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Bloque 1|La Península Ibérica desde los primeros humanos hasta la desaparición de la monarquía visigoda (711)
1.1 SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN EL PALEOLÍTICO Y NEOLÍTICO. LA PINTURA RUPESTRE.
Las sociedades paleolíticas eran nómadas. Vivían de la caza, la pesca y la recolección. Su economía era depredadora. Habitaban en cobijos provisionales y cuando dominaron el fuego, lo hicieron de manera permanente en cuevas. Dentro del Paleolítico hay tres etapas: En el Paleolítico inferior aparecen los primeros grupos del género Homo, encontrados en el yacimiento de Atapuerca (hace 800.000 años). En esta etapa usan herramientas muy toscas, realizadas golpeando piedra contra piedra para darles forma y conseguir que tuvieran filo. En el Paleolítico medio comienzan a vivir en grupos con cierta organización social. Conocen el fuego y se practican ritos funerarios. Se han encontrado útiles que demuestran un mayor dominio de la piedra: puntas con forma de flecha. En el Paleolítico superior hace su aparición el Homo sapiens (la especie humana actual). Llegó a la Península hace unos 40.000 años y se extendió por todo el territorio incluidos los dos archipiélagos. Su técnica mejoró con el empleo de nuevos materiales como huesos y astas.
En el Neolítico se pasó de una economía depredadora a productora, basada en la agricultura y la ganadería. Elaboran tejidos, cerámica… Ya no son nómadas sino sedentarios. Desarrollan ritos funerarios y construyen conjuntos megalíticos (dolmen, tholos …) Domesticaban animales sobre todo ovejas y cabras. Poseían cierta jerarquización social.
La pintura rupestre aparece en el Paleolítico superior en la cornisa cantábrica. Conocido como arte rupestre cantábrico. Destacan las pinturas de las cuevas de Altamira (Cantabria) y Tito Bustillo (Asturias). Figuras aisladas de animales, gran realismo, algunos signos abstractos y estampados de manos. Uso de la policromía (combinación de color negro y ocres). La pintura que aparece en el Mediterráneo, hacia el Neolítico, se le ha denominado arte rupestre levantino (Cogul, Lérida). Figuras humanas formando escenas narrativas, prácticamente monocromadas (sobre todo el color negro).
1.2 LOS PUEBLOS PRERROMANOS. LAS COLONIZACIONES HISTÓRICAS: FENICIOS Y GRIEGOS. TARTESOS.
Durante el primer milenio aparecen en la Península Ibérica los Celtas, pueblo indoeuropeo organizado en tribus y asentados en castros en el noroeste de España. Aportaron avances técnicos como el uso de la metalurgia del hierro. Su principal actividad fue la ganadería. Eran pueblos primitivos y belicosos. No conocían la escritura. Los Iberos se asentaron en el sur y en el Mediterráneo. Su economía era básicamente agrícola junto con el comercio, estableciendo relaciones con griegos, fenicios y cartagineses, y llegando a acuñar moneda. Su sociedad era tribal, jerarquizada. Sus poblados, amurallados, y su organización política, basada en la ciudad-Estado, se desarrolló en torno a la monarquía. Su desarrollo cultural fue destacable: necrópolis, escritura y arte cuya función era religiosa o funeraria. Especialmente significativa fue la escultura, cuyo mayor exponente es la Dama de Elche. En la zona de confluencia de Celtas e Iberos surgen los celtíberos. Mezclan elementos de ambos. Eran grandes guerreros dotados de una excelente técnica para las armas. En el valle del Guadalquivir aparece una civilización avanzada y próspera, Los Tartesos, quienes formaron el primer Estado de la Península. Su economía era agropecuaria junto a un comercio activo y minería. Desapareció el siglo V a.C.
La mayoría de estos pueblos se vieron influenciados por las diversas potencias colonizadoras que llegaron a la Península procedentes del Mediterráneo, con un fin geoestratégico y económico: Fenicios, Griegos y cartagineses. Los fenicios fueron un pueblo mercantil que fundó, entre otras, la ciudad de Gadir (Cádiz). Introdujo la escritura alfabética, el torno alfarero y generalizó el uso del hierro. Los griegos fundaron ciudades como Ampurias (provincia de Gerona). Su principal objetivo fue el de establecer relaciones comerciales. Introducen el cultivo de la vid y el olivo y la acuñación de moneda. Los cartagineses continuaron la colonización iniciada por los fenicios alrededor del siglo VI a. C. Ampliaron su influencia hacia el este y el norte, adquiriendo rasgos de conquista militar. Fundaron ciudades como Cartago Nova (Cartagena). Sus intereses chocaron con Roma, enfrentándose a ella en las guerras púnicas.
1.3 CONQUISTA Y ROMANIZACIÓN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. PRINCIPALES APORTACIONES ROMANAS EN LOS ÁMBITOS SOCIAL, ECONÓMICO Y CULTURAL.
La conquista romana de la Península Ibérica fue un proceso bastante dilatado en el tiempo (desde el año 218 a.C. hasta el 19 a.C.) y terminó con la total integración y asimilación del territorio en el Imperio romano. Las principales causas que llevó a los romanos a la conquista fueron contrarrestar el poder de los cartagineses (expulsados de Sicilia tras la derrota de Cartago por los romanos en la primera guerra Púnica), y la explotación de las riquezas de la Península.
Las etapas de la conquista las podemos resumir en tres:
1º) Segunda guerra Púnica. (218-197 a.C.): El interés de Roma por la Península Ibérica surgió durante el siglo III a.C. en el contexto de la segunda guerra Púnica contra Cartago. Los cartagineses dominaban la mayor parte del sur y sureste de la península ibérica. Esta expansión chocó con los intereses de algunas ciudades aliadas de Roma. Ese fue el caso de Sagunto, conquistada por Aníbal en el año 219 a.C., hecho que se convirtió en motivo para el inicio de la contienda. Las tropas romanas derrotaron a los cartagineses y conquistaron toda la costa mediterránea, el valle del Guadalquivir y parte del valle del Ebro.
2º) La conquista del interior de la Península (197-29 a.C.): Más tarde, el interés de Roma se centró en la conquista del interior donde se encontraron una fuerte oposición, especialmente de los pueblos celtíberos y lusitanos. Ejemplo de esa dificultad fue Viriato (caudillo lusitano) que se rebeló contra el poder de Roma e inició una guerra de guerrillas; y la resistencia de ciudades como Numancia. Con la conquista de este territorio casi toda la Península quedaría ya bajo su dominio.
3º) Sometimiento de los pueblos de la cornisa cantábrica (29-19 a.C.): se inicia con las guerras cántabras que llevó a cabo el emperador Augusto contra cántabros, astures y galaicos y que acabaron por completar la dominación romana de la Península.
Roma dividió a Hispania en sus inicios en dos provincias: Ulterior y Citerior; en la época de Augusto se crearon tres provincias: Baetica, Lusitania y Tarraconensis; y a partir del s.III d.C.: Gallaecia, Carthaginensis, Tarraconensis, Lusitania y Baetica. Años más tarde se sumaría la provincia Balearica.
Se conoce como romanización al proceso de integración de los pueblos prerromanos en los modelos económicos, sociales, político-administrativos, culturales y religiosos de Roma. Las principales aportaciones romanas en el ámbito cultural fueron la difusión del latín; la implantación del derecho romano; y la imposición de las creencias religiosas aunque se respetaron las locales. (A partir del s.III d.C. el cristianismo se difundió por Hispania). En el ámbito social, la integración de las élites prerromanas se llevó a cabo principalmente a través de la concesión de la ciudadanía romana, que confería derechos políticos. Las desigualdades jurídicas entre la población se basaban en la distinción fundamental entre las personas libres y los esclavos. En el ámbito económico hubo un importante desarrollo debido a la racionalización y las mejoras técnicas en los sistemas de explotación agropecuaria y minera; la economía peninsular se incluyó en los circuitos comerciales del Imperio; se crearon redes de comunicaciones terrestres y marítimas; se urbanizó el territorio y se impuso una misma moneda.
1.4 EL REINO VISIGODO: ORIGEN Y ORGANIZACIÓN POLÍTICA. LOS CONCILIOS.
El Imperio romano es invadido en el siglo V por pueblos germánicos, conocidos como bárbaros. A través de los Pirineos penetran en Hispania suevos, vándalos y alanos. Roma permitió a los visigodos asentarse en el sur de Francia (establecieron su propio reino con capital en Tolosa) a cambio de que expulsasen a los invasores de la Península para restablecer el orden imperial. Pero tras ser derrotados por los francos (batalla de Vouillé. 507), los visigodos se internan en Hispania y crean un reino independiente con capital en Toledo.
La consolidación de la monarquía visigoda fue obra de varios monarcas. Leovigildo logró la unificación política. La unificación religiosa llegó con Recaredo (589) al convertirse al catolicismo. La unificación territorial con Suintilla y la unificación jurídica con Recesvinto, que promulgó el Fuero Juzgo (654) con el que se consiguió la unión definitiva entre visigodos e hispanorromanos.
La monarquía era electiva y dependía del apoyo de la nobleza y la iglesia, motivo éste de inestabilidad política. La institución más importante del Gobierno era el Aula Regia, una asamblea que asesoraba al rey en asuntos políticos y militares. Estaba formada por la aristocracia visigoda. A partir de la unificación religiosa con Recaredo, se creó la otra gran institución de gobierno: los Concilios de Toledo. Aunque esta era una institución religiosa, con el paso del tiempo adquirieron gran peso político y asumieron funciones legislativas (entre otras muchas medidas, decidía las condiciones para la elección del rey y las obligaciones de éste).
Bloque 2|La Edad Media: Tres culturas y un mapa político en constante cambio (711 – 1474)
2.1 AL ANDALUS: LA CONQUISTA MUSULMANA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. EMIRATO Y CALIFATO DE CÓRDOBA.
La conquista musulmana (711-722) se debió a la crisis interna de la monarquía visigoda por los problemas sucesorios al trono y el consiguiente debilitamiento militar. También a la expansión del Imperio islámico. En el 711 un ejército bereber del Norte de África dirigido por Tarik. cruzó el estrecho de Gibraltar como aliado de los nobles visigodos contrarios a la llegada al trono de D. Rodrigo, sucesor de Witiza. Tras vencer a D. Rodrigo en la batalla de Guadalete (711), comienza la conquista de la Península excepto las zonas montañosas de la Cordillera Cantábrica. Fue una conquista rápida debido a que: las poblaciones se rindieron sin apenas resistencia; el ejército estaba muy desorganizado; y la aristocracia visigoda prefirió pactar con los musulmanes y someterse a su autoridad para mantener sus propiedades a cambio de pagar impuestos.
Hasta el 756, al- Ándalus pasa a ser un Emirato Dependiente del Califato de Damasco, centro político y religioso del mundo musulmán en aquella época. Depende por tanto del poder político y religioso del Califato, gobernado por la dinastía Omeya. En el 750 una nueva dinastía, la Abasí, depone de manera violenta a los omeyas quienes son asesinados y trasladan la capital del imperio a Bagdag. Sin embargo, logra escapar un miembro de la familia Omeya, Abd al-Rahman quien huye a al- Ándalus donde se proclama emir en 756. Comienza así el Emirato Independiente de Bagdag (756-929). El nuevo emir ejerció el poder político y militar de manera autónoma aunque se siguió respetando la autoridad religiosa del califa de Bagdag. Fue un época de estabilidad y de consolidación del nuevo Estado andalusí. Se mejoró la organización administrativa, se aumentó la recaudación de impuestos, y se creó un ejército mercenario, formado principalmente por bereberes.
A principios del s.X el Emirato independiente sufre una grave crisis: divisiones internas, revueltas de muladíes (hispanovisigodos convertidos a la religión musulmana) y mozárabes (hispanovisigodos que mantuvieron su religión cristiana) contra el poder cordobés y amenazas de los reinos cristianos. Abd al-Rahaman III se proclama califa, acaparando en sus manos el poder militar, político y religioso, desligándose así de cualquier dependencia del Califato de Bagdag. Se instaura el Califato de Córdoba (929-1031). Abd al-Rahaman III pacifica el territorio. Fortalece la estructura del Estado, reorganizando la recaudación fiscal y centralizando la gestión. Se detiene el avance de los reinos cristianos e incluso alguno se convierte en vasallo de Córdoba. A su muerte se inicia un período de pérdida de poder de los califas. Destaca la figura de Almanzor, primer ministro (hachib), protagonista de devastadores ataques a los reinos cristianos. Un periodo de guerra civil provocó la desaparición del Califato y la desmembración de al- Ándalus en pequeños reinos llamados Taifas (1031).
2.2 AL-ANDALUS: REINOS DE TAIFAS. REINO NAZARÍ.
La desintegración del Califato de Córdoba dio lugar a pequeños reinos independientes llamados Taifas. Estos se hallaban enfrentados entre sí y los más pequeños fueron absorbidos por los más poderosos. Los reinos cristianos aprovecharon esas rivalidades y debilidad de sus ejércitos para atacar. A cambio de apoyo y protección, algunos reyes de Taifas pagaron tributos a los reinos cristianos (parias). A pesar de su debilidad política y militar fue una etapa de esplendor cultural.
A finales del s.XI, las Taifas se ven incapaces de frenar el avance cristiano (Alfonso VI de Castilla conquista Toledo. 1085) y piden ayuda a los almorávides, bereberes del norte de África que profesaban los principios más estrictos del Islam y que habían creado un verdadero imperio en el Magreb. Su dominio se basó en la ocupación militar y en la imposición de una estricta ortodoxia religiosa. Pero los avances de los cristianos y la impopularidad de sus medidas, como impuestos extraordinarios, provocaron revueltas que llevaron a su caída. Como consecuencia, al-Ándalus volvió a fragmentarse en los denominados segundos reinos de Taifas. En el s.XII, frente al continuo avance de los pueblos cristianos, algunas taifas pidieron ayuda a los almohades que dominaban el Magreb (movimiento de carácter religioso con aspiraciones de dominio político). La invasión almohade solo controló el Sur. La derrota de Las Navas de Tolosa (1212) frente al rey castellano Alfonso VIII marcó el principio de la decadencia almohade. La subsiguiente fragmentación del poder político permitió la aparición de unas terceras Taifas, que, poco a poco, fueron cayendo en manos cristianas, con la excepción de Granada.
Desde el s.XIII el reino de Granada estuvo gobernado por la dinastía de los Nazaríes que mantuvo su independencia gracias a tres factores: una hábil gestión diplomática, pues se hizo vasalla de Castilla, y pactó con la dinastía bereber que dominaba el Magreb; las minorías cristianas y judías eran muy reducidas lo que favoreció la estabilidad al no haber tensiones religiosas; y la llegada masiva de andalusíes procedentes de otros reinos musulmanes que huían de la conquista cristiana, provocó un incremento de la población y mejora económica del reino. Los problemas sucesorios a principios del s.XV desestabilizaron el reino y Castilla lo aprovechó. Los Reyes Católicos pactaron con el rey Boabdil la rendición de Granada en 1492, desapareciendo así el último vestigio del dominio musulmán en la Península.
2.3 AL-ANDALUS: ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA.
La economía se basaba principalmente en la agricultura, la artesanía y el comercio. Los principales cultivos eran la tríada mediterránea: cereales, vid y olivo. Las zonas más fértiles se localizaban en las vegas de los ríos. Allí se desarrolló el regadío, a partir de redes de acequias y norias. Se cultivan nuevos productos como el arroz, naranjas… El sector textil fue la actividad manufacturera más importante: seda, lino, algodón…. Activa industria artesanal: cuero, vidrio, joyas, cerámica, papel… El comercio alcanzó una notable importancia gracias a una extensa red urbana y un eficaz sistema de comunicaciones, tanto marítimo como terrestre. En las ciudades, las principales zonas comerciales eran los zocos, situados cerca de la mezquita. El comercio exterior se basó en la fortaleza de dos monedas: el dinar de oro y el dirham de plata.
La sociedad era muy heterogénea. Existían diferentes grupos sociales: una minoría de origen árabe formaba la élite social. Eran los propietarios de extensas tierras (latifundios) y ocupaban cargos en la administración. El grupo de origen bereber, del Norte de África, con una posición inferior, formaban parte del ejército aunque también eran comerciantes y ganaderos. La población hispano-visigoda, la más numerosa, estaba dividida en dos grupos, los muladíes, una minoría privilegiada que se convirtió al Islam; y los mozárabes, la población que siguió siendo cristiana. Los judíos fueron una minoría influyente. Despuntaron en el comercio, medicina, ciencia…
La cultura estaba muy vinculada a la religión, una religión monoteísta, con gran predominio de la arquitectura frente a otras artes. La construcción más representativa fue la mezquita de Córdoba, aunque también se levantaron edificaciones civiles. La prohibición del Corán de representar imágenes de figuras humanas hizo que predominasen los motivos abstractos y geométricos en la decoración de los edificios. Edificios a destacar además de la mezquita de Córdoba son la Giralda de Sevilla y la Alhambra de Granada. En al-Ándalus se alcanzó un gran desarrollo cultural debido a la tolerancia intelectual que se vivió sobre todo en época califal y los primeros taifas. Córdoba se convirtió en uno de los referentes culturales y científicos del s.X. En el campo literario proliferó la poesía, la filosofía, la historia… destacando al filósofo Averroes. En el campo científico proliferaron estudios de astronomía, matemáticas y medicina.
2.4 LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA CRISTIANA. PRINCIPALES ETAPAS DE LA RECONQUISTA. MODELOS DE REPOBLACIÓN.
La conquista musulmana se frenó en torno a la cordillera cantábrica y pirenaica, donde se formaron núcleos de resistencia cristianos. Posteriormente, de estos núcleos iniciales surgieron los reinos que reconquistaron la Península Ibérica. La primera de esas resistencias aparece en la Cordillera Cantábrica, donde Don Pelayo, un noble visigodo se convirtió en el primer soberano del reino de Asturias. Pelayo inicia la lucha contra los musulmanes en el área de los Picos de Europa, donde ganó la batalla de Covadonga en el año 722. Es a partir de entonces cuando comienza a organizarse el reino de Asturias y a extenderse más allá de aquellas montañas. La capital se establece primero en Oviedo y después en León, llamándose desde entonces Reino de León y creando el condado de Castilla, que logrará su independencia con el conde Fernán González en el siglo X.
Otro núcleo de resistencia surgió en los Pirineos. Aquí, el ejército musulmán fue frenado en su expansión por los francos (Batalla de Poitiers. 732. Carlos Martel). Tiempo después, Carlomagno, emperador franco, creó una frontera fortificada al Sur de los Pirineos para frenar la expansión musulmana, la llamada Marca Hispánica, dividida en condados dependientes del monarca carolingio. Tras la muerte de Carlomagno, los condes de la Marca Hispánica comenzaron a desvincularse de los francos: en los valles centrales del pirineo Aznar Galíndez crea el Condado de Aragón. En Pamplona, un miembro de la familia Arista crea el reino de Pamplona, núcleo originario del reino de Navarra. En el pirineo oriental nacen los condados catalanes que se desvinculan de la monarquía carolingia más tarde que Aragón y Pamplona. Destaca el condado de Barcelona y su dirigente, Wifredo el Velloso, quien consigue vincular el resto de los condados al suyo. Bajo el gobierno de Borrell II lograron cierta autonomía de los francos.
Con Sancho III el Mayor en 1031, Navarra se convertirá en el reino cristiano más poderoso, controlando el condado de Castilla, el de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Pero a su muerte, el renio se dividió entre sus hijos: Fernando I (Castilla, que se transformó en reino y anexionó León), Ramiro I (Aragón), García Sánchez III (Navarra). El matrimonio en el siglo XII entre el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV y Petronila, hija del rey de Aragón, dará origen a la Corona de Aragón
La Reconquista fue un proceso lento y largo (duró ocho siglos). Podemos distinguir 4 etapas:
- Clara inferioridad de los reinos cristianos frente a los musulmanes. Modestos avances de los reinos cristianos. El reino Astur con Alfonso III se expandió hasta el valle del Duero ocupando León. Navarra se expande por la línea del Ebro, y los condados aragoneses y catalanes por el pirineo.
- Expansión hasta el Tajo y el Ebro. La debilidad de los reinos de Taifas da una clara superioridad a los reinos cristianos. El nuevo reino de Castilla y León, con Fernando I, toma el valle del Duero. Su hijo, Alfonso VI toma Toledo (1085) y extiende sus dominios hasta el Tajo. Sin embargo estos avances fueron detenidos e incluso retrocedidos por los Almorávides y Almohades.
- Clara hegemonía cristiana gracias a la batalla de Las Navas de Tolosa (1212). Castilla se hace con el valle del Guadalquivir y ocupa ciudades como Córdoba y Sevilla. La Corona de Aragón toma Zaragoza, Huesca, Valencia y Baleares, y se expande por el Mediterráneo
- Fin de la Reconquista (s.XIV-XV). Interrupción de la expansión y duración en el tiempo del último reducto árabe, el reino nazarí de Granada, hasta su conquista en 1492 por los Reyes Católicos.
La repoblación durante la Reconquista contó con diferentes modelos y épocas. La presura (s.VIII-XI): las tierras conquistadas despobladas sobre todo en el valle del Duero eran ocupadas por campesinos que con solo cultivarlas se les reconocía su propiedad; La repoblación concejil (s. XII): principalmente en los valles del Tajo y del Ebro, se organizaron en municipios a los que el rey les otorgó privilegios (cartas pueblas y fueros); Repartimiento de tierras en Extremadura y Andalucía a la nobleza, a los clérigos y a las órdenes militares de latifundios como pago por su apoyo en las contiendas (s.XIII).
2.5 LOS REINOS CRISTIANOS EN LA EDAD MEDIA: ORGANIZACIÓN POLÍTICA, RÉGIMEN SEÑORIAL Y SOCIEDAD ESTAMENTAL.
La sociedad estaba dividida en tres estamentos: la nobleza, el clero (privilegiados) y el estado llano (burgueses, campesinos… Los no privilegiados). Los primeros establecieron relaciones de vasallaje entre sí y los más poderosos con el rey, estableciéndose una estructura política piramidal en la que el rey dependía de los grandes nobles. Los no privilegiados mantenían a los privilegiados, incluido el rey, a través del pago de impuestos y trabajo.
En los reinos cristianos medievales el rey ocupaba la cima del poder. Los reinos se consideraban un patrimonio del monarca. Podía dividirlos o unirlos según sus intereses. Sin embargo, en cuestiones de gobierno se dejaba aconsejar por la nobleza y el clero (Curia Regia). Con la aparición de la burguesía a partir del s.XIII surgen nuevas instituciones, las Cortes. El rey solía convocarlas para pedir recursos económicos para sus campañas militares. Estaban formadas por los tres estamentos o clases sociales: la nobleza, el clero y el estado llano. En el reino de Castilla y León solo hay unas Cortes de carácter consultivo y de aprobación de impuestos y subsidios al rey, mientras que la Corona de Aragón cuenta con cuatro, una por cada territorio (Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares) Las Cortes de la Corona de Aragón tenían además atribuciones legislativas.
A consecuencia del reparto de la tierra durante la repoblación, los nobles, el clero y las órdenes militares adquirieron enormes territorios concedidos en Régimen Señorial. Vivían de las rentas e impuestos que los campesinos les pagaban. Los señoríos fueron evolucionando y a partir del siglo XIII se estableció una red de relaciones señoriales en la que los nobles y el clero no sólo tenían derechos de explotación económica sobre su feudo, sino que gozaban de derechos jurisdiccionales concedidos por el rey (señorío jurisdiccional). Tenían autoridad plena en su señorío, podían dictar órdenes e impartir justicia. A cambio debían asegurar protección a los campesinos en caso de guerra o peligro.
2.6 ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LA CORONA DE CASTILLA, DE LA CORONA DE ARAGÓN Y DEL REINO DE NAVARRA AL FINAL DE LA EDAD MEDIA.
La Corona de Castilla se distinguió por ser una monarquía autoritaria, con amplios poderes. Junto a las Cortes surgen otras instituciones: la Cancillería (organización del reino), la Curia Regia (asesora al rey en el gobierno. Formada por nobles y alto clero), Audiencia (administración de Justicia) y Hacienda (recaudación de impuestos). Además, los municipios contaban con la figura del corregidor, representante de la monarquía en el gobierno municipal.
En la Corona de Aragón la monarquía tenía limitadas sus atribuciones y estaba sometida al control de las Cortes. Cada territorio (Aragón, Valencia, Baleares y Cataluña) tenía sus propias instituciones y leyes. El rey lo era de todos pero debía jurar lealtad y respetar el derecho y las costumbres de cada territorio. Los monarcas establecieron así el pactismo, mediante el cual el rey aceptó compartir la elaboración de leyes con las Cortes y respetar los privilegios de los tres estamentos. Las principales instituciones de gobierno fueron: Las Cortes (cada reino tenía las suyas propias. Refrendan la labor del gobierno del rey, aprueban los impuestos y gestionan el destino de los mismos), los Virreyes (representantes del rey en cada reino en ausencia de éste), la Generalidad o Diputación (controlan el gobierno mientras las Cortes no están reunidas). En Aragón existía además el Justicia Mayor, que mediaba en las pugnas y diferencias entre el rey y la nobleza.
En el reino de Navarra, al igual que en la Corona de Aragón, la monarquía era pactista. Los monarcas debían jurar los fueros, comprometiéndose a respetarlos a cambio de fidelidad por parte de los representantes del reino. Las principales instituciones fueron el Consejo Real, con funciones administrativas y judiciales; las Cortes, en las que el rey juraba los fueros del reino; y la Diputación de los Tres Estados, que gestionaba la recaudación de los subsidios votados en las Cortes. La incorporación de Navarra a Castilla se hizo bajo el principio de que Navarra conservara su condición de reino y sus instituciones.
Bloque 3|La formación de la Monarquía Hispánica y su expansión mundial (1474-1700)
3.1 LOS REYES CATÓLICOS: UNIÓN DINÁSTICA E INSTITUCIONES DE GOBIERNO.
En 1469 tuvo lugar el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. En ambas coronas gobernaba la misma dinastía, los Trastámara. Tras morir Enrique IV de Castilla en 1474, estalló una guerra civil por la sucesión al trono. Su hermana, Isabel, que contaba con el apoyo de Aragón, y la presunta hija, Juana la Beltraneja, apoyada por Portugal, se enfrentaron en un conflicto que culminó con la batalla de Toro en 1476, y posteriormente en la paz de Alcaçovas con Portugal en 1479. Isabel I de esta forma era reconocida como reina de Castilla.
Ese mismo año, el rey Juan II de Aragón muere y Fernando es coronado rey. Culminaba así la unión dinástica entre las dos coronas más poderosas de la Península, una unión que no significó unificación política, no hubo intento de fusionar ambas. Cada una mantuvo sus propias instituciones de gobierno, leyes y particularidades, aunque se aceptó la supremacía de Castilla por ser el reino más extenso, poblado y rico.
El proyecto político de los Reyes Católicos fue lograr una monarquía autoritaria donde comenzaron a asentarse las bases de un Estado moderno. Se unificó el territorio, se redujo el poder político de la nobleza y el clero, se formó un nuevo cuerpo de funcionarios tanto a nivel interno como hacia el exterior con funciones diplomáticas y se creó un ejército permanente.
Las instituciones en Castilla consolidaron la monarquía autoritaria. En Aragón, debido a su tradición pactista, el poder de los reyes tuvo más dificultades al haber mayor resistencia en el mantenimiento de fueros y privilegios.
(El conflicto de los payeses de remensa en Cataluña, con la posterior Sentencia Arbitral de Guadalupe de Fernando el Católico, reforzó el papel de la monarquía al abolirse los malos usos de la nobleza, pero no tanto como en Castilla. El conflicto tuvo como protagonista a los remensas, campesinos adscritos a la tierra, que se sublevaron contra la nobleza y exigieron la anulación del régimen señorial y el fin de los malos usos. Aquellos hechos desembocaron en una guerra civil, conflicto aprovechado por todas las clases sociales, incluido el rey, en defensa de sus propios intereses)
El objetivo de los Reyes Católicos fue controlar todos los poderes del Estado. Para ello reformaron y crearon nuevas instituciones. El Consejo Real, principal órgano de gobierno y justicia, los monarcas se rodearon de especialistas quedando en un segundo plano la nobleza, cuyo papel era meramente consultivo; se redujo el papel de Las Cortes, que se convocaban en Castilla para jurar al heredero o para aprobar subsidios extraordinarios. En Aragón siguen siendo legislativas y con un alto poder de decisión; se reorganizó el sistema judicial. A nivel local estaban los corregidores y a nivel regional las Chancillerías (o Audiencias). El Consejo Real de Castilla actuaba como última instancia judicial; se establecieron nuevos cargos. Los secretarios reales eran funcionarios que intermediaban entre los consejos y los reyes. El virrey, figura importante en Aragón, representaba a los soberanos en los territorios en los que no se hallaban presentes; se creó la Santa Hermandad, organismo de corte policial que facilitó el orden en el reino. Otros consejos para la administración de diversos temas: como el de Indias o la Inquisición. La institución del Justicia de Aragón seguirá continuando con su labor.
Los Reyes Católicos, con permiso del Papa, crearon la Inquisición para controlar la uniformidad religiosa. Fue la única institución que tenía jurisdicción tanto en Castilla como en Aragón y que dependía directamente de los monarcas. Los reyes lograron además el Derecho de presentación, un derecho otorgado por el Papa por el cual los reyes podían designar a los obispos y sugerir candidatos al Papa.
3.2 EL SIGNIFICADO DE 1492. LA GUERRA DE GRANADA Y EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA.
En 1492 tuvo lugar una serie de acontecimientos que marcarán el reinado de los Reyes Católicos y en definitiva la Historia Moderna: La conquista de Granada y el descubrimiento de América. Ambos hechos refuerzan el papel de los reyes dentro y fuera de sus reinos. La conquista de Granada, uno de los principales objetivos de la política interior de los Reyes Católicos, supone el fin de la Reconquista y la primera gran empresa en común de la nueva monarquía. El descubrimiento de América proporciona a la corona de Castilla la posibilidad de conquistar y explotar amplios territorios como fuente de ingresos. Supuso uno de los hechos más importantes de la historia europea que condicionará la política, la sociedad y la economía de los siglos siguientes.
La participación militar y financiera en la guerra de Granada por parte de Castilla y Aragón fue desigual. La guerra estuvo marcada por el poder militar cristiano y las desavenencias internas del reino musulmán. La conquista de Alhama en 1484, donde los reyes se ganaron el apoyo del rey nazarí Boabdil, y la toma de Málaga en 1487 tras sufrir un gran asedio, fueron dos de las etapas más importantes junto con el asedio y posterior rendición de Granada. Los Reyes Católicos aprovechan las luchas internas, construyeron una ciudad militar frente a la Alhambra y finalmente Boabdil se rindió.
A pesar de que en un primer momento se respetan las tradiciones musulmanas y judías, comienza su conversión al cristianismo. Muchos abandonan Granada. Se inicia así por parte de los reyes la unidad de fe.
Tras la conquista de Granada, los Reyes Católicos aceptan el proyecto de Cristóbal Colón de llegar a Asia navegando hacia el oeste. El descubrimiento de América es fruto del afán de los reinos de Castilla y Portugal por explorar nuevas rutas comerciales ya que el Mediterráneo estaba amenazado por los turcos. Cristóbal Colón les propone a ambas coronas el proyecto a las Indias. Será Castilla quien le apoye en la aventura. Se firman las Capitulaciones de Santa Fe, un contrato entre Castilla y Colón para el reparto de las riquezas encontradas en las nuevas tierras. La expedición compuesta por tres naves salió de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto de 1492. El 12 de octubre avistó tierra. Colón realizó tres viajes más. Murió convencido de que había llegado a las Indias.
Los Reyes Católicos recibieron del Papa la soberanía de las tierras descubiertas. Para evitar conflictos, castellanos y portugueses delimitaron sus respectivas áreas de influencia en el Atlántico. El Tratado de Tordesillas (1494) trazó una línea de demarcación a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. Las tierras situadas al oeste de esta línea serían para Castilla, y las situadas al este, para Portugal.
3.3 EL IMPERIO DE LOS ASTURIAS: ESPAÑA BAJO CARLOS I. POLÍTICA INTERIOR Y CONFLICTOS EUROPEOS.
Tras la muerte de los Reyes Católicos, sus reinos y posesiones terminaron pasando a su nieto Carlos, nacido en Gante (Bélgica) en 1500. Comienza así en España la dinastía de la casa de Austria (Habsburgo) que reinó hasta 1700. Carlos I era hijo de Felipe el Hermoso y Juana de Castilla, nieto de los Reyes Católicos y del emperador Maximiliano de Austria y de María de Borgoña. La muerte de su padre y la incapacidad de su madre para gobernar, aglutinará en su persona un número de reinos que no conoció precedente en la historia europea.
Hereda por parte de sus abuelos maternos: la Corona de Castilla y Aragón con sus posesiones en América, Italia y norte de África. De sus abuelos paternos, las posesiones en los Países Bajos, Alemania y Austria, además de los derechos al título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
La llegada de Carlos I a la Península en 1517 causó una mala impresión. El rey no hablaba castellano y venía acompañado por un gran número de consejeros y cortesanos flamencos que obtuvieron cargos en la administración. El nombramiento de Carlos como emperador en 1519 con el nombre de Carlos V, contribuyó a complicar la situación. El rey necesitaba fondos para sus planes imperiales. De ahí que se valiera de las Cortes castellanas y aragonesas para tal fin. Además, su ausencia del reino para su coronación, dejando a su tutor Adriano de Utrech como regente, no hizo más que agravar el malestar.
