En la histórica ciudad de Cuenca (España) existe una famosa leyenda que tiene como protagonista al mismísimo Diablo o Satanás. Ya sea por intentar darnos una valiosa lección o simplemente para entretenernos, este personaje hizo de las suyas para intentar llevarse el alma de un joven incauto a través de una astuta artimaña. ¿Pero quién o qué es exactamente el Diablo? ¿Y qué es lo que ocurrió en Cuenca? Descubramos más sobre este «infernal» relato.
El Diablo o Satanás
Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del Cielo como un rayo.
Lc.10, 18 (evangelio de San Lucas)
Según la tradición de las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo, islam), Satanás o Satán constituye una entidad preternatural de naturaleza negativa que incita a los humanos al pecado. En la religión cristiana, se le suele representar como un ángel caído, ya que antes pertenecía a este grupo celestial. A pesar de su belleza y piedad iniciales, Satanás se termina rebelando contra Dios, por lo que éste es desterrado al infierno (lugar donde son torturadas las almas de los pecadores). De esta manera, se convirtió en el gobernante y opositor del Reino de Dios. Son muchas las narraciones donde este ser hace su tenebrosa aparición y nunca con amables intenciones. Una de aquellas intervenciones tuvo lugar en Cuenca (España).
La Cruz del Diablo (Cuenca)
Cuenta la historia que en el siglo XVIII un apuesto joven llamado Diego iba en busca de agraciadas doncellas para cortejarlas y, después de conseguir sus propósitos, dejarlas plantadas. Un buen día llegó a Cuenca (España) una mujer muy hermosa, la más bella de todas cuantas se conocían por aquellas tierras. Todos los hombres y mujeres de la ciudad quedaban asombrados a su paso sin excepción. Nuestro apuesto joven no quiso desaprovechar la oportunidad e hizo su aparición ante ella. La hermosa mujer, quien ya se había percatado del sugerente atractivo de Diego, le dijo que se llamaba Diana.
El joven presuntuoso se jactó ante sus amigos de que ya conocía a la hermosa joven. Aquella misteriosa mujer era la habladuría de todo el mundo. ¿De dónde habría sacado ese esplendor que cortaba la respiración a todo ser viviente? Sin embargo, a pesar de los constantes ruegos de Diego, Diana le seguía dando largas. El joven se obsesionó con la joven ya que nunca había conocido a un mujer tan bella. Sin embargo, tras ese supuesto don, se escondía un oscuro y terrible secreto. Diego no se cansaba de regalarle flores y todo tipo de caprichos a ver si así conseguía de una vez el amor de Diana.
Una mañana Diana le hizo llegar el siguiente mensaje al irredento Diego: ‘Te espero en la puerta de la ermita de las Angustias. Seré tuya en la Noche de los Difuntos’. Por fin lo había conseguido. El joven estaba entusiasmado con la noticia y se arregló con sus mejores galas para la ocasión. Esa misma noche había estallado una gran tormenta, los truenos retumbaban y los relámpagos iluminaban el cielo como si de fuego se tratasen. Para que la joven aceptara a Diego, éste debía presentarse en el lugar y hora previstos. Allí se encontró con Diana, ataviada con un elegante vestido que parecía más propio de una princesa.
El apuesto joven estaba enloquecido de amor y se abalanzó sobre Diana. Ella le correspondió con unos besos dulces y tiernos. Diego presa de la emoción del momento, empezó a levantar la falda de la muchacha. Sin embargo, cual fue el horror del joven cuando tras caer un rayo súbitamente, quedó iluminada la pierna de la joven descubriendo en su lugar una pezuña y una pata de cabra. Diego quedó aterrorizado ante aquella escena y salió corriendo como si su vida fuera en ello. Diana, quien en realidad era el Príncipe de las Tinieblas, le lanzó unas cavernosas carcajadas que retumbaban entre las inertes piedras del santuario.
Como último recurso, Diego decidió aferrarse a una cercana cruz a las puertas del templo implorando el perdón de Dios. El Diablo le ordenó desasirse de la cruz y le propinó un certero zarpazo que fue seguido de un trueno atronador. Cuando el muchacho abrió los ojos, se dio cuenta de que el zarpazo había dejado una siniestra marca humeante en la cruz que todavía se conserva. El Diablo había desaparecido. Tras sufrir esta desdichada aventura, el joven creyó oportuno ingresar en el santuario de las Angustias con el fin de enmendar sus pecados. Según se cuenta, desde entonces nunca más se volvió a saber de él.
Bibliografía
Cervera, C. (2018). «Los mitos más oscuros de Satanás, el ángel caído que no reina en el infierno». ABC Historia. https://www.abc.es/historia/abci-mitos-mas-oscuros-satanas-angel-caido-no-reina-infierno-201703280058_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.abc.es%2Fhistoria%2Fabci-mitos-mas-oscuros-satanas-angel-caido-no-reina-infierno-201703280058_noticia.html
Draw my life. «La Cruz del Diablo». https://www.youtube.com/watch?v=bfp_iioqxSg
Muñoz, M. E. (2012). ‘De Leyenda (I)’. Curiosidades. Fiestas y Tradiciones. Leyendas de Cuenca. http://www.estoescuenca.com/leyendas-de-cuenca-1/
Muñoz, M. E. (2013). ‘De Leyenda (II). Otras dos Leyendas en Cuenca’. Fiestas y tradiciones. Leyendas de Cuenca. http://www.estoescuenca.com/leyendas-en-cuenca_2/
Antes de que te vayas…