La campaña del norte de África fue uno de los frentes más importantes de la Segunda Guerra Mundial. Tras varias campañas infructuosas del ejército italiano contra los británicos, el Africa Korps bajo el mando de Erwin Rommel (‘apodado el Zorro del desierto’) libró una serie de cruentas batallas por el control de Libia y Egipto en un constante tira y afloja contra las fuerzas aliadas. Finalmente, las tropas mandadas por el general Bernard Montgomery, lograron detener a las fuerzas del Eje en la decisiva batalla de El Alamein (Egipto) a finales de 1942.
Antecedentes: avance del Eje hacia Egipto
El norte de África era sumamente estratégico para las Potencias del Eje. Alemania e Italia buscaban obtener el dominio total del Mediterráneo a través del control de los Estrechos de Gibraltar y Suez. A su vez, el acceso a los pozos petrolíferos de Oriente Medio era crucial para poder seguir abasteciendo a la maquinaria de guerra alemana e italiana. Con el ejército francés derrotado, Reino Unido junto con sus aliados de la Commonwealth y el gobierno de la Francia Libre, trataron de evitar por todos los medios el avance de las Potencias del Eje en el norte de África y en parte aliviar el frente oriental de la Unión Soviética (abierto desde el 22 junio de 1941). Si el Mediterráneo y sus recursos caían en manos del Eje, el Reino Unido se habría visto envuelto en graves problemas de abastecimiento.
La lucha por el control del norte de África dio comienzo el 10 de junio de 1940 con la toma del Fuerte Capuzzo (Libia) por fuerzas británicas. El 13 de septiembre de ese año, Italia lanzó al 10º ejército formado por 35.000 hombres contra Egipto, controlado por los británicos. El ejército británico respondió con la Operación Compass entre diciembre de 1940 y febrero de 1941, consistente en un gran contraataque que destrozó totalmente al 10º ejército italiano. Ante la derrota italiana, en el mismo mes de febrero, llegó a Trípoli (Libia) el Afrika Korps bajo el mando del experimentado teniente general Erwin Rommel. Su misión consistía en mantener el frente apoyando a los italianos comandados por Italo Gariboldi. Con el Afrika Korps desplegado y operativo, Adolf Hitler puso en marcha la Operación Sonnenblume. El objetivo de dicha operación consistía en hostigar a las fuerzas aliadas en África para así evitar la apertura de un nuevo frente en el sur de Europa.
El 10 de abril de 1941 empezó el asedio de Tobruk, un importante puerto sumamente estratégico situado en la costa de Libia que había sido tomado por las fuerzas británicas. Las tropas de las Fuerzas del Eje al mando de Rommel se enfrentaron al ejército británico hasta el 27 de noviembre de 1941. A finales de 1941, el ejército británico logró levantar el asedio a Tobruk y expulsar a las Potencias del Eje de la península de Cirenaica (Libia) tras efectuar la Operación Crusader. Sin embargo, a pesar de este éxito, en enero de 1942 las unidades blindadas de Rommel hicieron retroceder a los británicos hasta Gazala, a 65 km de Tobruk. Posteriormente, el ejército británico sufrió un durísimo revés en la batalla de Gazala, entre mayo y junio de 1942. Durante ese período, un ataque llevado a cabo por la 1º Brigada de la Francia Libre en Bir Hakeim entre Libia y Egipto permitió dar un respiro a los británicos. Sin embargo, la situación para los aliados era cada vez más apurada. Después de sus triunfos aún estando en clara desventaja numérica, Rommel fue apodado ‘el Zorro del desierto’ convirtiéndose en un mito para Alemania y siendo incluso respetado por sus enemigos.
Primera batalla de El Alamein
Tras la victoria del Eje en la batalla de Gazala, el general Claude Auchinleck sustituyó a Neil Ritchie al mando del 8º ejército británico. Las fuerzas británicas se hubieron de replegar hasta Mersa Matruh (Egipto), donde sufrieron otra aparatosa derrota a manos de Rommel. Lo que quedaba del 8º ejército británico se movilizó hasta El Alamein (Egipto), situado en la costa mediterránea a tan sólo 106 km de Alejandría. Dicho enclave constituía una estación de tren sin demasiada importancia. Sin embargo, este lugar proporcionaba unos excelentes puestos de observación de todos los alrededores. A 35 km al sur de El Alamein, se encontraba la cresta Ruweisat y a otros 35 km más al sur, la depresión de Qattara. La posición británica se hallaba en un momento crítico. El dictador italiano Benito Mussolini incluso se llegó a desplazar hasta Libia en previsión de una inminente entrada triunfal en El Cairo.