Entre los conflictos internos a los que tuvo que enfrentarse Carlos I destacan los levantamientos de las Comunidades y las Germanías. En Castilla se inicia en 1520 la revuelta de las Comunidades (se levantan ciudades como Toledo, Ávila, Burgos o Segovia). Los comuneros reivindicaban al rey más atención a los asuntos del reino, que no abandonase Castilla, que las Cortes tuvieran más atribuciones, que no sacase más dinero de para financiar su elección como emperador y que los cargos políticos y religiosos no se concediesen a extranjeros. La revuelta fue encabezada por las clases medias, aunque con apoyo de parte de la nobleza y el clero, destacando las figuras de Padilla, Bravo y Maldonado. El movimiento se convirtió además en una revuelta anti señorial lo que supuso que las clases altas de la nobleza apoyasen al rey. Finalmente fueron derrotados en la batalla de Villalar en 1521 y sus líderes ejecutados.
En Valencia y Mallorca estallan casi al mismo tiempo las revueltas de las Germanías, un conflicto social dirigido por los gremios y campesinos contra los señores feudales. Al igual que en Castilla, el ejército, con el apoyo de la nobleza, acabó con la rebelión.
Su política exterior estuvo marcada por su ideal de una monarquía universal cristiana dirigida a nivel espiritual por el Papa y a nivel terrenal por el Emperador. Desde esta perspectiva se explican los principales conflictos que tuvo en su reinado: el enfrentamiento con Francia, con los turcos y su lucha contra el protestantismo. Su idea de monarquía universal chocó con Francia, la otra gran potencia europea. Cuatro fueron las guerras contra los franceses por las aspiraciones de Francisco I sobre Italia, Flandes y Borgoña. A pesar de la paz de Cambrai en 1529 el conflicto con los franceses se mantuvo durante todo su reinado.
Otro conflicto para la monarquía y la cristiandad fue el Imperio Otomano. Carlos V quiso defender la cristiandad del avance turco por el Mediterráneo y Europa. Alternó triunfos (conquista de Túnez 1535) con fracasos (Argel 1541).
Finalmente, uno de los asuntos más graves fue la Reforma de Lutero que rompió la unidad de la Iglesia católica. Martín Lutero, su principal líder, que había pedido la reforma de la Iglesia por los abusos y malas prácticas de ésta, expandió el protestantismo por Alemania y los Países Bajos. Los príncipes alemanas formaron una alianza, la Liga de Smalkalda (1531) que fue derrotada por Carlos V en la batalla de Mühlberg (1547). Pero, a pesar de la victoria, el emperador no pudo frenar el protestantismo y finalmente tuvo que firmar la Paz de Augsburgo (1555) en la que se concedió la libertad religiosa a los príncipes.
3.4 LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN. LOS PROBLEMAS INTERNOS. GUERRAS Y SUBLEVACIÓN EN EUROPA.
Carlos I abdica en su hijo Felipe II en 1556. Reparte sus dominios entre su hijo y su hermano Fernando. A Felipe le cede las coronas hispánicas, el Imperio americano, las posesiones italianas y los Países Bajos. El título imperial y el Sacro Imperio Romano Germánico pasa a su hermano. Además, en 1580 Felipe II es reconocido rey de Portugal, convirtiéndose así en el monarca más poderoso de su tiempo. Felipe hereda los objetivos políticos de su padre: la defensa del catolicismo y la lucha por la hegemonía de su dinastía en Europa y ultramar.
Para gobernar su inmenso imperio se valió de una compleja administración que dirigió personalmente. Concedió la máxima importancia a los reinos hispánicos y se rodeó de colaboradores en su mayoría españoles. A diferencia de su padre, gobernó desde España, instalando la capital en Madrid. Su gobierno se basaba en un sistema de consejos, en los que el monarca tenía la última palabra. Los consejos territoriales se ocupaban de la administración de un territorio concreto (Consejo de Castilla, Aragón, Italia, Flandes, Indias y Portugal); los consejos temáticos, se centraban en un asunto específico (Hacienda, Órdenes, Guerra, …); y el Consejo de Estado, presidido por el rey, trataba los temas políticos más importantes incluidos los de política exterior.
Felipe II se rodeó de hombres de su confianza, secretarios, que hacían de enlace entre los consejos y el rey. Mantendrá la figura del virrey en los territorios en los que no estaba presente y los gobernadores. Las Cortes quedaron reducidas a los representantes de las ciudades. La nobleza y el clero dejaron prácticamente de asistir a ellas al no estar obligados a pagar tributos. El gobierno municipal siguió formado por los Concejos o Cabildos compuestos por concejales, alcaldes y corregidores (representantes del rey). La Justicia seguía impartiéndose a través de las Audiencias o Chancillerías.
Conflictos internos: la prohibición a los moriscos del uso de su lengua y sus costumbres provocó su sublevación en las Alpujarras granadinas (1568). La rebelión fue sofocada dos años después. La población morisca fue expulsada de Granada, decretándose su dispersión por toda Castilla.
Otro de los conflictos basados en su poder autoritario fue la revuelta de Aragón. Antonio Pérez, antiguo secretario del rey, condenado a prisión por un complot político, se refugió en Aragón, donde buscó la protección del Justicia Mayor (encargado de garantizar el respeto a los fueros). Felipe II envió a la Inquisición, único tribunal con jurisdicción en todos los territorios, pero el intento de entregar a Pérez a la Inquisición provocó un motín popular, revuelta que terminaría con la entrada del ejército real y la ejecución del Justicia Mayor.
En el exterior, el conflicto heredado de su padre con los franceses terminó tras la batalla de San Quintín (1557) y la paz de Cateau-Cambresis (1559). Para frenar el avance turco por el Mediterráneo se crea la Santa Liga entre los Estados Pontificios, Venecia y Felipe II. Tras la batalla de Lepanto (1571) se frena su avance pero no supuso su derrota definitiva. Otro de los conflictos en el exterior fue la sublevación de los Países Bajos. El conflicto comenzó cuando el rey quiso aumentar su poder en esos territorios y contener el protestantismo con la Inquisición. A pesar de sofocar las revueltas enviando al ejército, no pudo impedir finalmente que varias provincias se independizaran. El último conflicto fue su rivalidad con Isabel I de Inglaterra. Los ingleses querían disputar el monopolio comercial de España sobre América. Por ello se valieron de los ataques piratas a los barcos españoles. Además, Isabel era una ferviente protestante que no dudó en apoyar a los rebeldes flamencos para desgastar a la Monarquía Hispánica. El envío de la Armada Invencible por parte de Felipe II (1588) para cortar la ayuda de Inglaterra a los sublevados flamencos, fue un fracaso para los españoles y supuso el aumento del poder naval inglés.
3.5 EXPLORACIÓN Y COLONIZACIÓN DE AMÉRICA- CONSECUENCIAS DE LOS DESCUBRIMIENTOS EN ESPAÑA, EUROPA Y AMÉRICA.
Tras el descubrimiento de América y posterior Tratado de Tordesillas (1494) con los portugueses, se inicia un proceso de exploración y conquista de América que amplió las tierras en poder de la Corona de Castilla. Los conquistadores, a través del sistema de capitulaciones, recibieron botín, cargos públicos y tierras.
Las grandes conquistas en América contra los imperios Azteca e Inca fueron posible fundamentalmente por las dificultades y luchas internas que atravesaban los dos imperios. Se caracterizaron también por la superioridad del armamento utilizado, y el empleo de animales desconocidos por los indígenas, a los que temían (caballos). La conquista del Imperio Azteca (1519-1521) fue llevada a cabo por Hernán Cortés en poco tiempo y con ayuda de pueblos indígenas enemigos de los aztecas. La conquista del Imperio Inca (1531-1532) fue obra de Francisco Pizarro. El resto del continente fue explorado y conquistado, desde Chile hasta Florida, Texas y California.
En América se impuso una administración similar a la castellana, con dos tipos de instituciones: las asentadas en Castilla, como el Consejo de Indias, del que dependía la Casa de Contratación de Sevilla cuya función era regular el comercio con América, conceder permisos de emigración, exportación, cobro de impuestos y control de aduana. Las asentadas en las indias, cuyo eje eran los virreinatos. Se crean dos: el de Nueva España para Centroamérica y el de Perú que se extendía por América del Sur. Los virreyes representaban al rey dirigiendo la administración, el ejército y la justicia.
- Consecuencias económicas: se estimuló la economía castellana y europea, y se desarrolló el comercio. América suministraban metales preciosos (plata sobre todo) y demandaba todo tipo de productos. De las indias llegaban nuevos productos como patata, cacao o tabaco, y Castilla suministraba aceite, trigo, ganado… Todo ello influyó en la alimentación y en los hábitos de consumo de los europeos. Pero el aumento de la circulación de la moneda por la abundancia de plata, y el crecimiento de la demanda, hicieron que los precios aumentasen en toda Europa, lo que se ha denominado la revolución de los precios, perjudicando las condiciones de vida de los europeos.
- Consecuencias sociales: Mientras que en España aumentó la población, los indígenas sufrieron un tremendo descenso demográfico debido fundamentalmente a las enfermedades a las que no eran inmunes, el mestizaje y el trabajo forzado. El abuso que generaron diversas formas de explotación de los nativos, como el trabajo en las minas, donde se les hacía trabajar obligatoriamente durante varios años de su vida (mita), y el abuso del sistema de encomiendas, donde los colonos estaban obligados a evangelizar a los indígenas a cambio de trabajo, fueron denunciados por algunos misioneros, como Fray Bartolomé de las Casas, que consideraba a los indios seres libres y por tanto personas con derechos que no podían ser esclavizadas. Se desarrolló una amplia legislación para la organización del territorio y la protección de los indígenas. Primero las Leyes de Burgos (1512). Después, las Leyes Nuevas de Carlos V en 1542 donde se consideró a los indígenas súbditos del rey. Comienza así la importación de los negros de África como esclavos, principalmente traídos por portugueses y holandeses. Criollos, mestizos, mulatos e indígenas configuró una sociedad multirracial.
- Consecuencias políticas: la monarquía hispánica se situó como la primera potencia europea en el siglo XVI.
- Consecuencias culturales: la influencia cultural de Castilla fue enorme en detrimento, en una primera etapa, de la autóctona. La lengua castellana se consolidó como idioma común y la Iglesia católica tuvo gran protagonismo en la cultura. Aún así, hubo focos de resistencia de los pueblos indígenas a abandonar sus tradiciones. Ciencias como la cartografía, la geografía o la biología obtuvieron un gran impulso.
3.6 LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVII: EL GOBIERNO DE VALIDOS. LA CRISIS DE 1640.
Los reyes del s. XVII llamados ‘Austrias menores’ delegaron las tareas de gobierno en sus validos que actuaban en nombre del monarca. Era un cargo de designación real, sin lugar en el organigrama administrativo, por lo que su cese y nombramiento dependía exclusivamente del monarca. Destacan con Felipe III el duque de Lerma y su hijo, el duque de Uceda y con Felipe IV, el conde duque de Olivares.
El gobierno de alguno de los validos acarreó conflictos y consecuencias graves para la monarquía:
- Felipe III y el duque de Lerma: La expulsión de los moriscos en 1609 ordenada por el duque de Lerma por el posible apoyo de éstos a los turcos, tuvo como consecuencia grave la despoblación de numerosas comarcas sobre todo en Valencia y Aragón. El valido del rey decidió cambiar la capital de Madrid a Valladolid por su propio interés, especulando con edificios y terrenos, una corrupción sin precedentes hasta la fecha en la monarquía española.
- Felipe IV y el conde duque de Olivares: la reanudación de la política exterior ofensiva en Europa (la guerra de los Treinta años. 1618-1648) exigía grandes sumas de dinero a una Hacienda real en crisis. Olivares planteó una reforma financiera y militar, la Unión de Armas: un ejército sostenido económicamente y con hombres por todos los reinos en proporción a su población y riqueza. El plan era más ambicioso y pretendía unificar políticamente el imperio, implantando una administración centralizada, suprimiendo las diferencias forales y repartiendo las cargas económicas, hasta la fecha, soportadas en gran medida por Castilla.
Este intento de centralizar el Estado, la creación de nuevos impuestos para hacer frente a la guerra, el descontento social por las dificultades económicas, y el excesivo protagonismo del valido del rey frente a la nobleza, desembocó en una grave crisis en la década de 1640.
Hubo estallidos sociales sobre todo en Cataluña donde no se aceptó la política centralizadora que suponía la Unión de Armas. La entrada del ejército español en Cataluña para luchar contra los franceses que estaban en sus fronteras, el alojamiento de las tropas en suelo catalán y los destrozos que estas ocasionaron en las cosechas, provocó una revuelta de segadores en la ciudad de Barcelona (Corpus de Sangre) que luego se generalizó por toda Cataluña con ayuda de los franceses. El virrey fue asesinado y los catalanes ofrecieron el condado de Barcelona al rey de Francia por su ayuda. Pero en 1652 las tropas de Felipe IV pusieron fin a la sublevación.
Paralelamente, en 1640 se produce también otra rebelión en Portugal. Los nobles cansados de la política española poco favorable a sus intereses, nombran rey al duque de Braganza, como Juan IV. El conflicto se prolongó hasta 1668, fecha en la que se reconoció la independencia de Portugal.
3.7 LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS Y LA PÉRDIDA DE LA HEGEMONÍA ESPAÑOLA EN EUROPA.
Tras un periodo de paz exterior fruto de la política pacifista de Felipe III (Tregua de los doce años con los Países Bajos e Inglaterra), su sucesor, Felipe IV, reinicia la guerra con los Países Bajos y se implica de lleno en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Ambos conflictos estuvieron relacionados. La Guerra de los Treinta Años comenzó siendo una contienda entre los príncipes protestantes alemanes y el Emperador de Austria. El conflicto se extendió cuando España decidió participar al lado del emperador. El temor de Francia a una posible hegemonía de los Habsburgo la impulsó a apoyar a los protestantes, éstos apoyados a su vez por daneses y suecos. La cuestión religiosa acabó siendo una excusa ya que lo que se jugaba era el orden internacional y todos los conflictos fueron integrados en esta contienda.
La intervención francesa provocó el descalabro español, cuya fuerza estaba mermada por las sublevaciones de Cataluña y Portugal.
Los desastres del ejército español en las batallas de las Dunas (1639) y Rocroi (1643) marcaron el declive del poderío militar de España en Europa. La firma de la paz de Westfalia (1648) puso fin al conflicto y marcó el fin de la hegemonía de los Habsburgo en sus dos ramas, la austriaca y la española. Felipe IV reconoció la independencia de Holanda.
Francia y España mantendrán la guerra en solitario hasta la Paz de los Pirineos (1659). La monarquía española cedió a Francia el Rosellón y la Cerdaña. La supremacía francesa se materializa.
La guerra dejó arruinada a España, que posteriormente perderá a manos de los franceses otras posesiones como el Franco- Condado y algunas plazas flamencas.
3.8 PRINCIPALES FACTORES DE LA CRISIS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA DEL SIGLO XVII Y SUS CONSECUENCIAS
- La crisis demográfica del siglo XVII se debió principalmente a las grandes epidemias que asolaron el país (la peste); la expulsión de los moriscos, (despobló enormes comarcas sobre todo en Valencia y Aragón); las guerras; malas cosechas y hambruna; y baja natalidad.
- Las causas de la crisis económica se remontan a la centuria anterior, a las guerras, impuestos y revolución de los precios que afectó a toda Europa y con virulencia a España.
La economía, principalmente agraria, sufrió un retroceso por las guerras, las epidemias y la expulsión de los moriscos en 1609, cuya mano de obra era fundamental en el campo, sobre todo en Valencia y Aragón (Valencia pierde casi una cuarta parte de su población). La industria textil se estanca, sobre todo la castellana, que vio reducida su demanda. La competencia extranjera arruinó a los artesanos. El comercio con América se debilita debido a los ataques piratas y al comercio ilegal.
La Hacienda real entró en crisis debido al constante gasto de la monarquía. Aumentan los impuestos pero disminuye la llegada de metales preciosos de América. Como consecuencia se produjeron varias bancarrotas del Estado. La emisión de moneda de poca calidad provocó una mayor inflación y un agravamiento de la recesión económica.
La sociedad se vio afectada por la crisis. La nobleza y el clero, que no producían, no trabajaban y no pagaban impuestos, aumentaron en número debido a la venta de títulos. La burguesía se debilitó y aspiraba a ennoblecerse. El empobrecimiento del campesinado empeoró al igual que el de las clases populares urbanas debido sobre todo a la presión fiscal y a las malas cosechas. Es la época de los bandoleros, de los mendigos y los pícaros.
3.9 CRISIS Y DECADENCIA DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA: EL REINADO DE CARLOS II Y EL PROBLEMA SUCESORIO
A la muerte de Felipe IV, ante la minoría de edad de su hijo Carlos II, comienza la regencia de su madre, Mariana de Austria, que junto a su valido, el jesuita Nithard, gobernarán hasta la mayoría de edad del rey. Una vez llegada la mayoría de edad del monarca comienza su reinado (1675-1700), delegando el mismo en manos de validos como Juan José de Austria y el duque de Medinaceli.
A pesar de seguir siendo una gran potencia tanto en Europa como en América, España tuvo durante el reinado de Carlos II serios problemas para defender sus enormes posesiones, principalmente por la falta de financiación y hombres en sus ejércitos. La supremacía de Francia frente a España en Europa era ya un hecho tras los tratados de Westfalia y los Pirineos. Durante este periodo continuará arrebatándole territorios (en Flandes, el Franco-Condado, Luxemburgo) Todo ello, junto con el reconocimiento de la independencia de Portugal (1668), hizo visible la decadencia de la Monarquía Hispánica. Sin olvidar el declive político y el empobrecimiento del reino, que llegó a su punto álgido con Carlos II. Si bien, la situación económica y el aumento de la población mejorarían al final de su gobierno, sentando las bases de la centuria siguiente.
El reinado además tuvo que hacer frente a revueltas sociales como en Valencia donde estalló la denominada Segunda Germanía, una revuelta anti señorial que fue sofocada rápidamente; y en Madrid se produjo el Motín de los Gatos, por la escasez de alimentos y el alza del precio del pan.
Pero el problema más importante al que tuvo que enfrentarse Carlos II fue el sucesorio. El último monarca de los Austrias tenía desde nacimiento graves problemas físicos, lo que le impidió tener descendencia. Carlos II tuvo que buscar heredero en el extranjero. Dos eran los candidatos con vínculos familiares: Felipe de Borbón, duque de Anjou, candidato francés, que era nieto de la hija mayor de Felipe IV y de Luis XIV de Francia. Y Carlos de Austria, candidato de la línea de los Habsburgo y nieto de la hija menor de Felipe III. Tras fuertes presiones de ambos bandos, el monarca se decidió por Felipe de Borbón, futuro Felipe V. Esta decisión pretendía logra el apoyo de Francia, la principal potencia del momento y evitar así el desmembramiento de más posesiones de la Corona.
El 1 de noviembre de 1700 moría Carlos II, el último representante de los Austrias en España y una nueva dinastía, los Borbones, comenzaba a dirigir el reino.
Bloque 4|España en la órbita francesa: el reformismo de los primeros Borbones (1700-1788)
4.1 LA GUERRA DE SUCESIÓN Y EL SISTEMA DE UTRECHT. LOS PACTOS DE FAMILIA
A finales de siglo XVII dos dinastías se disputaban la hegemonía continental: Los Borbones y los Habsburgo. En este contexto la muerte de Carlos II sin descendencia sería objeto de disputa internacional.
Dos eran los pretendientes a suceder al monarca español. El archiduque Carlos de Habsburgo, hijo del emperador de Austria, y el príncipe Felipe de Anjou, nieto del rey francés Luis XIV. Carlos II finalmente declaró como su legítimo heredero, poco antes de su muerte el 1 de noviembre de 1700, al príncipe francés.
El acceso de un Borbón al trono español afianzaba aún más la hegemonía de Francia en Europa. El resto de potencias europeas ante el temor de la supremacía francesa en el continente forman una Gran Alianza: Inglaterra, Austria, el ducado de Saboya, las Provincias Unidas (Holanda) y Portugal, frente a España y Francia. En 1703 se inicia la Guerra de Sucesión.
En España se convirtió en una guerra civil. Castilla optó por mantenerse fiel a Felipe V, mientras que la Corona de Aragón, ante el temor de las tendencias absolutistas y centralizadoras del nuevo monarca, prefirió estar al lado del archiduque Carlos. El curso de la guerra cambió cuando el archiduque Carlos fue elegido Emperador alemán en 1711. Los temores, sobre todo de los ingleses, pasaron a ser que si el archiduque heredaba España se reconstruyera el antiguo imperio de Carlos V, al ocupar un Habsburgo ambos tronos.
En 1713 y 1714 se firmaron los acuerdos que acababan con la guerra en Europa: el Tratado de Utrecht y el Tratado de Rastadt. Ambos tratados intentaban evitar el dominio de una gran potencia sobre las otras. La principal beneficiaria fue Inglaterra:
- Se posicionará como gran potencia marítima.
- Obtuvo la exclusividad en el tráfico de esclavos con América (derecho de asiento), y el derecho a comerciar con aquellas tierras (el navío de permiso). Ese permiso lo usará para el contrabando con el Nuevo Mundo.
- Inglaterra obtuvo Gibraltar y Menorca .
La gran perdedora de la Guerra fue España:
- Perdió todos sus territorios europeos: Sicilia, Flandes, Milán, Nápoles y Cerdeña.
El conflicto no terminó en España tras la Paz de Utrecht. Continuó en Cataluña donde Barcelona fue sitiada durante meses y tomada por el ejército de Felipe V en 1714. A partir de la Guerra de Sucesión, la política exterior de España se centra en recuperar los territorios perdidos, reforzar la flota, y buscar aliados. De ahí nacen los Pactos de Familia con Francia, acuerdos por los cuales España, para lograr tal fin, se posicionará al lado de los franceses en diferentes conflictos. En 1733 se firma el Primer Pacto de Familia cuya consecuencia fue el reconocimiento del infante don Carlos, hijo de Felipe V, como rey de las Dos Sicilias (Sicilia y Nápoles). Gracias al Segundo Pacto de Familia (1743), España obtuvo para otro infante, Felipe, los ducados de Parma y Toscana. Ya con Carlos III se firmó el Tercer Pacto de Familia (1761) que sirvió para hacer frente a Inglaterra. La participación de España al lado de Francia en la guerra de independencia norteamericana, supone la recuperación de Florida y Menorca, aunque no pudo conseguir la restitución de Gibraltar.
4.2 LA NUEVA MONARQUÍA BORBÓNICA. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA. MODELO DE ESTADO Y ALCANCE DE LAS REFORMAS.
Con Felipe V proclamado rey de España comienza el reinado de una nueva dinastía: los Borbones. Supone un cambio enorme en la organización del Estado. Con Felipe V se inicia la monarquía absolutista: todos los poderes del Estado se concentran en el rey. El territorio español pasa a tener un sistema de gobierno uniforme, centralista, para ello se aplican los Decretos de Nueva Planta:
- Abolió los fueros (conjunto de usos y costumbres convertidos en ley y privilegios de un reino) de la Corona de Aragón por su apoyo al archiduque Carlos en la Guerra de Sucesión. Pasarían a ser gobernados por las leyes castellanas. Sólo las provincias vascas y Navarra, que apoyaron a Felipe V en la Guerra de Sucesión, los conservaron.
- Suprimen las Cortes y todas las instituciones propias de los reinos de la Corona de Aragón.
El nuevo modelo centralista de Estado provoca grandes reformas:
- En la administración. Los Consejos territoriales son integrados en el de Castilla. Por encima del Consejo de Castilla estaba el rey que decidía todos los asuntos del Estado. Los consejos territoriales son sustituidos por Secretarios, (Hacienda, Guerra, Marina, Justicia, Indias, Estado) Los nombraba el rey y despachaban directamente con él. El Consejo de Indias y la Casa de Contratación pierden funciones por las secretarias y por la apertura de puertos españoles al comercio con América. Se eliminaron los antiguos virreinatos, a excepción de los de América que pasan a ser cuatro. El territorio se dividió en provincias. Al mando de cada una estaba un capitán general, que ejercía como gobernador con atribuciones militares, administrativas y judiciales. También un Intendente con funciones administrativas. Al frente de los municipios estaban los corregidores.
- En la economía, se intentó conseguir un sistema eficaz de recaudación, en el que los impuestos fueran proporcionales a la riqueza de cada ciudadano. A la Corona de Aragón se le obligó a pagar un impuesto a cada territorio (en Cataluña se llamó catastro) Una cuota fija que se repartía proporcionalmente entre los habitantes en función de la riqueza y los ingresos. Con Fernando VI se llevó a cabo un profundo censo de la población castellana con el fin de establecer un impuesto único para toda España, el Catastro de la Ensenada (1749-1755). Para ello se recogió información de todos los pueblos. La puesta en marcha de este impuesto exigía conocer la riqueza del país. La nobleza y el clero se manifestaron en contra porque atentaba contra sus privilegios.
- Control de la Iglesia. A través del Concordato de 1737, tratado entre la Iglesia y el Estado para regular las relaciones entre ambas instituciones, Felipe V se aseguró el control político y económico de la Iglesia: derecho para designar los cargos eclesiásticos y recaudar rentas de la Iglesia. Con Carlos III se produce la expulsión de los Jesuitas (por el enorme poder que esta Orden tenía dentro del Estado) y la confiscación de todos sus bienes. La justificación se basó en la acusación de que habían promovido conspiraciones políticas. Carlos III limitó también las competencias de la Inquisición.
- Remodelación del ejército. Se pasó de los tercios a los regimientos y se diseñó un ejército permanente: formación en academias militares, y el establecimiento en época de Carlos III de un servicio militar obligatorio. Se crea un ejército propio para América.
4.3 LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII. EXPANSIÓN Y TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS: AGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMERCIO CON AMÉRICA. CAUSAS DEL DESPEGUE ECONÓMICO DE CATALUÑA.
El siglo XVIII fue una etapa de transición hacia la Edad Contemporánea. Un siglo en el que perdura el sistema político, económico y social del Antiguo Régimen caracterizado por la monarquía absoluta, economía rural y señorial, y una sociedad estamental de privilegiados y no privilegiados. Sin embargo, es un siglo en el que los diversos gobiernos de los Borbones llevaron a cabo una serie de transformaciones y reformas en la economía con el fin de aumentar la riqueza del país.
Para ello se basan en el mercantilismo, enriquecimiento del Estado mediante acumulación de metales preciosos (oro y plata). Consideran que es el Estado el que debe organizar y programar la adquisición de los metales preciosos. De ahí que se centren en las exportaciones de productos que se pagan en oro y plata y reduzcan al máximo las importaciones para evitar salidas de capitales al exterior. Por lo tanto, se regulará la producción y el comercio, y además se toman medidas proteccionistas.
Durante el siglo XVIII La población española aumentó considerablemente sobre todo en las provincias periféricas (Cataluña, Valencia, País Vasco…) Los conflictos bélicos disminuyen y los avances higiénicos y sanitarios provocaron un descenso de las grandes mortandades de siglos anteriores, aumentando así la natalidad.
La principal actividad económica continuó siendo la agricultura que mantenía estructuras de propiedad feudal. Los rendimientos agrícolas eran insuficientes para hacer frente a la demanda de alimentos por el aumento de la población. La mayor parte de la tierra estaba en manos de los privilegiados y estaba amortizada, es decir, no podía venderse ni dividirse, lo que dificultaba el incremento de la producción. Y la institución del mayorazgo, que daba derecho a vincular los bienes al título nobiliario, no ayudaba. Para aumentar su productividad, se aplicaron medidas como la colonización de tierras despobladas (Sierra Morena), desamortización de bienes comunales (en manos de los municipios), construcciones hidráulicas (Canal de Castilla) e introducción y expansión de nuevos cultivos (patata, maíz, vid, frutales…) A pesar del aumento de la producción agrícola, la transformación del campo español continuó con un escaso desarrollo.
La industria era escasa y orientada al mercado local. El tipo de industria predominante era el taller artesanal bajo regulación estricta de la producción por parte de los gremios. Era necesario producir para no tener que importar productos manufacturados, para que el país fuera autosuficiente. Por ello se impulsó la creación de manufacturas, un sistema de producción en el que numerosos trabajadores fabricaban un determinado producto en grandes talleres. Para fomentar las manufacturas y evitar la salida de capitales al exterior, se tomaron medidas proteccionistas (Carlos III prohibió por ejemplo la importación de tejidos de algodón). El Estado creo también manufacturas reales denominadas Reales Fábricas (tapices y cristales en La Granja de San Ildefonso; tabacos en Sevilla…) cuyo principal cliente fue la Corte.
El comercio creció tanto a nivel interno como externo. Se suprimen las aduanas interiores y se mejoraron las infraestructuras de transporte con grandes obras públicas como caminos, puertos, aprovechamiento de los ríos para su navegación… En el exterior, se revitalizó el comercio con América a través de medidas liberalizadoras como la supresión del tradicional sistema de flotas y galeones (las mercancías con destino a América se embarcaban todas juntas en determinadas fechas en navíos escoltados. Ahora los particulares podían cargar sus mercancías en barcos autorizados que partían cuando querían desde el puerto, sin necesidad de que se reuniera toda una flota); creación de compañías comerciales privadas (el Estado cedía, a cambio del pago de una cantidad, el monopolio sobre ciertas rutas o productos. Compañía Guipuzcoana de Caracas para comerciar el cacao venezolano); liberalización de puertos (se suprimió el monopolio de Cádiz que supuso un gran estímulo para la industria y el comercio, en especial para Cataluña y su puerto. Se podía zarpar desde cualquier puerto español). La Casa de Contratación, trasladada a Cádiz, terminó por suprimirse en 1790.
Destaca el despegue económico que Cataluña logró a lo largo del siglo XVIII. Las causas son varias: la liberación del comercio colonial y la apertura de los mercados interiores, permitió que Cataluña pudiera abrirse a la exportación y al comercio no solo orientado, como era tradicional, al Mediterráneo; el suelo agrícola estaba mejor repartido que en el centro y el sur donde abundaban los grandes latifundios, y la agricultura, por tanto, fue más productiva al haber pequeños propietarios (hay un gran desarrollo del cultivo de la vid ante la demanda de vino y aguardiente en el exterior); las rentas de los campesinos y comerciantes aumentaron; la demanda de tejidos hizo que se desarrollasen manufacturas ligadas a la industria textil (lana y algodón).
La industria catalana se vio favorecida por el proteccionismo del Estado con medidas como la prohibición de importar algodón. El capital que generó el comercio facilitó la creación por parte de la burguesía de las primeras fábricas. Cataluña se convertirá en la primera región española industrializada en el sector textil. El puerto de Barcelona se especializó en la exportación de productos como aguardientes y tejidos.
4.4 IDEAS FUNDAMENTALES DE LA ILUSTRACIÓN. EL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III.
La Ilustración fue una nueva corriente de pensamiento de un grupo de intelectuales desarrollada en Europa durante el siglo XVIII que cuestionó el sistema político, social y económico del Antiguo Régimen. Aspiraba a organizar la sociedad de otra forma.
Se fundamentaba en el uso de la razón, en pensar si el mundo en el que se vivía era razonable a pesar de haber pervivido durante siglos. Sus señas de identidad podríamos decir que fueron fe en la razón, espíritu crítico, confianza en la ciencia y afán didáctico.
Para los ilustrados la política era el arte de hacer felices a los pueblos y para lograr esta felicidad había que garantizar a los ciudadanos unos derechos y libertades básicas.
La idea de progreso para mejorar la sociedad. De ahí el interés por las actividades productivas, la libertad económica, la educación y la mejora en las condiciones de vida como medio para conseguir la felicidad.
Rechazaban la superioridad de cualquier religión sobre otras. Propugnaron la tolerancia religiosa como una manifestación de la libertad del hombre. Había que controlar el poder de la Iglesia.
Los ilustradores españoles tuvieron como objetivo mejorar la educación y que ésta fuera útil y práctica, al igual que la Ciencia. Pensaban que mejorando el nivel cultural se mejoraría la economía. Fueron críticos con la sociedad estamental. Se opusieron a los privilegios, a la nobleza de sangre, a la herencia de títulos nobiliarios al entender que el poder político no podía basarse en privilegios en nombre de antepasados.
Los ilustrados en España no defendieron cambios revolucionarios. Eran una minoría ante los estamentos privilegiados. De ahí que tuvieran que confiar en la Monarquía para poder llevar a cabo sus reformas.
El pensamiento ilustrado español se difundió a través de las Academias (Real Academia de la Lengua, Medicina, Historia, Bellas Artes…) y las Sociedades Económicas de Amigos del País, centros de formación prácticos y técnicos.
Tras el impulso reformista de Fernando VI, la ilustración llega a su apogeo en el reinado de Carlos III (1759-1788), caracterizado por la aplicación de las reformas del despotismo ilustrado. El despotismo ilustrado combinó los principios absolutistas de la monarquía con las nuevas ideas del pensamiento ilustrado (‘todo para el pueblo pero sin el pueblo’)
Los grandes protagonistas de las reformas de Carlos III fueron Campomanes, Floridablanca, el conde de Aranda, Jovellanos. Reformas importantes:
Se decretó honestas todas las profesiones y oficios.
