El 5 de octubre de 1804, cuatro buques procedentes de la Royal Navy atacaron por sorpresa a un convoy español a pesar de la política de neutralidad existente entre ambos países. Como consecuencia de este ataque indiscriminado, uno de aquellos navíos, la fragata Nuestra Señora de las Mercedes (botada en 1786 en el puerto de La Habana), saltó por los aires llevándose consigo un suculento tesoro de millones de pesos de oro y plata. Tras su descubrimiento a principios del siglo XXI por la empresa estadounidense Odyssey Marine Exploration, comenzó entonces un intenso litigio entre las autoridades españolas y estadounidenses por la legítima pertenencia del tesoro.
Antecedentes
En 1802, Francia y Reino Unido firmaron la paz a través del Tratado de Amiens poniendo fin de esta manera a interminables enfrentamientos entre las dos naciones. Pero a pesar de las buenas intenciones de este tratado, Reino Unido decidió reactivar sus hostilidades al año siguiente. España consiguió mantenerse al margen de este contratiempo, aún después de su alianza con Francia tras el Tratado de San Ildefonso de 1796. Por esta época, el tráfico de mercancías procedentes de América a través de la Carrera de Indias era fundamental para el sostenimiento de la economía española. No obstante, para infortunio de los navegantes españoles, el peligro de posibles ataques derivados de la ‘Pérfida Albión‘ (apodo peyorativo del Reino Unido) seguía todavía muy presente.
El 16 de octubre de 1802, el secretario de Estado Miguel Cayetano Soler dictó una Real Orden para los virreyes del Perú y del Río de la Plata para recaudar un número considerable de reales para la Corona. Un convoy formado por las fragatas ‘Asunción‘ (partiendo de Cádiz), ‘Santa Clara‘ y ‘Nuestra Señora de las Mercedes‘ (ambas desde Ferrol) fue enviado con destino a Callao (Perú) desde España con el objetivo de recoger los impuestos recaudados. La fragata ‘Clara‘ llegó a Lima en junio de 1803 y en el mes de julio, lo hicieron ‘Clara‘ y ‘Mercedes‘. El viaje de vuelta tuvo que ser retrasado debido a la repentina declaración de guerra entre Francia y Reino Unido. El 5 de junio de 1805, los tres navíos alcanzaron el puerto de Montevideo, principal punto de reabastecimiento antes del regreso a la península.
La fragata ‘Asunción‘ no pudo continuar el viaje debido a los desperfectos que había sufrido durante el trayecto. También hizo baja el brigadier Tomás de Ugarte. A pesar de estas pérdidas, una nueva fragata llamada ‘Fama‘ se unió a las ya existentes. A estas naves se les cargó de una gran cantidad de monedas de oro y plata, además de unírseles nueva tripulación deseosa de arribar a las costas españolas. Concretamente transportaban dos millones de pesos de plata y un millón de monedas de oro como caudales privados, mientras que los impuestos ascendías a un millón trescientos mil pesos de plata. Esto las convertía en un blanco especialmente vulnerable para los enemigos de España, debido a su escasa maniobrabilidad ocasionada por el gran volumen de su carga. Por ello, el brigadier militar y gobernador de Montevideo José Bustamante y Guerra, decidió embarcarse en la fragata ‘Medea‘ para acompañar a la flota en su viaje de vuelta.
La batalla del cabo de Santa María
A comienzos del mes de agosto, las cuatro fragatas (Medea, Fama, Santa Clara y Nuestra Señora de las Mercedes) estaban listas para partir. Nada más abandonar Montevideo, los aventajados británicos ya habían puesto sus ojos en el flamante convoy pues temían que su tesoro fuese destinado a sufragar a la poderosa Francia, su adversario natural. El Almirantazgo británico envió una flota mejor equipada que la española formada por cuatro formidables fragatas (HMS Indefatigable, HMS Lively, HMS Medusa, HMS Amphion) al estrecho de Gibraltar para hacerse con el preciado botín. El 5 de octubre de 1804, tras 58 días de travesía desde el Río de la Plata, la atribulada tripulación española avistó las imponentes naves inglesas a la altura del golfo de Cádiz. El brigadier Bustamante ya sabía de la presencia de los británicos, pues había sido informado previamente el 30 de septiembre por varios bajeles extranjeros.
