El Diálogo de la lengua del conquense Juan de Valdés es una de las joyas de nuestra literatura, una obra fundamental para el conocimiento diacrónico y sincrónico de la lengua castellana y que, gracias a su análisis pormenorizado, constituye un instrumento de defensa muy valioso del idioma español.
La contextualización nos va a permitir comprender la situación de caos espiritual en la que se encontraba España y, en general, la Europa del siglo XVI, tomando como ejemplo todo aquello que rodeaba la vida del propio Juan de Valdés para esbozar determinados movimientos religiosos reformistas y la situación social de la época.
Biografía
Natural de Cuenca. Hermano de Alfonso de Valdés, secretario del emperador Carlos V, con quien se ha confundido a lo largo de la historia tanto por su parecido físico como por sus ideas y pensamientos, afines al erasmismo.
En su juventud fue paje de Diego López Pacheco, segundo marqués de Villena. Allí escuchó las predicaciones laicas del alumbrado Pedro Ruiz de Alcaraz, quien estaba bajo la protección del marqués.
En 1526 estudió en la Universidad de Alcalá, donde se cree que cursó artes liberales y no teología, debido a sus amplios conocimientos en griego y hebreo. Aun así, por el carácter propio de la institución y de su fundador, el cardenal Cisneros, se recomendaba la asistencia a clases de teología.
En 1529 publica su única obra en vida, Diálogo de Doctrina Christiana, la cual no tardó en ser prohibida por proponer una reforma religiosa desde posiciones, en su gran medida, luteranas, llegando a explicitar en sus escritos fragmentos de Martín Lutero.
Se le comienza a investigar por herejía y, por ende, se traslada a Roma. Desde 1532 trabaja para el papa Clemente VII, cuya muerte en 1534 y la entrada de Pablo III al pontificio, provoca que se desplace a Nápoles. Allí pasará sus últimos años de vida, donde en 1535 escribirá el Diálogo de la lengua. En 1541 fallece.
Influencias: iluminismo y erasmismo
Dos corrientes influyen a grandes rasgos en el pensamiento de Juan de Valdés a lo largo de su vida: primero el iluminismo presente en la corte del marqués de Villena y, luego, el erasmismo, común en el ambiente universitario de la época.
El iluminismo es el movimiento religioso surgido en España a principios del siglo XVI que comparte rasgos comunes con el protestantismo. Apostaban por una interpretación libre de la Biblia, ya que afirmaban estar manejados y guiados por Dios, y por una fe menos expositiva y más interior por la que a través de la oración mental puedes llegar a estar libre de pecado. Tuvo gran acogida por los nobles españoles; sin embargo, se consideraba herética.
Por otra parte, el erasmismo se presenta como el movimiento ideológico y estético derivado de las ideas de Erasmo de Róterdam. En el campo ideológico se erigía como el nexo de unión entre el protestantismo y la iglesia católica. Aun siendo gran crítico de esta última por su corrupción y superficialidad, predicaba una reforma religiosa que contentara a todos para evitar la fragmentación, cosa que sí quería Lutero. El erasmismo prefería una práctica espiritual y mental de la religión (como el iluminismo), y era contrario al ambiente belicoso reinante en Europa. Por otro lado, desde su estética, el erasmismo filológico se reflejaba en la verosimilitud, la sencillez y la imitación de la lengua hablada (rasgos que se aprecian con claridad en el Diálogo de la lengua). El apoyo de este movimiento por Carlos V provocó que se extendiera por España y fuera bien acogido; sin embargo, hubo grandes detractores que lo consideraron motivo de herejía por su proximidad a las predicaciones de Lutero.
También, es de destacar la ascendencia conversa de Juan de Valdés por parte de madre (su tío llegó a morir quemado por judío relapso), cosa que también pudo influir en la formación de su pensamiento y comportamiento religioso.
Estos datos nos pueden hacer una idea de las inquietudes religiosas de Juan de Valdés y nos sirven como orientación para entender su obra, pero no podemos dar por hecho una teoría fija acerca de su espiritualidad. Se ha llegado a decir que su posición erasmista era en realidad una barrera con la que protegerse de su iluminismo: un nicodemismo (término dado por Calvino en el siglo XVI a todo aquel que simulaba su religión) que Marcel Bataillon, hispanista francés, asemeja al marranismo español que pudo ver en su familia de origen converso. Aun así, Bataillon nos habla de una considerable influencia de la figura de Erasmo, con quien se carteó; pero expone que acabó sus últimos días posicionado en un firme catolicismo, demandante de una reforma urgente.
Esta opacidad que reflejan las múltiples teorías sobre la espiritualidad de Juan de Valdés es la imagen de una época donde se carecía de seguridad en aquellos lugares donde no se profesaba lo mismo que los demás. Un ejemplo representativo de esta intolerancia es la figura de Juan Calvino.
Diálogo de la lengua: historia y contenido
En la introducción del artículo hablábamos de la importancia que tiene la obra respecto a la diacronía y sincronía de nuestra lengua, lo cual, a su vez, nos es útil para su misma defensa.
En su sentido diacrónico, es esencial la visión que nos aporta Juan de Valdés de un castellano que comienza a tomar forma como lengua de expresión total, exponiendo el camino que ha tenido que recorrer hasta llegar a lo que es en el siglo XVI: su origen; sus influencias latinas, hebreas, árabes, etc.; que la convierten en una de las lenguas más ricas en cuanto a léxico se refiere. Además, el hecho de contener una gran cantidad de proverbios de la época y el uso por parte del autor de un lenguaje llano y claro, convierten la obra en un ejemplo fidedigno del uso popular de la lengua, lo cual nos habla también de la importancia que posee en el estudio sincrónico de la misma.
