Respuesta al artículo «Los visigodos no son españoles» de Pedro Insua publicado en El Liberal. <VER ARTÍCULO>
Estimado Pedro Insua
Ante todo darte la enhorabuena por el trabajo que realizas y por tu labor, entre otras cuestiones, en contra de la manida y dichosa «Leyenda Negra». Somos muchos los que te leemos, seguimos y valoramos el «azote» que también supones para el separatismo intransigente. Pero hoy, Pedro, día 11 de enero del año de Nuestro Señor de 2021 desde la antigua Urbs Regia, desde la que con todos los argumentos históricos y esencialistas podemos llamar «capital espiritual» de España, desde una ciudad cuya belleza es imposible definir con palabras porque hay que vivirla y sentirla, desde una ciudad que «Filomena» ha golpeado con dureza, desde el corazón del Reino Visigodo, permíteme que te diga que «hoy no es ese día». Con todo el respeto del mundo, hoy no es día ni de enhorabuenas ni de valoraciones positivas.
Intentaré ser lo más breve posible, aunque ya me he extendido sólo con la introducción.
Imagino que en tu artículo nada es casual. La elección de la ilustración que acompaña al texto sospecho que busca ofrecer una idea preconcebida para algunas personas que se dispongan a leerlo. Supongo que te venía bien elegir algo que mostrase el «barbarismo» (en el peor de los sentidos del término) de los godos. Quizá, si hubieses puesto una imagen de las coronas de Guarrazar, de las fíbulas aquiliformes de Alovera, de Santa María de Melque o de San Juan de Baños el efecto no hubiera sido el mismo, y como dice el manido meme, «y lo sabes». Del mismo modo que supongo que tampoco son casuales tus referencias cinematográficas ni la utilización de términos como «degenerado» por mucho que lo hayas escrito en cursiva. De nuevo, «y lo sabes».
Una pregunta, Pedro, ¿tú eres el mismo que hace 25 años? La respuesta es obvia: no. Sin embargo, eras Pedro, sigues siendo Pedro e incluso el día que cruces a la otra orilla seguirás siendo Pedro. Pues, si me permite la comparativa con tintes metafóricos, eso mismo lo podríamos aplicar a España. Porque sí, España ni es un mero concepto, ni es una creación caprichosa. Hay mucho más.
Siguiendo lo expuesto en tu artículo, parece que insinúas que tanto el hecho de la herencia romana «pre-476» como el hecho de la influencia romana vía Imperio Romano de Oriente o Bizantino, que sigue siendo «romanidad» total y absoluta, son elementos que restan al significado y a la significación del Reino Visigodo de Toledo. ¿Es un desprecio hacia las monarquías germánicas que surgen entre las cenizas del Imperio Romano de Occidente el hecho de tener un referente tan poderoso y simbólico como es Roma/Constantinopla? Todo y todos hemos tenido referentes. El ser humano necesita referentes al igual que necesita lo simbólico, lo mítico y lo legendario (de esto mi frater Gonzalo sabe mucho). Por cierto, no estaría de más señalar lo estrecha que era la franja controlada por el Imperio Romano de Oriente en Hispania y que el contacto entre Toledo y Constantinopla iba más allá de ese marcado límite geográfico. Casualidades de la vida, y puesto que estamos con la cuestión «godo-bizantina», San Isidoro de Sevilla en su Historia Gothorum dice a colación de la conquista de las últimas posiciones bizantinas en Hispania (año 625) por parte del rey godo Suintila: «…alcanzó por su feliz éxito la gloria de un triunfo superior al de los demás reyes, ya que fue el primero que obtuvo el poder monárquico sobre toda la España peninsular, hecho que no se dio en ningún príncipe anterior» (magnífica traducción y edición de Cristóbal Rodríguez). También imagino que esto no supone nada para la Historia de España y nada tiene que ver con España.
En cuanto a lo que señalas del Reino Visigodo de Tolosa, creo que más de un emperador de Occidente te haría más de una puntualización. No obstante, no vamos a ponernos tiquismiquis. Eso sí, en el conflicto entre Alarico II y Clodoveo hubiese resultado conveniente que señalaras la intervención del Reino Ostrogodo de Italia y de Teodorico el Grande, un personaje con una proyección muy potente en el imaginario colectivo europeo del Medievo y con un peso en la literatura épica al nivel de Carlomagno. Pero igualmente imagino que desde tus postulados esto sólo será «creación literatura» y nada más. Asimismo, hubiera sido pertinente apuntar que entre las provincias mencionadas se seguían manteniendo un territorio en las antiguas Galias, la Narbonense o Septimania. Pero insisto y perdón por repetirme, no vamos a ser tiquismiquis.