La flota española pensó erróneamente que los británicos al menos salvarían su honor no atacando a una nación neutral. No pudieron estar más equivocados. Anticipándose a los acontecimientos, Bustamante ordenó formar para recibir a la escuadra británica. Los feroces marinos ingleses no se hicieron esperar. Formaron la línea a barlovento, ubicándose cada nave frente a una fragata española por este orden: Medusa-Fama, Indefatigable-Medea, Amphion-Mercedes y Lively-Clara. La batalla estaba a punto de comenzar. Los británicos lanzaron un cañonazo en bala parando en seco a la fragata Medea. Una vez detenida ésta última, la fragata Mercedes trató de huir para no en caer en manos de sus captores. Amphion salió detrás de ella, pues no podía permitir que se le escapase su codiciada presa. Cuando el convoy se hallaba bloqueado, el comodoro británico Graham Moore envió a un oficial a bordo de un bote a entrevistarse con Bustamante al mando de la fragata Medea con el fin de hacer efectiva la rendición y la puesta en marcha de la flota española hacia los puertos de Gran Bretaña.
Bustamante recibió con estupor y desagrado la noticia. El brigadier no podía permitir que el tesoro de la Corona cayera en manos británicas y menos aún en tiempos de paz. Cuando el bote del emisario estuvo a salvo, la fragata del comodoro inglés disparó un cañonazo que sirvió al resto de naves inglesas como inicio de la señal de ataque. Fue en ese preciso momento cuando la nación inglesa rompió un tratado de paz mediante un vil acto de traición, con el objetivo de adjudicarse el ansiado tesoro de la Corona española. Bustamante trató de responder al ataque inglés, aunque para su desdicha, la flota enemiga hizo estragos en las naves españolas debido a su proximidad estratégica. Hubo media hora de cañonazos entre las dos escuadras hasta que ocurrió un evento de trágicas consecuencias. El fuego del HMS Amphion alcanzó a los pañoles de munición de la Mercedes, haciéndola estallar en mil pedazos. Aquella explosión produjo la muerte de unas 249 personas junto con el hundimiento de su valiosa carga.
Con la Mercedes fuera de juego, el HMS Amphion se ubicó en el costado de estribor de la Medea. Ante esta difícil situación, Bustamante emprendió una feroz resistencia para evitar la captura de su tesoro. No obstante, la desazón de sus hombres era enorme por la cercanía del HMS Indefatigable para llevar a cabo el abordaje y por el reciente hundimiento de la fragata Mercedes. Finalmente, Bustamante se rindió ante sus enemigos británicos. Pocos minutos después, la fragata Clara corrió la misma suerte. Mientras tanto, la fragata Fama, el único navío español que quedaba a salvo, emprendió la huida. El HMS Medusa acudió presto a perseguirla. Horas después se le unió en su caza el HMS Lively. El fuego cruzado de las dos naves enemigas terminó por rendir definitivamente a Fama. La batalla había finalizado con tres fragatas españolas requisadas por los británicos y una hundida. De la destruida fragata Mercedes, se consiguieron rescatar 51 supervivientes que fueron hechos prisioneros. Tras esta afrenta tan poco honorable, España le declaró la guerra a Reino Unido. Tan solo un año después, otro desastre marítimo de proporciones mucho mayores se asomaba en el horizonte: la memorable batalla de Trafalgar.
Descubrimiento del tesoro y litigio con la justicia
El fatal destino de la fragata Mercedes cayó prácticamente en el olvido hasta la llegada del siglo XXI, debido a una tentativa de expolio por parte de la empresa Odyssey Marine Exploration. Esta empresa dotada de una tecnología puntera, había sido fundada en 1994 con el objetivo de extraer tesoros submarinos para su propio beneficio económico. La actuación de sus miembros ha sido más que cuestionada, llegando a ser calificados por muchos organismos (entre otros el Instituto de Arqueología Náutica de Texas) como ‘piratas posmodernos‘. El lema presente en su biografía web no podía ser más revelador con respecto a sus controvertidas intenciones: ‘El mar está lleno de objetos valiosos, ¿por qué no recuperarlos?‘. Con este propósito, a finales de los años 90 la empresa Odyssey negoció con los gobiernos de España y Reino Unido la búsqueda del HMS Sussex, un buque de guerra inglés hundido en 1694 cerca de Gibraltar.