Se reformaron los estudios universitarios y las enseñanzas medias. La educación primaria se hizo obligatoria. Se fundaron escuelas de artes y oficios, y se fundaron academias dedicadas a las letras y a las ciencias.
Se impuso la autoridad del Rey sobre la Iglesia. Se reclamó el derecho del monarca a nombrar cargos eclesiásticos. Se limitó el poder de la Inquisición y se expulsó a los Jesuitas por su gran poder dentro del Estado.
En economía se limitaron los privilegios de la Mesta y se colonizaron nuevas tierras (Sierra Morena); en el interior del país se fomentó la libre circulación de mercancías, estableciendo la libre venta del grano (trigo) y se mejoraron las infraestructuras de transporte; se permitió el libre comercio con América para todos los puertos españoles; se liberalizó el proceso de producción mediante manufacturas y se establecieron aranceles para proteger y limitar la competencia exterior.
Se creó la Lotería Nacional para aumentar la recaudación del Estado y el Banco de San Carlos (futuro Banco de España)
A pesar de la amplitud de las reformas de Carlos III, el despotismo ilustrado tuvo limitaciones debido a la fuerte oposición de los sectores privilegiados de la sociedad.
Bloque 5|La crisis del Antiguo Régimen (1788-1833): Liberalismo frente a Absolutismo.
5.1 LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA: ANTECEDENTES Y CAUSAS. BANDOS EN CONFLICTO Y FASES DE LA GUERRA.
Antecedentes y causas:
El reinado de Carlos IV (1788-1808) estuvo condicionado por el estallido de la Revolución Francesa (1789), y por los períodos bélicos posteriores. Distinguimos cuatro etapas:
- Neutralidad (1789-1792). Caracterizada por la decisión del ministro de Carlos IV, el conde de Floridablanca, de mantener a España neutral en el conflicto bélico (Primera Coalición) que diferentes monarquías europeas habían emprendido contra la Francia revolucionaria (la I República Francesa). El miedo al efecto contagio de las ideas revolucionarias provocó que se reprimiera cualquier acto propagandístico. (Se cierran las fronteras con Francia, censura…)
- Guerra (1793-1795). Manuel Godoy, nuevo ministro de Carlos IV, tras la ejecución del rey de Francia Luis XVI, firma con Gran Bretaña su adhesión a la guerra europea contra los franceses. Francia declara la guerra a España (Guerra del Rosellón o de la Convención) e invade el Rosellón y Cataluña. Ante la derrota inminente de los españoles, Godoy firma la paz por separado con Francia (La paz de Basilea 1795). España cede la parte española de Santo Domingo.
- Alianza (1796-1808). Francia y España firman el Tratado de San Ildefonso, una alianza entre los dos países de cooperación militar en caso de agresión extranjera, inevitablemente contra Gran Bretaña, el gran enemigo del Imperio de Napoleón. Una consecuencia de esta alianza fue la derrota de la armada franco-española en la batalla naval de Trafalgar (1805) frente a los ingleses. España se queda sin flota y las colonias españolas de América incomunicadas. Aumentó la crisis de la Hacienda, lo que obligó a Godoy a aumentar los impuestos y plantear reformas como la desamortización de tierras eclesiásticas. Estas medidas provocaron una fuerte oposición.
- Motín de Aranjuez. En 1807 Godoy firma con Napoleón el Tratado de Fontainebleau que permitía el paso de tropas francesas por España para ocupar Portugal, país aliado de Inglaterra. El ejército de Napoleón era mal visto por los españoles. El ataque a Portugal se percibía como una excusa francesa para ocupar toda la península. Las tropas francesas fueron ocupando ciudades como Barcelona y Vitoria. El excesivo poder de Godoy, levantó una oposición hacia él del llamado ‘partido fernandino’ integrado por nobles y clérigos favorables al príncipe Fernando, hijo de Carlos IV. El partido fernandino, junto al heredero, llegó a conspirar contra el rey (Proceso de El Escorial 1807) aunque no consiguió su propósito. Los fernandinos, aprovechando el descontento general que había provocado la entrada de tropas francesas en España y sus medidas impopulares, desencadenó una revuelta popular que se conoce con el nombre de Motín de Aranjuez (1808). Exigían la destitución de Godoy y la renuncia de Carlos IV a favor de Fernando VII.
- La caída de Godoy y de Carlos IV fue aprovechada por Napoleón para convocar en Bayona a la familia real y obligar a ambos borbones (Carlos IV y Fernando VII) a renunciar al trono y cedérselo a José Bonaparte, su hermano. Napoleón reunió a una serie de notables en Bayona para que suscribieran una Constitución, que aunque no acabó con los principios esenciales del Antiguo Régimen, si reconocía e incluía libertades básicas (igualdad de todos los españoles ante la ley) y reformas moderadas. El Estatuto de Bayona hablaba de la división de poderes, sino que el rey gobernaba con tres órganos consultivos. España se define como un país católico, respetándose así algunas de las costumbres del país.
- El 2 de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se alzó contra las tropas francesas. El ejército francés reprimió duramente el levantamiento popular con cientos de muertos (fusilamientos del 3 de mayo). El ejemplo de Madrid se extendió por todo el país y desembocó en la Guerra de la Independencia.
Fases de la guerra:
1º. Meses iniciales
- Las juntas locales: El levantamiento contra los franceses se extendió a otras localidades de España según iba llegando la noticia de lo sucedido en Madrid. Para organizar el gobierno en las zonas no ocupadas y la defensa del país, se crean juntas locales que posteriormente forman la Junta Central Suprema que asume la autoridad del país hasta el retorno de Fernando VII como rey legítimo.
- La guerrilla: fue el instrumento que canalizó la lucha del pueblo contra el invasor, una resistencia popular.
Las guerrillas protagonizaron una guerra de desgaste, con tácticas de hostigamiento constante al ejército francés durante toda la contienda.
- Los primeros meses los franceses se dedicaron a sofocar los levantamientos surgidos por todo el país. Una primera fase de la guerra fue a favor del ejército español. La victoria en la batalla de Bailén (1808) obligó a José I a abandonar Madrid y a las tropas francesas a retirarse al norte de la península. Aquella batalla fue la primera derrota de Napoleón en campo abierto. El impacto internacional fue enorme.
2º. Entrada de Napoleón
- Napoleón Bonaparte decidió entonces intervenir personalmente, y al mando de un gran ejército (Grande Armée) atraviesa los Pirineos. Se dirige a Madrid (Batalla de Somosierra) y entra en la capital en donde restituye a su hermano en el trono.
- El ejército español no puede hacer frente al gran ejército napoleónico. Las guerrillas toman protagonismo en la resistencia frente a los franceses.
3º. Desgaste
- La guerra entra en una etapa de desgaste.
- A pesar de no controlar de manera eficaz toda la Península, el dominio de los franceses es importante
- La Junta Central se refugia en Cádiz, la única ciudad de Andalucía que no ha sido ocupada por el ejército francés.
4º. Declive francés
- En 1812 la campaña de Napoleón en Rusia le obligó a retirar tropas de España.
- El debilitamiento de los franceses fue aprovechado por el ejército hispano-ingles (Gran Bretaña había decidido ayudar a España en la guerra)
- En 1813 el general británico Wellington emprende la ofensiva final. Las victorias de Arapiles, Vitoria y San Marcial ponen fin a la guerra.
- José I huye a Francia
Final de la guerra
- Napoleón firmó el Tratado de Valençay (1813) por el que renunció a la corona de España.
- Fernando VII volvió a España en 1814
La guerra fue muy cruenta, con miles de muertes, devastación en el campo y destrucción de ciudades. La agricultura quedó destruida, la industria colapsada y el comercio paralizado.
Patriotas y afrancesados: La ocupación de los franceses generó una confrontación entre afrancesados y patriotas, y dentro de éstos últimos, entre liberales y absolutistas, reflejado posteriormente en las Cortes de Cádiz.
- Los afrancesados Se llamó afrancesados a quienes se posicionaron con José I y colaboraron con el nuevo rey francés. Eran reformistas e ilustrados que creían que de la mano de los franceses se podría modernizar de forma pacífica España. En 1814 se desató contra ellos una persecución, acusados de traidores.
- Los patriotas, defensores de la monarquía borbónica y contrarios a José I. Entre ellos estaban los liberales que pretendían una reforma del régimen establecido durante siglos, basada en derechos y libertades. Y los absolutistas, que no querían que nada se tocara, que siguiera vigente el Antiguo Régimen en la persona de Fernando VII.
5.2 LAS CORTES DE CÁDIZ. LA CONSTITUCIÓN DE 1812
A principios del siglo XIX las ideas del Liberalismo llegan a España. Ideas sobre soberanía nacional, separación de poderes, libertades del individuo, … Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) contra la invasión de Napoleón Bonaparte, se alteró el orden político y social vigente en España desde hacía siglos: el Antiguo Régimen. Sin Rey y sin gobierno tras la toma del poder por los franceses, la España resistente a Napoleón formó juntas locales agrupadas en juntas provinciales y coordinadas todas ellas por la Junta Central Suprema, que asumió el gobierno del país, la dirección de la guerra y la reconstrucción del Estado.
La Junta Central Suprema nombró un Consejo de Regencia en 1810 en Cádiz, única ciudad que resistía al asedio francés. La Regencia convocó reunión a cortes ese mismo año.
Las Cortes de Cádiz 1810:
En Cádiz se habían refugiado diferentes personalidades entre nobles, clérigos, militares, intelectuales, funcionarios, burgueses… Otros españoles intentaron llegar, como podían, desde diversos puntos de la asediada España. Todos querían ser partícipes de un acontecimiento histórico de nuestra historia. Los diputados de aquellas cortes fueron elegidos por sufragio universal masculino, en asamblea única (unicameral) prescindiendo así de la representación por estamentos. Cada diputado un voto. En las cortes de Cádiz hubo representantes americanos y dos tendencias ideológicas:
- Absolutistas. Partidarios de conceder al rey un poder absoluto según el Antiguo Régimen.
- Liberales. Partidarios de limitar la autoridad del rey con una mayor participación del pueblo. (Esta posición triunfó).
La labor legislativa de las Cortes:
Se debatieron fórmulas políticas para acabar con el Antiguo Régimen. Había un deseo de hacer una sociedad más justa para que todos los ciudadanos fueran iguales, para que no hubiera privilegiados. Se debatía como pasar de una monarquía absoluta a una división de poderes. La labor legislativa fue enorme con el fin de organizar un Estado más liberal, donde el rey continuaría siendo pieza importante, pero no única, del gobierno de España. Por ello, se aprobaron una serie de leyes:
- Lo primero que se consiguió gracias a los liberales fue que las cortes fueran depositarias de la soberanía nacional. Representaban a los ciudadanos.
- Se suprimieron los privilegios de la nobleza. Todos los ciudadanos eran iguales ante la ley y por lo tanto se ponía fin a la sociedad estamental.
- También se estableció la igualdad entre españoles y americanos. Todos eran ciudadanos de España.
- Se eliminó la tortura
- Se abolieron los señoríos jurisdiccionales y el mayorazgo, lo que suponía un gran cambio en la sociedad española. Los vasallos pasaban a ser hombres libres y los señores perdían su poder.
- Intentos de reforma agraria con la desamortización de las tierras de la Iglesia (pasaban al mercado libre para su venta) y la subasta pública de las tierras comunales de los municipios
- Se eliminó la censura y se estableció la libertad de imprenta
- Abolición de la Inquisición
- Se organizó una nueva división provincial con la creación de diputaciones en cada provincia
- Se decretó la libertad de comercio y de industria, suprimiendo los gremios
- Reforma de la Hacienda.
La Constitución de 1812
Tras año y medio de intenso debate sobre el modelo de constitución y el de monarquía, los principios liberales se impusieron. El 19 de marzo de 1812 se proclamó la primera Constitución española, conocida popularmente como ‘La Pepa’ por ser aquel día la fiesta de San José. Principios liberales (excepto en el tema religioso):
- Soberanía nacional: el poder residía en la nación
- Reconocimiento amplio de derechos y libertades fundamentales del individuo: a la libertad, a la educación, libertad de imprenta, a la propiedad e inviolabilidad del domicilio.
- División de poderes: el Legislativo correspondía a las Cortes, de cámara única. La potestad de hacer las leyes reside en las cortes con el Rey. El Ejecutivo quedaba en manos del Rey pero con importantes limitaciones: elige a los miembros del gobierno pero éstos han de ser refrendados por las Cortes; tiene derecho de veto de leyes por dos veces consecutivas; no puede impedir ni disolver las Cortes. El poder Judicial correspondía a los tribunales que eran independientes.
- La religión católica era la única y oficial de la nación española
- Los diputados a Cortes eran elegidos mediante sufragio universal masculino indirecto. Tenían derecho a voto todos los hombres mayores de 25 años, que elegían a unos representantes que a su vez elegían a los diputados. Los candidatos a diputados debían tener rentas propias.
- Creación de la Milicia Nacional, cuerpo policial, para la defensa del sistema constitucional
- Un solo fuero para todos los españoles (excepto los eclesiásticos y militares)
La Constitución apenas se aplicó debido al contexto de guerra, y la restauración absolutista con Fernando VII en 1814 la abolió. Fue una constitución avanzada a su tiempo, pues la sociedad de aquella España aún era muy tradicional. Pero su espíritu y su programa fueron un referente para las revoluciones liberales posteriores.
5.3 EL REINADO DE FERNANDO VII: LIBERALISMO FRENTE A ABSOLUTISMO. EL PROCESO DE INDEPENDENCIA DE LAS COLONIAS AMERICANAS
Tras el fin de la Guerra de la Independencia contra los franceses, Fernando VII regresó a España (1814). Su llegada al país coincide con la publicación del llamado Manifiesto de los persas firmado por diputados absolutistas contrarios a la labor legislativa de Cádiz donde habían triunfado las ideas liberales. Con su apoyo, el Rey derogó la Constitución y restableció los principios básicos del Antiguo Régimen, la restauración del absolutismo.
El monarca comienza su reinado haciendo frente a una guerra abierta por la independencia en las colonias americanas y una Hacienda real en ruina debido a los gastos desorbitados del conflicto colonial y de la posguerra contra Napoleón.
Se inició una persecución de liberales y afrancesados. Algunos acabaron en la cárcel, otros sentenciados a penas de muerte, y el exilio fue para muchos su única salida. Los liberales que permanecieron en el país promovieron algunos pronunciamientos militares, la única manera de poder acceder al poder. El único que triunfó se inició con la sublevación del ejercito acantonado en Cabezas de San Juan (Sevilla) a las órdenes del coronel Rafael del Riego en 1820. Fernando VII tuvo que jurar la Constitución de 1812 dando inicio al trienio liberal o constitucional.
- Trienio liberal (1820-1823)
Fernando VII, tras el pronunciamiento de Riego, no tuvo más remedio que formar un gobierno integrado por liberales que proclamó una amnistía, permitiendo el regreso y la salida de la cárcel de numerosos liberales y afrancesados.
El objetivo era abolir definitivamente el Antiguo Régimen y poner en práctica lo iniciado por las cortes de Cádiz. Se creó la Milicia Nacional, cuerpo de voluntarios para la defensa del sistema constitucional, uno de los símbolos del liberalismo del siglo XIX. La prensa fue el instrumento de la libertad de expresión junto a las sociedades patrióticas, clubes de debate y verdaderos medios de presión sobre el gobierno.
Surgen dos tendencias dentro del movimiento liberal que marcaron gran parte del siglo XIX:
- Liberales moderados. Partidarios de una soberanía compartida entre las Cortes y el monarca. Una reforma moderada de la Constitución de 1812.
- Liberales exaltados. Más radicales. Partidarios de una Constitución más progresista. Consideraban que la revolución liberal aún no había acabado.
Los moderados gobernaron el mayor tiempo de ese periodo. Entre las reformas más reseñables están:
- La eliminación de los gremios para una mayor libertad en la industria y el comercio
- Desamortización de las tierras de la Iglesia, que fueron vendidas en subasta pública y disminución del diezmo que cobraba la Iglesia. Se limitaba así su poder, se conseguían recursos y mejoraba la producción agrícola.
- Supresión de los señoríos jurisdiccionales y de los mayorazgos de la nobleza, el régimen señorial.
- Abolición de la Inquisición
Durante este periodo Fernando VII intrigó para desacreditar el régimen constitucional. En 1822 la Guardia Real se amotinó con el fin de devolver al rey el poder absoluto. La sublevación fue frenada por la Milicia Nacional. A partir de ese momento se formó un gobierno liberal exaltado. Aquella situación provocó que el Rey pidiera ayuda en el exterior. El mensaje era claro: el rey se encontraba privado de sus facultades, militares rebeldes lo habían destronado e impuesto a la fuerza la constitución. Si la situación se prolongaba podía extenderse al resto de Europa y desestabilizar a las monarquías. Prusia, Rusia y Austria habían formado una Santa Alianza con el objetivo de intervenir ante cualquier contagio liberal. Francia se sumó después a esta alianza y envió en 1823 un ejército para ayudar a Fernando VII: los Cien Mil Hijos de San Luis, tropas al mando del duque de Angulema. El rey restauró su poder absoluto, derogó las reformas y ordenó una persecución cruel contra los liberales.
- La década ominosa (1823-1833)
Fernando VII ordenó ejecutar al coronel Rafael del Riego, símbolo de la revolución de 1820. Comenzaba así una década considerada como uno de los periodos más negros de la historia de España.
La represión fue de tal magnitud que la historia ha denominado ‘ominosa’ o abominable a esta década. Muchos liberales abandonaron el país. Quienes no pudieron huir fueron perseguidos, encarcelados o ejecutados. Se depuraron funcionarios y militares, se creó una milicia absolutista opuesta a la Milicia Nacional, encargada de la persecución del liberalismo y volvió a actuar la Inquisición, ahora llamada Juntas de Fe.
El rey emprendió una reforma de la administración y la Hacienda, agravada tras la pérdida de las colonias americanas.
En economía:
- Se acometió una reforma fiscal para recaudar más impuestos incluso de los privilegiados
- Se diseñaron los primeros presupuestos del Estado de la Historia de España
- Se creó el Tribunal de Cuentas
- Un plan para la minería
En la administración:
- Creación del Consejo de Ministros
- Creación del Banco de San Fernando, antecedente del Banco de España
- Fundación de la Bolsa
- Creación del Ministerio de Fomento (obras públicas)
El rey quería asegurar la sucesión. Para ello promulgó la Pragmática Sanción que derogaba la Ley Sálica de Felipe V por la cual no se permitía reinar a las mujeres. En 1830 nació su única hija, la futura reina Isabel II. Comenzaba así el conflicto del carlismo. Las facciones más absolutistas apoyaron como sucesor al hermano del rey, Carlos María Isidro. También lo hicieron Cataluña, Navarra y las provincias vascas para defender sus fueros.
El proceso de independencia de las colonias americanas:
La lucha por la independencia de las colonias españolas en América comenzó en 1810 mientras que en España tenía lugar la Guerra de la Independencia. El proceso se prolongó hasta 1824.
Las causas que propiciaron la independencia:
- El reformismo de los borbones aumentó el control en las colonias dejando fuera a los criollos, descendientes de españoles nacidos en América, que aspiraban a controlar el poder en la administración en manos de españoles peninsulares, pagar menos impuestos y librarse del monopolio del comercio español
- El movimiento independentista se vio influenciado por la revolución americana de 1776 y posterior nacimiento de los EEUU, y la Revolución Francesa de 1789, cuyas ideas inspiraron el pensamiento emancipador.
- El apoyo de Inglaterra, que prefería la independencia de aquellas colonias para comerciar con ellas libremente.
El proceso tuvo dos etapas:
- De 1808 a 1815. Coincide con la Guerra de la Independencia contra los franceses en España. Se produce al igual que en España, un vacío legal y se crean igualmente Juntas locales. Pero esas juntas se van centrando más en los problemas criollos. A pesar de las reformas de la Constitución de 1812 en las que participaron numerosos diputados americanos, éstas no alcanzaron a las colonias y la rebelión no se detuvo. Paraguay se independiza en 1811.
- De 1816 a 1824. La lucha estuvo más organizada. Dos protagonistas: Simón Bolívar y San Martín. Acordaron sus áreas de influencia para conseguir la independencia. Argentina (San Martín) proclama su independencia (1816) y la insurrección se generaliza por todo el continente. En la zona de Venezuela, Simón Bolívar lidera los procesos de independencia.
La mayoría de los estados que surgieron adoptaron la república como forma de gobierno en sus constituciones, inspiradas en la de Cádiz.
La independencia de las colonias supuso la pérdida del imperio americano para España, a excepción de Cuba y Puerto Rico. Pasó a ser una potencia de segundo orden, perdiendo gran mercado y recursos necesarios en un momento en el que otros países europeos comenzaban su industrialización. Fuera de América, solo Filipinas resistía.
Bloque 6|La conflictiva construcción del Estado Liberal (1833-1868)
6.1 EL REINADO DE ISABEL II (1833-1866): LA PRIMERA GUERRA CARLISTA. EVOLUCIÓN POLÍTICA, PARTIDOS Y CONFLICTOS. EL ESTATUTO REAL DE 1834 Y LAS CONSTITUCIONES DE 1837 Y 1845.
La primera guerra carlista (1833-1840):
Fernando VII abolió antes de morir, a través de la Pragmática Sanción, la Ley Sálica por la cual no podían ocupar el trono las mujeres. Poco tiempo después nació su hija Isabel, a quien nombra heredera. Comenzaba así el conflicto del carlismo, liderado por el hermano del rey, Carlos María Isidro, que se siente legítimo heredero al trono y los absolutistas defensores del Antiguo Régimen, llamados carlistas, por su apoyo al hermano del rey.
Los carlistas defendían la monarquía absoluta, el catolicismo y los fueros de las regiones históricas, de ahí el apoyo que recibió la causa de Carlos María Isidro por parte de las provincias vascas, Navarra, Aragón, Valencia y Cataluña. Su lema era “Dios, Patria, Fueros y Rey”.
En torno al bando carlista se situó la nobleza, propietarios rurales, miembros conservadores de la administración y del ejército, gran parte del clero, una amplia base social campesina y aquellos que rechazaban los principios liberales. En frente los llamados isabelinos formados por la burguesía, reformistas del absolutismo, gran parte del ejército, funcionarios e intelectuales.
La primera guerra, la más violenta de los tres conflictos bélicos que hubo entre isabelinos y carlistas, se produce durante la regencia de María Cristina, madre de la futura Isabel II. Tres fases:
- La primera (1833-1835). Superioridad carlista. El conflicto estalla en el norte. Carlos María Isidro crea en Navarra una monarquía alternativa y el general carlista Zumalacárregui organiza un ejército conquistando algunos territorios aunque fracasó en la toma de Bilbao, donde muere. Un segundo foco carlista estalla en Cataluña, el sur de Aragón y norte de Valencia donde destaca el general Cabrera que se convirtió en uno de los generales más destacados del carlismo.
- De 1835 a 1837. La guerra se expande por todo el país. La marcha del conflicto fue variando de bando. Los carlistas llegan a Madrid pero no consiguen entrar y se repliegan más allá del Ebro.
- De 1837 a 1839. Triunfo isabelino. Se liberan gran parte de los territorios ocupados por los carlistas, quienes se dividen entre los que quieren negociar con el Gobierno y acabar con el conflicto y los que no. Finalmente se firma el Convenio de Vergara (1839), entre los generales Espartero, del ejército isabelino, y Maroto, de las fuerzas carlistas, poniendo fin a la guerra. El acuerdo establecía la integración de los jefes carlistas en el ejército real, respetando la graduación y el mantenimiento de los fueros, aunque los gobiernos liberales, esto último no lo respetarían totalmente. Los carlistas que no aceptaron la negociación, o se exiliaron o siguieron en guerra hasta que finalmente el general Cabrera es derrotado en Morella (1840).
Las consecuencias de la guerra:
- La guerra contribuyó a la definitiva inclinación de la Monarquía española hacia el liberalismo. Los liberales eran el único apoyo al trono de Isabel II.
- Reforzamiento de los militares en la política española.
- En lo económico, la guerra generó grandes gastos, aumentando la deuda pública.
Partidos políticos del reinado de Isabel II
Durante el reinado de Isabel II surgen por primera vez en la historia de España los partidos políticos. Las principales tendencias liberales, los liberales moderados y los liberales exaltados, se transformaron en Partido Moderado y Partido Progresista respectivamente.
- Partido moderado: más conservador en lo que respecta a la monarquía o al sufragio censitario. Partidarios de una soberanía compartida entre Las Cortes y el rey. Defensores de la Iglesia Católica y de unos derechos individuales con limitaciones.
- Partido progresista: partidarios de una soberanía nacional y de una profunda reforma social, económica y política. Sufragio censitario más amplio. Reconocen amplios derechos individuales. Estado confesional con libertad de culto.
- Unión Liberal: surgió en 1858. Término medio entre moderados y progresistas. Vino a ocupar el centro político
- Partido demócrata: surgió en 1849 como una escisión de los progresistas. Defienden la Soberanía Nacional, el sufragio universal masculino, la separación de Iglesia y Estado, y aceptaban la monarquía como una institución meramente simbólica. Muchos demócratas defendieron el republicanismo.
- Frente al liberalismo están los carlistas, defensores de la monarquía absolutista y del Antiguo Régimen. No tendrán inicialmente representación política.
Características: los partidos políticos del siglo XIX eran agrupaciones de personas influyentes, cuyos líderes, civiles o militares, tenían gran poder en el partido. La escasa participación electoral hacía del pueblo un mero espectador de la vida política. El sufragio fue censitario y por tanto, restringido a unos pocos. Por ello la mayoría de la población estaba muy desarraigada de la vida política.
Importante fue el protagonismo militar en la vida política. Hubo jefes militares progresistas y otros moderados que no dudaron en ejercer la fuerza para conseguir un cambio de gobierno afín a sus ideologías. De ahí la técnica del pronunciamiento. Muchos líderes políticos fueron militares e incluso alguno de ellos como Espartero, Narváez u O’Donnell presidieron gobiernos. Este protagonismo militar se debió a la incapacidad de la clase política y de la sociedad para crear un sistema pacífico de alternancia en el poder. Las guerras carlistas aumentaron el prestigio y la influencia de los militares y creó un exceso de mandos.
Evolución política
El Antiguo Régimen se venía desmoronando con diversas reformas desde el siglo anterior, pero será con el reinado de Isabel II y los gobiernos liberales cuando se lleve a cabo su desmantelamiento, eso sí, de manera gradual.
La evolución política del reinado de Isabel II estuvo marcada por la alternancia en el poder del partido moderado y del progresista. Esta alternancia se producía con frecuencia a través de un pronunciamiento militar o revuelta social.
Las constituciones y reformas que se llevaron a cabo respondieron a los intereses del partido que gobernaba en ese momento, por lo que fueron partidistas y poco sólidas. En 1834 se promulgó el Estatuto Real que no reconocía la soberanía nacional. La Constitución de 1812 fue el ejemplo y modelo que se siguió con la Constitución de 1837, impulsada por el partido progresista. Y en 1845 el partido moderado elaboró otra constitución suavizando la anterior con una soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
El reinado de Isabel II (1833-1868) se divide en dos etapas: la primera (1833-1843) coincidió con la minoría de edad de la reina, siendo necesaria una regencia, primero de su madre María Cristina (1833-1840), y después del general Espartero (1840-1843). La segunda etapa (1843-1868) correspondió con su mayoría de edad y por tanto con su reinado efectivo.
- Primera etapa: las regencias de María Cristina y Espartero
La regencia de María Cristina (1833-1840) se inicia con una fase moderada en la que se produce la transición del Estado absolutista de Fernando VII al liberal de Isabel II.
Para asesorar a la regente se estableció un consejo de gobierno presidido por el absolutista Francisco Cea Bermúdez. El estallido de la guerra carlista y la necesidad de ampliar apoyos liberales a la causa isabelina hizo que el gobierno de Cea Bermúdez fuera sustituido por uno capaz de conseguir ese apoyo social. Este nuevo gobierno estuvo liderado por Francisco Martínez de la Rosa, liberal moderado, que se encargó de redactar y aprobar el Estatuto Real de 1834:
- Se trata de un sucedáneo de constitución, una concesión por parte de la Corona (carta otorgada), en la que no se reconocía la soberanía nacional, ni la división de poderes, dejando la iniciativa legislativa en manos del Rey. No contemplaba una declaración de derechos del ciudadano. Permitía unas Cortes, eso sí, con escasas competencias, formadas por dos cámaras (bicamerales): el Estamento de Próceres y el Estamento de Procuradores (cámara electiva). El sufragio era censitario, solo una minoría con rentas y capacidades muy elevadas tenía derecho al voto.
El Estatuto Real provocó el rechazo de los progresistas que querían reformas profundas y amplias libertades. Tras las revueltas sociales y una gran epidemia de cólera (1834) la regente tuvo que llamar al progresista Juan Álvarez Mendizábal para presidir el gobierno que asumió la tarea de desmantelar el Antiguo Régimen.
Juan Álvarez Mendizábal decretó, entre otras reformas, la desamortización de los bienes del clero, medida impopular entre los privilegiados que presionaron a la regente para que sustituyera a Mendizábal. Su sustitución por un liberal moderado provocó de nuevo revueltas en el país a favor del establecimiento de la Constitución de 1812 y un motín de sargentos en La Granja (Segovia. 1836) donde veraneaba la familia real. La reina no tuvo más remedio que entregar el gobierno a los progresistas.
Las nuevas cortes elaboraron la Constitución de 1837, inspirada en la de Cádiz. Sus principales principios:
- Se reconocía la Soberanía Nacional, pero compartida con el Rey a quien se le concedía amplios poderes como derecho de veto o potestad para disolver las Cortes.
- Cortes bicamerales llamadas ya Congreso y Senado
- División de poderes
- Amplia concesión de derechos individuales
- Sufragio masculino censitario. Mayores de 25 años que pagasen una determinada contribución tenían derecho al voto.
Aprobada la Constitución se convocan nuevas elecciones donde triunfan los moderados que intentaron dar un giro conservador a las reformas. Se restringen algunas libertades como la de expresión y se da mayor peso al poder central del Estado: Ley de Ayuntamientos que otorgaba a la Corona la facultad de nombrar a los alcaldes de provincias. Aquella medida contraria a la autonomía de los poderes locales provocó revueltas en las principales ciudades. María Cristina tuvo que exiliarse y la regencia quedó en manos del general progresista Espartero (1840).
La regencia de Espartero duró tres años y se caracterizó por su forma autoritaria de gobernar. Durante su regencia se produce una política económica de libre comercio (librecambismo) marcada por la apertura de aduanas a los productos extranjeros. Esta medida provocó un gran malestar en Cataluña porque suponía una amenaza del sector textil, lo que originó un levantamiento obrero en Barcelona. La ciudad fue bombardeada.
Espartero recortó además los fueros, en contra de lo que se había establecido en el Pacto de Vergara con los carlistas. El descrédito y las críticas hacia su persona aumentaron. Una conspiración, dirigida por generales de tendencia moderada como Narváez, provocó la dimisión y posterior exilio de Espartero. Las cortes decidieron adelantar la mayoría de edad de Isabel II, proclamándola reina con 13 años.
- Segunda estapa: reinado efectivo de Isabel II
Varias fases: una década moderada, un bienio progresista y el retorno al moderantismo.
- Década moderada (1844-1854):
Tras acceder al trono Isabel II, comienza un largo periodo de gobiernos moderados. Del primero de ellos, con el general Narváez, destaca la elaboración de La Constitución de 1845:
- Soberanía compartida del Rey y las Cortes. Aumenta el poder de la Corona
- Confesionalidad católica del Estado
- Sufragio censitario muy restringido (solo vota el 1% de la población)
- Recorte de los derechos individuales (libertad de imprenta)
Medidas y reformas durante la década moderada:
- Se elimina la Milicia Nacional y se crea la Guardia Civil.
- Reforma fiscal para aumentar la recaudación de impuestos: contribución directa sobre la propiedad e impuestos sobre algunos artículos de primera necesidad.
- Concordato con la Santa Sede (1851) por el que se regulaban las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Se reconoce al catolicismo como religión oficial del Estado. Se paralizó la desamortización. Se dotó a la Iglesia de un presupuesto por parte del Estado para el clero y el culto. Y se le cedió el control de la enseñanza y labores de censura.
- Aprobación del Código Civil y Código Penal.
- Reformas encaminadas a la centralización administrativa (control de los ayuntamientos y diputaciones por el Estado)
- Bienio progresista (1854-1856):
La deriva autoritaria del partido moderado culminó con el pronunciamiento del general O’ Donnell, moderado descontento, en Vicálvaro (Vicalvarada. 1854). El golpe militar se radicalizó y se expandió por el país tras la publicación del Manifiesto de Manzanares, un texto en el que se pedía una regeneración liberal, por lo que consiguió un amplio respaldo popular. Tras estos hechos se formó un gobierno progresista presidido de nuevo por el general Espartero y con O’Donnell al frente del Ministerio de Guerra.
El nuevo gobierno elaboró una nueva constitución (1856) que no llegó a publicarse. Se restauran leyes como la de imprenta y se llevan a cabo importantes reformas sobre todo económicas que producen una etapa de expansión. Destacan:
- La desamortización de Madoz que culminó el proceso desamortizador de tierras de la iglesia y de los municipios.
- Ley de Ferrocarriles que ayudó al crecimiento industrial del país, incentivando la inversión extranjera.
