La batalla de Berlín significó la última gran batalla librada en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, tras la ofensiva del Ejército Rojo sobre la capital del III Reich Alemán. Dicha batalla tuvo lugar entre el 16 de abril hasta el 2 de mayo de 1945, saldándose con la rendición de la capital alemana al Ejército Rojo y el derrumbamiento definitivo del III Reich Alemán mediante el suicidio de su líder Adolf Hitler y de sus principales colaboradores.
Antecedentes
El III Reich Alemán había conseguido ocupar grandes porciones de territorio de la URSS tras lanzar la Operación Barbarroja el 22 de junio de 1941. Sin embargo, tras la imposibilidad de tomar Moscú y San Petersburgo (a finales de 1941), unido a sus descalabros en las batallas de Stalingrado (entre mediados de 1942 y principios de 1943) y Kursk (julio-agosto de 1943), el III Reich perdería la iniciativa en el Frente Oriental a favor de la URSS. Adolf Hitler había subestimado el potencial del ejército soviético así como todos los recursos humanos y materiales movilizados en lo que Stalin renombró como la ‘Gran Guerra Patria’.
En verano de 1944, la Unión Soviética lanzó la Operación Bagration, una gran contraofensiva en masa con el objetivo de destruir al Grupo de Ejércitos Centro Alemán. Dicha ofensiva movilizó a cerca de 2’5 millones de soldados soviéticos repartidos en 200 divisiones junto con unos 6.000 tanques. Como resultado de esta operación, la Wehrmacht alemana ya no se recuperaría de sus pérdidas pues sufrió unas 539.000 bajas irremplazables. Además la Unión Soviética se alzó victoriosa pudiendo recuperar todo el territorio que controlaba antes de empezar la guerra. Al mismo tiempo, el 6 de junio de 1944 tuvo lugar el desembarco de Normandía, la mayor operación anfibia de la Historia con tropas procedentes de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido avanzando desde el oeste. A pesar de la magnitud de dicha operación, el Frente Oriental absorbería el 80% de los efectivos militares del III Reich, siendo la URSS el país que más se sacrificó durante la guerra en Europa.
El Ejército Rojo siguió avanzando hacia el este infringiendo severas derrotas a los alemanes. El 16 de enero de 1945, el III Reich perdió Varsovia. Una semana más tarde, Prusia Oriental había quedado completamente aislada del III Reich. El 27 de enero, soldados procedentes del 60º Ejército soviético liberaron el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, donde se calcula que murieron alrededor de 1’1 millones de personas. A finales de enero de 1945, el frente quedó estabilizado a lo largo del río Óder, a tan sólo 60 km al este de Berlín.
Durante la Conferencia de Yalta celebrada en febrero de 1945 a instancias de Winston Churchill (Reino Unido), Franklin D. Roosevelt (Estados Unidos) y Iósif Stalin (Unión Soviética), se discutió las zonas de influencia de los países vencedores y el futuro de Alemania una vez finalizada la guerra en Europa. Se acordó dividir Alemania en cuatro zonas: francesa, británica, estadounidense y soviética (más tarde franceses, británicos y estadounidenses se unirían en una sola área). Además se fijaba la línea Óder-Neisse como la nueva frontera entre Alemania y Polonia. Muchos historiadores sitúan a la Conferencia de Yalta como el comienzo de facto de la Guerra Fría.
Batalla de las colinas de Seelow
El 20 de marzo de 1945, Adolf Hitler sustituyó a un inoperante Heinrich Himmler por el hábil general Gotthard Heinrici al mando del Grupo de Ejércitos del Vístula. Heinrici se encargó de organizar la resistencia de Berlín estableciendo una línea defensiva en las colinas de Seelow e inundando la planicie entre dicha localidad y el río Óder. A pesar de los esfuerzos de Heinrici, Seelow estaba defendida por jóvenes soldados inexpertos de la 9ª División de Paracaidistas, sin apenas formación en combate terrestre. A su vez, la escasez de munición y combustible era apremiante. Sin embargo, la moral seguía alta entre las filas alemanas pues ellos constituían la última defensa entre Berlín y el ejército soviético.