Seguimos. No voy a analizar de manera pormenorizada tu artículo porque daría para mucho por el esquematismo de las ideas planteadas que sólo buscan justificar tus planteamientos. Curiosamente utilizas mucho a Pirenne pero en un artículo sobre godos esperaba algo más de los profesores García Moreno, Orlandis, Sánchez Albornoz (por mucho que te duela y no sólo para coger una afirmación descontextualizada, buscando con ello tirar por los suelos el tan defendido neogoticismo de don Claudio), entre otros muchos. Incluso también he echado de menos referencias a textos de la época, pero claro, con ello se nos vendría todo el chiringuito abajo (perdón por el chascarillo).
«Lo cierto es que fueron los visigodos […] los creadores del concepto político de España, creación que iba a gozar de una muy singular fortuna y cuya fuerza real se comprueba al verla soportar la experiencia, tan dramáticamente adversa, de la Reconquista»
José Antonio Maravall
Vamos al grano. Para ti, perdón por el tuteo si no lo he dicho antes, todo se reduce a que como el Reino Visigodo de Toledo es sólo una «continuación degenerada» de lo romano y dado que ni con los godos ni con el nacimiento del Reino de Asturias hay una transformación antropológica, ya nos podemos despedir de considerar el Reino Visigodo de Toledo como España. Una cuestión importante: utilizar el término de nación, en su sentido actual, para estos siglos es claramente un error (mira, en eso coincidimos). Empero, el que no podamos aplicar el término nación en un periodo como es la Antigüedad Tardía/primera fase de la Alta Edad Media, no significa que España no tenga sus raíces y esencia, las cuales son más profundas de lo que expones. A partir de aquí, es posible que me digas: la llamada “recuperación de España”, y por ende España, son sólo una «idea teológico-política». No está mal pero hay muchos países que se han configurado, articulado y desarrollado a partir de algo muchísimo menos sustancioso. Francamente, yo diría que esa recuperación, esa Reconquista, esa Restauración, por aquello de utilizar un término más acertado y sin posibilidad de debate, no sólo obedece a una idea teológico-política, ya que está presente en el romancero o en los mitos y leyendas que se desarrollan a lo largo de la Edad Media y que reflejan el ver y el sentir de una sociedad. Asimismo, la presencia o el reflejo también lo encontramos en multitud de obras literarias e historiográficas o en obras de arte donde el simbolismo resulta determinante para entender su significado. Pero si todavía consideras que el Reino Visigodo de Toledo no es el germen de España, vayamos al «desmonte» que justifique lo que podría ser el título de mi respuesta «hoy no es ese día»:
–Es imposible entender nuestro particular proceso histórico a lo largo de los siglos sin remitirnos a la época goda.
-Por supuesto que hay una herencia y un influjo romanos pero el Reino Visigodo de Toledo se desarrolla en una nueva entidad política y OJO: con un marcado carácter territorial.
-Nadie vuelve a la “identidad visigoda” porque, entre otras razones, la monarquía visigoda no hace de las Galias Francia como hicieron los francos, sino que hay una identificación total con un territorio, con una tierra concreta. Por algo el cronista franco Gregorio de Tours se refiere a Leovigildo y Recaredo como Reyes de Hispania. ¿Aquí tampoco hay nada de España?
-En el desarrollo del Regnum Gothorum, con sus luces y sus sombras, encontramos un proyecto unitario a todos los niveles: político, territorial, religioso, administrativo, judicial.
–El Reino Visigodo de Toledo, como germen de España, nos ofrece un legado que abarca espectros tan amplios como el artístico-simbólico, el cultural, el legislativo, el religioso y el identitario. ¿Por qué siempre a lo largo de toda la Edad Media e incluso de los siglos modernos dicho reino es el gran referente?
–Las crónicas asturianas reflejan el sentimiento por la caída del Reino Visigodo de Toledo que ya es asimilado como Hispania-España. Desde aquí, podemos entender mejor el desarrolla de la teoría «imperializante» en Asturias y luego en León y en Castilla. Piensas que es casual el uso del título de Imperator por parte de dos reyes como Alfonso VI y Alfonso VII. Piensas que la reconquista de Toledo no supuso un golpe para toda la península Ibérica, llegando hasta Europa-Toledo, como corazón del Regnum, significaba la legitimidad sobre toda España incluida la dominada por los musulmanes.