- Desarrollo de la minería y de la banca
Durante esta época se produce una gran conflictividad social y obrera. Aparecen los primeros movimientos obreros y las huelgas. Los militares promueven medidas represivas a las que Espartero se opone y dimite. La reina encargó formar gobierno al general O’Donnell.
- Última etapa del reinado (1856-1868):
O’Donnell recupera la estabilidad política y social. La constitución de 1845 vuelve a estar vigente con medidas más liberalizadoras.
Junto a los partidos progresista, demócrata y moderado, a partir de 1858 nace Unión Liberal, partido creado por el general O’Donnell que protagonizará el gobierno más largo de todo el reinado.
Fueron años de crecimiento económico impulsado sobre todo por la nueva red ferroviaria a raíz de la Ley de Ferrocarriles (1855) y de acciones militares en el extranjero que intentaron recuperar el prestigio internacional (Marruecos, México, Conchinchina, Pacífico…) En educación destacó la promulgación de la primera gran ley sobre educación en España por la cual se seculariza la educación perdiendo la Iglesia su monopolio. Se crean escuelas de primaria y secundaria.
A partir de 1866 la economía sufre una desaceleración que provoca crisis de subsistencia, quiebras, aumento de precios y paro. Se agudizan los conflictos sociales, revueltas y sublevaciones militares (cuartel de San Gil) con gran represión militar. La reina estaba cada vez más desprestigiada.
Progresistas y demócratas, firman el Pacto de Ostende para desalojar del trono a Isabel II. Más tarde se sumó Unión Liberal. Aquel pacto dio lugar, en 1868, a la Revolución de ‘La Gloriosa’ provocando el exilio de la reina y el fin de su reinado.
6.2 EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868): LA DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL Y MADOZ. DE LA SOCIEDAD ESTAMENTAL A LA SOCIEDAD DE CLASES.
De la sociedad estamental a la sociedad de clases: La construcción del Estado liberal durante el reinado de Isabel II, llevó consigo el reconocimiento de la igualdad de todos los españoles ante la ley, principio recogido en las constituciones liberales del siglo XIX. Desaparece por tanto la división estamental de la sociedad del Antiguo Régimen, los privilegiados y no privilegiados. Las diferencias sociales dependerán desde entonces de la riqueza que se tenga. Ya no será el nacimiento lo que marque la clase social a la que se pertenece. El nuevo sistema económico liberal, el capitalismo, organizará la sociedad en clases sociales en función de la riqueza.
La sociedad española se dividió en tres clases sociales: alta, media y baja
La clase alta, siguió atesorando la mayor riqueza, procedente de la propiedad de la tierra y de las finanzas. En ella se incluye la alta burguesía relacionada con los negocios (industriales, banqueros, grandes propietarios agrícolas…), la nobleza tradicional y el alto clero.
La clase media, estaba formada por trabajadores cualificados, profesionales liberales, funcionarios y pequeños industriales.
La clase baja la formaban los campesinos, jornaleros, proletariado y marginados sociales. Es el grupo más amplio, solo poseía lo que obtenía con su trabajo manual.
Las diferencias sociales se acentuaron y la propiedad pasó a ser el valor más preciado. La riqueza otorgaba poder político. El sufragio censitario recogido en las constituciones, el derecho al voto restringido a las clases con mayores rentas, provocó que el poder político estuviera en manos de las clases sociales más pudientes. Una riqueza que estaba, fundamentalmente, en manos de la nobleza y de la Iglesia, propietarios de la mayor parte de las tierras.
- Sistema de propiedad y explotación de la tierra
Desde la Edad Media la propiedad de la tierra estaba vinculada, es decir, no se podía comprar ni vender. Tenía la finalidad de mantener el patrimonio de la nobleza o de las instituciones a las que estaba vinculada. Eran propiedades fuera del mercado y amortizadas, sus dueños podían disponer de los beneficios que generasen (rentas, impuestos, consumo…) pero no podían venderlas, donarlas o cederlas. Existían tres tipos de vínculos: las manos muertas de la Iglesia, el mayorazgo en las tierras de la nobleza y los bienes comunales de los municipios (de propios y comunes. Los primeros eran tierras que los ayuntamientos arrendaban a los campesinos y los segundos, tierras de uso común de todos los vecinos como por ejemplo la tala libre de árboles para leña).
Estaba vigente el régimen señorial por el cual se establecían las relaciones entre los propietarios de las tierras y quienes las trabajaban. La nobleza y el clero ejercían en sus propiedades las funciones de justicia y administración (jurisdicción señorial)
Por todo ello, entre las medidas liberalizadoras más importantes que se adoptaron durante el reinado de Isabel II, se encuentran las destinadas a modificar el sistema de propiedad y las relaciones de trabajo en la explotación de la tierra. El régimen señorial y jurisdiccional fue abolido, la propiedad de la tierra pasó a ser propiedad privada y los campesinos pasaron a trabajarla como arrendatarios o jornaleros.
Se suprimieron los mayorazgos que consistían en permitir a la nobleza dejar en herencia su patrimonio familiar al hijo mayor con el fin de mantenerlo intacto, sin posibilidad de venderlo ni dividirlo. El objetivo de su abolición fue precisamente el que las tierras pudieran ser vendidas libremente y sacarlas al mercado.
- Desamortización de Mendizábal
En 1836 el ministro de Hacienda, Juan Álvarez Mendizábal planteó la desamortización de bienes del clero. Consistía en expropiar por parte del Estado las tierras vinculadas de la Iglesia, ‘tierras muertas’, fuera del mercado y cuya explotación era deficitaria. Los bienes fueron vendidos en subasta pública y adquiridos con dinero o vales de deuda pública.
Con ello se pretendían tres cosas:
- Hacer frente a los gastos de la guerra carlista y mejorar la Hacienda real.
- Una redistribución de la tierra y de la propiedad, además de un desarrollo de la agricultura que incrementase la productividad y la producción.
- Y que los nuevos propietarios consolidasen en el trono a la futura Isabel II, creando una masa de población afín al liberalismo y contraria al carlismo.
Los resultados de la desamortización no obtuvieron el éxito esperado:
- no se consiguió una gran recaudación con la venta de estos bienes al aceptarse vales de deuda, los llamados ‘vales reales’, que ya no tenían ningún valor. No se consiguió sanear la Hacienda Pública
- tampoco se consiguió cambiar la estructura de la propiedad de la tierra ni la redistribución de la riqueza, ya que los únicos que pudieron comprar esas tierras fueron la burguesía financiera que se hizo terrateniente y la nobleza que amplió su patrimonio.
En 1851, como consecuencia del Concordato con la Iglesia, se paralizaron las desamortizaciones y el Estado asumió la obligación de sostener al clero y los gastos de culto.
- Desamortización de Madoz
Durante el gobierno del bienio progresista (1854-1856), el ministro de Hacienda, Pascual Madoz, llevará a cabo una segunda desamortización del resto de bienes que quedaban de la Iglesia y de los bienes municipales, tanto de propios como de comunes. Los propios, recordemos que eran tierras que los ayuntamientos arrendaban a particulares. Los bienes comunes eran tierras que podía usar todos los vecinos (bosques, pastos…).
El objetivo era poder financiar con el dinero recaudado la construcción del Ferrocarril (El partido progresista impulsó en 1855 una red nacional del ferrocarril para unir Madrid con distintos puntos del país).
Como consecuencia de esta segunda desamortización se rompen las relaciones con la Iglesia y se genera una protesta generalizada de los ayuntamientos debido a que el dinero obtenido por los consistorios del alquiler de las tierras costeaba los gastos municipales. Los campesinos fueron los grandes perjudicados de esta segunda desamortización ya que no pudieron hacer uso de las tierras municipales. Al expropiarlas y ponerlas en venta hicieron que sus condiciones de vida empeoraran notablemente. De nuevo, la burguesía y la nobleza fueron las grandes beneficiadas al poder comprar las tierras.
6.3 EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874): LA CONSTITUCIÓN DE 1869. EVOLUCIÓN POLÍTICA: GOBIERNO PROVISIONAL, REINADO DE AMADEO DE SABOYA Y PRIMERA REPÚBLICA.
El Sexenio democrático es el período de la historia de España en el que irrumpe la democracia a través del sufragio universal. También fue un periodo donde tuvieron mayor protagonismo los partidos Progresista y Demócrata, marginados del poder durante el reinado de Isabel II. El partido Demócrata terminó transformándose en Partido Republicano.
El descontento con los últimos años del reinado de Isabel II provocó conflictos sociales, represiones y sublevaciones militares. Progresistas, Demócratas y Unión Liberal firmaron el Pacto de Ostende con el objetivo de desalojar del trono a la reina, que desembocó en un levantamiento militar en 1868 y en una revolución, llamada ‘La Gloriosa’.
El pronunciamiento militar lo protagoniza el almirante Topete en Cádiz, con el apoyo de los general Prim y Serrano. La revuelta se extiende por todo el país, reclamando un nuevo sistema amparado por el sufragio universal, estandarte del liberalismo democrático.
A pesar de los intentos de la monarquía por intentar sofocar aquella revolución, la reina acabó exiliada en Francia poniéndose fin a su reinado.
Se forman entonces juntas revolucionarias en la mayoría de las ciudades. Proclaman la aplicación de derechos y libertades, sufragio universal, secularización del Estado, reformas económicas…
Las juntas fueron disueltas tras la formación de un gobierno provisional representado por el general Serrano, de Unión Liberal, y el general Prim, del partido Progresista. El nuevo ejecutivo dejó fuera al partido Demócrata, en el que se incluía un sector más revolucionario, los republicanos, (el partido Demócrata terminó convertido en Partido Republicano)
El gobierno provisional atendió algunas peticiones populares como la supresión del impuesto de consumo, gravamen a los productos de primera necesidad.
En 1869 se convocaron elecciones con una importante novedad en la historia de España, a través de sufragio universal masculino (todos los varones mayores de 25 años). Dieron mayoría al gobierno formado por unionistas y progresistas, y por primera vez resultaron elegios diputados republicanos y carlistas.
Las Cortes elaboraron la Constitución de 1869, considerada como la primera constitución española realmente democrática que estableció:
- La Soberanía Nacional
- La Monarquía parlamentaria como forma de Estado. El rey tenía competencias muy limitadas
- División de poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial)
- Declaración de Derechos y Libertades: inviolabilidad del domicilio, libertad de expresión, de imprenta, de enseñanza, de reunión y asociación…
- Sufragio universal masculino (varones mayores de 25 años)
- Libertad de culto (pero compromiso por parte del Estado de mantener el culto y al clero)
- Regulación de las colonias de ultramar
Reinado de Amadeo de Saboya
La Constitución definía al Estado como una monarquía parlamentaria. Había que buscar un nuevo rey que no fuera Borbón. Entre los candidatos se optó por Amadeo de Saboya, hijo de Víctor Manuel II, rey de Italia.
El principal valedor de Amadeo I fue el general Prim, pero tres días antes de la llegada del monarca a España (30 de diciembre de 1870), Prim fue asesinado. Desaparecía así el principal apoyo del nuevo rey.
El monarca se encontró con una fuerte oposición en las Cortes donde solo contó con la aprobación de progresistas y unionistas.
No fue un reinado largo (1870-1873) ni fácil. Para empezar, comenzó su reinado con pocos apoyos. En las Cortes, solo progresistas y unionistas estaban de su lado, y la aristocracia, las élites burguesas y la Iglesia, preferían en el trono a Alfonso XII, hijo de Isabel II, con lo que le hicieron el vacío.
Durante su reinado afrontó numerosos problemas:
- División interna de los partidos. El partido Progresista se dividió en Partido Constitucionalista con Sagasta al frente (agrupó a los progresistas más moderados y Unión Liberal) y partido Radical con Zorrilla como líder. La lucha entre constitucionalistas y radicales provocó que en dos años se sucedieran numerosos gobiernos.
- Agitación social obrera y campesina provocada por el descontento de unas reformas que consideraban que no mejoraban sus condiciones laborales. Una agitación social influenciada por las ideas de la I Internacional socialista y los efectos de La Comuna de Paris de 1871, que reclamaban un régimen republicano.
- Estallido de la tercera guerra carlista en la figura del pretendiente al trono Carlos VII, nieto de Carlos María Isidro. El conflicto surge de nuevo en defensa de los fueros, del catolicismo y las tradiciones en las provincias vascas, Navarra, Aragón, Cataluña y Valencia. Al igual que en la primera guerra carlista, se forma un mini Estado en Estella. La guerra se prolongó hasta 1876. Tras ella se abolió lo que quedaba de los fueros vascos y navarros, abriéndose el camino al futuro nacionalismo vasco.
- Inicio de la guerra de los 10 años en Cuba (1868-1878): La revolución de La Gloriosa provocó rebeliones en la isla y también en Puerto Rico con el fin de lograr la independencia. Fue dirigido por propietarios criollos que contaban con apoyo popular al proponer el fin de la esclavitud (Carlos Manuel de Céspedes inició la insurrección con el llamado Grito de Yara que proclamaba la independencia de Cuba). España no tenía suficientes recursos militares y EEUU de manera encubierta apoyó a los rebeldes. En 1870 presiones internacionales obligaron a España a firmar la Ley Moret que consistió, en un primer paso, en la abolición definitiva de la esclavitud.
En este clima de inestabilidad, Amadeo de Saboya renuncia a la Corona en 1873 y las Cortes deciden proclamar la República.
Primera República
La I República española tuvo una duración breve y agitada. Duró 11 meses (del 11 de febrero de 1873 al 3 de enero de 1874). La división entre quienes defendían una república federal y quienes preferían un modelo unitario, marcó desde el inicio esta etapa.
Hubo cuatro presidentes: Estanislao Figueras, Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar.
El primero fue Estanislao Figueras quien, en su corto mandato, tuvo que hacer frente a la proclamación del Estado catalán por los republicanos federales y a una fuerte crisis económica. También bajo su gobierno se decretó la abolición de la esclavitud en Puerto Rico.
Se celebran elecciones, en las que los republicanos federales ganan por mayoría y el nuevo ejecutivo es presidido por Pi y Margall. Las nuevas Cortes elaboran un proyecto de constitución, que no vio la luz, que contemplaba la separación de poderes, el reconocimiento de la soberanía popular, la libertad religiosa y que definía a la nación como una República Federal compuesta por 17 Estados federales, incluidos Cuba y Puerto Rico.
Durante el mandato de Pi y Margall se aprobaron leyes sociales como el derecho de sindicación obrera y la enseñanza obligatoria.
La República tuvo varios frentes que provocaron su inestabilidad: una intensa agitación social, con numerosos conflictos obreros por todo el país; el conflicto carlista y la guerra en Cuba; y la aparición del cantonalismo, uno de los problemas más graves que afrontó la república. El movimiento cantonal proponía la división del Estado en unidades territoriales -cantones- independientes. Comenzó en Cartagena y se extendió a otras poblaciones, principalmente en el levante y en Andalucía. Se constituyeron gobiernos autónomos con legislación propia. Originó un gran desorden. Fue el resultado práctico de llevar el federalismo hasta sus últimas consecuencias con ideas anarquistas y desde abajo.
Surgió durante el gobierno de Pi y Margall dividiendo a los republicanos entre los transigentes, como el presidente, y los partidarios de la represión. Pi y Margall se negó a reprimir por la fuerza los levantamientos y dimitió, siendo sustituido por Nicolás Salmerón, republicano unitario y más moderado. Salmerón tomó acciones militares contra el movimiento cantonalista. Dimitió tras negarse a firmar penas de muerte impuestas a los cantonalistas revolucionarios. Fue sustituido por Emilio Castelar, republicano también unitario y conservador. Gobernó por decreto su objetivo fue controlar los últimos focos de la sublevación cantonal y poner fin a la guerra carlista. Dimitió tras perder la confianza de las Cortes.
Tras la dimisión de Castelar, y para evitar que el poder recayese sobre federalistas radicales, el general Pavía irrumpió en el Parlamento y disolvió las Cortes, cediendo el poder al general Serrano. Días después se sometió finalmente el cantón de Cartagena. Comenzó un periodo de república autoritaria. Las garantías constitucionales quedaron en suspenso, y la censura llegó a los periódicos. El final de la I República española llega con el pronunciamiento militar del general Martínez Campos (29 de diciembre de 1874) que lleva al trono al hijo de Isabel II, Alfonso XII. Es el inicio de la restauración.
Bloque 7|La Restauración Borbónica: implantación y afianzamiento de un nuevo Sistema Político (1874-1902)
7.1. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902): CÁNOVAS DEL CASTILLO Y EL TURNO DE PARTIDOS. LA CONSTITUCIÓN DE 1876.
La Restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII (hijo de Isabel II) esta ligada a la figura de Cánovas del Castillo (Unión Liberal). Un político que buscó el consenso entre las fuerzas liberales en las que se cimentó el régimen de la Restauración. Cánovas organizó un sistema político basado en una monarquía parlamentaria (que no democrática), que garantizase el orden social y económico.
El proyecto político de Cánovas del Castillo se gestó durante el Sexenio Democrático cuando consiguió que Isabel II, en el exilio, abdicara a favor de su hijo. Cánovas redactó el llamado Manifiesto de Sandhurst, firmado por Alfonso XII donde se apelaba a la necesidad de restaurar una monarquía constitucional y hereditaria, acorde con la tradición histórica española.
El ejército, de nuevo, con un pronunciamiento dirigido desde Sagunto por el general Martínez Campos, aceleró la proclamación de Alfonso XII y la restauración de la monarquía borbónica.
Comenzaba así el largo proceso de la Restauración.
- Sistema canovista:
Cánovas basó el sistema de la Restauración sobre dos pilares: la soberanía compartida del Rey y las Cortes, y un sistema bipartidista. Dos partidos que se turnarían en el poder de manera pacífica, sin pronunciamientos militares.
Estos dos partidos fueron: el Partido Conservador, creado por Cánovas del Castillo y que recoge la herencia del partido Moderado y Unionista, y el Partido Liberal, creado y dirigido por Mateo Sagasta. En el confluyen antiguos progresistas, demócratas y republicanos moderados.
Los conservadores defendían la moralidad católica y apoyo a la Iglesia, centralización administrativa, y desconfiaban en la ampliación de libertades. Los liberales, defendían la descentralización administrativa, la separación de Iglesia y Estado, la libertad de culto y la ampliación de derechos y libertades en general.
El sistema de turno de partidos garantizó la alternancia pacífica en el poder, poniendo fin durante un largo periodo al intervencionismo militar y a los pronunciamientos.
- Constitución de 1876
El régimen de la Restauración se dotó de una nueva constitución. La Constitución de 1876 fue moderada pero flexible pues lo que se pretendía era que bajo su vigencia, pudieran gobernar tanto los conservadores como los liberales sin tener que cambiarla cada vez que un nuevo partido accediera al poder, como había sucedido en la época de Isabel II. Dejaba abiertos los temas de cómo debía ejercerse el sufragio y los derechos y libertades.
Sus principales rasgos fueron:
- Soberanía compartida entre las Cortes y el Rey.
- El rey designaba al jefe del Gobierno y a los ministros, y tenía el mando directo del ejército. Podía además disolver las Cortes y tenía derecho de veto sobre las leyes.
- Cortes bicamerales: Congreso y Senado. El Congreso era electivo. El Senado tenía una composición tripartita: senadores por derecho propio, es decir, grandes de España y jerarquías eclesiásticas y militares. Senadores vitalicios, nombrados por el rey. Y senadores elegidos por sufragio censitario de entre los mayores contribuyentes.
- El sufragio quedaba a decisión del gobierno. (La Ley Electoral de 1878 de los conservadores estableció el voto censitario, limitado a los mayores contribuyentes. El sufragio universal masculino se aprobó en 1890 bajo un gobierno liberal)
- La religión católica es declarada la religión oficial del Estado. Se reconoce la libertad individual de culto no católico pero no en manifestaciones públicas.
- Reconocimiento de derechos y libertades que en la práctica fueron limitados por los gobiernos conservadores y ampliados por los liberales
- Independencia del poder judicial.
- La práctica política: corrupción electoral y caciquismo:
La llegada al poder del Partido Conservador y del Liberal se dio a través del resultado de unas elecciones previamente acordadas por ambos partidos. La alternancia en el poder se producía de mutuo acuerdo, previo paso por unas elecciones poco democráticas.
El sistema de turno de partidos seguía los siguientes pasos: cuando el partido en el poder se veía sometido a tensiones internas o desgaste en su gestión, el rey llamaba a gobernar al partido de la oposición que disolvía las Cortes y convocaba nuevas elecciones. Unos comicios que, manipulados convenientemente, le daban suficiente representación parlamentaria para gobernar. Este sistema dejaba al margen a otros partidos como los republicanos y carlistas, evitando así que pudieran acceder al poder.
Este falseamiento electoral, mediante diversos mecanismos como el encasillado (acuerdo previo entre los dos partidos sobre el reparto de diputados) y el pucherazo (manipulación directa de los resultados electorales: alteración de las actas electorales, compra de votos, votos falsos, adulteración del censo incluyendo fallecidos… ), era clave en el funcionamiento del sistema.
El fraude electoral fue posible gracias a la complicidad de altos cargos de Madrid, a los gobernadores civiles en las provincias y a los caciques. Los caciques eran personas con poder y autoridad, sobre todo en los pueblos, que ejercían gran influencia sobre la población. Siguiendo las instrucciones de los Gobernadores civiles, los caciques coaccionaban a los electores a través de amenazas o cambio de votos por favores.
- El reinado de Alfonso XII
El reinado de Alfonso XII (1875 a 1885) comenzó con un gobierno largo del partido Conservador donde se consiguió la victoria militar sobre los carlistas (1876), la abolición de los fueros vascos, y la firma de la paz con Cuba (Paz de Zanjón en 1878).
Durante este primer gobierno del Partido Conservador se recortaron libertades (expresión, cátedra e imprenta). Se prohibieron las asociaciones obreras. Se aprobó la Ley electoral de 1878, de carácter censitario, limitado a los mayores contribuyentes (un 3% de la población).
La primera vez que el partido liberal subió al poder fue en 1881. A lo largo de los gobiernos liberales se ampliaron derechos y libertades recortados por los conservadores como la creación de asociaciones obreras. Se introdujo el sufragio universal masculino para los mayores de 25 años (1890). Ley de Asociaciones (1887), Ley del Jurado (1888), Código Civil (1889). Reforma del ejército.
Alfonso XII murió en 1885. Su viuda, la reina María Cristina de Habsburgo estaba embarazada. Para garantizar la alternancia y el turno de partidos, y evitar problemas ante las presiones de republicanos y carlistas, Sagasta y Cánovas llegaron a un acuerdo que se plasmó en el Pacto de El Pardo (1885). Tenía como objetivo garantizar la continuidad de la monarquía y la alternancia en el poder de los conservadores y liberales. Y así fue como María Cristina de Habsburgo, la viuda de Alfonso XII juró su cargo de Regente ante las Cortes.
El turno de partidos funcionó con regularidad hasta 1898. En 1897 Cánovas del Castillo fue asesinado y Sagasta fallecía en 1903. La desaparición de ambos líderes provocó divisiones internas en sus partidos debido al excesivo personalismo de ambos.
En Cuba, una nueva sublevación en 1895 dio lugar al inicio de otra guerra por la independencia que se extendió a Filipinas.
Las crisis en las colonias, el endeudamiento del Estado, el mantenimiento del sistema de reclutamiento militar discriminatorio de las quintas y el auge de los nacionalismos, desataron la crisis de 1898.
7.2 LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902): LOS NACIONALISMOS CATALÁN Y VASCO, Y EL REGIONALISMO GALLEGO. EL MOVIMIENTO OBRERO Y CAMPESINO.
El sistema de la Restauración basado en la alternancia en el poder de dos únicos partidos, el conservador y el liberal, marginó a amplios sectores del mundo político y social. Gran parte de la población urbana y rural no se vio representada. Creció así una fuerte oposición al sistema entre la clase social trabajadora, las clases medias e incluso entre los círculos intelectuales.
La oposición política al régimen de la Restauración se llevó a cabo por fuerzas políticas ya existentes, pero marginadas del sistema de turno de partidos, como los carlistas y los republicanos, y por dos nuevos movimientos: el obrero y los nacionalismos.
- La oposición republicana
Tras el fracaso de la Primera República, los republicanos estuvieron muy divididos por conflictos internos y se fragmentaron en varios partidos: el Partido Republicano Federal, el Partido Republicano Centralista, el Partido Republicano Progresista y el Partido Republicano Posibilista.
Todos ellos, a pesar de sus diferencias, compartían puntos básicos como: la defensa de la República como forma de Estado; reformas que favoreciesen a las clases sociales más necesitadas, como la intervención del Estado, el cooperativismo y la concesión de créditos baratos; el laicismo (separación de Iglesia y Estado); y la fe en el progreso científico y educativo.
En 1903 hubo un intento de unión de los diferentes grupos republicanos bajo una misma candidatura: Unión Republicana.
Las cuatro divisiones del republicanismo:
- Los Federalistas de Pi y Margall que representaban las aspiraciones populares del Sexenio Democrático. De base urbana, eran partidarios de la descentralización del Estado. Eran anticlericales.
Los Centralistas de Nicolás Salmerón. Era uno de los más numerosos. Tuvieron fuertes vínculos con la Institución Libre de Enseñanza y el krausismo como filosofía (filosofía que se basa en una pedagogía unida a la naturaleza y el conocimiento del medio a través de la experiencia).
- Los Progresistas de Ruiz Zorrilla, apoyaban un levantamiento militar para llegar al poder e instaurar una República.
- Los Posibilistas. Dirigidos por Emilio Castelar, fue el más moderado de todos. Su base social estaba formada por las clases medias y la burguesía que habían apoyado la revolución de 1868. Tras la aprobación del sufragio universal en 1890, se integró en el sistema, renunciando a sus planteamientos radicales.
- La oposición del carlismo
Durante la Restauración va a perder protagonismo debido a que buena parte del clero apostó por integrarse en el sistema de Cánovas del Castillo, a la emigración a Francia de muchos de sus seguidores y a la aparición de los nacionalismos que reducirán su base social. Aún así, el carlismo mantuvo cierta popularidad y oposición en el País Vasco, Navarra y en sectores católicos muy conservadores.
- La oposición del movimiento obrero
La incipiente industrialización de España provocó la utilización de mano de obra asalariada. La burguesía era la propietaria de las fábricas donde trabajaba el proletariado, los obreros, con salarios escasos, largas jornadas laborales, e inseguridad laboral.
El número de obreros a mediados del siglo XIX era todavía escaso y sobre todo se concentraban en las fábricas, minas e industria siderúrgica de Cataluña, Asturias y País Vasco.
Las condiciones del campesinado no diferían demasiado. La abolición del régimen señorial y las desamortizaciones no alteraron la estructura de la propiedad de la tierra, concentrándose de nuevo en pocas manos, y no precisamente en las del campesinado. Éste permaneció trabajando en el campo, la mayoría como jornaleros cuyos salarios eran muy bajos. Sus condiciones de vida eran muy duras y sus reivindicaciones, al igual que los obreros de la ciudad no tardaron en aflorar.
Las primeras asociaciones obreras habían sido frenadas por el gobierno de Serrano durante el Sexenio y prohibidas durante los gobiernos de Cánovas, quedando reducidas a la clandestinidad. Hasta 1881, con la subida al poder del Partido Liberal de Sagasta, existirá la posibilidad de constituir asociaciones obreras, que finalmente fueron legalizadas en 1887.
Durante la Restauración, obreros y campesinos se sintieron desencantados con aquella política que consideraban un instrumento de la burguesía y que no velaba por sus intereses, y tendieron hacia ideas revolucionarias de corte anarquista y socialista.
La oposición obrera de anarquistas, socialistas y organizaciones católicas:
- Anarquismo:
Fue la ideología obrera más influyente en la Restauración sobre todo entre el proletariado catalán y los trabajadores del campo andaluz, e introducida en España durante el Sexenio por el italiano Giuseppe Fanelli, discípulo de Bakunin, el fundador del Anarquismo.
Fanelli organizó la sección española de la I Internacional (Asociación Internacional de Trabajadores. AIT) difundiendo las ideas anarquistas (supresión del Estado, libertad ilimitada del individuo, radical oposición a la acción política y a la creación de partidos políticos, y a la lucha obrera con tintes violentos).
La oposición de los anarquistas a toda forma de poder y a la eliminación del Estado suponía una amenaza. Su enfrentamiento contra el sistema se hizo mediante la abstención absoluta de la vida política. Una minoría se radicalizó creando un grupo conocido como ‘Mano Negra’ que llevará a cabo varios atentados y asesinatos. Cánovas del Castillo fue asesinado a manos de un anarquista.
- Socialismo:
La difusión del marxismo en España es obra de Paul Lafargue, yerno de Karl Marx, encargado de reconducir el movimiento obrero hacia el socialismo ante la influencia de los anarquistas. Formó un núcleo socialista que fue el origen del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) fundado en 1879 por Pablo Iglesias.
El PSOE defendía los derechos del proletariado, la abolición de las clases sociales, la conquista del poder por la clase trabajadora (intervención en la vida política a diferencia de los anarquistas) y la conversión de la propiedad privada en social, en manos del Estado.
La Ley de Asociaciones de 1887 da paso a la creación de los sindicatos obreros y con ella nace en 1888 la Unión General de Trabajadores (UGT) como sindicato del PSOE. Además, se establece el Primero de Mayo como Día del Trabajador.
El crecimiento del socialismo fue lento y a finales del siglo solo estaba bien implantado en Madrid y Bilbao. En 1910 obtuvo su primer diputado en las Cortes: Pablo Iglesias.
- Organizaciones católicas:
Una tercera vía para encauzar las demandas obreras fue el sindicalismo católico basado en la doctrina social de la Iglesia, formulada en la Encíclica Rerum Novarum (1891) del papa León XIII, por la que todas las organizaciones católicas tenían que incluir una carta de derechos sociales.
Uno de los precursores del movimiento obrero católico fue el padre A. Vicent que en 1864 fundó el Círculo Católico de Obreros de Manresa, precedente de los sindicatos católicos. Posteriormente se crearía en Madrid el Consejo Nacional de las Corporaciones Católico-Obrero
- Los nacionalismos catalán y vasco, y el regionalismo gallego
El auge del sentimiento nacionalista que vivía Europa desde mediados del siglo XIX no fue ajeno a España. La idea de que un pueblo que compartía un mismo territorio, una misma lengua, cultura e historia, tenía derecho a crear una nación, se difundió fuera y dentro de nuestras fronteras.
La tendencia centralizadora del modelo canovista de la Restauración provocó en aquellos territorios de España donde históricamente habían gozado de instituciones, fueros, y costumbres arraigadas, la creación de organizaciones que defenderán crear instituciones propias, autonomías administrativas, o lograr la independencia. Entre esas organizaciones y movimientos destacaron:
- Nacionalismo catalán:
El nacionalismo catalán se inicia con un movimiento cultural llamado la Renaixença (renacimiento), surgido dentro del Romanticismo, cuya voluntad era fortalecer el catalán como lengua literaria.
El catalanismo cultural dio paso al catalanismo político. Algunos sectores de la sociedad catalana, sobre todo la burguesía industrial y de negocios, comenzaron a reivindicar el derecho histórico de Cataluña a tener sus propias instituciones y leyes. Un mayor autogobierno.
Aparecen dos corrientes: una de corte republicana y federalista que reclama la soberanía para Cataluña. Su principal valedor fue Valentí Almirall, fundador del Diario Catalá, primer periódico escrito íntegramente en catalán. Organizó el primer Congreso Catalanista (1880) tras el cual se crearía la primera organización política, el Centro Catalá.
Otra corriente fue la conservadora, tradicionalista y católica que defendía, desde una posición regionalista (descentralizadora), una Cataluña singular dentro de una España plural.
En 1891 se creó la Unión Catalanista, cuya asamblea reunida en Manresa aprobó las bases para la Constitución Regional Catalana (Bases de Manresa), que reclamaba la restauración de las instituciones históricas y el traspaso de amplias competencias políticas y económicas. Fue el primer programa del catalanismo de un proyecto de autonomía política.
En 1901 se creó la Liga Regionalista, primer gran partido del nacionalismo catalán liderado por Prat de la Riba y Francesc Cambó.
- Nacionalismo vasco:
Surgió a raíz de la derogación de sus fueros históricos en 1876 tras la tercera guerra carlista, provocando una fuerte reacción en defensa de los mismos.
Otro motivo del nacimiento del nacionalismo vasco fue provocado por la industrialización que estaban viviendo las principales ciudades del País Vasco y la llegada de inmigrantes de otras provincias. Hubo un rechazo hacia costumbres llegadas de fuera y una defensa de las tradiciones del mundo rural vasco.
En 1895 Sabino Arana fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) de ideología clerical y tradicionalista. Proclamaba una nación independiente de España, reivindicando los fueros como símbolo de la patria vasca. Defendía que los vascos, debido a su raza, su religión, su lengua y costumbres constituían una nación. Fue moderando sus ideas al ser elegido diputado en 1898, oscilando entre el independentismo y la integración autónoma dentro de España.
- Regionalismo gallego:
El regionalismo gallego está ligado a un movimiento cultural de mediados del siglo XIX, el Rexurdimento, cuya figura más representativa fue la escritora Rosalía de Castro. Un movimiento que desembocó en una fuerte defensa de la lengua y cultura gallega.
Uno de los líderes del regionalismo gallego fue Manuel Murguía, quien durante la Restauración fundó la Asociación Regionalista Galega Tradicional. No pretendía alcanzar una nación independiente, sino la descentralización administrativa y el uso de la lengua gallega.