En la madrugada del 16 de abril de 1945, 22.000 cañones soviéticos abrieron fuego contra la línea defensiva alemana en las colinas de Seelow. Al día siguiente las fuerzas del general soviético Gueorgui Zhúkov lanzaron una gran ofensiva obligando a retroceder a las líneas alemanas. A su vez, hacia el sur de Seelow, el 1º Frente Ucraniano al mando de Iván Kónev cargó contra el 4º Ejército Panzer, el cual constituía el flanco norte del Grupo de Ejércitos Centro al mando del general Ferdinand Schörner. Finalmente en la noche del 18 de abril, el ejército soviético alcanzó el último cinturón defensivo. El muro a través del cual se estrellarían las fuerzas soviéticas, en palabras del ministro de propaganda Joseph Goebbels, había fracasado. El 19 de abril los últimos restos de la 9º División huyeron hacia Berlín junto con el ejército al mando del general Weidling.
El sitio de Berlín
El 20 de abril, siendo el 56º cumpleaños de Hitler, la artillería soviética llevó a cabo un bombardeo sobre Berlín. El 1º Frente Bielorruso formado por 300.000 hombres al mando del general soviético Zhúkov rodeó Berlín por el noroeste y el este. Por el sur, el 1º Frente Ucraniano con 200.000 hombres al mando de Iván Kónev quebró el flanco norte del Grupo de Ejércitos Centro bajo el control del general alemán Schörner (el cual ya había sufrido cuantiosas bajas durante la Operación Bagration).
Adolf Hitler propuso que el 9º Ejército al mando del general Theodor Busse conservara la localidad de Cottbus (situada a 100 km al sureste de Berlín), tras haberla defendido con éxito frente al avance soviético, y junto con el 4 Ejército Panzer (situado más al sur) envolviera y destruyera al 1º Frente Ucraniano. A su vez, ordenó que las tropas alemanas formaran una tenaza inferior para frenar al 1º Frente Bielorruso, mientras que el III Ejército Panzer al mando de Felix Steiner con tan solo 10.000 hombres y unos pocos tanques, formara la tenaza superior para así frenar a un ejército soviético 10 veces superior. Heinrici intentó hacerle ver a Hitler lo irreal de estas acciones.
El 22 de abril Adolf Hitler sufrió un colapso nervioso al enterarse del fracaso de Steiner en su lucha contra el 1º Frente Bielorruso. Este hecho alejaba definitivamente las posibilidades de mantener a las fuerzas soviéticas fuera de Berlín. Hitler enfureció enormemente acusando a sus generales de cobardía y de traición, para después afirmar que ‘la guerra estaba perdida’ y que permanecería en Berlín hasta el final. Cualquier intento de deserción entre las filas nazis sería castigado con la pena de muerte. El general Alfred Jodl sugirió emplear al XII Ejército al mando de Walter Wenck (que se encontraba en ese momento en el Frente Occidental) en la defensa de Berlín, a lo que Hitler, algo más calmado, accedió.
El general Theodor Busse al mando del 9º Ejército, decidió no reunirse con el 12º Ejército escapando hacia al oeste, lejos del ejército soviético. Consideraba que regresar a Berlín significaba un derramamiento de sangre inútil, prefiriendo la rendición ante los estadounidenses. Por otra parte, Wenck intentó abrir una vía de escape para los civiles que huían del Ejército Rojo. Tras sufrir innumerables bajas por el ejército soviético en la batalla de Halbe, tanto Wenck como Husse huyeron hacia el Elba junto con miles de refugiados.
El día 24 de abril, Berlín se hallaba completamente sitiada por las tropas soviéticas. Adolf Hitler encargó la defensa última de la ciudad al general Helmuth Weidling. Ante la huida de Busse junto con el 9º Ejército hacia el oeste, las fuerzas disponibles en Berlín eran sumamente escasas. Entre estas fuerzas, se encontraban algunas unidades de las Waffen-SS, restos de la Wehrmacht, jóvenes miembros de las Juventudes Hitlerianas, ancianos del Volksstrum (milicia nacional alemana), policías y veteranos de la Primera Guerra Mundial. La lucha contra los soviéticos era despiadada, avanzándose casa por casa. Los soviéticos tomaron los barrios periféricos de Pankow, Spandau y Köpenick, llegando a la orilla del río Spree el día 25 y poniendo cerco al centro de la capital.
Para el 28 de abril, el ejército soviético se acercaba al Reichstag y al búnker de la Cancillería, donde se hallaban escondidos Hitler y sus más estrechos colaboradores. El general Heinrici se negó a obedecer las órdenes de Hitler de defender Berlín a toda costa sin importar las bajas, por lo que fue relevado por Helmuth Weidling. Para entonces la caída de Berlín era inminente, pues lo que quedaba del XII Ejército al mando de Walther Wenck que en teoría debía socorrer a la capital, había sido detenido por los soviéticos en Potsdam.