–El neogoticismo o visigotismo, bien es cierto que es más fuerte en Asturias-León-Castilla, también lo puedes encontrar en Navarra, en Aragón y en los condados catalanes.
-Que algo con tanto valor, especialmente legendario, como es la leyenda de «la pérdida de España» nos lleve directamente a la caída y destrucción del Reino Visigodo de Toledo no creo que sea casual.
-Ya te hablé en alguna ocasión de los historiadores toledanos de los siglos XVI y XVII. Pues bien, desde Toledo se clama en dichos siglos por el traslado de la Corte y la fijación de la capitalidad en Madrid. Si Toledo es el corazón del Reino Visigodo y éste es el germen de España ¡cómo va a perder Toledo su primacía como cabeza del reino!
-En la Edad Moderna Suecia y España rivalizaban por su pasado godo en pos de realeza y de raíces históricas. Y todo esto va mucho más allá de la fantástica obra de Saavedra Fajardo: Corona gótica, castellana y austríaca.
-Como también se infiere de tu texto, parece que si sólo nos quedamos con la “idea teológico-política”, únicamente tenemos algo insustancial para ver una supuesta raíz y esencia de España. Si me lo permites, incluyo un párrafo insertado en mi última publicación (de corazón, no hay afán de publicidad): “…no nos ruborizamos cuando consideramos el binomio Leovigildo-Recaredo a un nivel muy similar al de Carlos I-Felipe II en lo que se refiere al peso, importancia y simbolismo en nuestra Historia. Padre e hijos godos afianzaron un proyecto que en buena medida dio luz a nuestro país, de ahí que hayamos utilizado la expresión «padres de la patria» con todo lo que ello conlleva, máxime hoy en día. Especialmente significativa resulta la conversión de Recaredo y la obra del III Concilio de Toledo porque, más allá de las actuales y legítimas creencias o no creencias de las mujeres y de los hombres de la España del siglo XXI, desde el año 589 España es católica, no sólo como una mera cuestión de fe o de «beatería irracional» si se nos permite la expresión, sino como un sello identitario tanto de la monarquía española, llevado a su más alta expresión por Felipe II, y como un profundo rasgo insertado a nivel popular, cultural y en algunos casos espiritual de la sociedad española. Insistimos, a nivel histórico e identitario, sin que esto interfiera en las opiniones y creencias propias de cada español de la nueva era». Ya que en el artículo la “idea teológico-polítca” es mostrada casi como algo accesorio, hagamos que sea un «gran accesorio» para nuestra Historia.
Y es que, estimado Pedro, España es mucho más que una idea, mucho más que un sustrato antropológico, mucho más que una nación, mucho más que un país y mucho más que un estado. España es una patria, aunque unos y otros quieran contaminar una palabra tan bonita y que en cientos de lugares del mundo es llevada con orgullo y respeto. Todas las naciones tienen, quieren, buscan, necesitan un «mito fundacional», pero lo que sucede en España es que dicho «mito fundacional» está basado en una realidad histórica reflejada en todo lo expresado anteriormente y en más. Y por si un tercero lee esto y piensa que detrás de lo expuesto se «rumia» algún tipo de idea más propia de décadas atrás, y de cuyo nombre no quiero acordarme, o que se fundamenta en postulados propios del fenómeno “cuñadista”, es que no ha entendido nada y está fuera de juego. Que pida la revisión del VAR, por favor.
«La calificación de Regnum Hispaniae fue sustituyendo a la de Regnum Gothorum, expresión que pervivió de forma residual, utilizada a veces en los textos de la época, e intercambiable por la primera. A partir del siglo VII los reyes visigodos se hacen asimismo llamar rex Hispaniae. Este deslizamiento lingüístico es testimonio de una profunda evolución conceptual «con implicaciones en la ideología política y en la conciencia histórica de la intelectualidad del reino godo de Toledo» (GARCÍA MORENO, 2005, p. 42).»