Autoría, publicación y manuscritos
Tal y como se ha mencionado anteriormente, la obra fue escrita en 1535 durante la estancia de Juan de Valdés en Nápoles; sin embargo, no fue hecha pública hasta 1737, cuando el erudito Gregorio Mayans y Siscar la incluyó en sus Orígenes de la lengua española, donde apareció como obra anónima.
La autoría del Diálogo de la lengua fue motivo de debate entre expertos hasta que no se dilucidó en 1928, cuando se demostró que un manuscrito de la obra se asociaba al nombre de Valdés en el testamento del humanista Alvar Gómez de Castro (1515-1580) a la biblioteca de la Catedral de Toledo.
Destacar que el hecho de que Juan de Valdés no llevara a imprenta su obra se debe a diversos motivos: en primer lugar, ser una obra contraria a la ideología gobernante, lo que en el mejor de los casos provocaría su censura; en segundo lugar, que el objetivo de la escritura sea de carácter privado, dirigido al ambiente intelectual italiano por el que se movía Valdés.
No obstante, el tema filológico tratado la aleja de los contenidos que solía manejar el autor conquense en sus escritos, siempre relacionados con el ámbito político-espiritual que, en ese momento, era un argumento mucho más relevante que el de la lengua. De esta forma, sus seguidores y más allegados no la consideraron importante e hicieron que se obviara durante dos siglos.
Al no haber pasado por imprenta y no considerarla una composición literaria crucial, la obra se conserva a través de manuscritos copiados del original. Actualmente se conservan tres: en Londres, en Madrid y en El Escorial; siendo el de Madrid el más fidedigno, ya que el papel de las hojas parece proceder de Italia y porque no se han censurado diversas bromas anticlericales de tipo erasmiano, como: «más obediente que un fraile descalço quando es convidado para algún banquete», la cual aparece en el manuscrito de Londres sustituida por «obediente como un cordero manso».
Contenido: partes y ejemplos representativos
La obra está escrita en uno de los formatos renacentistas más populares: el diálogo. A través de la conversación de cuatro interlocutores, dos españoles (Torres y el propio Valdés, quien se encarga de sentar cátedra) y dos italianos (Marcio y Coriolano), se tratan ocho temas fundamentales surgidos de diversas dudas en torno a la lengua castellana:
El origen de la lengua.
«hallo que griegos fueron los que más platicaron en España, assí con armas como con contrataciones, y ya sabéis que estas dos cosas son las que hazen alterar y aun mudar las lenguas»
La gramática.
«el arca, el ama, el ala. Esto hazemos por evitar el mal sonido que hazen dos aes juntas, y de verdad parece mejor dezir “El mal del milano, el ala quebrada y el papo sano” que no la ala»
La ortografía.
«siempre que es verbo la escrivo con h, y digo: Quien ha buen vezino ha buen maitino; y cuando es preposición escrívola sin h, diciendo: A buen callar llaman Sancho»
Las sílabas.
«también dezimos esperar y desesperar: Quien espera, desespera; […] desgraciado, desvergonzado, etc.; que todos ellos sinifican en mala parte»
Los vocablos.
«por lo que antes dezían cocho agora dezimos cozido. Ca, por porque, ha recibido injuria del tiempo, siendo injustamente desechado, y tiene un no sé qué de antigüedad que me contenta»
El estilo.
«todo el bien hablar castellano consiste en que digáis lo que queréis con las menos palabras que pudiéredes»
Libros de la literatura castellana.
«en Celestina, soy de opinión que ningún libro ay escrito en castellano donde la lengua ste más natural, más propia ni más elegante»
Conformidad de las lenguas: el castellano frente al toscano.
«la lengua toscana tiene muchos más vocablos enteros latinos que la castellana, y que la castellana tiene muchos más vocablos corrompidos del latín que la toscana»
Además del carácter pedagógico inmerso en las dudas que poseen los interlocutores italianos sobre la lengua castellana, el Diálogo de la lengua de Juan de Valdés posee un aura anticlerical muy acorde con el erasmismo que, sumado a la llaneza de estilo y a la gran cantidad de proverbios que expone, nos proporciona una lectura que resulta amena y divertida, ofreciéndonos un lenguaje que imita al de la lengua de a pie hablada en el siglo XVI.
Veamos, debido al protagonismo que poseen en la obra, algunos ejemplos proverbiales de la infinidad que aparecen a lo largo del libro:
- «El abad de donde canta, d’allí yanta».
- «Al ruin dadle un palmo, y tomárase quatro».
- «Dixo la sartén a la caldera: ¡tira allá! Cul-negra».
- «Más vale quedar por necio que ser tenido por porfiado».
- «Quien lengua ha, a Roma va».
Filología y religión, dos realidades a las que Juan de Valdés acude para componer una obra que nos permite comprender la confrontación espiritual de una época crucial para el futuro de la cristiandad y, además, observar cómo la identidad del castellano evoluciona hacia una identidad internacional: la lengua española.
Bibliografía
- BATAILLON, Marcel (1974). «Juan de Valdés nicodemite?». En Aspects du libertinisme au XVI siècle, pág. 97. París: Actes du Colloque international de Sommières.
- DE VALDÉS, Juan (1982) [1535]. Diálogo de la lengua, ed. Cristina Barbolani. Madrid: Cátedra. 13.ª ed., 2018.
- MIRAMÓN SUÁREZ, Ana (2015). La construcción de la modernidad en la literatura española. Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces.
- REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. Juan de Valdés [En línea]. Disponible en: http://dbe.rah.es/biografias/4664/juan-de-valdes.