Suicidio de Adolf Hitler
El führer había ordenado que bajo ningún concepto debía atraparlo el Ejército soviético ni vivo ni muerto, por miedo a que lo exhibieran en un museo de Moscú como si tratase de una especie de trofeo. El 28 de abril el cuerpo de Benito Mussolini había sido colgado y desfigurado en la plaza Loreto de Milán junto a su amante Clara Petacci, lo que hacía temer unas represalias mucho mayores en el supuesto de una captura de Adolf Hitler.
Entre el 28 y el 29 de abril Adolf Hitler contrajo matrimonio con su amante Eva Braun en una ceremonia sencilla ante un reducido grupo de sus más leales fieles. En la tarde del día 30, Adolf Hitler y Eva Braun tomaron la decisión de cometer suicidio. Hitler se desgajó un disparo en la cabeza tras ingerir una pastilla de cianuro mientras que Eva Braun tomó una pastilla de ácido prúsico. Poco después, sus cuerpos fueron rociados con gasolina y quemados en la parte trasera de la Cancillería del Reich por los asistentes personales de Hitler. Un aciago final para el líder que iba a forjar una nueva Alemania.
Desmoronamiento del III Reich y entrega de Berlín
En la tarde del 30 de abril, las tropas soviéticas alcanzaron el edificio del Reichstag. La resistencia alemana dentro del edificio fue extrema. En la noche del mismo día 30, soldados soviéticos alcanzan el tejado del Reichstag e hicieron ondear la bandera de la Unión Soviética. La fotografía de este simbólico gesto daría la vuelta al mundo, convirtiéndose en una de las más famosas de toda la contienda. No obstante, dicha fotografía sigue siendo motivo de cierta controversia. Algunas fuentes afirman que fue tomada dos días después, una vez rendida la ciudad de Berlín. Por otro lado, esta fotografía sería retocada posteriormente para hacerla más heroica al no reflejar el pillaje de las tropas soviéticas eliminando uno de los dos relojes que portaba el soldado, además de añadir varias cortinas de humo ficticias.
Tras la muerte de Hitler, el jefe de la guarnición berlinesa Weidling envió al general Hans Krebs al cuartel general de Vasili Chuikov para tratar de negociar una paz medianamente aceptable según los términos establecidos por Joseph Goebbels. Sin embargo, el general soviético Chuikov se mostró inflexible pues solo aceptaba una rendición incondicional. Ante esta respuesta, Hans Krebs regresó al búnker en la madrugada del 1 de mayo para comunicar la noticia. Joseph Goebbels determinó que ante la imposibilidad de negociar la paz con los soviéticos, la lucha debía continuar.
En la mañana del 1 de mayo, Magda Goebbels envenenó con ampollas de cianuro a todos sus hijos con la ayuda del médico Ludwig Stumpfegger después de haberles administrado morfina. Por la tarde, tanto ella como su marido, Joseph Goebbels, cometieron suicidio. Las versiones de su suicidio difieren según los testimonios de los testigos, siendo la más conocida la versión que afirma que Goebbels disparó contra su esposa para posteriormente dispararse a él mismo. Sus cuerpos también fueron incinerados pero sus asistentes tuvieron que dejar el trabajo sin terminar debido a la falta de combustible y las bombas soviéticas.
Al día siguiente, los generales Wilhelm Burgdorf y Hans Krebs también se suicidaron. El pánico cundió entre los oficiales nazis, los cuales trataron de huir hacia la zona de Alemania controlada por los Estados Unidos. Esto se debió al pensamiento de que los norteamericanos serían más benévolos con ellos. La población soviética había sufrido una invasión a gran escala de su territorio ocasionando decenas de millones de víctimas entre civiles y militares, al contrario que los Estados Unidos cuyo territorio no había sufrido ese percance.
Entre estos últimos oficiales que trataban de escapar se encontraban Wilhelm Mohnke (comandante de la ciudadela), junto a Martin Bormann (secretario personal de Hitler), Ludwig Stumpfegger (médico jefe de las SS) y Artur Axmann (jefe máximo de los Juventudes Hitlerianas). A ellos se unieron numerosos civiles y otros militares. La mayoría de los intentos de fuga fracasaron, siendo muchos de ellos interceptados por las tropas soviéticas antes de poder llegar a su destino. Tanto Bormann como Stumpfegger murieron el 2 de mayo intentando escapar de Berlín.
