Se conoce como Guerra de Corrientes a una competición tecnológica y económica protagonizada por los dos grandes genios de la electricidad: Thomas Alva Edison y Nikola Tesla. Tuvo lugar en 1880, y se rivalizaba el absoluto control de la generación y distribución de energía eléctrica durante el período de expansionismo de los Estados Unidos.
La polémica giró en torno al uso de la Corriente Continua (CC), patente del considerado padre de la electricidad: Thomas Edison y la Corriente Alterna (CA), ideada y defendida por el ingeniero Nikola Tesla.
Thomas Edison
Thomas Edison nace en la ciudad de Milan, en Ohio, en 1847. Se trata de un inventor extremadamente prolífico que llegó a patentar más de mil inventos, expandiendo así su fama del inventor más importante de los Estados Unidos.
Los avances que Edison había realizado en muy poco tiempo hicieron que para 1884 ya se le considerase el padre de la lámpara incandescente. La Corriente Continua fue su gran patente, y gracias a ella pudo seguir desarrollando numerosos inventos.
En 1890 Thomas Alva Edison unió algunos de sus intereses comerciales bajo una corporación para formar la Edison General Electric Company (que acabaría convirtiéndose en la General Electric).
No era extraño que Edison contratase a varios ingenieros anónimos que desarrollasen y llevasen a cabo las ideas de éste.
Estos rápidos avances trajeron consigo una cantidad muy importante de dinero, lo que le situaba en una buena posición para competir. Edison se convirtió en un gran empresario y, como suele suceder en estas situaciones, los inversores comenzaron a llamar a su puerta.
Edison había descubierto que no necesitaba poseer conocimientos de física o matemáticas, sino que le valdría con saber captar a quienes sí los tuviesen, y además estuviesen dispuestos a cederle los derechos y patentes.
Esta idea es la que condujo al empresario a contar en su plantilla con los servicios de Nikola Tesla. Pero Tesla no era solo un gran ingeniero, si no que tenía unas capacidades mucho mayores que el propio Edison. No tardaron en llegar los problemas y las discusiones entre ambos. Tesla no era dócil y no dejaba de cuestionar a su jefe, hasta que un día decidió abandonar la empresa y abrir la suya propia. La Corriente Alterna sería su mejor baza.
Nikola Tesla
Nikola Tesla nace en Serbia, en el año 1856, en un pueblo ubicado en la actual Croacia.
Cursó sus estudios en Austria y en República Checa, obteniendo su primer trabajo relacionado con la electricidad en el año 1881. Gracias a este primer contacto con el mundo laboral en Hungría, Tesla empezó a plantearse cómo podría dar solución a la problemática relacionada con el campo magnético rotativo.
No tardó en viajar a Francia, donde empezó a trabajar en una de las sucursales de Edison. Allí desarrolló el motor de inducción, junto con otros dispositivos cuya funcionalidad dependía del campo magnético rotativo.
En 1883 abandona la sucursal y se muda a Estados Unidos. Acompañado de una carta de recomendación de un socio y amigo del propio Edison, acude a la central a solicitar trabajo. Nikola Tesla comienza su trabajo de la mano de Thomas Edison, desarrollando dinamos para él.
Este fue el momento en el que comenzaron las discrepancias entre ambos genios. Edison defendía fervientemente la Corriente Continua, puesto que lo ofrecía mejores márgenes de beneficio. Tesla, por su parte, abogaba por la Corriente Alterna.
La propuesta de Tesla minimizaba notablemente la pérdida de energía en grandes distancias asociada a la Corriente Continua. Sus teorías evidenciaban los fallos y errores de la concepción de Edison. Tesla desarrolló un sistema de generadores polifásicos alternos, motores y transformadores. Elementos que emplearía Estados Unidos para el suministro de energía.
