La primera vez conocida que apareció escrito «the United States of America» fue en una carta, fechada el 2 de enero de 1776, de Stephen Moylan a John Reed, en la que se postulaba para ir a buscar apoyos a España.
1776
La Declaración de Independencia estadounidense (4 julio, 1776) se hizo en nombre de the United States of America, y durante décadas se ha discutido en qué documento apareció por vez primera este nombre y a quién se le ocurrió. Era habitual vincularlo a las reuniones previas a la presentación de la Declaration of Independence al Congreso Continental (28 de junio), y en concreto con el borrador de la declaración de Thomas Jefferson (1743-1826); pero la investigación del expolítico e historiador amateur Byron DeLear liquidó el «consenso académico». En 2012 dio a conocer que el nombre del nuevo Estado aparecía en un artículo anónimo publicado el 7 de abril de 1776 en The Virginia Gazette, y en 2013, que previamente estaba escrito en una carta fechada el 2 de enero de 1776, que Stephen Moylan (1734-1811) escribió a Joseph Reed (1741-1785) desde el cuartel general del Continental Army en Cambridge (Massachusetts), durante el Sitio de Boston.
Ni el artículo ni la carta habían estado «perdidos», lo que no deja en buen lugar al «consenso»; la carta aparece en la recopilación que, de la correspondencia de Reed hizo su nieto, William B. Reed, y que fue publicada en 1847. Moylan y Reed formaban parte del equipo de George Washington en Cambridge; de hecho, Reed era su secretario militar y Moylan ejercía esas funciones cuando Reed no estaba, por lo que es probable que la expresión ya circulase en el círculo de Washington. Pero, ¿cómo surgió el nombre del futuro Estado?
Solo 8 días antes de su carta del 2 de enero, Moylan había escrito en la solapa de un documento «On the service of the United Colonies», y es que los líderes insurgentes aún tenía alguna esperanza de llegar a un acuerdo con Jorge III. Para DeLear, dos acontecimientos del día de Año Nuevo provocaron el cambio de united colonies a united states: llegó el contenido de un discurso del rey en el parlamento, en el que llamó a los líderes americanos «traidores» y anunció que enviaría más tropas, y Washington izó en Prospect Hill la primera bandera de los insurgentes, hoy conocida como Grand Union, con 13 franjas blancas y rojas y la Union Jack en el cantón.
Stephen Moylan (1734-1811)
Nacido en Irlanda, se educó en París y se enriqueció con el comercio atlántico en Lisboa, antes de radicarse en Filadelfia (1768), donde en 1771 fue uno de los fundadores y primer presidente de la Society of the Friendly Sons of St. Patrick, una asociación de notables de origen irlandés -se disolvió en 1798, aunque en 1898 la Hibernia Society adoptó su nombre y se considera su sucesora-, sociedad a la que pertenecieron algunos de los líderes de la rebelión de los colonos contra el rey Jorge III. Moylan era conocido por su patriotismo americano, y en agosto de 1775 Washington le nombró Muster-Master General del recién nacido Continental Army. Pocos meses después escribió la carta a Reed en la que por primera vez usa el término United States of America:
(«Deseo ardientemente ir con plenos y amplios poderes de los Estados Unidos de América a España; si mi viejo amigo Wall sigue vivo, y conserva influencias, estoy seguro de que yo podría ser útil a la causa allí. Puede parecer una boutade antes de que lo haya logrado; pero intentémoslo, y perdone las formas»)
Probablemente se refería a Ricardo Wall y Devereux (1694-1777), nacido en Francia en una familia jacobita de origen irlandés, y que ocupó la Secretaría de Estado española entre 1754-1763. Moylan no viajó a España y siguió en el Ejército revolucionario, donde fue aide-de-camp de Washington y comandó tropas de caballería, retirándose poco después de la rendición del Lieutenant General Lord Cornwallis en Yorktown (octubre, 1781), victoria insurgente que decidió el conflicto, al que puso fin el Tratado de París (1783) por el que el Reino de Gran Bretaña reconoció la independencia de los Estados Unidos de América. Moylan, ascendido a Brigadier-general, se retiró a la vida privada y Washington le nombró Commissioner of Loans de Pensilvania, cargo que ocupó hasta su muerte.
La carta de Moylan, además de ser el primer registro del nombre del que es hoy el Estado líder de Occidente, nos permite hacer luz sobre dos aspectos de la guerra de independencia estadounidense que han sido soslayados, y es que Moylan era católico y junto a United States of America escribe Spain: el papel del catolicismo y de España en la Revolución americana.