Sin embargo, otro gran descubrimiento iba a alterar drásticamente el curso de los acontecimientos. La empresa cazatesoros se había dedicado a fondear escrupulosamente las aguas portuguesas cercanas a la costa de El Algarve en busca de suculentas recompensas. Como consecuencia de sus exploraciones en el lecho submarino, el 18 de mayo de 2007 llegaron a la sede de Odyssey en Tampa (Florida) un total de 17 toneladas de monedas de oro y plata además de otros valiosos objetos procedentes de un enigmático navío apodado por la misma empresa como ‘El Cisne Negro‘. Se trataba del mayor tesoro hundido cuantificable del mundo. El director de esta minuciosa operación había sido Greg Stemm, presidente de Odyssey, que contó para su misión con la inestimable ayuda de la investigadora canadiense Victoria Stapell.
Esta investigadora le había proporcionado información muy útil acerca de la fragata Mercedes un año antes al pensar erróneamente que se destinaría para un documental filmado por la empresa estadounidense. No obstante, las intenciones de Greg Stemm y su equipo eran bien distintas. Ante la sospecha de que el pecio encontrado por la empresa Odyssey frente al cabo de Santa María podía ser la fragata Mercedes en vez del HMS Sussex, las autoridades españolas iniciaron las investigaciones pertinentes. La posibilidad de perder el preciado botín hizo que la empresa Odyssey entorpeciera de forma deliberada el proceso, ocultando información crucial acerca de su descubrimiento. A pesar de ello, el 8 de mayo de 2008 se confirmó efectivamente que el pecio encontrado no era otro que la famosa fragata Mercedes hundida en 1804.
Comenzaba entonces un intenso conflicto jurídico internacional entre las autoridades españolas y las estadounidenses por la legítima pertenencia del tesoro de la Mercedes. El abogado experto en asuntos arqueológicos, James Goold, se encargó de representar a España durante el caso. En el año 2009, el gobierno español presidido por José Luis Rodríguez Zapatero marcó un precedente histórico al ganar el juicio contra la compañía cazatesoros Odyssey Marine Exploration. En septiembre de 2011, el Undécimo Tribunal de Apelaciones de Atlanta ratificó la orden de un juez de Florida para que la empresa Odyssey devolviera el tesoro a España. Además la compañía cazatesoros se vio obligada a pagar una fuerte indemnización. No contenta todavía, Odyssey había ocultado una parte del tesoro en Gibraltar, que para su desgracia también puso ser recuperada por el gobierno español.
Esta gran victoria contra el expolio indiscriminado por parte de los cazatesoros ha servido como fuente de inspiración para la serie ‘La Fortuna‘, dirigida por Alejandro Amenábar y protagonizada por Stanley Tucci, Karra Elejalde, Clarke Peters y Blanca Portillo, entre otros. Gracias a la sentencia favorable al gobierno español, el tesoro de la Mercedes no se halla actualmente en colecciones privadas sino que se puede contemplar en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena. Más adelante entre 2015 y 2017, se siguió investigando el lecho submarino a más de un kilómetro de profundidad en busca de los objetos desparramados (cubertería, candelabros, anclas, etc) que se había dejado Odyssey por su escaso valor económico que no histórico. Por esta razón, debemos concienciarnos de la enorme importancia que tiene la protección de nuestro patrimonio histórico, incluido el subacuático, con el fin de que no caiga en las manos equivocadas.
Bibliografía:
Barbero G. (2021). ‘El expolio de la Mercedes y cómo España venció a los cazatesoros: la historia que cautivó a Amenábar’. https://www.elespanol.com/cultura/historia/20210930/expolio-mercedes-espana-cazatesoros-historia-cautivo-amenabar/615189353_0.html
Elkin, M. (2012). ‘La historia del Odyssey, un tesoro de ida y vuelta’. VanityFair. https://www.revistavanityfair.es/poder/articulos/la-historia-del-odyssey-un-tesoro-de-ida-y-vuelta/16108
Sánchez, T. R. (2021). Historia de un triunfo. La Armada Española en el siglo XVIII. Despertaferro Ediciones, Madrid.
Villatoro P. M. (2017). ‘Fragata Mercedes: la traición con la que Inglaterra robó uno de los tesoros más grandes de América al decadente imperio español. ABC Historia. https://www.abc.es/historia/abci-fragata-mercedes-traicion-inglaterra-robo-tesoros-mas-grandes-america-decadente-imperio-espanol-201709050147_noticia.html
Foto de portada de Nicholas Pocock