratos con la máxima potencia. Así se eliminaba de una sola vez grandes masas de conglomerado pobres en oro con el fin de llegar a los niveles más ricos. Para ello se construía una red de galerías de gran pendiente sin salida al exterior y una vez acabadas, se soltaba el agua a presión almacenada en la parte superior de la explotación, consiguiendo con ello el derrumbamiento de toda la masa minada. La fuerza del agua arrastraba todo el lodo aurífero hasta los canales de lavado donde se extraía finalmente el preciado metal.

Las M’edulas fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Magna obra de ingeniería

¿Pero, de dónde y cómo traían la cantidad de agua necesaria para romper las montañas? Los romanos construyeron una inmensa red hidráulica a base de canales que discurrían a través de los Montes Aquilianos, con más de cien kilómetros de longitud y que eran abastecidos por el río Oza, en las inmediaciones de la localidad berciana de Peñalba de Santiago. También partían de la Sierra del Teleno, cuya cumbre se eleva más allá de los dos mil metros. De su parte meridional discurrían cuatrocientos kilómetros de canales abastecidos, en este caso, por las aguas del río Cabrera y trasvases del río Eria. El agua se almacenaba en depósitos situados en las cotas altas de Las Médulas can capacidades de almacenamiento de entre 16.000 y 18.000 metros cúbicos de agua. Una vez abiertas las compuertas de estos depósitos, el agua fluía a máxima presión por las galerías haciendo estallar las rocas y arrastrándolas varios kilómetros.

El movimiento de entre trescientos y quinientos millones de metros cúbicos de tierras modelaron para siempre el relieve de Las Médulas, enclave leonés cuyo nombre algunas fuentes relacionan con un monte mítico, el mons Medullius. En este monte se situó el punto álgido de las operaciones militares en la zona durante la campaña del emperador Augusto contra los cántabros y los astures (29-19 a.C.). La conquista de El Bierzo durante estas guerras supuso la ocupación del territorio y el asentamiento del campamento de la Legión X Gemina que daría lugar más tarde a la fundación de Asturica Augusta (actual ciudad de Astorga). El cometido general de aquella legión romana en aquellos años fue la protección y control de la zona del Noroeste peninsular. El cometido concreto, consolidar las minas de oro de Las Médulas.

Dos mil años después quien se encargó de proteger este espectacular e histórico paraje fue la UNESCO declarándolo, desde 1997, Patrimonio de la Humanidad.

Referencias:

Web de Turismo de León: www.turismoleon.org

Junta de Castilla y León: https://www.jcyl.es/

Lugares con Historia: www.lugaresconhistoria.com

Patrimonio Natural: www.patrimonionatural.org

Turismo de El Bierzo: www.turismodelbierzo.es

Museo Virtual CSIC: www.museovirtual.csic.es

Fundación Las Médulas: www.fundacionlasmedulas.info

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