7.3 EL PROBLEMA DE CUBA Y LA GUERRA ENTRE ESPAÑA Y EEUU. LA CRISIS DE 1898 Y SUS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS, POLÍTICAS E IDEOLÓGICAS.
Los restos del Imperio español a finales del siglo XIX se reducían a Cuba y Puerto Rico en América, y Filipinas y algunas pequeñas islas en el Pacífico.
Cuba era la principal posesión española y la isla suponía para España una importante fuente de ingresos para el Estado. Filipinas era un enclave estratégico que daba acceso a intercambios comerciales con Asia.
- El problema cubano
La primera guerra con Cuba concluyó con la firma de la Paz de Zanjón en 1878. Salvo la abolición de la esclavitud (1888), el resto de los acuerdos a los que se llegaron, mayor autonomía de la isla, presencia de diputados cubanos en el Parlamento español y libertad de comercio, no se cumplieron. De ahí que el malestar de la población cubana siguiera latente. Además, los intereses económicos de EEUU jugaron un papel importante. Los norteamericanos controlaban casi la mitad de las exportaciones de la isla, pero debían pagar fuertes aranceles por los productos que vendía en la colonia española.
En Cuba se crearon dos grandes partidos políticos: el Autonomista, que pedía autonomía y reformas políticas y económicas sin llegar a la independencia. Y la Unión Constitucional, integrado por españoles y latifundistas opuestos a dichas reformas.
La falta de esas reformas estimuló los deseos de emancipación e independencia. Frente al autonomismo apareció un tercer partido, el Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí. Su objetivo era la independencia de España. Este partido fue apoyado por EEUU.
En 1895 se produce la insurrección nacionalista liderada por José Martí que movilizó al campesinado. La insurrección se inició en la localidad de Baire (Grito de Baire). Desde el gobierno de España, Cánovas del Castillo envió un ejército al mando del general Martínez Campos para pacificar la isla. Martínez Campos no pudo contralar la rebelión por vía de la conciliación y fue sustituido en 1896 por el general Weyler.
Weyler llevó a cabo una gran represión con el objetivo de acabar con la guerra de guerrillas que habían iniciado los insurrectos. El ejército español no solo se tuvo que enfrentar a los guerrilleros sino a las enfermedades tropicales que diezmaron a los militares.
Tras el asesinato de Cánovas del Castillo y tras fracasar la vía represiva de Weyler, el gobierno de Sagasta lo sustituye en 1897 por el general Blanco, que volverá a realizar una política de conciliación para intentar mantener la soberanía española en la isla y evitar el conflicto con EEUU. Ni la concesión de una mayor autonomía, ni la igualdad de derechos entre insulares y peninsulares, ni las reformas económicas que intentó adoptar el gobierno español, convencieron ya a los partidarios de la independencia.
- El desastre del 98. La guerra entre España y EEUU
La guerra de 1895 coincidió con la política colonialista norteamericana. El gobierno de Washington intentó varias veces de modo infructuoso la compra de la isla. Animados por una prensa belicista, los norteamericanos estaban dispuestos a intervenir en la guerra de Cuba.
En España se reaccionó contra la presión de EEUU con una explosión de orgullo nacional. El rumbo de la insurrección cubana cambió tras un oscuro episodio. A principios de 1898, un hecho fortuito, la explosión del acorazado estadounidense Maine en el puerto de La Habana, fue el pretexto utilizado por EEUU para declarar la guerra a España.
El presidente estadounidense McKinley responsabilizó a España de la voladora de su acorazado. EEUU presentó al gobierno español un plan para comprar la isla dándole un plazo de tres días para decidir. El gobierno español negó cualquier vinculación con el suceso del acorazado y rechazó el ultimátum de compra de la isla. EEUU declaró la guerra a España en abril de 1898.
Al mismo tiempo que se produce el conflicto en Cuba, en Filipinas se produce otra insurrección apoyada también por EEUU.
Debido a la superioridad de navíos y armamento, EEUU derrota a España en ambos frentes (Cavite en Filipinas y Santiago en Cuba).
EEUU y España firmaron el Tratado de París en diciembre de 1898 por el cual España reconocía la independencia de Cuba y cedió a EEUU la soberanía en Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam. En 1899 vendió a Alemania las islas Carolinas, y las Marianas. Era el fin definitivo del imperio colonial español.
- La crisis del 98 y sus consecuencias económicas, políticas e intelectuales
Desolación, humillación, pesimismo. La sociedad española quedó asolada por la pérdida de las últimas colonias de lo que fue en su día un gran Imperio. El impacto tuvo un nombre: el desastre del 98. Y las consecuencias fueron profundas:
Mayor empuje y presencia de los nacionalismos catalán y vasco.
Políticamente, se responsabilizó al gobierno el haber perdido las últimas colonias. El sistema de la Restauración del turno de partidos entró en crisis.
Desprestigio militar. La imagen del Ejército salió dañada lo que trajo graves consecuencias en el siglo XX
Surgió con fuerza un movimiento intelectual denominado Regeneracionismo cuya máxima figura fue Joaquín Costa. Este movimiento veía la necesidad de reformar y modernizar el país, prestando mayor atención a los problemas reales de España, sobre todo en educación, ayuda social y dignificación de la política para acabar con el fraude electoral. El regeneracionismo tuvo su vertiente literaria en la llamada Generación del 98 (Unamuno, Baroja, Machado…)
La economía española perdió el mercado colonial pero la industria nacional se recuperó gracias a una importante repatriación de capitales que fueron invertidos en la industria y la banca.
Bloque 8|Pervivencias y transformaciones económicas en el siglo XIX: un desarrollo insuficiente
8.1. EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA Y MOVIMIENTOS MIGRATORIOS EN EL SIGLO XIX. EL DESARROLLO URBANO.
Durante el siglo XIX en Europa se produce un notable crecimiento de la población debido principalmente a un descenso de la mortalidad. Los progresos en la medicina y en la higiene fueron las causas fundamentales. En España, este aumento de la población fue constante pero más lento en comparación con otros países de su entorno.
El motivo fue el mantenimiento en nuestro país del régimen demográfico antiguo, es decir, una alta mortalidad y una eleva natalidad hasta principios del siglo XX.
La población española paso de tener más de diez millones de habitantes a finales del siglo XVIII a más de 18 millones en 1900.
A pesar de que la tasa de natalidad se mantuvo alta durante todo el siglo, en torno al 35%, la tasa de mortalidad, también infantil, siguió siendo elevada debido a:
- varias crisis de subsistencia motivadas por la falta de alimentos como consecuencia de malas cosechas por razones climáticas; por los bajos rendimientos de la agricultura debido al atraso técnico en el sector agrario; y un sistema deficiente de transporte, que impedía llevar productos de las zonas donde había excedentes a donde no había.
- Epidemias periódicas, sobre todo de cólera; y enfermedades infecciosas, como tuberculosis o sarampión, se propagaban con rapidez debido a unas condiciones sanitarias y médicas insuficientes.
- Por último, las guerras que asolaron España durante el siglo XIX (guerra de la Independencia, guerras carlistas, Cuba) no ayudaron a reducir la mortandad.
Debido a la elevada mortalidad la esperanza de vida era corta y no superaba los 35 años de media.
Destacó durante el siglo XIX el crecimiento demográfico en las zonas de la periferia como Cataluña, Murcia, Canarias y País Vasco, en detrimento del interior, a excepción de Madrid.
- Movimientos migratorios
En el siglo XIX se producen grandes desplazamientos de la población europea debido al crecimiento demográfico, a la revolución industrial que provocó el trasvase del campo a las ciudades, la innovación en los transportes que facilitó el traslado a otros continentes y el colonialismo que estimuló viajar a otros lugares menos poblados y desarrollados.
En España, los movimientos migratorios se producen en la segunda mitad del siglo XIX. El proceso de industrialización provocó un éxodo rural del campo a las ciudades, sobre todo a Barcelona, Bilbao y Madrid, cuyas fábricas comenzaban a demandar mano de obra. También a ciudades de la periferia como Valencia, La Coruña, Oviedo o Santander. La meseta central, salvo la capital, sufre este trasvase. Aún así, el éxodo rural se hizo de manera pausada debido al atraso agrario español que obligó a la mayor parte de la población a seguir produciendo alimentos y a quedarse en el campo en unas condiciones laborales míseras.
Los españoles emigraron también fuera del país, sobre todo a América, donde se abría un mundo de oportunidades. Hasta 1853, tras la independencia de la mayoría de los territorios americanos, existían obstáculos legales para emigrar a América. Pero la Constitución de 1869 terminó con esas restricciones, por lo que aumentó el traslado de la población hacia Argentina, México, Cuba y Brasil. Hacía allí partieron gallegos, asturianos, cántabros y canarios principalmente
Algunos de los que emigraron a América volvieron a su tierra natal enriquecidos. Se les llamó indianos.
Las guerras coloniales frenaron la emigración que volvió a tomar impulso a principios del siglo XX.
También hubo emigraciones de tipo político durante todo el siglo: exilios de afrancesados, liberales, carlistas o republicanos.
- Urbanismo
La urbanización de las ciudades fue lenta. Solo Madrid y Barcelona tenían en 1900 más de medio millón de habitantes.
Con el aumento de la población, las transformaciones económicas y sociales, la ciudad experimenta un cambio notable en su fisonomía. Era necesario crear nuevos barrios y adaptarlos a las necesidades de sus habitantes. Necesitaban crecer. Se derribaron las antiguas murallas y aparecieron nuevos espacios urbanos.
Con las fábricas se iban desarrollando barrios obreros a los que había que dotar de servicios mínimos y dar solución a los problemas de hacinamiento en viviendas, calles sin pavimentar y sin alcantarillado
El diseño de las nuevas ciudades responderá además a las demandas de la burguesía que quería encontrar un acomodo en las ciudades acorde a su posición privilegiada separados de las clases obreras asentadas en la periferia. Se trataba de planificar amplios espacios dotados de mayores comodidades e infraestructuras. Surgen así los ensanches.
En España, la aportación urbanística más característica fueron los ensanches. Destaca el de Barcelona, ideado por Ildefonso Cerdá en 1860 que servirá de modelo para los posteriores ensanches de ciudades como Madrid, San Sebastián, Bilbao, Valencia o Zaragaza.
Su diseño consistía en una extensa cuadrícula de calles, con manzanas cuadradas y esquinas achaflanadas para facilitar la circulación. Se completaba con una gran vía transversal y algunas calles más anchas para facilitar desplazamientos rápidos.
El ensanche de Madrid (barrio de Salamanca, Retiro, Chamberí, Argüelles) fue diseñado por Carlos María de Castro a imagen del creado por Cerdá en Barcelona. El plano en cuadrícula se organiza en torno a calles largas, rectas y anchas que se cortan en perpendicular formando manzanas cuadradas. Edificaciones de mediana altura y palacetes dio lugar a una densidad de ocupación baja, siguiendo los preceptos higienistas burgueses. Su uso fue principalmente residencial de clase media-alta.
Otros ejemplos de proyectos urbanísticos fueron el diseño del modelo de ciudad jardín, creado por Howard. Junto al ensanche de Madrid aparece la Ciudad Lineal de Arturo Soria. Iniciada por el propio Arturo Soria en 1882. Una amplia calle arbolada como eje central en el que se situaban a los lados las viviendas, las fábricas y los servicios. Todo ello rodeado de abundantes espacios verdes.
8.2 LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX. EL SISTEMA DE COMUNICACIONES: EL FERROCARRIL. PROTECCIONISMO Y LIBRECAMBISMO. LA APARICIÓN DE LA BANCA MODERNA.
Desde finales del siglo XVIII Europa sufrió una profunda transformación debido a la Revolución Industrial iniciada en Gran Bretaña con la incorporación de las máquinas al proceso productivo. Las estructuras económicas del Antiguo Régimen fueron sustituidas por una economía liberal, capitalista, que pasó de ser básicamente agraria a industrial.
Mientras que en la Europa de 1900 se producía una expansión de la economía y de la industria, en España, esa expansión fue más lenta, aunque constante.
El país, a finales del siglo XIX, seguía siendo eminentemente agrario, un sector que a pesar de las reformas (desamortizaciones y supresión del régimen señorial) no consiguió modernizarse lo suficiente (la mayor parte de la tierra siguió en manos de grandes propietarios y las innovaciones técnicas tardaron en implantarse). El comercio interior se mantuvo durante buena parte del siglo mal articulado y el desarrollo industrial se limitaba a unos sectores concretos: el textil catalán y el siderúrgico asturiano y vasco.
Los aspectos que determinaron el lento desarrollo económico español fueron: el escaso poder adquisitivo de la población, mayoritariamente campesina, lo que hacía que la demanda de productos manufacturados fuera insuficiente como para incentivar el aumento de la producción; El carbón, principal fuente de energía de la primera Revolución Industrial, era escaso y de mala calidad; gran deuda pública que dificultó la inversión de capital en la industria; y una red de transportes que tenía que hacer frente al difícil relieve del país, lo que dificultaba el traslado de mercancías y elevaba los precios.
- La industria textil
Cataluña se convirtió a partir de 1830 en el primer motor de la industrialización en España gracias a la mecanización en el proceso de producción del algodón, principal materia prima que sustituyó a la lana o la seda.
El desarrollo de la industria textil catalana estuvo caracterizado por la falta de carbón en la región y las dificultades del transporte para abastecerse del que llegaba de Asturias. Muchas de las fábricas del textil se concentraron alrededor del puerto de Barcelona. La falta de esta fuente de energía dificultaba la implantación de una siderurgia por lo que la industria del textil era poco competitiva por lo que demandó una protección por parte del Estado. Si el mercado interior no crecía, la expansión industrial se agotaba. La carestía de carbón provocó también la proliferación de fábricas junto a los ríos para aprovechar la energía hidráulica.
España se convirtió en el mercado principal de la producción textil catalana. La política proteccionista alejó durante buena parte del siglo a la competencia de los productos textiles ingleses, más baratos que los catalanes. La ausencia de competencia desincentivó la innovación e introducción de tecnología en el sistema de producción, salvo máquinas movidas por ruedas hidráulicas o máquinas a vapor.
La industria de la lana mecanizada se ubicó en Tarrasa y Sabadell, mientras que la industria de la seda, con una larga tradición en Valencia, Murcia y Granada, entró en crisis desde comienzos del siglo, desplazándose sus centros de producción a Cataluña.
- Minería y Siderurgia
La siderurgia fue el otro gran sector de la industrialización en España. El país era rico en mineral de hierro pero el carbón era escaso y de mala calidad.
La Ley de Bases sobre Minas de 1868 favoreció al sector junto con la creciente demanda para la construcción de la red ferroviaria, la arquitectura del hierro y la mecanización de los procesos industriales.
Para poder hacer frente a los ingresos insuficientes de la Hacienda pública (deuda pública), se concedió la explotación de varias minas a compañías extranjeras, sobre todo inglesas y francesas. Fue el caso de las minas de mercurio de Almadén (Ciudad Real).
Entre el resto de yacimientos importantes destacaba el plomo en Linares y La Carolina (Jaén), zinc en Reocín (Cantabria) y cobre en Riotinto (Huelva).
La industria de la siderurgia estuvo ligada a las minas de carbón y del hierro. Los primeros altos hornos se instalaron en Marbella en 1826. Como carecía de carbón de buena calidad necesario para producir hierro en sus altos hornos, tenía que traerlo de fuera y el alto coste de la importación condujo a su declive y desaparición.
Otro foco siderúrgico fue Asturias que contaba con numerosos yacimientos de carbón, que a pesar de no ser de alta calidad, su abundancia significaba que al menos los costes de transporte eran bajos. Hasta la llegada del carbón de Gales, de mejor calidad, la producción de hierro en Asturias fue importante y dinamizó el sector.
El gran centro siderúrgico fue Vizcaya, desarrollado a partir del último tercio del siglo XIX. La abundancia de mineral de hierro en la zona intensificó la explotación de sus minas y sirvió como base a una intensa relación comercial con Gran Bretaña. Se intercambiaba mineral de hierro por carbón de buena calidad (mayor poder calórico) y más barato procedente de Gales. Los barcos que transportaban el hierro a Inglaterra venían cargados de carbón inglés y la siderurgia vizcaína creció. El tráfico marítimo propició el desarrollo de la construcción naval. En 1880 se crearon los Altos Hornos de Vizcaya que pronto comenzaron a producir acero. España se convirtió en uno de los principales exportadores de hierro en Europa.
- Otros sectores industriales
La industria harinera, concentrada principalmente en Aragón y Castilla y León, fue otra de las industrias que se desarrollaron pero tuvo menor peso que la textil y siderúrgica.
La industria dependiente de la explotación agraria (aceite de oliva, vino, cítricos…) se fue modernizando en la segunda mitad del siglo. Las zonas exportadoras de vinos fueron Andalucía, Cataluña y Valencia.
La industria mecánica dedicada a la fabricación de maquinaria para la industria textil, material ferroviario y astilleros se localizó preferentemente en Cataluña y País Vasco. Tuvo poco peso. La primera fue la barcelonesa Bonaplata, incendiada en 1835.
- El sistema de comunicaciones. El ferrocarril
El desarrollo de los medios de transporte era esencial para lograr el crecimiento económico y conseguir un mercado nacional cohesionado. Era necesario construir una red viaria efectiva para conectar unas regiones con otras.
- Se mejoraron las carreteras y los caminos. Las primeras obras de reforma del trazado de carreteras comenzaron a mediados del siglo. Y se fue sustituyendo el medio de transporte tradicional (caballerías por carruajes).
- El cuanto al transporte marítimo se ampliaron y mejoraron los puertos, destacando el de Barcelona y Bilbao y la navegación a vapor supuso un avance a finales del siglo.
- Pero sin duda, El ferrocarril, símbolo de la era industrial, era necesario para cohesionar el mercado nacional e impulsar la economía. España inició su construcción más tarde con respecto a otros países europeos debido al difícil relieve del país, muy montañoso, a la falta de capitales, tecnología y escasa iniciativa empresarial.
Todo ello cambió a partir de 1855 con la Ley General del Ferrocarril que permitió grandes ventajas a las empresas constructoras. Antes, en 1848 se había inaugurado la primera línea férrea que unió Barcelona y Mataró, y en 1851 la línea Madrid-Aranjuez.
A partir de ese momento se inició una intensa construcción del tendido ferroviario gracias a las subvenciones del Estado y a la aportación de capital y tecnología extranjeros. Se crearon unas veinte compañías ferroviarias, entre las que destacaron la MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante), el Ferrocarril del Norte o la SJC (Sevilla-Jerez-Cádiz).
La estructura radial de la red ferroviaria partía de Madrid y como característica propia del ferrocarril español se estableció un ancho de vía mayor que el de Europa por cuestiones técnicas. Esta medida provoco que una vez llegaban las mercancías a la frontera con Francia sufrieran un transbordo aumentando el coste y el tiempo.
La autorización a las compañías ferroviarias a importar libres de aranceles, sin impuestos, el material necesario para su construcción, perjudicó a la industria siderúrgica y metalúrgica española. Supuso la pérdida de la rentabilidad que una obra así suponía para el país.
La economía entró en crisis (1866-1876) provocando el hundimiento de las acciones del ferrocarril en la Bolsa y la paralización en su construcción. Tras la crisis se reanudaron los trabajos
- El comercio. Librecambismo y proteccionismo
A mediados del siglo, la construcción del ferrocarril favoreció el comercio interior. Se abarataron los costes de traslado de mercancías y unió los mercados interiores. Sin embargo, debido a la falta de demanda tanto de mercancías como de pasajeros, el mercado nacional no se desarrolló como lo hizo en otros países.
Respecto al comercio exterior, la adopción del proteccionismo o el librecambismo, fue el gran debate de los gobiernos del siglo XIX. El proteccionismo imponía a las importaciones de productos extranjeros fuertes impuestos (aranceles) que encarecían los productos del exterior, evitando la competencia con los nacionales y favoreciendo la producción y el consumo interno. Y el librecambismo favorecía la entrada libre de productos extranjeros (sin aranceles) lo que, abarataba los precios, y requería una industria más competitiva y especializada.
Los principales partidarios del proteccionismo fueron los industriales catalanes del textil y los propietarios cerealistas castellanos que querían proteger su producción frente a la competencia de productos más baratos de otros países. Temían que sin protección del Estado el mercado interior no crecería y el desarrollo industrial disminuiría.
Espartero, durante el reinado de Isabel II, intentó implantar una política de libre comercio que provocó revueltas en Barcelona y, durante el Sexenio Democrático el librecambismo se vio reflejado en el Arancel Figuerola (1869), una reforma arancelaria que logró una reducción de los aranceles, un mayor intercambio con el exterior y una mayor competitividad interior. Sin embargo duró poco. El proteccionismo volvió con la Restauración borbónica y sobre todo con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
- Sistema financiero
Los problemas de la Hacienda Pública fueron constantes durante todo el siglo XIX. El sistema fiscal anterior a 1845 se caracterizó por la variedad de impuestos, la no igualdad en la contribución y la escasa eficacia en la recaudación.
La reforma fiscal de Mon Santillán (1845) simplificó el sistema de impuestos, estableció los presupuestos generales del Estado y adoptó medidas para reducir la deuda pública. Puso orden pero no alcanzó la equidad ni la suficiencia de ingresos que necesitaba el Estado para pagar los gastos corrientes y la deuda pública.
En 1829 se creó el Banco Español de San Fernando, como banco del Estado. En 1831 la Bolsa de Madrid. En 1844 el Banco de Isabel II. Pero hay que esperar a la Ley de Bancos y Sociedades de Crédito de 1856 para que se inicie la modernización del sistema bancario.
En 1856 el Banco de San Fernando se transformó en el Banco de España que obtiene el monopolio de la emisión de la moneda y la gestión de la deuda pública. En el País Vasco nacieron el Banco de Bilbao y el Banco de Vizcaya para financiar a la industria siderúrgica. En Cataluña, el Banco de Barcelona. Tras el desastre colonial de 1898, con el dinero repatriado se crea el Banco Hispano Americano en 1901.
En 1868 se creó la peseta, desde entonces, la única moneda de curso legal en el país. Estuvo vigente hasta 2002.
Bloque 9|La crisis del Sistema de la Restauración y la caída de la Monarquía (1902-1931)
9.1. ALFONSO XIII Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN: LOS PARTIDOS DINÁSTICOS. LAS FUERZAS POLÍTICAS DE OPOSICIÓN: REPUBLICANOS, NACIONALISTAS, SOCIALISTAS Y ANARCOSINDICALISTAS
El siglo XX se inició con el reinado de Alfonso XIII (1902-1931) coincidiendo con una fuerte crisis provocada por la pérdida de las últimas colonias en 1898 (Desastre del 98). Su reinado se caracterizó por el gran protagonismo del rey en la política del país, por los constantes cambios de gobiernos, por el fin del sistema de turnos de partidos creado por Cánovas del Castillo, por el incremento de la oposición política al sistema, el aumento de la conflictividad obrera y por la injerencia de nuevo de los militares en la política sobre todo a partir de la guerra con Marruecos (1909-1925) y de la Ley de jurisdicciones (los delitos contra el ejército y la nación serán juzgados por tribunales militares).
Desaparecidos ya Cánovas y Sagasta, otros dos grandes líderes encabezarán los dos partidos dinásticos: Maura, el conservador; Canalejas, el liberal.
El clima político y social de pesimismo tras el desastre de 1898 provoca un movimiento de regeneración del país. Un deseo de modernizar España que condujo a la crisis del sistema de la Restauración. La idea era superar el carácter oligárquico de los gobiernos, el caciquismo y el fraude electoral que se había instalado en la vida política y establecer un sistema más democrático.
Los primeros gobiernos trataron de reformar del sistema de la Restauración desde dentro y adaptarlo a las nuevas demandas sociales. Fue la etapa del revisionismo.
- Revisionismo conservador (1907-1910)
Los primeros intentos de reformas fueron llevadas a cabo por el gobierno conservador de Antonio Maura (1907-1910) cuya intención era hacer “la reforma desde arriba”, desde el poder, y así evitar una revolución desde abajo.
Para acabar con el fraude en las elecciones y el sistema caciquil, promulgó una nueva la Ley electoral (1907) que establecía el voto obligatorio.
Se elaboró un proyecto de Ley de la Administración Local para, entre otras cosas, frenar el caciquismo en los municipios y satisfacer las aspiraciones de Cataluña que presionaban para alcanzar cuotas de autonomía. No salió adelante.
En materia social, se creó el Instituto Nacional de Previsión (1908), embrión de la actual Seguridad Social y una amplia legislación laboral que recogía medidas como el derecho a la huelga (1908), el descanso dominical, mejores condiciones de trabajo de mujeres y niños o protección de accidentes de trabajo.
Y en materia económica, una política proteccionista para fomentar la actividad industrial.
La semana trágica de Barcelona. 1909
Tras la pérdida de las colonias americanas en 1898, la política exterior española se orientó hacia el norte de África para intentar recuperar el prestigio internacional. En la Conferencia de Algeciras (1906), Francia y España fijarán sus respectivas zonas de influencia en Marruecos. A España le correspondió la zona norte, el Rif, que ocupó en 1909.
El sistema de reclutamiento militar afectaba a los varones de familias humildes, quienes no podían pagar la redención. El llamamiento de reservistas en 1909 para enviarlos a la zona española de Marruecos donde se estaban produciendo ataques de los rifereños, provocó la protesta de asociaciones obreras de Barcelona y la convocatoria de una huelga general. El levantamiento popular fue apoyado por anarquistas, socialistas y republicanos.
La protesta en la ciudad degeneró en una oleada de disturbios que duró una semana. En las calles se levantaron barricadas y la revuelta adquirió un feroz rechazo no solo antimilitarista sino también anticlerical con la quema de decenas de edificios religiosos.
El gobierno declaró el estado de guerra y envió refuerzos para reprimir los disturbios. Se produjeron fuertes enfrentamientos con las fuerzas del orden cuyo resultado fue más de cien muertos y centenares de heridos.
La dura represión del gobierno con condenas a muerte, entre ellas, las del pedagogo anarquista Francisco Ferrer i Guardia, cuya participación directa en los sucesos no estaba clara, provocó protestas dentro y fuera del país obligando a Maura a dimitir. El rey encargó la formación de un nuevo gobierno al partido liberal.
Revisionismo liberal (1910-1912)
El gobierno liberal de José Canalejas planteó la separación entre el Estado y la Iglesia con el objetivo de reducir la influencia de la Iglesia en la vida pública y en la educación. Entre las medidas que se adoptaron fue la Ley del Candado (1910) que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas en España.
En cuanto a las reformas sociales y laborales: redujo la jornada de trabajo, se prohibió el trabajo nocturno para las mujeres, y se regularon los contratos colectivos (convenios laborales). Se sustituyó el impuesto de consumo por un impuesto progresivo sobre las rentas urbanas. Se promulgó la Ley de Reclutamiento, que pasaría a ser obligatorio en caso de guerra, suprimiendo la redención en metálico.
Ante las aspiraciones autonomistas de Cataluña para la descentralización del Estado, se elaboró la ley de Mancomunidades por la cual se permitía que las diputaciones pudieran unirse para organizarse mejor y prestar servicios.
En política exterior se negoció con Francia un nuevo tratado en 1912 que dio lugar al protectorado franco-español en Marruecos. (Un protectorado es un territorio colonial donde ya existe un Estado con su propia administración que la potencia colonial respeta, pero controla tanto en lo político como en lo militar).
En 1912 Canalejas muere víctima de un atentado anarquista. Su asesinato puso fin a la etapa regeneracionista promovida desde el propio sistema. En el seno de los dos partidos dinásticos se produjeron divisiones internas y falta de entendimiento con lo que se agravó el turno de partidos ideado por Cánovas.
- Fuerzas políticas de oposición
- Entre la oposición política adquirieron mucha fuerza los partidos republicanos. Los republicanos crearon la coalición Unión Republicana consiguiendo así aumentar su fuerza electoral. En 1908 Alejandro Lerroux fundó el Partido Radical, anticlerical, autonomista y muy posicionado hacia la izquierda, y en 1912 se creó el Partido Reformista de Melquíades Álvarez, más moderado.
- El PSOE, con implantación sobre todo en el País Vasco y Madrid, junto con su sindicato, UGT, fue logrando mayor influencia en la vida política. Tras la Semana Trágica de Barcelona, su fundador, Pablo Iglesias, aceptó colaborar con los republicanos en la lucha por la democratización del sistema. Pablo Iglesias fue elegido diputado en 1910. A partir de 1917 a consecuencia de la Revolución Rusa, el partido sufre una escisión por su rechazo a integrarse en la Internacional Comunista. Fue el origen del Partido Comunista (PCE) en 1921.
- El anarquismo: se agudiza la lucha de clases y las revueltas obreras. Los anarquistas siguen arraigados en el campo andaluz y entre los obreros de la industria catalana. En 1910 se crea la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), formación anarcosindicalista, que se convierte en la principal organización obrera del país. La estrategia sindical de la CNT sigue siendo su rechazo a participar en la vida política y la defensa de los obreros por medio de huelgas generales, sabotajes industriales, ocupación de fábricas, y acciones violentas. En 1927 se fundó la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
- Los partidos nacionalistas: Tras el desastre del 98, los nacionalismos catalán y vasco aumentaron su influencia en la sociedad y en la vida parlamentaria.
El nacionalismo catalán conservador, desarrollado en torno a la Lliga Regionalista y liderado por F. Cambó y Prat de la Riba, reivindicaba una autonomía de Cataluña, una regeneración política y una modernización de la economía. La Ley de jurisdicciones de 1906 que establecía que los delitos contra la patria y el ejército serían juzgados por tribunales militares, fue considerada en Cataluña como un instrumento para reprimir el catalanismo. Motivó la creación de un una coalición electoral de todas las fuerzas políticas catalanistas bajo el nombre de Solidaridad Catalana. En 1922 se creó el partido Estat Catalá, destinado a agrupar el catalanismo radical y de izquierdas. Su fundador fue Francesc Maciá. En 1931 nace Esquerra Republicana de Cataluña.
El nacionalismo vasco, en torno al PNV, ultraconservador y receloso en sus inicios del progreso de la industrialización, moderó las posturas radicales de su fundador Sabino Arana. Se consolidó como la fuerza mayoritaria en el País Vasco.
Otros movimientos nacionalistas como el gallego, el valenciano o el andaluz apenas tuvieron incidencia política en el primer tercio del siglo XX. En Galicia, la reivindicación cultural dio paso a la política. A través de Solidaridad Gallega, se impulsaron ideas sobre autonomismo. En Valencia se crea Valencia Nova (1904) que promovió la Primera Asamblea Regionalista Valenciana. Y el movimiento andalucista fue impulsado por Blas Infante, considerado el padre de la patria andaluza al proponer la autonomía.
9.2 LA INTERVENCIÓN EN MARRUECOS. REPERCUSIONES DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL EN ESPAÑA. LA CRISIS DE 1917 Y EL TRIENIO BOLCHEVIQUE
Repercusiones de la I Guerra Mundial
En 1914 estalló la I Guerra Mundial (1914-1918) en la que España se mantuvo neutral. Sin embargo la Gran Guerra dividió a la sociedad y a las fuerzas políticas en germanófilos y aliadófilos, entre los defensores de Alemania y sus aliados, y los defensores de Francia y sus aliados.
La neutralidad de España fue muy positiva a nivel económico para el país porque le permitió un crecimiento excepcional. España se convirtió en abastecedora de materias primas y productos industriales de Francia y sus aliados. Benefició a la industria textil, siderúrgica y minería que multiplicó los puestos de trabajo y aumentó las exportaciones sobre todo de producción de acero del norte. Las reservas de oro se triplicaron por lo que el Gobierno pudo hacer frente al pago de una gran parte de la deuda.
Sin embargo, el aumento de las exportaciones provocó una subida en los precios nacionales de los productos de primera necesidad que en ocasiones escaseaban y el coste de la vida subió muy por encima de los salarios. Aunque hubo enriquecimientos repentinos debido a la especulación, la mayoría de la población se empobreció y la agitación social y las huelgas se intensificaron.
Al final de la guerra las exportaciones se desplomaron y la economía española sufrió un retroceso significativo.
- Crisis de 1917
En 1917 tres conflictos: militar, político y social, provocaron una enorme crisis del sistema de la Restauración.
- Los militares: El juntismo. El gran descontento entre los militares por los bajos sueldos, por la pretensión del gobierno de reducir el excesivo número de oficiales y por el sistema de ascensos que beneficiaba a quienes combatían en Marruecos, dio lugar a que los militares formaran unas Juntas de Defensa, para reivindicar sus intereses. En 1917 las Juntas presentaron un Manifiesto que recogía sus demandas y con apoyo del rey consiguieron imponer sus condiciones al Gobierno aunque con el tiempo fueron disueltas.
- La Asamblea de Parlamentarios. Por iniciativa de F. Cambó, líder de la Lliga Regionalista, se convocó en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios (nacionalistas, republicanos y socialistas) que reclamaba la formación de un gobierno provisional, la celebración de Cortes Constituyentes y una nueva Constitución que reconociera la autonomía de Cataluña. El Gobierno terminó disolviéndola.
- La huelga general: A raíz de la subida de los precios de los productos de primera necesidad, el nivel de vida de las clases populares comenzó a ser muy precaria, rozando la miseria debido a que los sueldos no alcanzaban para pagar los productos de primera necesidad. Los sindicatos UGT y CNT convocaron una huelga general. Se suspendieron las garantías constitucionales y se clausuraron las Cortes.fo Fue duramente reprimida por el ejército. Se produjeron cerca de un centenar de muertos, detenciones y condenas a muerte.