A la 1:00 del 2 mayo, el general Weidling solicitó al general soviético Vasili Chuikov la rendición incondicional. Al enterarse del suicidio de Hans Krebs, Chuikov aceptó a Weidling como interlocutor y jefe de las fuerzas berlinesas. Al amanecer del día 2 de mayo, las tropas soviéticas tomaron la Cancillería del Reich, hallando escasa resistencia. A las 8:45, el general Weidling rindió la ciudad de Berlín de manera incondicional y ordenó el cese de la lucha armada. En ese momento la mayor parte de Berlín ya se hallaba bajo control soviético. Al enterarse de la noticia, muchos oficiales nazis que todavía resistían optaron por el suicidio o la huida de Berlín por miedo a las represalias.
Rendición final de Alemania
En su testamento político Adolf Hitler había designado al almirante Karl Dönitz como Presidente del Reich y a Joseph Goebbels como Canciller de Alemania. Sin embargo, el suicidio de Joseph Goebbels el 1 de mayo de 1945 dejó a Dönitz como el último responsable para dar por finalizada la contienda.
Finalmente el 8 de mayo, el Alto Mando Alemán firmó la rendición incondicional de Alemania ante los Aliados. El sueño del ‘brillante imperio alemán’ en Europa que duraría 1000 años, en palabras del mismo Adolf Hitler, había terminado para siempre.
Consecuencias de la batalla y nuevo orden mundial
La batalla de Berlín se saldó con casi cerca de 400.000 bajas soviéticas entre muertos y heridos mientras que el III Reich contabilizó unas 320.000 junto con decenas de miles de civiles. Además, la ciudad quedó completamente destruida. Muchos miembros del Partido Nazi dejaron abandonados a su suerte a la población civil en Berlín y en el resto de Alemania. Ante las órdenes de Hitler de no rendirse, muchos oficiales ni siquiera habían diseñado planes de evacuación, lo que aumentó el número de muertos.
Tras la captura de Berlín por el ejército soviético, se cometieron numerosos actos de abuso, saqueo, pillaje y asesinato por parte de soldados ávidos de venganza. Sin embargo, el alcance y la magnitud de tales hechos sigue siendo motivo de controversia entre los historiadores, siendo un tema muy difícil de abordar. Una cifra que suelen citar algunas fuentes son alrededor de 100.000 mujeres sin importar su condición o edad, víctimas de las violaciones en masa llevadas a cabo por un vengativo ejército soviético, tan solo en Berlín. Si bien dicho dato ha sido puesto en tela de juicio debido a la incapacidad de poder contabilizarlo adecuadamente.
Algunos autores dudan de que dichas acciones fueran generalizadas, defendiendo que solo tuvieron lugar casos aislados de estos abusos. No obstante, debido a las privaciones sufridas por la población civil alemana durante la ocupación, se establecieron diversos grados de relaciones forzadas entre mujeres alemanas y soldados con el fin de obtener productos de primera necesidad. Esto no solo ocurriría en la zona soviética sino también en la zona controlada por Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Algunas fuentes calculan hasta dos millones de mujeres afectadas en toda Alemania ya sea víctimas de violaciones o de este tipo de relaciones forzadas, si bien se trataría sólo de aproximaciones debido a la indefensión y al sentimiento de culpa que arrastraría la población alemana, que imposibilitaron la denuncia de tales hechos.
La capitulación alemana supuso el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa. El III Reich Alemán había llegado a su fin, cerrando uno de los episodios más oscuros de la historia de la humanidad. Se calcula que el Holocausto perpetrado por el régimen nazi provocó alrededor de 18 millones de víctimas (según datos del Museo del Holocausto en Washington, entre ellos judíos, gitanos, polacos, serbios, ciudadanos soviéticos, discapacitados psíquicos y físicos, homosexuales, prisioneros de guerra, entre otros grupos), en donde los campos de exterminio fueron la máxima expresión del horror y la barbarie.
Más tarde, entre julio y agosto de 1945, tendría lugar la Conferencia de Potsdam entre Harry S. Truman (Estados Unidos), Iósif Stalin (Unión Soviética), Winston Churchill y posteriormente Clement Attlee (en Reino Unido, Churchill había perdido las elecciones en julio frente a Attlee). En dicha conferencia se reafirmaron los acuerdos ya suscritos en Yalta, así como la desmilitarización, desnazificación y democratización de Alemania, la separación entre Alemania y Austria, el ultimátum al Imperio Japonés (en el Pacífico la guerra todavía continuaba), la persecución de los criminales de guerra nazis, entre otros. El nuevo orden bipolar entre los Estados Unidos y la URSS empezaba a mostrarse ante los atónitos ojos del resto del mundo.
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