El efecto Pigmalión

…O cómo lo que pensamos afecta a lo que nos pasa.

El efecto pigmalión, también conocido como las profecías autocumplida, puede describirse de forma rápida de esta manera: Lo que pensemos que va a pasarnos, inconscientemente haremos lo posible para amoldar la realidad a nuestra idea.

El origen del efecto pigmalión está en la mitología griega, Pigmalión era un escultor que acabó enamorándose locamente de una de sus obras llamada Galatea. Tal fue el amor que le procesaba a su escultura que la diosa Afrodita la convirtió en una mujer de carne y hueso.

Este mismo argumento es el que siglos más tarde fue utilizado en el cuento infantil que a muchos os sonará llamado Pinocho, en el cual el muñeco de madera cobra vida gracias al amor de Gepeto. Este mito fue el origen del nombre del efecto pigmalión y representa muy bien la idea de las profecías autocumplidas.

El efecto pigmalión fue estudiado en un experimento de psicología social de la siguiente manera:

En una clase completamente normal y con una capacidad similar sin grandes diferencias entre sí y con el mismo objetivo de aprobar el curso, se le dijo al profesor que ciertos alumnos escogidos de manera aleatoria tenían una gran capacidad y un gran potencial para aprobar con éxito y buenas notas y cuales iban a ser malos estudiantes y tener malos resultados.

Como os imaginareis, a medida que el tiempo fue pasando las estimaciones que se le dieron al profesor de forma aleatoria fueron cumpliéndose. Aquellos alumnos que él creía que iban a ir bien, consiguieron buenos resultados mientras que los que iban a ir mal tuvieron resultados más pobres. Ha ocurrido el efecto pigmalión.

A aquellos alumnos de los que creía que tenían un mayor potencial les puso mayores desafíos intelectuales que a aquellos con menor potencial teórico. El preguntarles en clase y obligarlos a una mayor participación en la misma hizo que sus resultados fueran mejores sin haber de base una diferencia real entre un grupo de alumnos y otro.

En otro experimento diferente se le dijo al profesor que les dijera a los alumnos que la gente con el pelo moreno era más inteligente que los de pelo rubio según un estudio científico. Los resultados posteriores en dicha investigación dio como resultado ese resultado, los alumnos de pelo moreno mejoraron sus calificaciones mientras que los alumnos con el pelo rubio la bajaron.

Más adelante el mismo profesor les dijo que lo que les dijo había sido erróneo y que en realidad era al contrario, los alumnos de pelo rubio tenían mayor capacidad que los morenos. De nuevo, se dio una profecía autocumplida, los alumnos rubios mejoraron mientras que los morenos descendieron.

Como veis, el efecto pigmalión y las profecías autocumplidas no solo afectan positivamente para conseguir aquello que creemos que lograremos. Las profecías autorrealizadas son un arma de doble filo y pueden actuar tanto para bien como para mal, es nuestra actitud la que determina cómo nos van a ir las cosas.

Y es que…  Ya lo dijo Buda: “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado”.

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