- Conflictividad social
- Trienio bolchevique (1918-1920)
El llamado Trienio Bolchevique, denominado así por la influencia que tuvo la Revolución Rusa (1917) en las movilizaciones campesinas del sur de España, sobre todo Andalucía, tuvo lugar entre 1918 y 1920. Un periodo caracterizado por la masiva afiliación a los sindicatos, las huelgas, la ocupación y reparto de tierras, y la quema de cosechas. En Andalucía y Extremadura se produjo una afiliación masiva a los sindicatos, sobre todo a la CNT. Numerosos municipios llegaron a estar controlados por los comités de huelga. El gobierno actuó con dureza y declaró el estado de guerra con la consiguiente represión, que puso fin en 1920 a esta revolución social.
- Guerra social en Barcelona
Otro conflicto social debido a la crisis económica que sufría el país surgió en Barcelona en 1919. La huelga de la Canadiense, la empresa que suministraba electricidad a la ciudad, dejó más de un mes sin luz y paralizó Barcelona. La huelga derivó en una oleada de violencia que dio lugar a la aparición de pistoleros por toda la ciudad. El gobierno declaró el estado de guerra, suspendió garantías constitucionales y cedió el orden público a los militares. Se impuso una fuerte represión militar y policial. Se aprobó la Ley de Fugas por la cual se podía disparar a los detenidos (sindicalistas). Murieron centenares de personas.
La presión social llevó al gobierno a acceder a la jornada laboral de ocho horas en 1919 y se creó el Ministerio de Trabajo en 1920.
- Intervención en Marruecos
Desde la Conferencia de Algeciras (1906) en la que Francia y España fijan sus respectivas zonas de influencia en Marruecos, y el posterior Tratado entre ambos países donde se establece un protectorado conjunto de Marruecos, la ocupación española de la parte norte, en concreto la zona montañosa de El Rif, se había ido produciendo de manera lenta y con dificultad. La presencia española contó con una gran resistencia de los rifereños casi desde el principio, como la que tuvo lugar en 1909 en la emboscada del Barranco del Lobo que dejó numerosas bajas. Desde entonces se incrementó la presencia militar en el Rif.
En 1921 el Ejército español bajo el mando del general Fernández Silvestre, inició una ofensiva desde Melilla con el objetivo de consolidar la ocupación del territorio. La mala planificación de la acción militar provocó la derrota de las tropas españolas por parte de los rebeldes encabezados por Abd el Krim. Cerca de diez mil soldados españoles murieron en el llamado desastre de Annual.
Tras el desastre y debido a la presión de la opinión pública, se inició una investigación para establecer las responsabilidades en el Ejército, en el Gobierno e incluso en el Rey sobre lo ocurrido. Esta investigación fue presidida por el general Picasso, dando nombre al llamado Expediente Picasso (1922). El expediente puso en evidencia enormes irregularidades, corrupción e ineficacia tanto del ejército destinado en África como del propio Gobierno.
Antes de que se emitiera las conclusiones sobre las responsabilidades del desastre de Annual, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado en 1923 e implantó una dictadura militar poniendo fin al periodo de la Restauración.
9.3 LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA. EL FINAL DEL REINADO DE ALFONSO XIII
El 13 de septiembre de 1923 el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado, poniendo fin al sistema constitucional y parlamentario iniciado con la Restauración en 1874.
Primo de Rivera, a través de un manifiesto dirigido al país, justificó el pronunciamiento militar declarando su intención de regenerar la política, acabar con el caciquismo y la corrupción, recuperar el orden público, poner fin a la conflictividad obrera, hacer frente a la crisis económica y garantizar la unidad de España ante el auge de los nacionalismos, sobre todo en Cataluña.
El golpe de Estado fue aceptado por Alfonso XIII, y la población reaccionó entre la indiferencia y la aceptación. Primo de Rivera se presentaba como una opción regeneradora y temporal.
Distinguimos dos grandes etapas: el directorio militar y el directorio civil.
- El directorio militar (1923-1925)
Para gobernar el país, Primo de Rivera se puso al frente de un Directorio Militar, formado exclusivamente por militares.
Sus primeras medidas fueron la declaración del estado de guerra, la disolución de las Cortes, la suspensión de la Constitución de 1876, la prohibición de los partidos políticos y sindicatos, y la censura de prensa.
Destituyó a todas las autoridades civiles y colocó en su lugar a militares.
Para establecer el orden se abolieron las libertades, se prohibieron las manifestaciones y las huelgas, y se persiguió a los principales dirigentes obreros. El sindicato CNT fue reprimido duramente.
Para acabar con el caciquismo elaboró un Estatuto Municipal (1924) y disolvió los Ayuntamientos colocando en su lugar a delegados militares. También se elaboró un Estatuto Provincial y se acabó con la Mancomunidad en Cataluña. En Cataluña se prohibió el uso en público del catalán.
Uno de sus objetivos fue poner fin a la guerra en Marruecos. El ataque del líder rifeño Abd el-Krim contra el protectorado francés, provocó la colaboración militar entre España y Francia. En 1925, el desembarco de tropas españolas en la bahía de Alhucemas y el avance de los franceses por el sur, consiguieron derrotar definitivamente a Abd el-Krim, poniéndose fin a la guerra en Marruecos.
El directorio civil (1925-1930)
Resuelto el problema de orden público y la guerra en Marruecos, en lugar de retornar a la normalidad constitucional, Primo de Rivera se consolidó en el poder.
Cedió protagonismo a los civiles frente a los militares y dotó al nuevo régimen de instituciones.
Fundó Unión Patriótica (1924), un partido único y personalista para sostener el régimen.
Sustituyó el Directorio Militar por un Directorio Civil, dirigido por él e integrado por civiles miembros de Unión Patriótica
Convocó una Asamblea Nacional Consultiva (1927), cuya función no era legislar sino meramente de consulta y preparación de proyectos.
La Dictadura aprovechó la buena coyuntura internacional de los años veinte, para reactivar la economía del país, El Estado intervino en la economía.
Para impulsar la industria nacional se protegió la producción con altos aranceles y se concedió ayudas estatales a las empresas. (Decreto de Protección de la Industria Nacional)
Se impulsaron grandes obras públicas como la mejora de la red de carreteras y de ferrocarril.
Se concedieron grandes monopolios estatales, como el de telefonía a la Compañía Telefónica Nacional de España, y el de importación, distribución y venta de petróleo a CAMPSA.
Para aumentar la productividad agrícola extendiendo las zonas de regadío se crearon las Confederaciones Hidrográficas.
Para resolver los conflictos laborales y evitar las huelgas, creó la Organización Corporativa Nacional con los comités paritarios formados por representantes de asociaciones obreras y patronales para acordar las condiciones laborales, aunque siempre bajo el control del Gobierno.
La oposición a la dictadura y final de la misma
Ante la duración excesiva en el poder, Primo de Rivera comenzó a perder apoyos y a tener una oposición fuerte.
El primer intento de acabar con la Dictadura surgió de antiguos líderes de los partidos dinásticos, que con apoyo de militares descontentos, intentaron un pronunciamiento conocido como la ‘Sanjuanada’ (1926).
Intelectuales, escritores y periodistas, entre los que destacaban figuras como Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez o Fernando de los Ríos, criticaban la falta de libertad de expresión y la censura de prensa. Aún así, se hacían oír enfrentándose al dictador. Mientras, los estudiantes universitarios protagonizaron manifestaciones y huelgas, reprimidas con dureza y con cierres de universidades.
La crisis económica mundial iniciada tras el hundimiento de la Bolsa de Nueva York, afectó también a España. La moneda se devaluó y el paro aumentó. La situación económica y social volvía a ser grave y creció el descontento de la población.
En 1930, Primo de Rivera, cada vez más aislado, sin apoyos y enfermo presentó su dimisión. Se expatrió en París y al poco tiempo falleció.
El final del reinado de Alfonso XIII
Alfonso XIII encargó la formación del gobierno al general Dámaso Berenguer con el fin de retornar a la normalidad constitucional. Pero no se restableció ni la constitución de 1876 ni se convocaron elecciones.
El rey comenzó a quedarse sin apoyos pues se le vinculaba con la dictadura de Primo de Rivera. Los republicanos se movilizaron rápidamente y en el llamado Pacto de San Sebastián, al que se unieron socialistas, nacionalistas catalanes y gallego e intelectuales, se acordó poner fin a la monarquía.
Se creó un comité revolucionario que preparó una huelga general y un pronunciamiento militar para forzar la proclamación de la república. La huelga no se realizó y el pronunciamiento fracasó.
En febrero de 1931 Berenguer fue sustituido por el almirante Aznar, que convocó elecciones municipales para el 12 de abril. Las elecciones se convirtieron en un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.
Republicanos y socialistas en coalición vencieron en las principales ciudades donde el sistema caciquil tenía menos influencia. La victoria se interpretó como un rechazo a la monarquía. Dos días después de las elecciones se proclamó la II República. (14 abril de 1931) y Alfonso XIII abandonó el país.
Bloque 10|La Segunda República. La Guerra Civil en un contexto de Crisis Internacional (1931-1939)
10.1 LA PROCLAMACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA. LA CONSTITUCIÓN DE 1931. EL BIENIO REFORMISTA (1931-1933)
Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 se convirtieron realmente en una consulta encubierta de apoyo o rechazo a la monarquía de Alfonso XIII. Tras el triunfo en las capitales de provincia y principales ciudades, de republicanos y socialistas, partidarios de la instauración de una república, el rey Alfonso XIII acató la voluntad popular y abandonó el país.
El 14 de abril de 1931 se proclamaba la II República Española y se formaba un gobierno provisional formado por republicanos, socialistas, nacionalistas catalanes y gallegos, y presidido por el líder de los republicanos conservadores, Niceto Alcalá Zamora.
Apenas se conoció el resultado de las elecciones, en Barcelona, Francesc Maciá, líder de Esquerra Republicana de Cataluña, proclamó de manera unilateral la república catalana. El Gobierno provisional consiguió llegar a un acuerdo para negociar un Estatuto de Autonomía.
La jerarquía eclesiástica, encabezada por el arzobispo de Toledo, el cardenal Segura, manifestó públicamente su oposición a la República y su defensa de la Monarquía. El gobierno exigió su dimisión y el cardenal terminó exiliándose.
Una oleada de violencia anticlerical provocó el pillaje y quema de conventos en varias ciudades.
El gobierno provisional convocó elecciones a Cortes Constituyente en junio de 1931 para dotar a la República de una Constitución. Las elecciones, mediante sufragio universal masculino de mayores de 23 años, dieron la mayoría de los escaños a los socialistas y a los republicanos. El PSOE consiguió 116 escaños y el Partido Republicano Radical de Lerroux, 90.
- La Constitución de 1931
En diciembre de 1931 se aprobó la Constitución:
- Definía a España como una República democrática y de trabajadores de todas las clases sociales.
- Principio de Soberanía Nacional
- Separación de Poderes
- La República se configuraba como un Estado integral compatible con la autonomía de las regiones.
- Recogía una amplia declaración de derechos y libertades: Igualdad de todos los españoles ante la ley, y la no discriminación por razón de sexo; estableció la educación primaria obligatoria y gratuita; …
- Por primera vez se concedía el voto a las mujeres. El sufragio pasaba a ser universal para todos los españoles mayores de 23 años (Durante la aprobación en las Cortes del sufragio femenino hubo disparidad de criterios entre las únicas tres diputadas presentes en ese momento en el parlamento: Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken. La primera era partidaria del voto femenino mientras que las otras dos pensaban que sería un error implántarlo de inmediato debido a la influencia que la Iglesia ejercía sobre la mayoría de las mujeres).
- se respetaba la propiedad privada pero quedaba subordinada a los intereses de la economía nacional.
- establecía una única cámara, el Congreso de los Diputados, con amplia capacidad legislativa y de control del gobierno y el nombramiento del Presidente de la República (nombra al jefe del Gobierno y tiene facultad para disolver Las Cortes)
- declaraba la total separación entre el Estado y la Iglesia. El Estado se declaró laico reconociéndose la libertad de culto.
- Renunciaba a la guerra como instrumento de la política internacional.
- Bienio reformista
Una vez aprobada la Constitución, Niceto Alcalá Zamora, fue elegido presidente de la República y Manuel Azaña, republicano de izquierdas, presidente del gobierno.
Entre 1931 y 1933 se llevaron a cabo una serie de reformas:
- Reforma laboral: Dirigida por el ministro de Trabajo Largo Caballero, socialista de origen sindicalista.
Se promulgó la Ley de Contratos de Trabajo: establecía las normas obligatorias para la contratación laboral; regulación de los convenios colectivos; normas sobre los salarios; se afianzó la jornada de ocho horas; el derecho de todos los trabajadores a disfrutar de siete días de vacaciones pagadas…
Para la mediación en los conflictos laborales y el establecimiento de dictámenes conciliadores, se aprobó la Ley de Jurados Mixtos, que ampliaba las atribuciones de los comités paritarios de Primo de Rivera. Los jurados mixtos mediaban en las condiciones de contratación, vigilaban el cumplimiento de los contratos, denunciaban irregularidades,… Estaban integrados de manera paritaria por representantes de las asociaciones patronales y obreras, y un representante del Ministerio de Trabajo.
Se aprobaron seguros sociales para los trabajadores (seguro de accidentes de trabajo, seguro de maternidad…)
Y una Ley de Asociaciones obreras y patronales.
- Reforma religiosa: se eliminó el apoyo económico del Estado a la Iglesia. Se disolvió la Compañía de Jesús y sus bienes fueron nacionalizados (por su voto de obediencia al Papa). Se prohibió al resto de órdenes religiosas ejercer la enseñanza, el comercio y la industria, y se limitaron sus bienes. Se reconoció el matrimonio civil y se promulgó la Ley del divorcio.
- Reforma educativa y cultural. Su objetivo era reducir el analfabetismo y crear un sistema educativo laico, público, obligatorio y gratuito en primaria. Se invirtió en la construcción de centenares de escuelas, en el aumento del número de maestros y la mejorara de su preparación. Se implantó la coeducación. Se crearon las Misiones Pedagógicas cuya finalidad era difundir y acercar la cultura al pueblo y sobre todo a los ámbitos rurales más deprimidos. Se ofrecían de manera ambulante servicios de biblioteca, cine, teatro, música… un ejemplo fue la compañía de teatro La Barraca de Federico García Lorca. También se abrieron Casas de la Cultura con bibliotecas estables.
- Reforma autonómica. En 1932 se aprobó el Estatuto de Cataluña por el que se reconocía a los catalanes el derecho a tener un gobierno autonómico (Generalitat), un presidente y un parlamento propio. El gobierno de la Generalitat tenía competencias en cultura, obras públicas y orden público. El primer presidente de la Generalitat fue F. Maciá de Esquerra Republicana. Después L. Companys.
El Estatuto del País Vasco fue rechazado y paralizado tras la victoria de la derecha en las elecciones de 1933.
- Reforma del Ejército. El primer objetivo fue recudir el excesivo número de oficiales por medio del retiro voluntario con la totalidad del sueldo. Para ello se promulgó la Ley de Retiro. Uno de los fines de esta reforma era además asegurar la obediencia del ejército a la República (promesa de fidelidad). Se suprimió la Ley de Jurisdicciones de 1906. Se reformó la enseñanza militar y se cerró la Academia Militar de Zaragoza (donde se formaban los altos mandos). Desaparecieron las capitanías generales. En el ámbito policial, se creó la Guardia de Asalto.
- Reforma Agraria. El gobierno aprobó la Ley de Reforma Agraria (1932) que tenía como objetivo la expropiación de grandes fincas que no se cultivaban para distribuirlas entre los campesinos. Para ello se creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA), encargado de indemnizar a los propietarios expropiados y de facilitar los asentamientos de campesinos en esas tierras. Sin embargo, fracasó debido a la falta de recursos y la lentitud. Como consecuencia, aumentó el descontento de los campesinos porque el ansiado reparto de tierras no llegaba y por tanto sus condiciones de vida no mejoraban. La ley además contó con la oposición radical de los grandes y medianos propietarios agrícolas.
El gobierno de Manuel Azaña se enfrentó a varios problemas. Por un lado tuvo que hacer frente a una fuerte oposición de los partidos de derechas que se oponían a buena parte de las reformas. José María Gil Robles fundó la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) contando con el apoyo de la Iglesia, alta burguesía y terratenientes. Los monárquicos fundaron Renovación Española, liderada por Calvo Sotelo. El carlismo se aglutinó bajo el partido Comunión Tradicionalista. En 1931 se crearon las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Socialista), unidas más adelante a Falange Española, partido fundado por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador.
En 1932 el general Sanjurjo intentó un golpe de Estado pero fracasó. Sanjurjo fue condenado a la pena de muerte, posteriormente conmutada por prisión militar. Se cerraron periódicos monárquicos y de derechas como el ABC y se decretó la expropiaron sin indemnización de las tierras a la nobleza implicada.
La frustración de los campesinos por la lentitud de la reforma agraria, la resistencia de los propietarios y empresarios al cumplimiento de la nueva legislación laboral, el aumento del paro como consecuencia de la crisis económica mundial de 1929, fueron las causas del aumento de la conflictividad social tanto en las zonas rurales como en las ciudades. Las huelgas se intensificaron y se incrementó la violencia. La CNT y en especial, la FAI (Federación Anarquista Ibérica) fomentaron el enfrentamiento con el Estado y la insurrección armada.
En 1933 se produjo uno de los enfrentamientos más sangrientos, los sucesos de Casas Viejas en Cádiz, entre campesinos afiliados a la CNT, la Guardia Civil y la recién creada Guardia de Asalto. Un grupo de campesinos se defendieron en sus viviendas mientras las fuerzas de orden público les acribillaban a tiros. Los supervivientes fueron fusilados una vez sofocado el levantamiento. De la dura represión de las fuerzas del orden público en Casas Viejas se responsabilizó a Manuel Azaña y contribuyó a su caída.
La represión de los sucesos de Casas Viejas provocó duras críticas al gobierno de Azaña y división en la coalición de republicanos y socialistas. Azaña dimitió y el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, disolvió las Cortes y convocó elecciones en noviembre de 1933.
10.2 EL GOBIERNO RADICAL-CEDISTA (1933-1935). LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS. EL FRENTE POPULAR. LAS ELECCIONES DE 1936 Y EL NUEVO GOBIERNO.
El Gobierno Radical-Cedista
Tras la destitución de Manuel Azaña y el desgaste del gobierno de la coalición republicana socialista, en noviembre de 1933 el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, convocó elecciones generales en las que vencieron los partidos de centro-derecha, la CEDA de José María Gil Robles (con mayoría de escaños, 115) seguido del Partido Radical de Alejandro Lerroux (102 escaños).
Niceto Alcalá Zamora mandó formar gobierno al partido Radical de Lerroux, más moderado que la CEDA. Comienzan así dos años de gobierno conservador, también llamado Bienio radical-cedista.
El Partido Radical gobernó con apoyo parlamentario de la CEDA, que presionó para que se paralizaran las reformas emprendidas por el gobierno de Azaña.
Se paralizó la reforma agraria.
Se decretó una amnistía para los sublevados con el general Sanjurjo en 1932.
En Educación, se redujo el presupuesto
Con respecto a la Iglesia Católica, se aprobó un presupuesto para el culto y el clero, y se intentó un concordato con el Vaticano.
Se bloqueó el Estatuto vasco y se intensificaron las tensiones con la Generalitat catalana.
Los principales problemas con los que tuvo que enfrentarse el gobierno fue la radicalización política entre la izquierda y la derecha, y la revolución de octubre de 1934.
La Revolución de octubre de 1934
La entrada de tres ministros de la CEDA en el gobierno en octubre de 1934 fue interpretada por la izquierda como una deriva hacia el fascismo y una agresión a la República, pues consideraban a la CEDA como un partido con tintes fascistas y anti republicano, cuyo objetivo era acabar con las reformas del bienio anterior.
El viraje conservador, provocó la radicalización del PSOE y de la UGT.
El PSOE y la UGT convocaron una huelga general que adquirió carácter de insurrección popular en Cataluña y Asturias.
En Cataluña, Lluís Companys, presidente de la Generalitat, enfrentado con el Gobierno, proclamó el Estado Catalán dentro de la República federal española. El Ejército reprimió la rebelión y, Companys y miembros de su gobierno, fueron encarcelados. Se suspendió la autonomía catalana.
En Asturias, la huelga degeneró en una verdadera revolución social. Socialistas, comunistas y anarquistas consiguen hacerse con depósitos de armas, y cuentan con el apoyo de los mineros que disponen de dinamita. En pocos días controlaron casi toda la provincia. El terror en las calles, sobre todo en Oviedo, fue creciendo con la oleada de asesinatos y violencia. El gobierno recurrió al ejército destinado en África, dirigidos por los generales Francisco Franco y Manuel Goded, quienes sofocaron el 18 de octubre la insurrección que se cobró más de mil muertos. Hubo detenciones y represalias por toda España de dirigentes de izquierda.
La Revolución de 1934 provocó una gran polarización y radicalización política, tanto de las derechas como de las izquierdas.
Se produjo un endurecimiento de la política del gobierno e incluso se planteó reformar la Constitución con el fin de suprimir las autonomías, un nuevo planteamiento educativo y la supresión de la Ley del divorcio. Pero no hubo acuerdo.
El escándalo de corrupción del Estraperlo (juegos de azar autorizados mediante sobornos a algunos políticos salpicaron a Lerroux y al partido Radical), y el asunto Nombela (un escándalo de malversación de fondos públicos), provocaron una crisis política que desembocó en una nueva convocatoria de elecciones en febrero de 1936.
- El Frente Popular, elecciones de 1936 y nuevo gobierno
Las izquierdas se presentaron a las elecciones generales unidas en una gran coalición, el Frente Popular. Mientras que las derechas se presentaron más desunidas, formaron diferentes coaliciones, una de ellas el Bloque Nacional creado por Calvo Sotelo.
La victoria del Frente Popular fue muy ajustada, aunque en el reparto de escaños salió beneficiada.
El nuevo gobierno del Frente Popular quedó formado sólo por republicanos mientras que el resto de partidos de la coalición se comprometieron a prestarles apoyo parlamentario.
Manuel Azaña fue nombrado presidente de la República. Y Casares Quiroga presidente del gobierno.
Como primeras medidas, el nuevo gobierno decretó una amplia amnistía para los presos políticos y represaliados de octubre de 1934.
Se restableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña, y se iniciaron las negociaciones para aprobar los del País Vasco y Galicia.
Se reanudó el proceso reformista de los primeros años de la República, paralizado y rectificado durante el bienio conservador, como la reforma agraria.
La nueva situación provocó en las derechas una fuerte oposición y en aquellos sectores de la sociedad que temían la llegada de una revolución bolchevique.
Los partidos con mayor representación en las Cortes como el PSOE y la CEDA, no contribuyeron a dar estabilidad a la República. Se radicalizaron las posturas en el parlamento y en las calles se intensificaron las huelgas y los desórdenes públicos.
En el Ejército, un número cada vez mayor de oficiales piensa ya en el golpe de Estado, por lo que el gobierno, para evitar un posible levantamiento militar, opta por dispersar a los altos mandos sospechosos, entre ellos a Francisco Franco (a Canarias), Mola (a Pamplona) y Goded (a Baleares).
Entre la milicia armada de Falange Española y los militantes más radicales de izquierda, surgen violentos enfrentamientos. El 13 de julio de 1936 es asesinado el diputado conservador de Renovación Española, José Calvo Sotelo como venganza por el asesinato del teniente Castillo, miembro de la Guardia de Asalto.
El asesinato de Calvo Sotelo acelera el golpe militar.
El 17 de julio de 1936 se produce una sublevación militar en el protectorado de Marruecos y un día después en diferentes puntos de España.
El fracaso del alzamiento militar en una parte del país y la incapacidad del Gobierno para sofocar la sublevación, derivó en una Guerra Civil.
10.3 LA GUERRA CIVIL: LA SUBLEVACIÓN MILITAR Y EL ESTALLIDO DE LA GUERRA. LA DIMENSIÓN INTERNACIONAL DEL CONFLICTO
La Guerra Civil española es el resultado de una multitud de factores, desde una profunda desigualdad económica y social, hasta una radicalización de actitudes ante la religión y el clero, y una violenta confrontación de ideologías opuestas. También de la influencia de las corrientes ideológicas que imperaban en Europa: democracia, nacionalismo, fascismo y comunismo.
Desde el triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936, las tensiones sociales y políticas de la República aumentaron. Los sectores más conservadores de la sociedad se oponían a las reformas de los gobiernos de la República, mientras que algunos sindicatos y grupos de izquierdas veían conveniente iniciar una revolución social.
Creció el enfrentamiento en el discurso parlamentario, obreros y campesinos protagonizaban huelgas y ocupaciones de tierras y, comenzaron a ser constantes las acciones violentas entre grupos armados de Falange y militantes radicales de izquierda.
Mientras, un grupo de generales, comenzaron a preparar, en la clandestinidad, un alzamiento militar con el objetivo de derribar al Gobierno, establecer el orden público y evitar una revolución social. Tras el golpe de Estado, pretendían establecer una dictadura formada por una Junta Militar presidida por el general Sanjurjo, exiliado en Portugal.
Ante las sospechas de la insurrección militar, el Gobierno decidió cambiar a destinos de menor relevancia en el Ejército a los generales sospechosos: Mola a Pamplona, Goded a Baleares y Franco a Canarias.
El general Mola, fue el organizador, ‘el director’ de los planes y de las consignas del levantamiento militar. Según sus instrucciones, el alzamiento debía realizarse con rapidez y dureza para conseguir lo antes posible el poder.
El 13 de julio de 1936 fue asesinado el diputado monárquico de Renovación Española, José Calvo Sotelo, a manos de un grupo de Guardias de Asalto. Un acto de venganza por el asesinato, el día anterior, de un compañero, el teniente Del Castillo, simpatizante socialista, tiroteado por un grupo de pistoleros de extrema derecha.
El asesinato de Calvo Sotelo sirvió de pretexto y aceleración de los planes golpistas.
La sublevación militar contra la República se inició el 17 de julio de 1936 en Melilla, Ceuta y Tetuán, extendiéndose al día siguiente a otros puntos de la Península. El 18 de julio el general Franco, que estuvo indeciso casi hasta el último momento, se desplazó desde Canarias a Tetuán en el avión Dragón Rapide y tomó el mando de las tropas de África.
El 20 de julio, el general Sanjurjo, destinado a dirigir la Junta Militar tras el triunfo del alzamiento, murió en un accidente de avión.
El alzamiento militar triunfó al sur, en Sevilla y parte de Andalucía occidental; al norte, en Galicia, Navarra, Castilla y León, y Zaragoza. También en Canarias y Mallorca.
Pero no tuvo éxito en el centro del país, Madrid incluido. Tampoco en el Mediterráneo, con Barcelona y Valencia como referencias. En el norte fracasó en Asturias, Cantabria y País Vasco.
El fracaso de los sublevados al no conseguir un triunfo rápido y amplio en todo el país, y el fracaso del gobierno de la República en sofocarlo completamente, desencadenó una guerra civil que duraría tres años.
España quedó dividida en dos bandos: por un lado, los sublevados, que luchaban por restablecer el orden, por la defensa de la religión y por la unidad nacional (de ahí que se denominaran nacionales). En el bando nacional se situaron monárquicos, falangistas, carlistas, y todos aquellos cuyos intereses chocaban con las reformas llevadas a cabo por los gobiernos de izquierdas.
En el bando republicano, se situaron fuerzas políticas y sociales muy heterogéneas, desde republicanos reformistas a partidarios de una revolución social, socialistas, comunistas, anarquistas, obreros y campesinos sin tierras.
- Dimensión internacional
La Guerra Civil adquirió desde su inicio una dimensión internacional. Para ambos bandos fue decisivo el apoyo exterior tanto en la duración como en el curso y desenlace de la guerra.
Las democracias de Europa (Francia y Gran Bretaña) se veían amenazadas por el ascenso de los fascismos de Italia y Alemania, y por los movimientos revolucionarios influidos por la Revolución Rusa. Esta situación afectó a la guerra civil en cuanto a las ayudas que recibieron los dos bandos.
El bando nacional contó con la ayuda de Alemania e Italia. Las razones del apoyo de Hitler y Mussolini fueron políticas y estratégicas. Por un lado, veían en el alzamiento militar un freno del comunismo. Por otro lado, la guerra española iba a ser el campo de pruebas para nuevo material militar y tácticas de guerra.
Alemania envió sobre todo armamento, carros de combate y aviones, la llamada Legión Cóndor, un cuerpo de aviación de élite.
La ayuda italiana fue la de mayor volumen. Mussolini envió miles de hombres, la armada y apoyo financiero.
Portugal, donde se había implantado una dictadura militar (Salazar), envió voluntarios y apoyo diplomático.
La alta jerarquía de la Iglesia también se posicionó y denominó ‘Cruzada religiosa’ al alzamiento militar. Pio XI reconoció el régimen en julio de 1938.
La República fue apoyada por la Unión Soviética, las Brigadas Internacionales y Méjico. Stalin envió hombres, armamento, tanques, aviones y oficiales. El pago a la URSS por la ayuda prestada a la República se hizo con el depósito del oro del Banco de España. Nunca se devolvió.
Las Brigadas Internacionales estaban formadas por voluntarios de 50 nacionalidades distintas, miembros de la izquierda europea, intelectuales idealistas, aventureros y mercenarios.
Méjico proporcionó armas, alimentos y apoyo diplomático.
Los neutrales. Gran Bretaña decidió promover una política de no intervención para evitar que el conflicto se extendiera por Europa. Francia inicialmente decidió enviar material de guerra a los republicanos, pero desistió debido a las presiones británicas e impulsó la creación de un Comité de No Intervención.
El Comité de No Intervención suscrito por más de veinte países, prohibía la venta y tránsito de material militar con destino a España. Pero ni se pudo vigilar su cumplimiento, ni Alemania, Italia y la URSS lo cumplieron.
EEUU se mantuvo neutral para no alentar el comunismo. No mandó armas, pero sí petróleo.
Por otra parte, la Sociedad de Naciones, creada tras la Primera Guerra Mundial como organismo pacificador, fue inoperante.
10.4 FASES MILITARES DE LA GUERRA CIVIL. LA EVOLUCIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA EN LAS DOS ZONAS. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DE LA GUERRA. LOS COSTES HUMANOS.
La Guerra Civil duró tres años (1936-1939) y se desarrolló en tres fases:
- Primera etapa (julio 1936 a marzo 1937) Madrid:
La capital de España fue el principal objetivo de los sublevados porque la caída de Madrid, donde se encontraba el gobierno de la República, significaba el éxito del alzamiento militar.
El general Francisco Franco, con ayuda de aviones alemanes e italianos, comenzó con el traslado del ejército de Marruecos al sur de la Península. Sin embargo, en lugar de avanzar rápidamente hacia Madrid, Franco se desvió hacia Toledo para liberar el Alcázar, asediado por los republicanos.
Mientras, el general Yagüe avanzó por Extremadura y tomó Badajoz. Y el general Mola, avanzó desde el norte. Se logra así la unión de las dos zonas sublevadas en el norte y en el sur. Mola fue frenado en la Sierra de Guadarrama.
A finales de octubre, Franco intenta un ataque frontal a Madrid. Ante el temor de una inminente caída de la capital, el gobierno republicano se traslada a Valencia dejando Madrid en manos de una Junta presidida por el general Miaja. La defensa de la ciudad se encomendó al general Vicente Rojo, máxima figura militar de la República, que con apoyo de las Brigadas Internacionales, las milicias de voluntarios y armamento soviético, logra resistir el ataque. Franco realiza entonces dos maniobras envolventes para aislar Madrid y cortar las comunicaciones con Valencia, la batalla del Jarama y de Guadalajara, pero fracasa.
- Segunda etapa (abril 1937 a noviembre 1938) Campaña del Norte y batalla del Ebro:
El fracaso de la toma de Madrid hace que en la primavera de 1937 Franco cambie de estrategia e inicie la ofensiva del norte. Las operaciones se inician con el cruel bombardeo sobre la población civil de Guernica (Vizcaya) por los aviones alemanes de la Legión Cóndor.
Con apoyo de tropas italianas y la aviación alemana cae el País Vasco, Cantabria y Asturias. Los sublevados consiguen así controlar la producción minera e industrial.
En Aragón, los republicanos lanzan una ofensiva sobre Teruel arrebatando esta ciudad a los sublevados, pero poco después fue recuperada por estos mismos.
En la primavera de 1938 las tropas de Franco llegan hasta el Mediterráneo (Vinaroz. Castellón) quedando el territorio republicano dividido en dos, aislando a Cataluña del resto de territorios.
En julio de 1938 el general republicano Vicente Rojo, emprende la batalla del Ebro (julio-noviembre 1938), la más larga y cruenta de la guerra, y que dejó al ejército de la República prácticamente derrotado.
- Tercera etapa (diciembre de 1938 a marzo 1939) Cataluña y fin de la guerra:
En diciembre de 1938 se produce la ofensiva sobre Cataluña. Barcelona fue ocupada por el ejército nacional sin apenas resistencia en enero de 1939.
El presidente de la República, Manuel Azaña, los miembros del gobierno y miles de personas se exilian a Francia.
El jefe del Gobierno, Juan Negrín, junto con los comunistas, era partidario de la resistencia a ultranza de la República. El coronel Casado, se subleva en Madrid contra el gobierno y se intenta negociar la paz. Pero Franco impone una rendición incondicional.
