Atendiendo a la historia del catolicismo, el primer papa en ostentar el divino puesto fue San Pedro, en torno al año 30 d.C.
Desde ese primer hombre encargado de guiar la fe y legitimado por la Iglesia, muchos otros han ocupado el puesto. Alguno con más talento, y otros con un historial absolutamente reprochable.
A continuación, los 12 peores papas de la historia:
1. Esteban VI | 896 – 897
El curioso papa, que no mantenía una buena relación con su predecesor mientras él aún vivía, decidió exhumar su cadáver y juzgarlo oficialmente por traidor a la iglesia.
Una vez sentenciado el antiguo papa, fue despojado de sus ropajes, se le amputaron los dedos y se deshicieron de su cuerpo.
2. Sergio III | 904 – 911
Fue quien dio comienzo al periodo conocido como Siglo Oscuro según la historiografía religiosa. Sergio III era llamado por los suyos “Esclavo de todos los vicios”, hecho que da cuenta del estilo de vida que llevaba. Asesinó a su predecesor y colocó a su hijo ilegítimo como sucesor.
3. Juan XII | 955 – 964
Juan XII, además de ser el hijo ilegítimo de su predecesor, llegó a ser conocido como “El papa fornicario”.
Son muchas las hazañas que se le atribuyen, entre ellas: Mantener relaciones con sus hermanas y violar a peregrinas en la propia catedral.
4. Benedicto IX | 1032 – 1048
Renunció al papado a cambio de dinero, pero regresó de nuevo al puesto como sustituto.
El cuál volvió a abandonar por otra ingente suma.
Y así una vez más hasta ser expulsado definitivamente, desconociéndose en la actualidad cómo y cuándo murió.
5. Inocencio IV | 1243 – 1254
Es de los pocos que no aparece en esta lista por sus tropelías sexuales.
Por el contrario, el pontífice tuvo a bien tomar una nueva medida de represión contra aquellos que debían confesar herejía: Aprobó el uso de todo tipo de torturas para conseguir que hablasen.
6. Bonifacio VIII | 1294 – 1303
Este papa se granjeó una magnífica fama de pederasta entre sus coetáneos.
Es célebre la anécdota que narra su aventura con una mujer y con su hija al mismo tiempo mientras ostentaba el santo cargo.
Llegó a afirmar que tener sexo con infantes no era tan malo como se creía en la época.
7. Clemente VI | 1342 – 1352
Petrarca tuvo a bien nombrar al papa Dionisos eclesiástico. El número de amantes que el pontífice poseía se elevaba cada día, contando entre ellas con prostitutas de medio pelo.
Gracias a su gran afición al sexo de pago, el papa contrajo gonorrea.
8. Sixto IV | 1471 – 1484
Durante la etapa del Renacimiento, y contrario a lo que cabe esperar, Roma se había convertido en la sede de la corrupción social y política.
Sixto IV, quien ya ostentaba el cargo de papa, concibió hasta seis criaturas en pecado. Uno de los hijos era fruto de su relación incestuosa con su hermana.
Además, el papa decidió recaudar un impuesto eclesiástico sobre la prostitución.
9. Inocencio VIII | 1484 – 1492
La etapa de papado de Inocencio VIII se ha llegado a llamar la Era Dorada de los Bastardos.
Se sabe que la cifra de hijos ilegítimos del papa fue amplia, pero solo son ocho los que reconoció oficialmente.
Otro de sus escándalos fue solicitar en su lecho de muerte que una joven ama de cría le amamantase.
10. Alejandro VI | 1492 – 1503
El gran Borgia condujo a su familia a lo más alto en cuanto a poder se refiere. Alcanzar el cargo le supuso una gran cantidad de traiciones y asesinatos, y una vez en él se propuso hacerse con toda Italia.
Otra de sus grandes hazañas es su relación poco fraternal con su hija, y su gran afición a las fiestas y las orgías.
11. Julio II | 1503 – 1513
Fue quien encargó a Miguel Ángel la realización de los frescos de la Capilla Sixtina, conocido por el pueblo como “El papa guerrero”.
Julio II contrajo sífilis por el uso y abuso de la prostitución. El llamado mal francés le provocó tal ulceración que el Viernes Santo no pudo permitir que sus fieles le basaran los pies, como era tradición.
12. Julio III | 1550 – 1555
Cegado por el amor, el papa recogió de las calles de Parma a un joven al que acabaría nombrando cardenal.
La noticia provocó un enorme escándalo en la ciudad de Roma. El joven en cuestión era iletrado y ciertamente bruto.