La historia real que os propongo es la de Joan Pujol García (Barcelona, 14 de febrero de 1914 – Caracas, 10 de octubre de 1988), más conocido por sus dos nombres en clave: Garbo, para los ingleses; y Alaric, para los alemanes. En efecto, Pujol fue un agente doble español que llevó a cabo labores de espionaje y contraespionaje durante la Segunda Guerra Mundial.
Especialmente clave su papel en el éxito de la Operación Overlord. Pujol pasó información falsa a Alemania haciendo creer a Hitler que el ataque principal sería más tarde lo previsto y, sobre todo, en un lugar distinto, el paso de Calais, lo que llevó a reducir las tropas encargadas de repeler la ofensiva.
Nacido en el seno de una familia de clase acomodada, Pujol desarrolló una profunda aversión tanto a la Alemania nazi como a la Unión Soviética al comprobar la naturaleza totalitaria de ambos regímenes durante la Guerra Civil española. Fue así cómo en la inmediata posguerra, a la altura de 1940, decidió que debía contribuir de igual modo al final de la contienda mundial ayudando al Reino Unido, único adversario de Alemania por entonces.
Tras ser rechazado en la embajada británica en Madrid, donde ofreció sus servicios, Pujol fue reclutado por un oficial del servicio de inteligencia alemán (Abwehr), Karl-Erich Kühlenthal. Una vez aceptado por los alemanes, estableció una falsa red de espías y comenzó a realizar pequeños trabajos, tales como retransmitir códigos por radio. Pujol volvió a ofrecerse entonces al MI5, siendo esta vez captado, ya que, pese a la negativa inicial, el servicio de inteligencia británico había controlado sus pasos y conocía su situación. Si bien él nunca llegó a saber esto último.
Aunque operaba inicialmente desde Lisboa, fingía encontrarse en Gran Bretaña ante los alemanes. Así, inventaba informes ficticios sobre movimientos de barcos mercantes, convenciéndolos con éxito de que eran datos verdaderamente valiosos, gracias a información obtenida en la biblioteca de Lisboa y noticieros del cine. Asimismo, simulaba viajes por toda Gran Bretaña enviando facturas falsas cuyos precios extraía de una guía de ferrocarriles inglesa. De hecho, llegó a pasar ciertos apuros al comienzo al no entender el sistema británico de moneda (libras, chelines y peniques).
Poco después, en la primavera de 1942, Pujol se trasladó de manera efectiva al Reino Unido, operando bajo el auspicio del Comité XX (Sistema de la Doble Cruz), una iniciativa de la Inteligencia Británica basada en la captura de agentes alemanes y su posterior conversión en agentes dobles para tareas de contraespionaje o desinformación del enemigo. Su principal misión fue la de convencer a los alemanes que había conseguido reclutar a un gran número de agentes en Reino Unido, algunos de ellos personas de mucha influencia y con información valiosa. La dificultad de su trabajo radicaba en que debía elaborar informes coherentes de todos los agentes que iba inventando y que no se contradijeran entre sí, sin perder credibilidad.
Por ejemplo, Pujol debía hacer creíble cómo uno de sus agentes había sido incapaz de informar sobre alguna operación que tarde o temprano llegaría a oídos alemanes, sin que quedara al descubierto su farsa. En una ocasión notificó que uno de sus agentes de Liverpool había caído enfermo justo antes de un gran movimiento de flota desde ese puerto a la costa oeste de Inglaterra. Al caer supuestamente enfermo, le fue imposible a ese espía transmitir aquella información. Para dar énfasis a su historia, fingió la muerte de ese agente llegando a redactar una esquela falsa que fue publicada en un diario local. Los alemanes no sólo creyeron su historia, sino que pagaron una pensión a la “viuda” del agente muerto.
La información que Pujol, no obstante, también incluía gran parte de datos ciertos con el objetivo de que los informes resultaran más convincentes. La manera de minimizar el daño ocasionado por esta información no era otra que la de retrasar el envío de dichos informes. Para ello a veces se recurría a matasellar una carta con una fecha anterior, pero no mandándola hasta la víspera del movimiento de tropas en cuestión para que cuando llegara pareciera un retraso del servicio de correos (esta maniobra fue utilizada antes de la Operación Torch). Los alemanes pagaban a Garbo grandes cantidades de dinero para mantener su red de agentes, que en un momento dado llegó a contar con 22 personajes ficticios. Garbo gozó de bastante credibilidad entre sus superiores (tanto de un bando como del otro), lo que lo llevó a adquirir el estatus de “A1 Agent”.