Así, el 28 de marzo las tropas franquistas entraban en Madrid sin ninguna resistencia.
El 1 de abril de 1939 Franco firma el último parte de guerra en el que comunica la victoria en todos los frentes y el término de las operaciones militares, dando por concluida la Guerra Civil.
- Evolución política y económica
- La España republicana:
Nada más producirse la sublevación militar, el gobierno se vio desbordado ante el golpe. El jefe de gobierno Casares Quiroga se niega a dar armas a los sindicatos y partidos del Frente Popular para defenderse. Quiroga dimite y es sustituido por José Giral, que al no disponer de ejército para sofocar la sublevación, ordena la distribución de armas a los militantes de dichas organizaciones, las milicias populares.
Se produce un vacío de poder, salvo en el País Vasco donde se aprueba el Estatuto de Autonomía. En el resto del país se organizan juntas y comités revolucionarios sin control del gobierno, desatándose una oleada de terror, con detenciones y fusilamientos sobre sospechosos de simpatizar con los sublevados (paseos y checas)
Los sindicatos como la CNT y la FAI emprendieron una revolución social. Buena parte de la industria y tierras de cultivo fueron incautadas y colectivizadas. Estas medidas fueron especialmente intensas en Cataluña y Aragón. Se desarrolló además un violento movimiento anticlerical con el incendio de iglesias y asesinatos de religiosos.
En septiembre de 1936 se constituyó un nuevo gobierno presidido por el socialista Largo Caballero en el que participan comunistas, socialistas, republicanos y anarcosindicalistas (Por primera vez, una mujer ocupó un ministerio, Federica Montseny). El objetivo del nuevo gobierno era recomponer el poder del Estado y frenar la revolución social.
Se construyó un ejército eficiente, el Ejército Popular, con un mando centralizado. Con el traslado del Gobierno a Valencia, como consecuencia del avance de Franco a Madrid, se formó en la capital la Junta de Defensa a cargo del general Miaja.
En mayo de 1937 se produce una insurrección en Barcelona de la CNT y el POUM (Parido Obrero de Unificación Marxista), partidarios de continuar con la revolución social. Los comunistas exigieron a Largo Caballero que ilegalizara el POUM. La negativa a ilegalizarlo precipitó su caída.
Tras Largo Caballero se nombra jefe de gobierno al socialista Juan Negrín, quien defendió una resistencia contra los sublevados hasta el final. Se apoyó en los comunistas. Acabó con la etapa revolucionaria desmantelando las colectivizaciones. Ilegalizó el POUM. Se restableció la autoridad de la Generalitat. Reforzó el Ejército bajo un único mando.
En 1938 Negrín expone un programa político conocido como, ‘los Trece Puntos’, una propuesta de paz sin vencedores ni vencidos, con intención de que tras el fin de la guerra se convocaran elecciones generales. Para poner fin a la guerra intentó contar con la ayuda del Reino Unido y Francia pero fracasó (Conferencia de Múnich. Gran Bretaña y Francia decidieron emprender una política de apaciguamiento ante Hitler). En 1939 el coronel Casado se subleva para negociar la paz. Franco no acepta ninguna condición.
- La España sublevada:
En julio de 1936 se crea en Brugos, un órgano provisional de gobierno de la zona nacional, integrado por los altos mandos sublevados, la Junta de Defensa Nacional presidida por el general Cabanellas. Se proclama el Estado de guerra y se produce una violenta represión en los territorios ocupados, con el fusilamiento de militares contrarios a la rebelión, políticos, intelectuales…
El 1 de octubre de 1936 se nombra a Francisco Franco, jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos, concentrando en sus manos todo el poder militar y político. La Junta de Defensa pasa a ser una Junta Técnica de Estado y a partir de ese momento Franco adopta el título de caudillo.
Los partidos políticos de izquierdas y sus sindicatos fueron prohibidos. En 1937 a través del Decreto de Unificación se creó un partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS cuyo jefe supremo era Franco.
En 1938 se forma el primer gobierno de Franco, quien asume la Jefatura del Estado y la presidencia del Gobierno. El gobierno estaba formado por monárquicos, conservadores católicos, falangistas y militares. Se pone en marcha el programa político de los ‘Veintisiete puntos’ de Falange Española Tradicionalista y de las JONS, con el que se deroga toda la obra reformista de la República. En marzo de 1938 se aprueba la primera ley del nuevo Estado, el Fuero del Trabajo, que regulaba derechos y deberes de los trabajadores.
- Consecuencias de la guerra
La Guerra Civil tuvo gravísimas consecuencias humanas, económicas y sociales.
En cuanto a las consecuencias humanas: decenas de miles de personas perdieron la vida tanto de soldados y voluntarios en el frente, como víctimas civiles por los bombardeos, enfermedades y represalias. La guerra provocó además el exilio de cerca de medio millón de personas a Francia, Méjico y Argentina principalmente. De entre los exiliados destacan ‘los niños de la guerra’ que fueron evacuados a países extranjeros.
Las consecuencias económicas: la guerra arruinó al país. Las infraestructuras y las comunicaciones se destruyeron: carreteras, líneas de ferrocarril, puentes, edificios… Descendió la producción industrial y agraria. La Renta per cápita cayó un 30% y no se recuperó hasta 1952. La posguerra fue larga y se pasó hambre y miseria. Se perdió numeroso patrimonio cultural.
En cuanto a las consecuencias sociales se produjo una pérdida de los derechos laborales adquiridos por los trabajadores y también por las mujeres, que perdieron su derecho de igualdad con el hombre. Las consecuencias morales fueron enormes por lo sufrido en la guerra, por la posterior represión y revancha, y persecución.
Tras la guerra civil se estableció una dictadura que se prolongaría 40 años con la pérdida de las libertades políticas y la persecución de cualquier forma de disidencia.
Bloque 11|La Dictadura Franquista (1939-1975)
11.1 LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA. GRUPOS IDEOLÓGICOS Y APOYOS SOCIALES. ETAPAS DE LA DICTADURA Y PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE CADA UNA DE ELLAS. EL CONTEXTO INTERNACIONAL: DEL AISLAMIENTO AL RECONOCIMIENTO EXTERIOR.
Terminada la Guerra Civil (1939), el general Francisco Franco estableció una dictadura personal que se alargó hasta su muerte en 1975. El régimen se caracterizó por una concentración de todo el poder en su persona. Franco adoptó el título de Caudillo. Era el jefe del Estado y durante años, lo fue también del Gobierno. Además asumió el cargo de Generalísimo de los Ejércitos.
- Características generales del nuevo Estado creado por Franco:
Se estructuró un Estado totalitario (se suprimió la Constitución de 1931, libertades y derechos, se prohibieron los partidos políticos y se implantó la censura), centralista y unitario (se abolieron los Estatutos de Autonomía), y un Estado represivo contra los vencidos y la oposición.
El régimen se fue adaptando a las diferentes coyunturas internacionales.
- Configuración política
Desde 1943 el régimen se presenta como una “democracia orgánica”. Franco impone el Movimiento Nacional. Un Movimiento en cuya cúspide se sitúa el Jefe del Estado y en el que se admite la participación ciudadana de manera ‘ordenada’. La participación de los ciudadanos en las decisiones políticas se organizó a través de un sistema de representación de: la familia, el municipio y el sindicato. Se daba así al Estado un carácter representativo y democrático.
Los miembros de las Cortes, cuya función será meramente consultiva (procuradores) son designados desde el poder.
Se suprimen los partidos políticos y se crea un partido único, Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET de las JONS).
La España de Franco se caracterizó por la enorme influencia política y social de la Iglesia Católica, lo que se denominó nacionalcatolicismo. En manos de la Iglesia, Franco dejó la educación y el control religioso y moral de la sociedad. El Estado se definió confesional católico. Se reinstauró el presupuesto al clero y el culto.
El régimen se institucionalizó a través de Leyes Fundamentales:
- Fuero del Trabajo de 1938. Regulaba las relaciones entre trabajadores y empresarios, y estableció los principios del nacionalsindicalismo (fuerte intervención del Estado en las relaciones laborales).
- Ley Constitutiva de las Cortes (1942). Dotaba al régimen de unas Cortes consultivas, sin poder legislativo.
- Fuero de los Españoles (1945). Recogía los derechos y deberes de los españoles.
- Ley del Referéndum Nacional (1945). Permitía la consulta popular.
- Ley de Sucesión (1947). Definía a España como un reino y preveía la monarquía como sucesora del franquismo.
- Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958)
- Ley Orgánica del Estado (1966)
Para controlar el aparato productivo se crean sindicatos únicos por cada rama de la producción, los sindicatos verticales, formados por empresarios y trabajadores controlados por el Movimiento Nacional.
- Grupos ideológicos y apoyos sociales
En la consolidación del régimen colaboraron distintos grupos sociales e ideológicos.
El régimen contó a lo largo de sus diferentes etapas con el apoyo ideológico de los falangistas, los católicos y los monárquicos.
Los Falangistas tendrán, al principio de la dictadura, una gran influencia al ser el único partido y controlar la propaganda y la organización sindical. Falange Española creó organizaciones para influir en la sociedad. Entre otras, el Frente de Juventudes, dedicado al adoctrinamiento de la juventud; la Sección Femenina, cuya misión era formar a la mujer básicamente en los preceptos cristianos; y el Sindicato Español Universitario para controlar a los universitarios. Tras el fin de la II Guerra Mundial, los falangistas pierden influencia.
Los católicos, representados por dos organizaciones con gran influencia en la vida política como la Asociación Nacional de Propagandistas y el Opus Dei. La Iglesia Católica defendió el régimen e influyó enormemente en la sociedad.
Los monárquicos, que pretendían restablecer una monarquía católica y autoritaria (carlistas y Donjuanistas, éstos últimos partidarios del hijo de Alfonso XIII, Don Juan de Borbón).
El ejército fue desde el primer momento el apoyo más importante con el que contó el régimen. Participó de manera activa en el poder (ministerios) y al ser un instrumento de la represión política (Tribunales militares)
En el ámbito social, en líneas generales el régimen contó con apoyos de pequeños y medianos propietarios rurales, clases medias de las ciudades, oligarquía capitalista y empresarial, el Ejército y el clero.
Las causas del apoyo al régimen de Franco las encontramos en la mentalidad tradicional, defensora de la familia, la propiedad privada y la religión. También en el orden público, el autoritarismo y mecanismos de control de la sociedad.
- Etapas de la Dictadura y el contexto internacional:
- 1ª etapa (1939-1959):
Al terminar la Guerra Civil la represión fue durísima, al igual que la depuración de toda la administración, de todos aquellos afines a la República. Se promulgó, entre otras, la Ley de Responsabilidades políticas con efecto retroactivo por la que se exigían responsabilidades a quienes hubieran actuado o actuasen en contra del régimen de Franco. Hubo miles de detenciones, procesamientos… Cientos de miles de españoles se exiliaron a países como Francia y México.
En esta etapa tiene especial relevancia el cuñado de Franco, Serrano Suñer, a quien se le debe la configuración del Estado y la política exterior hasta 1942.
Tras estallar la II Guerra Mundial Franco mantuvo encuentros con Hitler (Hendaya 1940. Protocolo secreto para participar en la guerra, pero las exigencias de Franco fueron excesivas para Hitler: Gibraltar y posesión de zonas del norte de África), y con Mussolini (Bordighera. 1941). A pesar de una supuesta neutralidad en la guerra mundial, Franco envió la División Azul (voluntarios españoles) para combatir en el frente ruso en apoyo a los alemanes. A partir de 1943 empezó a distanciarse de las potencias del Eje (Alemania e Italia) ante el giro que empezaba a tomar la guerra y declaró oficialmente a España neutral.
Tras la derrota de Alemania (1945) Franco decide distanciarse del fascismo ante el temor de que el nuevo régimen no perviviera. El régimen se define como católico, conservador y anticomunista, con el objetivo final de convertir a España algún día en una monarquía. Este giro margina al falangismo más radical de los puestos más importantes del régimen y el abandono de los símbolos fascistas como el saludo con el brazo en alto.
Sin embargo, las potencias vencedoras de la guerra mundial rechazaron el régimen de Franco dejándolo aislado internacionalmente. La recién creada ONU excluye a España de la organización y recomienda la retirada de embajadores. A partir de 1950 el inicio de la guerra fría entre EEUU y la URSS favorece al régimen al ver EEUU a Franco como un aliado frente al comunismo. A cambio de ayuda económica y diplomática, España cede a EEUU cuatro bases militares en el país. En 1953 se firma el Concordato con el Vaticano y en 1955 España se integra en la ONU y en los principales organismos internacionales.
- 2ª etapa (1959-1973):
El reconocimiento al régimen se materializa con la visita del presidente de EEUU Eisenhower en 1959. A principio de los sesenta España intentó entrar en la Comunidad Económica Europea (la oposición política intentó desacreditar al régimen franquista en el Contubernio de Múnich en 1962). España solo consiguió un acuerdo preferencial con la CEE en 1970.
Durante esta época, Franco quiso que se devolviera Gibraltar y ante la negativa británica cerró en 1969 las fronteras que se mantuvieron así hasta 1982. También concedió la independencia a Guinea Ecuatorial (1968), se descolonizó Marruecos y se cedió el Ifni (1969).
En política interna, la presión social logró tímidas medidas liberalizadoras: Ley de Prensa e Imprenta (1966) por la que se eliminó la censura previa pero no se garantizó la libertad de expresión; Ley de libertad religiosa (1967) por la que se reconocieron otras confesiones aunque la religión católica seguía siendo la oficial.
En 1966 se promulga la Ley Orgánica del Estado. Se establecen las funciones y organización de las instituciones estatales. Se nombra por primera vez un presidente del Gobierno. En 1969 Franco nombró a Juan Carlos de Borbón como su sucesor a título de Rey, obligándole a jurar fidelidad a las Leyes Fundamentales.
- Crisis final (1973-1975).
Los dos últimos años del régimen se caracterizaron por el inmovilismo del régimen, la decrepitud de Franco y la creciente oposición política.
11.2 POLÍTICA ECONÓMICA DEL FRANQUISMO: DE LA AUTARQUÍA AL DESARROLLISMO. TRANSFORMACIONES SOCIALES: CAUSAS Y EVOLUCIÓN.
La Autarquía Económica (1939-1959)
Las medidas económicas que adopta el franquismo vienen marcadas sobre todo por las circunstancias exteriores: la II Guerra Mundial y el bloqueo diplomático y económico que sufrió el régimen.
De ahí que Franco optara por la autarquía, es decir, por una economía autosuficiente (producción nacional de todo lo necesario). El libre mercado se sustituyó por la intervención del Estado en la economía.
En 1941 se crea el Instituto Nacional de Industria (INI) con el fin de fomentar y nacionalizar la industria. Se prestó especial atención a los sectores estratégicos como el siderúrgico, el ferroviario, aeronáutico y automoción. Se crean así empresas como Iberia, Endesa y la Seat. Se nacionaliza Telefónica y la Red Nacional de Ferrocarriles (RENFE).
Las importaciones se redujeron a productos imprescindibles con lo que se encarecieron los productos que se debían importar (petróleo) y provocó el desabastecimiento de materias primas.
La regulación en el comercio interno y la regulación de los precios por parte del Estado afectó enormemente al sector agrícola. Los precios oficiales de los productos agrícolas eran tan bajos que provocaron un descenso de la producción y escasez de alimentos.
Los sueldos disminuyeron y se tuvo que recurrir a menudo a la economía de subsistencia y al trueque.
Para mitigar el hambre, el régimen se sirvió del Auxilio Social, una institución de caridad controlada por Falange, a través de comedores para los más necesitados.
Ante la carestía de alimentos, el gobierno recurrió a las cartillas de racionamiento en vigencia hasta 1952.
El desabastecimiento aumentó el estraperlo, actividad ilegal que consistían en comerciar con artículos que el Estado había intervenido. En aquel mercado negro se podían conseguir productos, desde aceite o huevos, a productos industriales, a un precio muy superior al oficial. Quienes vendían obtenían elevadas ganancias. El mercado negro se nutrió gracias a la tolerancia y a la corrupción de muchas autoridades.
Por tanto, la década de los cuarenta fue la década de la miseria y del hambre. De salarios bajos, escasez de productos y de precios altos. El nivel de vida disminuyó a consecuencia de la inflación y de los bajos salarios que estuvieron siempre por debajo de los precios.
Tras finalizar el aislamiento internacional a partir de los años cincuenta, la economía fue abriéndose al exterior. Pero las importaciones aumentaron a mayor ritmo que las exportaciones con el consiguiente déficit exterior y una alta inflación. Esta situación agotó las reservas del Banco de España.
Planificación del desarrollo
En 1957 se incorporaron al Gobierno como ministros los llamados tecnócratas, una nueva generación de políticos (algunos vinculados al Opus Dei) cuyo perfil era más técnico que ideológico y que cambiaron la economía del régimen poniendo fin a la autarquía.
Llevaron a cabo el Plan de Estabilización (1959), cuyo objetivo era estabilizar los precios, flexibilizar la actividad económica y abrir definitivamente la economía al exterior para evitar la quiebra del Estado.
Se devaluó la peseta y se eliminó el excesivo control que el Estado ejercía sobre la economía interior y exterior. Las consecuencias inmediatas fueron un aumento del paro y congelación de salarios, pero a largo plazo supuso el despegue del desarrollo económico del país.
Tras el ajuste del Plan de Estabilización se llevaron a cabo tres Planes de Desarrollo entre 1964 y 1973. Se trataba de una planificación económica orientativa, indicativa por parte del Estado, permitiendo la iniciativa privada y favoreciendo fiscalmente a las empresas que seguían las directrices estatales. Estos planes impulsaron los denominados Polos de Desarrollo: promovieron nuevas empresas en zonas de escasa industrialización.
En la década de los sesenta se produjo el llamado ‘Milagro Económico Español’: la economía experimentó un crecimiento acelerado. La renta per cápita aumentó más del doble. Se emprendió una modernización de todos los sectores económicos: nuevas técnicas y maquinaria agrícolas, crecimiento del sector metalúrgico, de la industria química, del automóvil, y surgió un sector trascendental, el turismo.
El turismo supuso una elevada fuente de ingresos para el país. El turismo de ‘sol y playa’ se concentró especialmente en las zonas de la costa mediterránea, Baleares y Canarias que sufrieron una gran transformación urbanística.
Sin embargo, una buena parte de la población, sobre todo del sector agrario, se vio obligada a emigrar fuera de España, a países europeos en mayor medida (Alemania, Francia, Suiza, Bélgica) al no haber trabajo para todos.
La balanza de pagos siguió siendo deficitaria (más de la mitad de las importaciones eran productos caros como el petróleo) pero se compensó con la inversión de capital extranjero y las remesas de divisas enviadas por los emigrantes y el turismo.
Transformaciones sociales: causas y evolución
- La posguerra: década de los 40 y 50
La baja productividad del campo español provocó un trasvase de la población a la ciudad y el aumento del chabolismo en torno a los principales núcleos urbanos. Sin embargo, el sector primario siguió siendo el principal, representando el 40% del país.
El hambre afectó a buena parte de la población y provocó que enfermedades ya erradicadas como la tuberculosis, surgieran de nuevo.
Durante toda la década de los años cuarenta se incrementó la tasa de mortalidad, sobre todo infantil. Y la esperanza de vida apenas superaba los cincuenta años.
En cuanto a la sociedad, se difundieron formas de comportamiento basadas en la moral católica tradicional. Se prohibió el matrimonio civil y el divorcio; se penalizó el aborto y la homosexualidad.
El adoctrinamiento de la sociedad era fundamental para el régimen. El Frente de Juventudes se encargó de adoctrinar a los jóvenes a través de ciclos educativos políticos y campamentos, y la Sección Femenina se encargó de organizar un servicio social que debían hacer todas las mujeres.
La mujer perdió todos los derechos conseguidos durante la Segunda República y quedó supeditada al hombre tanto jurídica como legalmente. Su función en la sociedad era ocuparse del ámbito doméstico: tareas del hogar, la educación de los hijos y los deberes conyugales con su marido. El Código Civil le retiró su capacidad legal. El marido pasó a ser su representante legal.
Se prohibió el divorcio, los anticonceptivos y se castigaba como delito el adulterio, sobre todo femenino.
La enseñanza primaria y secundaria recayó en manos de la Iglesia. El estudio de la religión era obligatorio en las aulas y se prohibió la coeducación.
- Cambios sociales a partir de la década de los sesenta
Las grandes transformaciones sociales se produjeron a raíz del desarrollismo de los años sesenta.
Se produjo un espectacular crecimiento demográfico debido a las mejores condiciones de vida, con un descenso de la mortalidad y un aumento de la natalidad, especialmente infantil: el llamado Baby boom. El régimen además fomentaba la natalidad.
Aumentó la esperanza de vida, situándose en la década de los setenta en torno a los 75 años.
Se intensificaron los movimientos migratorios interiores: un éxodo rural de zonas como Andalucía o Extremadura hacia los núcleos urbanos e industriales como Madrid, Barcelona, Bilbao o Valencia. Del campo a la ciudad en busca de mejores trabajos y condiciones de vida. Pero también movimientos migratorios fuera de España, con más de un millón y medio de emigrantes hacia Europa y América.
El desarrollo industrial y de servicios dio lugar a un cambio en las profesiones. Aumentaron los profesionales liberales, los autónomos, los funcionarios. Surgió una fuerte clase media.
Se produjo una caída del sector primario de hasta el 29% de la población activa, mientras crecían el secundario y terciario. Por primera vez en la historia de España el número de obreros industriales era superior al de campesinos.
Al mejorar el nivel de vida aumentó el consumo de bienes y servicios. La sociedad española se convirtió en una sociedad de consumo: electrodomésticos, teléfonos, automóviles, ocio… También aumentó la demanda de viviendas en las ciudades, dinamizando el sector de la construcción. Surgieron así los llamados barrios dormitorios.
La mentalidad de la sociedad española experimentó un cambio radical. El contacto con Europa debido al turismo y a los emigrantes, hizo que los españoles tuvieran una mentalidad más abierta, tolerante, con nuevos gustos y modas.
La sociedad se distanció de las rígidas normas morales de la Iglesia.
Se incrementó la población escolarizada en todos los niveles, aumentando considerablemente el número de universitarios.
Aunque la mujer seguía legalmente supeditada al hombre, creció su incorporación a los estudios superiores y al trabajo asalariado, extendiéndose cada vez más las ideas feministas que anhelaban la total igualdad entre hombres y mujeres.
11.3 LA OPOSICIÓN A LA DICTADURA: PRINCIPALES GRUPOS Y EVOLUCIÓN EN EL TIEMPO. LA CRISIS DEL FRANQUISMO DESDE 1973 A LA MUERTE DE FRANCO.
La oposición al régimen de Franco estuvo presente a lo largo de toda la dictadura, primero como lucha armada y, a partir de la década de 1960, más organizada, aunque de manera clandestina, a través de los partidos políticos y grupos sociales de presión.
Tras el fin de la Guerra Civil, las organizaciones políticas republicanas siguieron funcionando en el exilio. Sin embargo, surgieron discrepancias entre ellas y esa falta de unidad provocó que no se llevara a cabo una lucha común contra el franquismo fuera de España.
La familia real apoyó el alzamiento militar e incluso el propio Don Juan de Borbón se ofreció como voluntario en el frente, aunque Franco lo rechazó. El giro de la II Guerra Mundial hizo pensar a la monarquía que podría contar con el apoyo de los conservadores británicos. En 1943 un grupo de procuradores en Cortes y de militares solicitaron a Franco su restauración. En 1945 Don Juan publicó el Manifiesto de Lausana donde pedía la dimisión de Franco. En 1948 se entrevistó personalmente con él y terminó dando su consentimiento para que su hijo don Juan Carlos estudiara en España bajo la tutela de Franco.
En los primeros años de la dictadura, durante la posguerra, la resistencia dentro del país al franquismo fue protagonizada por un movimiento guerrillero denominado ‘los maquis’, integrados por anarquistas, comunistas y socialistas. Actuaron sobre todo en las zonas rurales y de montaña. La Guardia Civil y el Ejército limitaron su capacidad de actuación.
Franco había eliminado a la oposición política y sindical. El PCE, dirigido por Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo, mantuvo en la clandestinidad una activa oposición al régimen sobre todo en ambientes universitarios y obreros. Hasta avanzada la década de los sesenta era el único partido antifranquista con implantación en el interior del país.
En 1962 diferentes grupos opositores en el exilio denunciaron internacionalmente la dictadura de Franco en el Congreso del Movimiento Europeo celebrado en la ciudad alemana de Múnich. (Contubernio de Múnich)
El PSOE estuvo condicionado por el enfrentamiento entre la dirección del partido en el exilio y la militancia en el interior del país. Tras el Congreso de Suresnes en 1974 se reorganizó el partido y se nombró a Felipe González secretario general.
Además, surgieron organizaciones de extrema izquierda, alguna de ellas como el FRAP, que llegó a utilizar la lucha armada contra la dictadura.
En cuanto a los nacionalismos, en Cataluña, Esquerra Republicana se mantuvo activa en la clandestinidad y en 1974 se creó Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), organización nacionalista moderada dirigida por Jordi Pujol. En el País Vasco el partido opositor siguió siendo el PNV, pero a partir de 1959 surge la organización terrorista ETA que defiende la lucha armada contra el franquismo y que atentó contra personalidades del régimen y fuerzas del orden público.
Oposición social
Las transformaciones sociales a partir de la década de 1960, el cambio de generación y la pérdida de la influencia del exilio político, modificó no solo la forma de actuar de los partidos políticos antifranquistas, sino que también repercutió en el aumento de las protestas de la sociedad en general.
Creció la conflictividad laboral con manifestaciones que reivindicaban mejoras laborales, el derecho a la huelga y a la libre sindicación. Surge así en 1964 Comisiones Obreras (CCOO) de manera clandestina. De los antiguos sindicatos, la UGT mantuvo cierta actividad clandestina y la CNT desapareció.
La universidad se convirtió en un frente de oposición permanente al franquismo. Los disturbios y las protestas llevaron al cierre de Facultades y a la expulsión de profesores como Enrique Tierno Galván o García Calvo. Una de las protestas de mayor magnitud tuvo lugar en 1965.
El espíritu renovador del Concilio Vaticano II llevó a que una parte de la jerarquía eclesiástica española se distanciara del régimen y muchos sacerdotes militaran en partidos clandestinos y sindicales. Significativa fue la figura del cardenal Vicente Enrique y Tarancón, posicionado a favor de las libertades democráticas y de reconciliación. Su posición provocó el rechazo del gobierno y del clero más tradicionalista.
Crisis del franquismo
A partir de 1973 el franquismo entra en crisis. Franco nombró al almirante Carrero Blanco presidente del gobierno. Pero Carrero Blanco, el hombre de confianza del Caudillo desde 1940 y persona clave para asegurar la continuidad del franquismo después de la muerte de Franco, fue asesinado por ETA el 20 de diciembre de ese mismo año.
Su muerte fue un duro golpe al régimen. A partir de ese momento, las tensiones internas entre quienes apostaban por la permanencia de la dictadura a toda costa, el llamado búnker, y quienes apuntaban a la necesidad de un cambio progresivo, los aperturistas, fue haciéndose cada vez mayor.
El nombramiento de Carlos Arias Navarro como nuevo presidente del gobierno, suscitó ciertas expectativas de cambio y apertura, que los medios de comunicación recogieron como el “espíritu del 12 de febrero”. Sin embargo, ni convenció a las diferentes familias del régimen ni a la oposición política.
En el verano de 1974 Franco es hospitalizado y el PCE, constituye una Junta Democrática integrada por partidos de izquierdas con el objetivo de implantar un régimen democrático. El PSOE no participó y un año después creó su propia plataforma, la Plataforma de Convergencia Democrática, con objetivos similares.
La escalada de atentados de ETA y el FRAP hizo que el régimen promulgara la Ley Antiterrorista (1975). Franco firmó en septiembre de ese año cinco penas de muerte (a dos miembros de ETA y a tres miembros del FRAP) Las sentencias a muerte originaron numerosas peticiones internacionales de clemencia, incluyendo la del Papa Pablo VI. La ejecución provocó una oleada de protestas a nivel mundial.
El contexto internacional tampoco fue en esos años favorable al régimen. Con el fin de las dictaduras en Portugal tras la Revolución de los claveles, y en Grecia, España se convierte en la única dictadura en Europa occidental.
En el proceso de descolonización de África, desde 1969 España había cedido por completo el territorio del Ifni (protectorado español) a Marruecos y un año antes la independencia a Guinea Ecuatorial. Para proceder a la descolonización de la colonia del Sahara, España había aceptado celebrar un referéndum de autodeterminación de ese territorio. Pero en 1975 el rey de Marruecos, Hasán II, aprovechó la crisis política y social en España para invadir de forma pacífica la colonia española del Sáhara, la llamada Marcha Verde. El gobierno de Arias Navarro claudicó y entregó el Sáhara a Marruecos y a Mauritania tras la firma del Acuerdo de Madrid, olvidando el compromiso de referéndum adquirido con el pueblo saharaui.
En cuanto a la economía, la subida a nivel mundial del precio del petróleo a partir de 1973 marcó el fin del expansionismo económico que había tenido el país desde la década de los cincuenta. Repercutió en la balanza de pagos debido a la dependencia energética que tenía España del exterior, además del turismo, de la emigración y del capital extranjero. Además, el retorno de los emigrantes provocó inflación y paro.
El 20 de noviembre de 1975 muere Franco dejando al rey Don Juan Carlos como sucesor en la Jefatura del Estado y a Arias Navarro como presidente del gobierno. Franco pensó que dejaba el futuro de España ‘atado y bien atado’. Pero tras su muerte se evidenció que era imposible que el franquismo sobreviviera a Franco. Tras su fallecimiento se inicia la transición a la democracia.
Bloque 12|Normalización Democrática de España e Integración en Europa (desde 1975)
12.1 LA TRANSICIÓN: ALTERNATIVAS POLÍTICAS TRAS LA MUERTE DE FRANCO. EL PAPEL DEL REY Y EL GOBIERNO DE ADOLFO SUÁREZ. EL RESTABLECIMIENTO DE LA DEMOCRACIA: LAS ELECCIONES DE JUNIO DE 1977. LA CONSTITUCIÓN DE 1978. EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS. EL TERRORISMO DURANTE LA TRANSICIÓN.
Tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 se inicia la transición a la democracia. Las alternativas eran continuar con la dictadura, posición que defendía el búnker (el sector más inmovilista del régimen) y que contaba con mucha fuerza en las instituciones; acabar con la dictadura y restaurar la democracia, posición defendida por la oposición democrática; y llevar a cabo una reforma a través de un liberalismo paulatino del régimen, posición que defendían los aperturistas conscientes de que el franquismo sin Franco era inviable, y que la integración en Europa necesitaba una transformación del país. Esta última alternativa es la que se siguió.
El papel del Rey Don Juan Carlos fue decisivo. El 22 de noviembre de 1975 asumió la Jefatura del Estado y juró lealtad a los Principios del Movimiento Nacional y a las Leyes Fundamentales. Sin embargo, renunció al enorme poder que Franco le dejó, facilitando desde el principio el camino a la democracia.
El Rey decidió mantener en el cargo al último Presidente del Gobierno de Franco, Carlos Arias Navarro (1975-1976), pero al no impulsar reformas, el Rey le instó a dimitir.
Don Juan Carlos nombró en julio de 1976 a Adolfo Suárez como nuevo Presidente del Gobierno, un hombre cercano al Movimiento Nacional pero reformista.
En el camino del nuevo gobierno estaba reconocer derechos y libertades fundamentales; legitimar los partidos políticos y las autonomías históricas; una amnistía política; convocatoria de elecciones generales antes de un año; e intención de diálogo con todos los grupos de la oposición.
La pieza clave que permitió ese cambio hacia la democracia desde la legalidad franquista fue la Ley para la Reforma Política (1976). Una ley de carácter transitorio, con la que se desmantelaban las instituciones del régimen, comenzando por las mismas Cortes, que la aprueban para ser luego sometida a referéndum y aprobada por los españoles.
Las primeras elecciones generales se celebraron en junio de 1977. Legalizadas las principales fuerzas opositoras, se presentaron a las mismas: la Unión de Centro Democrático (UCD), liderada por Adolfo Suárez, una coalición de centro-derecha moderada. Alianza Popular (AP), partido de derechas presidido por el ex ministro franquista, Manuel Fraga. El PSOE, dirigido por Felipe González, ofrecía una imagen de juventud y entusiasmo, con un discurso político de izquierdas. El PCE, liderado por figuras históricas como Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo tenían el prestigio de haber luchado contra el franquismo. En Cataluña se constituyeron Esquerra Republicana y el Pacto Democrático por Cataluña (PDC) cuyo núcleo era Convergencia Democrática de Cataluña de Jordi Pujol. En el País Vasco, el conservador PNV y Euskadiko Ezquerra, antiguos militantes de ETA que abandonaron la lucha armada.
Las elecciones las ganó UCD sin mayoría absoluta. El PSOE se convirtió en el principal partido de la oposición. El PCE y AP se situaron por debajo de sus expectativas y hubo un apoyo moderado al nacionalismo.
Las primeras medidas del nuevo gobierno en minoría de Adolfo Suárez fue la apertura de las negociaciones para la integración de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), y la Ley de Amnistía, aprobada por todos los grupos políticos excepto por AP que se abstuvo. Fue un intento de reconciliación nacional.