Mateo Ballester Rodríguez
Pero bueno, puesto que el germen de España no está el Reino Visigodo, que lo expresado por muchos grandísimos especialistas tampoco tiene valor porque el «argumento de autoridad» hoy en día parece que no vale casi nada y que lo expresado por mi humilde persona pueden ser desvaríos de un tipo que escribe desde la antigua ciudad de los reyes godos y que se emociona cada vez que va a la Villa y Corte y contempla las estatuas de Leovigildo, Suintila, Wamba, Pelayo y compañía (qué valor simbólico tan profundo tenían esas estatuas para los Borbones del siglo XVIII), vamos a dejar que el viejo sabio hable a ver si aquí se destila algo que tenga que ver con ese «ente etéreo» que parece ser que es España:
«Tú eres, oh España, sagrada y madre siempre feliz de príncipes y de pueblos, la más hermosa de todas las tierras que se extienden desde el Occidente hasta la India. Tú, por derecho, eres ahora reina de todas las provincias, de quien reciben prestadas sus luces no sólo el ocaso, sino también el Oriente. Tú eres el honor y el ornamento del orbe y la más ilustre porción de la tierra, en la cual grandemente se goza y espléndidamente florece la gloriosa fecundidad de la nación goda».
Creo que hay pocos textos como este extracto del gran San Isidoro de Sevilla (De laude Spaniae, Alabanza de España –traducción de Cristóbal Rodríguez) que reflejen mejor lo que fuimos, somos y lleguemos a ser.
Al final no he cumplido y reconozco que me he enrollado en exceso. Te pido disculpas, Pedro, al igual que si en algún momento mi tono ha podido resultar vehemente. No era mi intención. Es más, te animo, cuando sea posible, a que en compañía de mi frater Gonzalo nos tomemos los tres una cerveza o un vino en la Urbs Regia o en la Villa y Corte y charlemos sobre lo humano y lo divino.
Por último, y ahora sí que concluyo, recupero el «hoy no es ese día» utilizado al principio de mi escrito para remarcar en este caso que más allá de absurdeces políticas de unos y de otros, hay cosas más bonitas y sagradas como son nuestras raíces y esencia, las cuales siempre se mantendrán. Y por si algún tercero lee esto: sí alguien está dispuesto a negarlas, borrarlas o rechazarlas, nada de alterarse, simplemente sonriamos y digamos: “hoy no es ese día”.
A cuidarse mucho en estos singulares tiempos.
Fuerza y Honor.
Un abrazo godo.
Daniel Gómez Aragonés
Daniel Gómez Aragonés es historiador, escritor y académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.
Bibliografía recomendada:
Ballester Rodríguez, Mateo: La identidad española en la Edad Moderna (1556-1665). Discursos, símbolos y mitos, Madrid, Tecnos, 2010.
Benito Ruano, Eloy: En principio fue el nombre, en España. Reflexiones sobre el ser de España, Real Academia de la Historia, Madrid, 1998, pp. 13-29.
Besga Marroquín, Armando: Los orígenes hispanogodos del Reino de Asturias, Oviedo, Real Instituto de Estudios Asturianos, 2000.
Bronisch, Alexander Pierre: Reconquista y Guerra Santa. La concepción de la guerra en la España cristiana desde los visigodos hasta comienzos del siglo XII, Granada, Universidad de Granada, 2006.
Cantera Montenegro, Santiago: Hispania-Spania. El nacimiento de España, Madrid, Actas, 2014.
García Moreno, Luis Agustín: Historia de España Visigoda, Madrid, Cátedra, 2008.
Leovigildo. Unidad y diversidad de un reinado, Madrid, Real Academia de la Historia, 2008.
Gómez Aragonés, Daniel: Historia de los Visigodos, Córdoba, Almuzara, 2020.
Isidoro de Sevilla: Las historias de los godos, vándalos y suevos de Isidoro de Sevilla. Estudio, edición crítica y traducción, ed. Cristóbal Rodríguez Alonso, León, Centro de Estudios e Investigaciones «San Isidoro», 1975.
Maravall Casesnoves, José Antonio: El concepto de España en la Edad Media, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2013.
Menéndez Pidal, Ramón: «Los godos y el origen de la epopeya española», en Mis páginas preferidas: temas literarios, Madrid, Gredos, 1957, pp. 58-95.
Orlandis Rovira, José: Historia del reino visigodo español, Madrid, Rialp, 2006.
Sánchez Albornoz, Claudio: Orígenes de la Nación Española. El Reino de Asturias, Gijón, 1989.
Actividad recomendada:
Visita guiada al Museo Arqueológico Nacional: Raíces y Esencia de Hispania por Gonzalo Rodríguez García y Daniel Gómez Aragonés.