En este contexto, el trabajo de Garbo formó parte de la Operación Fortitude, que logró convencer a Hitler y a la mayor parte de sus colaboradores de que la invasión aliada tendría lugar en el estrecho de Calais, a 249 km de Normandía. No sólo eso, sino que el desembarco, propiamente, no era más una maniobra para atraer a las tropas alemanas lejos de Calais. De hecho, fue tal la credibilidad de la que gozó por parte de Hitler que incluso una vez comenzado el desembarco siguió pensando que esta no era la verdadera invasión, sino una mera distracción para el verdadero ataque en Calais. Para cuando Hitler se dio cuenta del engaño, la Operación Overlord ya había sido un éxito y las tropas aliadas se había adentrado demasiado, por lo que la movilización de las divisiones acorazadas no tendría el mismo alcance.
A la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, Pujol temió represalias de supervivientes nazis. Con la ayuda del MI5, viajó a Angola y fingió su muerte de malaria en 1949. Nadie llegó a saber que seguía vivo, ni siquiera los servicios secretos británicos. Había ganado mucho dinero en la guerra ya que fue muy bien pagado, sobre todo por los alemanes y se trasladó a la localidad de Lagunillas en Venezuela, donde vivió en el anonimato estableciendo una librería, una tienda de regalos y un cine en Choroní, localidad costera de estado Aragua de la que Pujol estaba enamorado. Pero no tuvo suerte en los negocios y perdió mucho dinero.
Antes de desaparecer se había divorciado de su primera esposa y posteriormente se casó en Maracay, Venezuela, con Carmen Cilia con la que tuvo dos hijos, Carlos Miguel y Juan Carlos, y una hija que murió en 1975 a la edad de veinte años. Duran- te décadas se le dio por muerto, incluso su primera mujer y dos hijos que tuvo con ella lo creían así. Tampoco la familia que fundó en Venezuela sabía quién había sido. A veces comentaba en familia medio en broma que había sido un espía pero nadie le creía y se burlaban de él.
En 1984, Pujol se había trasladado con su hijo a la casa de Carlos Miguel en la urbanización La Trinidad de Caracas. Fue más o menos por estas fechas cuando el escritor británico Nigel West, especializado en novelas de espías, se interesó por el fascinante personaje de Pujol sorprendiéndole su muerte tan novelesca. West intuyó que Pujol podría seguir vivo y se dedicó a su búsqueda consiguiendo al fin encontrarlo. Tras su reaparición viajó a Inglaterra donde se reunió con sus viejos compañeros del MI5 y donde recibió toda clase de honores siendo recibido además por el duque de Edimburgo, marido de la reina Isabel II. También viajó por varios países europeos en donde apareció en diversos medios de comunicación. Naturalmente visitó su ciudad natal, Barcelona, allí tuvo un encuentro con los hijos de su primer matrimonio que le consideraban muerto.
Pujol murió en Caracas en 1988 y está enterrado en Choroní, su querida población costera muy próxima al Parque Nacional Henri Pittier.
Bibliografía:
– CARDONA, Pere y VILLATORO, Manuel P., Lo que nunca te han contado del Día D, Barcelona, Principal Historia, 2019 (ensayo).
– BENEYTO, José María, El espía que engañó a Hitler, Madrid, Espasa, 2017 (novela). – CORA, José de, El estornudo de la mariposa. Los Garbo contra Hitler, Barcelona, Edhasa, 2016 (novela).
– DE NIN, Lluis Juste, Garbo. El espía catalán que engañó a Hitler, Barcelona, Trilita, 2017 (novela gráfica).
– HARRIS, Tomás, Garbo. Doble agente. El espía español que cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial, Barcelona, Martínez Roca, 2004.
– JUÁREZ, Javier, Juan Pujol, el espía que derrotó a Hitler, Madrid, Temas de Hoy, 2004.
– PUJOL, Juan, con WEST Nigel [Rupert Allason], Garbo: El espía del siglo, Barcelona, Planeta, 1986. – TALTY, Stephen, Garbo, el espía. El agente doble español que se burló de Hitler e hizo posible el desembarco de Normandía, Barcelona, Destino, 2013.
Webgrafía:
Filmografía:
– Garbo, el espía que salvó al mundo (Edmon Roch, 2009) – Hitler, Garbo… y Araceli (José de Cora, 2009)