La Transición coincidió con una profunda crisis económica internacional provocada por la enorme subida del precio del petróleo. En España tuvo graves consecuencias: disminuyeron las exportaciones e inversiones extranjeras, descendieron los ingresos del Turismo y el retorno de los emigrantes españoles provocó un aumento del paro. Muchas empresas quebraron, aumentó la inflación y el déficit público.
Para afrontar la crisis económica y abordar los problemas sociales más urgentes, se llegó a un gran consenso nacional entre todas las fuerzas políticas y sociales, los llamados ‘Pactos de la Moncloa’ (octubre de 1977). Dos acuerdos, uno de carácter económico para reformar y sanear la economía, y otro de carácter político y jurídico. Los pactos permitieron a España iniciar el camino de la modernización del país:
De carácter económico:
- Se devaluó la peseta
- Se controló el gasto público
- Se pactó una moderación salarial, vinculando su aumento a la tasa de inflación.
- Se acordó una profunda reforma fiscal: a través del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), entre otros. Fue así como se crearon las bases para la construcción del Estado del Bienestar.
- Se elaboró un nuevo marco de relaciones laborales
- se reformó la Seguridad Social lo que permitió la extensión del seguro de desempleo y el incremento de las pensiones.
- Se creó el Instituto Nacional de Empleo (INEM).
De carácter político y jurídico:
- Se acordó garantizar la libertad de expresión y prensa.
- Derechos de reunión y asociación.
- Se regularon los medios de comunicación estatales
- Se reformó el Código Penal. Se despenalizó el adulterio
- Se reorganizaron los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado
Tras la apertura oficial de las nuevas Cortes por parte del Rey se inició un periodo constituyente. En la elaboración de la Constitución el único partido que no participó fue el PNV, tampoco la votó. Fue aprobada en el Congreso y en el Senado por una amplísima mayoría y por el resto de los españoles en referéndum, el 6 de diciembre de 1978 (con una abstención muy alta).
La Constitución define a España como un Estado único pero descentralizado, además de como un Estado social y democrático de Derecho. Recoge una extensa y completa declaración de derechos y deberes, libertad religiosa, división de poderes, prohíbe la pena de muerte y sitúa la mayoría de edad en los 18 años. La soberanía nacional reside en el pueblo español. La forma política “es la monarquía parlamentaria” donde el Rey es el Jefe del Estado, cuya función es representativa.
En cuanto a la organización del territorio, la Constitución reconocía la creación de Comunidades Autónomas.
El proceso de construcción de las Comunidades Autónomas tuvo dos etapas:
- La etapa preautonómica, en la que se concedió una autonomía provisional a los territorios que lo solicitaran. La primera preautonomía se concedió a Cataluña. Adolfo Suárez pactó con el líder nacionalista Josep Tarradellas su vuelta del exilio (29 de septiembre de 1977) y el restablecimiento provisional de la Generalitat. En el País Vasco se creó el Consejo General Vasco, presidido por Ramón Rubial. Y en Galicia se constituyó la Xunta.
- La etapa autonómica iniciada una vez que la Constitución fue aprobada. Se contempló dos vías de acceso a la Autonomía: uno más rápido, la vía del artículo 151 para las nacionalidades históricas como Cataluña, País Vasco y Galicia. Permitía alcanzar un mayor autogobierno. A través de esta vía podían acceder el resto de autonomías siempre que su petición fuera respaldada por su población a través de un referéndum. Este fue el caso de Andalucía, que recurrió al referéndum para conseguir los mismos derechos que las nacionalidades históricas (1977). Otra vía fue la del artículo 143, un procedimiento más lento para el resto de regiones no históricas y que contemplaba competencias menores. Por esta vía, Valencia y Canarias lograron la plena autonomía entre 1981 y 1983.
Los Estatutos de Autonomía eran las normas básicas de cada Comunidad Autónoma reconocidos en la Constitución en su artículo 147. Recogían la denominación de la Comunidad, su delimitación territorial, la organización y sede de sus instituciones, sus competencias, y si procede, los principios de su régimen lingüístico.
El nuevo mapa político de España quedó configurado entre 1977 y 1983 en 17 Comunidades Autónomas, más las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla en 1995.
Mientras la sociedad española apostó por un consenso que facilitara una transición pacífica, se produjo una gran escalada del terrorismo tanto de la extrema derecha como de ETA y el GRAPO. El momento de máxima tensión tuvo lugar la última semana de enero de 1977 en Madrid. La extrema derecha asesinó a un estudiante en una manifestación y al día siguiente provocaron ‘la matanza de Atocha’, despacho de abogados laboralistas del PCE y CCOO donde fueron asesinados cinco personas y cuatro heridos de gravedad.
El GRAPO protagonizó atentados con víctimas mortales y diversos secuestros, como el de un teniente general del Ejército. Cuatro días después asesinaron a dos policías y a un guardia civil, hiriendo a otros tres.
Pero la principal actividad terrorista la protagonizó ETA que organizó una serie de atentados contra las fuerzas armadas, los cuerpos de seguridad del Estado y personalidades vinculadas al franquismo. El resultado fueron miles de actos violentos con centenares de víctimas morales y un gran número de heridos.
12.2 LAS ETAPAS POLÍTICAS DE LA DEMOCRACIA. LOS GOBIERNOS DE LA UCD. EL GOLPE DE ESTADO DEL 23 DE FEBRERO DE 1981. LA ALTERNANCIA POLÍTICA: GOBIERNOS SOCIALISTAS Y GOBIERNOS DEL PP
- Gobiernos de UCD (1979-1982)
En 1979, aprobada ya la Constitución, se celebraron elecciones generales. Los resultados fueron similares a los comicios de 1977. UCD vuelve a ganar sin mayoría absoluta formando así su tercer Gobierno, el segundo democrático.
Las diferencias internas dentro de UCD dificultaron la labor del Gobierno de Suárez que no pudo llevar a cabo algunas reformas prometidas como la Ley del Divorcio. Sin embargo, sí pudo sacar adelante el Estatuto de los Trabajadores, el plan energético nacional, el acuerdo nacional de empleo y la ley de incompatibilidades.
El proceso autonómico también provocó tensiones dentro de UCD y del Gobierno al considerar que peligraba la unidad de España. El Gobierno intentó que Andalucía no alcanzara la autonomía por la vía de las nacionalidades históricas. Pero el referéndum andaluz se aprobó por esta vía de ingreso.
El Gobierno se vio además incapaz de resolver los problemas económicos que sufría el país agravados con la segunda crisis del petróleo de 1979 que provocó un aumento del paro, conflictividad laboral, disminución de salarios, inflación…
La tensión social, el terrorismo y la rapidez de las reformas alarmaron a los militares más reaccionarios que protagonizaron, junto a guardias civiles, la fallida Operación Galaxia (noviembre de 1978) cuyo objetivo era secuestrar al Gobierno y establecer una junta militar.
Ante la inestabilidad política, el PSOE presentó una moción de censura en mayo de 1980 que no prosperó. Pero Suárez salió debilitado. Se creó un nuevo Gobierno pero no funcionó. El presidente, sin apoyo ya del Rey, dimitió el 28 de enero de 1981. UCD designó a Calvo Sotelo como su sucesor.
El Golpe de Estado del 23F
El 23 de febrero de 1981, mientras se celebraba la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como nuevo presidente del Gobierno, el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero asaltó el Congreso de los Diputados al mando de un grupo de guardias civiles. Retuvo por la fuerza al Gobierno y a los diputados durante toda la noche. En Valencia, el capitán general de la III Región Militar, Milans del Bosch decretó el Estado de excepción y tanques del Ejército ocuparon las calles de la ciudad. En Madrid, el general Alfonso Armada, preceptor del Rey, había planeado formar un gobierno de concentración nacional con apoyos civiles. El objetivo era dar un golpe de Estado y formar un nuevo gobierno de carácter militar.
Esa misma noche, el Rey se puso en contacto con las distintas capitanías generales y después de asegurarse su fidelidad a la Corona y al sistema constitucional, se dirigió a la nación a través de la televisión. Condenó el golpe de Estado y defendió la democracia. El golpe militar fracasó y los implicados fueron detenidos, procesados y muchos de ellos condenados.
El gobierno de Calvo Sotelo
La presidencia de Calvo Sotelo quedó condicionada por las consecuencias del golpe de Estado, la crisis de su partido y la tensa situación social. Durante este periodo se aprobó, con el apoyo del PSOE, la Ley del Divorcio y se firmó la incorporación parcial a la OTAN con la oposición de los partidos de izquierdas. El PSOE se comprometió, si ganaba las elecciones, a someter a referéndum la permanencia de España.
Ante el escaso apoyo del partido, Calvo Sotelo disolvió las Cortes en 1982 y convocó nuevas elecciones.
- Los gobiernos del PSOE (1982-1996)
En las elecciones de 1982 gana de forma arrolladora el PSOE que gobierna con mayoría absoluta. El PSOE ganaría cuatro elecciones consecutivas y Felipe González presidiría el Gobierno en las cuatro legislaturas hasta 1996.
La victoria del PSOE marcó el final de la transición.
UCD se hunde electoralmente y se disuelve. Alianza Popular (AP) se denomina a partir de 1989 Partido Popular (PP) y se configuró como segunda fuerza política. El PCE se integra desde 1986 en Izquierda Unida (IU).
Economía
Entre 1982 y 1985 para atajar la crisis económica y preparar a España para su ingreso en la Comunidad Económica Europea (germen de la actual Unión Europea), el Gobierno de Felipe González emprendió una reconversión industrial desmantelando o reduciendo el tamaño de las grandes empresas con pérdidas (en la naval y siderurgia) y fomentar empresas rentables. Produjo cierre de empresas y aumento del paro. Unido todo ello a una reforma laboral impopular y a expropiaciones de empresas (RUMASA 1983), provocó una huelga general en 1988.
- Estado del bienestar: A lo largo de los gobiernos del PSOE se fortaleció la protección del desempleo y del sistema público de pensiones, se generalizó la sanidad pública, se llevó a cabo una reforma fiscal, se legalizó el aborto (13 supuestos) y se implantó un nuevo sistema educativo, la LOGSE, que prolongó la escolarización obligatoria y gratuita hasta los 16 años.
Terrorismo
El terrorismo se convirtió en uno de los mayores problemas de la sociedad española. ETA no aceptó el nuevo sistema político ni el Estatuto de autonomía vasco y siguió actuando mediante atentados. El Gobierno cooperó con Francia para acabar neutralizar a la banda terrorista; y se creó un frente político entre todos los partidos políticos (Pacto de Madrid 1987 y Pacto de Ajuria Enea 1988). Contra ETA existió la llamada ‘guerra sucia’ que consistió en la creación del GAL, un grupo terrorista vinculado a la policía que atentó contra el entorno etarra.
Política exterior
Cuando llegó al poder el PSOE, ante la evidencia de que la entrada a la OTAN estaba muy relacionada con la adhesión de España a la CEE, el Gobierno socialista convocó un referéndum e hizo campaña a favor de la permanencia en la OTAN.
En junio de 1985 se firmó finalmente el Tratado de Adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE).
En 1986 se mantienen relaciones por primera vez con Israel, aunque se continúa con las buenas relaciones que tiene el país con los países árabes (la Conferencia de paz sobre Oriente Medio en 1991 se hizo en Madrid). Se estrecharon las relaciones con Iberoamérica favoreciendo los intercambios económicos y aumentando la presencia de empresas españolas allí.
Corrupción y desgaste
Desde 1990 el descrédito del Gobierno fue en aumento al hacerse públicos una serie de escándalos que implicaban al PSOE en financiación irregular del partido (caso FILESA) y en el enriquecimiento ilegal de importantes dirigentes socialistas (caso Roldán, director de la Guardia Civil; Mariano Rubio, gobernador del Banco de España).
El clima político era muy crispado y se convocaron elecciones generales en 1996 donde el PP gana de manera muy ajustada.
- Los gobiernos del PP (1996-2004)
José María Aznar, líder del PP, se convierte en presidente del Gobierno tras las elecciones de 1996. Al no conseguir mayoría absoluta se ve obligado a pactar con los nacionalistas catalanes (CIU), vascos (PNV) y canarios (Coalición Canaria) para formar gobierno. En las elecciones del 2000 conseguiría mayoría absoluta.
Una de las tareas principales del primer Gobierno de Aznar fue hacer frente a la crisis económica que desde 1992 había frenado el crecimiento del país, con un aumento de la inflación, el déficit público y el paro.
Uno de los mayores logros económicos fue cumplir con las condiciones que exigía la Unión Europea para implantar el euro como moneda única. Para ello se llevó a cabo una gran privatización de empresas públicas con el fin de recaudar dinero para equilibrar el déficit del Estado. Se privatizaron empresas públicas como Telefónica o CAMPSA.
Durante los gobiernos de Aznar se firmaron acuerdos con los sindicatos para garantizar las pensiones. Los nacionalistas consiguieron concesiones económicas. Se abolió el servicio militar obligatorio. Se reguló la inmigración. Se reformó de nuevo la educación.
Después del secuestro y asesinato del concejal del PP en el País Vasco, Miguel Angel Blanco (julio de 1997) por parte de ETA, el PNV y otras organizaciones nacionalistas vascas firmaron en 1998 el Acuerdo de Lizarra para buscar una solución al conflicto vasco. Cuatro días después ETA declara una tregua indefinida y un año y medio más tarde comunica el fin de la tregua. En 2000 se produjo una escalada de atentados. Ante esta situación, PP y PSOE firmaron un acuerdo por las libertades y contra el terrorismo (Pacto Antiterrorista) y se ilegalizó a Batasuna por no condenar la violencia.
El apoyo del Gobierno de Aznar en 2003 a la invasión de Irak por parte de EEUU tras los atentados de Nueva York de 2001, propició numerosas manifestaciones en contra de esa guerra por parte de la sociedad española. En 2004 se convocaron elecciones generales. El 11 de marzo de aquel año, un atentado terrorista en Madrid provocó 191 muertes y más de mil heridos. Aquel atentado alteró la campaña electoral ya que el Gobierno atribuyó los atentados a ETA cuando las pistas indicaban una vinculación del terrorismo islámico, desatándose una presión mediática y política que venía arrastrándose desde el apoyo gubernamental a la guerra de Irak. Aquello motivó la imprevista victoria electoral tres días después del PSOE liderado entonces por José Luis Rodríguez Zapatero.
El gobierno del PSOE con J.L.R. Zapatero
Las medidas del nuevo gobierno del PSOE presidido por José Luis Rodríguez Zapatero fueron: la retirada de las tropas españolas en Irak, la reforma de la ley educativa del PP, ley integral contra la Violencia de Género, la Ley para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, la Ley de Dependencia, modificaciones en el Código Civil para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo y Ley de Memoria Histórica (reconocía a las víctimas y represaliados de la Guerra Civil y del franquismo).
En cuanto al terrorismo, en 2006 se inician negociaciones con ETA y en 2011 la organización terrorista anuncia el cese definitivo de su actividad armada.
En materia autonómica, en 2006 se revisa el Estatuto de Cataluña para avanzar en el autogobierno. El texto aprobado en el Congreso fue recurrido en el Tribunal Constitucional por el PP. El TC declaró diversos artículos inconstitucionales lo que provocó el descontento catalán. El independentismo fue ganando terrero. Otras comunidades si reformaron sus estatutos: Valencia y Andalucía entre otras.
En las elecciones de 2008 el PSOE revalidó su triunfo y Zapatero volvió a ser elegido presidente del gobierno. Sin embargo, esta legislatura estuvo ensombrecida por la crisis económica mundial como consecuencia de las llamadas ‘hipotecas basura’. La excesiva dependencia del sector de la construcción y la especulación en el sector inmobiliario hizo que la crisis fuera mayor en España. Cajas de ahorro y bancos quebraron. El Estado procedió a la fusión y al rescate de las entidades financieras. Los medias sociales y económicas que tuvo que adoptar el Gobierno socialista provocó una protesta popular conocida como el 15 M. Zapatero adelantó las elecciones a noviembre de 2011 obteniendo mayoría absoluta el PP de Mariano Rajoy.
12.3 LA INTEGRACIÓN DE ESPAÑA EN EUROPA. CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES. LA MODERNIZACIÓN DE LAS INFRAESTRUCTURAS. EL PROGRAMA DE CONVERGENCIA Y LA CREACIÓN DEL EURO.
La integración de España en Europa
La integración de España en Europa no fue posible hasta la llegada de la Democracia. Su integración supuso una gran evolución social y económica del país.
Durante la dictadura de Franco, en 1962 se solicitó la adhesión de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), sin embargo, solo consiguió en 1970 un acuerdo comercial preferencial.
Con la llegada de la Democracia, el Gobierno de Adolfo Suárez inició en 1977 conversaciones para la integración plena que no se hizo efectiva hasta enero de 1986 con el Gobierno socialista de Felipe González.
Hasta conseguir ser miembro de pleno derecho, España pasó por un proceso largo y difícil debido a varios factores: complejidad de la economía española derivada del periodo franquista, crisis económica de 1973 y bloqueo de Francia a la incorporación de España ante la amenaza que podía suponer para sus intereses agrarios.
- El Programa de Convergencia y la creación del euro
España, desde su ingreso, apoyó los diferentes tratados adoptados por la Comunidad Económica Europea, hoy, Unión Europea.
España participó en la elaboración y firma del Acta Única Europea (1986) que permitió el establecimiento de un verdadero mercado interior sin fronteras para los países de la CEE que posibilitaba la libre circulación de personas, mercancías, servicios y capitales.
Suscribió en 1991 el Acuerdo de Schengen que supuso una Europa sin fronteras, la eliminación progresiva de los controles fronterizos entre Estados miembros en el que los ciudadanos de la UE pueden circular libremente.
El Tratado de Maastricht (1992) fijó la adopción de una política económica y monetaria común. Los países miembros tuvieron que cumplir una serie de condiciones, el llamado Plan de Convergencia Económica. El Tratado de Maastricht además dotó a la Unión Europea de su denominación actual.
España tuvo que realizar grandes ajustes para cumplir con el Plan de Convergencia que ponía límites al déficit público, a la tasa de inflación y a los tipos de interés. Se tuvieron que adoptar políticas de austeridad como la congelación salarial, recortes presupuestarios, privatización de empresas públicas… Las repercusiones sociales y laborales en un primer momento fueron negativas, sin embargo, los Fondos de Cohesión creados para ayudar a los países con mayores dificultades para alcanzar los criterios de convergencia, supusieron una inyección de capital importante, de la que España salió beneficiada.
Finalmente, España cumplió con los objetivos del Plan, siendo uno de los once países fundadores de la Unión Económica y Monetaria Europea (zona euro). Fue así como en enero de 2002 la peseta fue sustituida por la nueva moneda única: el Euro. Desde entonces la autoridad monetaria común para la Unión Europea es el Banco Central Europeo.
El Tratado de Maastricht fue también un preámbulo de una mayor integración política. Puso las bases para el reconocimiento de la ciudadanía europea (elecciones europeas), además de acuerdos en política exterior, seguridad o justicia.
- Consecuencias económicas y sociales. La modernización de las infraestructuras
La entrada de España en la Unión Europea obligó a la reconversión del sector agrario e industrial para adaptarse a un mercado muy competitivo. Provocó la pérdida de numerosos puestos de trabajo e incluso la desaparición y disminución de algunos sectores como el minero o naval. Pero significó un crecimiento para la economía española sin precedentes. Los productos españoles se abrieron a un mercado de millones de europeos con una elevada capacidad adquisitiva y el PIB se duplicó.
Los Fondos de Cohesión han sido fundamentales para el desarrollo del país. Fondos que han ayudado a reducir las disparidad económica y social de España con respecto a otros países europeos. Han costeado infraestructuras de transporte como carreteras, autopistas y red de ferrocarriles, así como proyectos medioambientales.
La Unión Europea ha aportado otros recursos económicos con el objetivo de reducir esos desequilibrios socio económicos de los países miembros (Fondo Europeo para el Desarrollo Económico Regional-FEDER; Fondo Social Europeo…) Esta política de ayudas económicas, hizo posible el desarrollo y modernización de distintos sectores como el agrícola, el educativo (formación profesional), así como la creación de empleo.
La integración en la Unión Europea ha supuesto además para España la colaboración frente al terrorismo, ayudas a la investigación, y cooperación en justicia.
Bloque 13|CONTENIDO ADICIONAL
LA DEMOCRACIA 1982 – 2018
La normalización democrática y la alternancia política hasta 2018. La amenaza del terrorismo de ETA y el terrorismo yihadista.
El periodo de 1982 a 2018 en España abarca una etapa significativa en la consolidación de su democracia, marcada por importantes transformaciones políticas, económicas, sociales y demográficas. Este periodo refleja la maduración de un sistema democrático robusto, afrontando desafíos como el terrorismo, así como cambios económicos y sociales que han modelado la España contemporánea.
La Normalización Democrática y la Alternancia Política hasta 2018
Desde 1982, España ha experimentado un proceso de normalización democrática, caracterizado por la estabilidad de sus instituciones y la alternancia política entre diferentes partidos. Este proceso ha sido fundamental para consolidar los principios democráticos y fortalecer el sistema político del país.
Alternancia Política
La alternancia en el poder ha sido una constante, con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP) como principales protagonistas. Este juego democrático ha permitido reflejar la pluralidad y la evolución de las preferencias de la sociedad española a lo largo de los años.
La Amenaza del Terrorismo
ETA: Durante este periodo, España enfrentó la amenaza constante del terrorismo de ETA, que buscaba la independencia del País Vasco. ETA fue fundada en 1958 por miembros de Ekin expulsados del sector juvenil del Partido Nacionalista Vasco que buscaban establecer un Estado socialista independiente en Euskal Herria. Desde finales de los años 60, esta organización recurrió a asesinatos (más de 800), secuestros y extorsiones para alcanzar sus objetivos. Sus ataques se dirigieron principalmente contra fuerzas de seguridad españolas, pero el 41% de las víctimas mortales fueron civiles, incluyendo jueces, políticos, periodistas, empresarios y académicos, además de víctimas consideradas «accidentales» o «daño colateral». ETA llevó a cabo su primer acto violento en 1961, su primer asesinato en 1968 y su último en 2010.
A través de una lucha antiterrorista persistente y el rechazo social al terrorismo, sumado al diálogo político, ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada en 2011, marcando un hito en la consolidación de la paz y la seguridad en España.
Terrorismo Yihadista: Además, España ha enfrentado el desafío global del terrorismo yihadista, especialmente después de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. La respuesta incluyó medidas de seguridad reforzadas y la participación en iniciativas internacionales contra el terrorismo.
Evolución económica, social y demográfica. Feminismo e igualdad. Compromiso social, asociacionismo y voluntariado.
Evolución Económica
El periodo de 1982 a 2018 estuvo marcado por importantes ciclos económicos, incluyendo periodos de expansión y crisis. La integración de España en la Comunidad Económica Europea (ahora Unión Europea) en 1986 fue un factor clave para su desarrollo económico, aunque la crisis económica global de 2008 impactó profundamente al país, llevando a altas tasas de desempleo y medidas de austeridad. La recuperación económica ha sido gradual, con reformas estructurales y la inversión en sectores clave.
Evolución Social y Demográfica
España ha experimentado significativos cambios demográficos, como el envejecimiento de la población y la inmigración. Estos fenómenos han reconfigurado el tejido social y planteado desafíos y oportunidades en términos de cohesión social, mercado laboral y sistemas de bienestar social.
Feminismo e Igualdad
El avance hacia la igualdad de género ha sido notable, con el feminismo ganando fuerza como movimiento social. La lucha por la igualdad se ha reflejado en leyes pioneras contra la violencia de género, medidas para promover la igualdad en el trabajo y la política, y una mayor conciencia social sobre los derechos de las mujeres.
Compromiso Social, Asociacionismo y Voluntariado
La sociedad española ha mostrado un creciente compromiso social, con el florecimiento del asociacionismo y el voluntariado. Las organizaciones no gubernamentales y las asociaciones civiles han jugado un papel crucial en la atención a grupos vulnerables, la defensa de derechos y la promoción de causas sociales y medioambientales.
En resumen, el periodo de 1982 a 2018 en España representa una época de consolidación democrática, desafíos superados y transformaciones significativas. La alternancia política, la lucha contra el terrorismo, los cambios económicos y demográficos, y el avance hacia la igualdad de género y el compromiso social han configurado el país, reflejando su capacidad de adaptación y crecimiento dentro de un marco democrático.
ESPAÑA EN EUROPA
Derivaciones económicas, sociales y políticas del proceso de integración en la Unión Europea. Participación en las instituciones europeas.
La relación de España con Europa, particularmente a través de su integración en la Unión Europea (UE), ha sido fundamental en la configuración de su panorama económico, social y político contemporáneo. Este proceso de integración ha implicado cambios significativos y ha colocado a España como un actor relevante dentro del bloque. A continuación, se desarrollan los aspectos mencionados:
Derivaciones Económicas
La adhesión de España a la Comunidad Económica Europea (CEE), ahora Unión Europea, en 1986, marcó un antes y un después en su economía. La integración europea facilitó el acceso a un mercado mucho más amplio, impulsó la modernización de sectores industriales y agrícolas, y aumentó la competitividad de la economía española. Además, España se benefició significativamente de los fondos estructurales y de cohesión de la UE, destinados a reducir las disparidades regionales y a promover el desarrollo sostenible.
Derivaciones Sociales
La integración europea ha tenido un impacto profundo en la sociedad española. Ha facilitado la movilidad laboral y estudiantil dentro del bloque, promoviendo así una mayor integración cultural y el entendimiento mutuo entre los ciudadanos españoles y el resto de Europa. Además, la adopción de políticas sociales europeas ha contribuido a mejorar los estándares de protección social, educación y derechos laborales en España.
Derivaciones Políticas
Políticamente, la integración en la UE ha reforzado el sistema democrático en España y ha consolidado su posición en el escenario internacional. La participación en las instituciones europeas ha permitido a España influir en la toma de decisiones a nivel europeo, defendiendo sus intereses y contribuyendo al desarrollo de políticas comunes en áreas como el medio ambiente, seguridad y defensa, y relaciones exteriores.
Situación actual de la Unión Europea y expectativas de futuro. Los valores del europeísmo: principios que guían la idea de la Unión Europea y actitud participativa ante los programas y proyectos comunitarios.
Situación Actual
La Unión Europea enfrenta diversos desafíos contemporáneos, incluyendo cuestiones económicas derivadas de la crisis financiera y del impacto de la pandemia de COVID-19, desafíos políticos como el Brexit y el auge de movimientos euroescépticos, así como retos sociales y medioambientales. Sin embargo, la UE sigue siendo un proyecto en evolución, buscando constantemente adaptarse y responder a estos desafíos para mantener su relevancia y eficacia.
Expectativas de Futuro
Las expectativas de futuro para la UE incluyen una mayor integración económica y política, la consolidación de la Unión Bancaria y la Unión de Mercados de Capitales, y el fortalecimiento de la unión política en aspectos de defensa y seguridad. Además, se espera que la UE lidere en la transición ecológica y la digitalización, enfrentando el cambio climático y promoviendo la innovación tecnológica.
Valores del Europeísmo
Los valores que guían la idea de la Unión Europea incluyen el respeto a la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de derecho, el Imperio de la ley (rule of law) y el respeto a los derechos humanos. La ley es entendida como un límite al poder porque los representantes de este deben respetarla y cumplirla al igual que los individuos.
Estos valores se encuentran en el núcleo del europeísmo y son principios que todos los Estados miembros comparten y promueven. La actitud participativa ante los programas y proyectos comunitarios refleja el compromiso de los Estados miembros y de sus ciudadanos con estos valores, buscando una Europa más integrada, cohesiva y sostenible.
El artículo 2 de la UE dice: “La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres”.
En conclusión, la integración de España en la Unión Europea ha tenido consecuencias profundas y generalmente positivas para el país, tanto a nivel económico, social como político. La situación actual de la UE y sus expectativas de futuro giran en torno a la adaptación a los desafíos contemporáneos y la promoción de sus valores fundacionales, con España jugando un papel activo en este proceso.
ESPAÑA Y EL MUNDO
Seguridad, cooperación mundial y participación en organismos internacionales. El compromiso ante los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La cultura de la seguridad nacional e internacional. Instrumentos estatales e internacionales para preservar los derechos, las libertades y el bienestar de la ciudadanía.
Seguridad y Cooperación Mundial
España reconoce la importancia de la seguridad y la cooperación mundial como pilares fundamentales para el mantenimiento de la paz y el desarrollo sostenible. Esto se traduce en un esfuerzo constante por participar activamente en iniciativas y acuerdos globales que promuevan la estabilidad, la paz y la cooperación entre las naciones. La seguridad no se percibe únicamente en términos militares o físicos, sino que también abarca la seguridad alimentaria, la seguridad energética, la protección del medio ambiente y la seguridad sanitaria, reflejando así una concepción más amplia y holística de la seguridad.
Participación en Organismos Internacionales
España es miembro de varias organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre otras. A través de su participación, España contribuye a la formulación de políticas y estrategias globales, defiende sus intereses nacionales y colabora en la solución de conflictos, el desarrollo económico y social, y la promoción de los derechos humanos.
El Compromiso ante los Objetivos de Desarrollo Sostenible
En 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que van desde la educación o la igualdad de la mujer, hasta el cambio climático. España se ha comprometido firmemente con la Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. Estos objetivos abarcan desde la erradicación de la pobreza y el hambre hasta la lucha contra el cambio climático, pasando por la promoción de la educación de calidad, la igualdad de género, el trabajo decente para todos o el diseño de ciudades más sostenibles. El gobierno español ha integrado estos objetivos en sus políticas nacionales, desarrollando estrategias específicas para su implementación y seguimiento, y promoviendo la colaboración entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil.
La finalidad de estos 17 ODS es promover la prosperidad y el bienestar de la humanidad y del planeta. Los retos abordan cuestiones globales que requieren soluciones, y dentro de cada objetivo hay 169 metas específicas que se centran en cómo se pueden alcanzar los objetivos:
- Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
- Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
- Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
- Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
- Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
- Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos.
- Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos.
- Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
- Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.
- Reducir la desigualdad en y entre los países.
- Lograr que las ciudades y los asentamientos urbanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
- Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
- Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
- Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.
- Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica.
- Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.
- Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.
La Cultura de la Seguridad Nacional e Internacional
La cultura de la seguridad en España aboga por un enfoque integral y preventivo, que no solo se centra en la defensa ante amenazas tradicionales, sino que también aborda desafíos emergentes como el ciberterrorismo, el cambio climático y las pandemias. Esto implica una coordinación efectiva entre las diferentes administraciones del Estado, así como con socios internacionales, para garantizar una respuesta ágil y eficaz ante cualquier amenaza.
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) juega un papel crucial dentro de la cultura de la seguridad nacional e internacional en España. Como principal agencia de inteligencia del país, el CNI tiene la responsabilidad de proporcionar al Gobierno de España y a sus instituciones la información necesaria para prevenir y contrarrestar cualquier amenaza que pueda afectar la seguridad nacional, los intereses estratégicos del país, o el bienestar de sus ciudadanos.
La seguridad nacional e internacional de España adopta un enfoque integral y multidimensional, reconociendo que las amenazas a la seguridad son diversas y pueden surgir de diferentes ámbitos: militar, económico, ambiental, tecnológico, social y político. Esta perspectiva implica no solo la defensa frente a agresiones armadas, sino también la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado, el ciberespionaje, los ataques cibernéticos, el cambio climático, las pandemias y cualquier otro riesgo que pueda afectar a la sociedad española.
Un pilar fundamental de la cultura de seguridad en España es la prevención y la preparación. Esto implica el desarrollo de capacidades de inteligencia y vigilancia para detectar y anticiparse a posibles amenazas, así como la implementación de políticas y programas de educación y concienciación para fortalecer la resiliencia de la sociedad. La preparación incluye también la planificación y realización de ejercicios y simulacros que permitan a las diferentes agencias gubernamentales y a los servicios de emergencia coordinar sus respuestas de manera efectiva en caso de crisis.
La seguridad de España se entiende en un contexto globalizado, donde las amenazas a menudo trascienden las fronteras nacionales. Por ello, la cooperación tanto dentro del país entre diferentes niveles de gobierno y sectores de la sociedad, como a nivel internacional con otros países y organismos internacionales es esencial. España participa activamente en foros multilaterales, contribuye a misiones de paz y seguridad internacionales, y colabora en programas de intercambio de información y cooperación policial y judicial con sus socios.
Instrumentos Estatales e Internacionales para Preservar los Derechos, las Libertades y el Bienestar de la Ciudadanía
Para proteger los derechos y libertades fundamentales, así como para promover el bienestar de la ciudadanía, España se apoya en una serie de instrumentos tanto a nivel nacional como internacional. Esto incluye la adhesión a tratados y convenios internacionales sobre derechos humanos, la promoción de la justicia y el estado de derecho, y la implementación de políticas públicas que garanticen el acceso a servicios básicos como la salud, la educación y la protección social. Además, España participa en misiones de paz y cooperación internacional, contribuyendo a la construcción de sociedades más estables y seguras en otras partes del mundo.
En resumen, España asume un papel activo en el escenario internacional, comprometiéndose con la seguridad global, la cooperación entre naciones y la promoción de un desarrollo sostenible e inclusivo. Este compromiso se manifiesta en su participación en organismos internacionales, su adhesión a los ODS, la promoción de una cultura de seguridad integral y la utilización de instrumentos para proteger los derechos y el bienestar de sus ciudadanos y de la comunidad internacional.