La Guerra de Corrientes
En 1886 Nikola Tesla abandona la empresa de Edison para formar la suya propia: Tesla Electric Light & Manufacturing . Durante esta temporada, Tesla se dedicó a patentar numerosos inventos que le valieron la fama; como el generador de Corriente Alterna, que pronto demostraría mayor utilidad y eficacia (incluso en términos económicos), que los de Corriente Continua.
En este momento, Edison tenía grandes planes para llevar la electricidad a través de la CC por todo el territorio de Estados Unidos. Tesla, por su parte, pretendía convencer a todos de que un proyecto de semejante envergadura solo sería viable con el ahorro de costes que proporcionaba la CA.
Se sabe con certeza que Thomas Edison nunca pecó de ser un ignorante. Se presupone por tanto que él sabía perfectamente que el sistema más óptimo para llevar a cabo la labor de electrificar el país, era el de Tesla. El problema es que los materiales e infraestructura que Tesla proponía eran infinitamente más baratos que los que planteaba Edison, de los cuáles ya tenía las patentes. Si Edison reconocía el planteamiento de Tesla, tiraría por tierra la posibilidad de hacerse con ingentes cantidades de dinero.
En este punto de la historia entran en juego los inversores. Dado el magnífico potencial que se desprendía de la Guerra de Corrientes, los inversionistas no tardaron en aparecer para ofrecer financiación a ambos bandos, a cambio de sus correspondientes beneficios.
George Westinghouse Jr. se posicionó en el bando de Tesla y comienza a trabajar con él; el banquero J.P. Morgan invirtió en la empresa de Edison.
De pronto sucedió un acontecimiento que dio un giro radical al panorama. Tesla, que nunca había sido un hombre de negocios si no de ciencia, cedió todas sus patentes a su nuevo socio Westinghouse.
La Guerra sucia
Edison se alarmó por la aparición de la tecnología de Tesla, que amenazaba sus intereses en un campo que él mismo había creado.
Edison y Tesla se acabarían enfrentando en una batalla de relaciones públicas, que los periódicos denominaron “la guerra de las corrientes”, para determinar qué sistema se convertiría en la tecnología dominante. Harold Brown (empleado de Edison) colaboró en la invención de una silla eléctrica con el sistema de corriente alterna de Tesla. Electrocutó a perros, gatos y hasta un elefante para demostrar que la corriente alterna era peligrosa. La electrocución de la elefante Topsy quedó registrada en una película filmada de 1903. El suceso fue presenciado por 1500 personas, y el cortometraje filmado por Edison, ‘Electrocutando al elefante’, sería visualizado en salas de cine de todo el país. Para neutralizar esta iniciativa, Nikola Tesla se expuso a una corriente alterna que atravesó su cuerpo sin causarle ningún daño. Ante esta prueba, Edison nada pudo hacer y su prestigio quedó momentáneamente erosionado. Durante la Feria Mundial de Chicago de 1893, Tesla tuvo su gran oportunidad. Cuando Westinghouse presentó un presupuesto por la mitad de lo que pedía General Electric, la iluminación de la Feria le fue adjudicada y Tesla pudo exhibir sus generadores y motores de corriente alterna. Más tarde, la Niagara Falls Power Company encargó a Westinghouse el desarrollo de su sistema de transmisión.
La Corriente Alterna comenzó a ganar la batalla a la Corriente Continua, y ello provocó que el inversor de Edison acabase tomando partido por ella. J.P. Morgan se deshizo de Edison comprando sus acciones, y tras una fusión con la Thomson-Houston Electric Company rebautizó la empresa como General Electric apostando por la corriente alterna de Tesla.
Con los dos protagonistas de esta historia en un lado, los inversores pudieron renegociar entre ellos cómo se repartirían los beneficios de una venta conjunta de tecnología.
Con el tiempo, la historia le ha dado la razón a las teorías de Nikola Tesla. Sin embargo, esto no ha impedido que sea Edison quien pasó a la historia como el padre de la electricidad.
Se puede concluir que la batalla (al menos la moral), la ganó el científico de origen serbio Nikola Tesla.