Catolicismo
Una placa, sufragada por la General S.J. Moylan Assembly No. 1057 de los Caballeros de Colón señala la tumba de Moylan en el Old St. Mary Cemetery de Filadelfia (Pensilvania), que aloja, entre otros, la del «padre» de la Armada estadounidense -el también irlandés y católico John Barry (1745-1803)- y la del alicantino Juan Bautista Bernabeu (1772-1834), que fue cónsul general en Estados Unidos. Junto a la entrada de la iglesia de Santa María un letrero recuerda que:
Se considera a los Pilgrims Fathers (1620) el germen de los Estados Unidos -aunque en realidad, el primer asentamiento permanente británico fue Jamestown (1607)- y por huir de la persecución en Inglaterra se les suele asociar con la libertad religiosa. En realidad, los puritanos establecieron una teocracia que persiguió al resto de cultos. Las Trece Colonias, lejos de ser un paraíso de la tolerancia, sumaban variadas normativas intolerantes, de las que normalmente los «papistas» eran los más perjudicados. De hecho, una de las cinco Intolerable Acts, origen de la rebelión de los colonos, fue la Quebec Act (1774) dictada para favorecer la integración de los colonos católicos franceses tras la guerra de los Siete Años; e influyó más que ninguna otra en el estadillo del conflicto. El desarrollo de la rebelión mostró que los insurgentes necesitarían el apoyo de los enemigos de la monarquía británica, y Francia y España eran católicas, lo que sin duda favoreció que el nuevo Estado asumiera la libertad de religión. Tras la guerra, Washington, que carecía de prejuicios anticatólicos, dirigió una carta a los católicos americanos, en la que escribió:
(Washington, c.15 marzo, 1790)
Y ciertamente lo fue, más si tenemos en cuenta que al inicio de la rebelión solo eran católicos entre el 1.2 y el 1.6 de los habitantes de las Trece Colonias, 30 000 o 40 000 personas en un país de 2.5 millones. Lamentablemente, el anticatolicismo norteamericano no murió con la independencia, a tal punto que el historiador John Higham (1920-2003) lo describió como “the most luxuriant, tenacious tradition of paranoiac agitation in American history”, del que aún quedan rastros, y el papel de los colonos católicos en la independencia de Estados Unidos ha sido minusvalorado.
España
Por último, cabe preguntarse quién fue el primero en escribir, en español «Estados Unidos de América«; y la respuesta probablemente la tenemos también en la recopilación de las cartas de Reed, donde existe una, fechada el 24 de noviembre de 1776, en la que Charles Lee (1732-1782), un oficial inglés que se unió a los insurgentes y terminó enfrentado a Washington, comunica a Reed que había recibido una carta «muy halagadora (most flattering)» de «Don Luis Venzaga, Governour of New-Orleans«, dándole el título -que Lee copia en español- de «General de los Estados Unidos Americanos», lo que interpreta como un importante gesto: «a tolerable step towards declaring himself our ally in positive terms«
Lee se refería a Luis de Unzaga y Amézaga (1717-1793) por entonces gobernador español de Luisiana. El malagueño, además de ser el primero en escribir en español el nombre del nuevo Estado, destacó en el apoyo a los colonos rebeldes, y desde abril estaba atendiendo a las solicitudes de auxilio del Ejército Continental. España, aunque no entró abiertamente en la guerra contra los británico hasta 1779, apoyó desde 1776 a los colonos con remesas de armas y equipos, abriéndoles los puertos hispanos a su comercio y con préstamos de monto cercano al de los franceses.
Sin el apoyo español es poco probable que los colonos hubieran ganado la guerra; pero Estados Unidos trató su aliada como enemiga, pues solo reconoció y pagó una pequeña parte de las deudas, lo que obligó a la Monarquía Católica a suplir el descalabro de la «estafa» con recursos de sus súbditos -y en especial, de Nueva España-, y el recién nacido Estado vio en la América española el ámbito de su expansión, fomentando las guerras civiles que desintegraron la unidad política del mundo hispano y aprovechando la debilidad de las nuevas repúblicas, en especial la mexicana. A la monarquía francesa tampoco le fue muy bien, pues los gastos de la guerra están en el origen de la Revolución francesa, pero la ayuda gala fue reconocida y marcaría, para bien, las relaciones entre ambas naciones -Estatua de la Libertad incluida-, justo lo contrario de la española. En definitiva, el gran pagano de la American revolution fue el mundo hispano.
Para mi hija, María del Refugio
Referencias
DeLear, B. «Who coined ‘United States of America’? Mystery might have intriguing answer» The Christian Science Monitor (4 julio, 2013)
Higham, J. (1975) Send These to Me: Jews and Other Inmigrants in Urban America, Atheneum.
New-York Historical Society (2014) «Who Coined the Phrase United States of America? You May Never Guess» Blog From the Stacks.
Reed, William B. (1847) Life and correspondence of Joseph Reed Vol.I, Lindsay and Blakiton, Philadelphia, pág. 139 (carta de Moylan a Reed) y 257 (carta de Lee a Reed ).