El 1 de julio de 1942, comenzó el ataque alemán procedente de la División Ligera ‘Áfrika’. Los británicos junto con refuerzos procedentes de la Commonwealth fortificaron la cresta de Ruweisat. La Royal Air Force bombardeó las líneas defensivas alemanas. Sin embargo, tras fieros combates las fuerzas aliadas no conseguían claros avances contra el fogueado ejército de Rommel. Un elemento clave de esta batalla fue el espionaje, pues los británicos pudieron interceptar las comunicaciones alemanas de la máquina Enigma, lo que supuso un gran contratiempo para Rommel. Entre el 26-27 de julio, se llevó a cabo la ‘Operación Manhood’, una última ofensiva aliada en el norte con el fin de quebrar a las Fuerzas del Eje. Sin embargo, dicho ataque fracasaría debido a su mala planificación.
Después de la primera batalla de El Alamein, se llegó a un punto muerto sin un claro vencedor. En agosto de 1942, el primer ministro británico Winston Churchill viajó hasta El Cairo ya que se impacientaba cada vez más por la escasez de éxitos militares en Egipto. Por ello, decidió reemplazar a Auchinleck como comandante en jefe por el general Harold Alexander. Así mismo, Bernard Law Montgomery asumió el mando de operaciones de las Fuerzas del Desierto Occidental, agrupadas en torno al 8º ejército británico. En el mismo mes de agosto, Winston Churchill se desplazó de El Cairo a Moscú para entrevistarse con Iósef Stalin junto con Averell Harriman, en representación del presidente estadounidense Roosevelt. En dicha reunión, se discutió la posibilidad de la apertura de un nuevo frente en Europa que aliviara el frente oriental. Winston Churchill alegaría que todavía no se disponía de las fuerzas necesarias, aunque prometió un desembarco anglo-estadounidense para expulsar a las Fuerzas del Eje del norte de África.
Segunda batalla de El Alamein: Rommel contra Montgomery
En agosto de 1942, el general Bernard Montgomery, veterano de la Primera Guerra Mundial, había tomado el mando del 8º ejército británico en un nuevo curso de los acontecimientos. El 30 de agosto Rommel atacó al ejército aliado en la batalla de Alam Halfa, sin los resultados esperados. Tras esta derrota, el Áfrika Korps se hallaba exhausto y no emprendió más acciones ofensivas. Rommel solicitó el envío urgente de más soldados pero el Alto Mando Alemán estaba más pendiente de la simultánea batalla de Stalingrado en pleno frente oriental contra la Unión Soviética. Este hecho perjudicaría enormemente al Afrika Korps. Por otro lado, el ejército británico empezaba a recibir más tropas procedentes de Canadá, la India, Australia, Nueva Zelanda, la Unión Sudafricana, la Francia Libre así como tanques estadounidenses M4 Sherman. A pesar de este contratiempo, Rommel todavía confiaba en una victoria alemana si actuaba con determinación.
El 23 de octubre de 1942, comenzó el contraataque aliado. El general Montgomery fue muy cauteloso pues no quería poner en peligro la posición británica. Al principio del contraataque, Rommel se hallaba en Alemania siendo sustituido por el general Georg Stumme. Esta sustitución en el mando alemán fue aprovechada astutamente por los aliados. Montgomery puso en marcha la Operación Lightfoot, un plan para abrirse paso por medio de dos columnas de tanques a través de los peligrosos campos sembrados de minas. La infantería ligera debía avanzar primero para abrir un sendero libre de minas por el que pudieran discurrir posteriormente las unidades blindadas. Una vez despejado el camino, el objetivo era encontrarse de lleno con las diezmadas fuerzas alemanas. Al mismo tiempo, se realizó un ataque de distracción hacia el sur para evitar la llegada de refuerzos. No obstante, la Operación Lightfoot se encontró con serias dificultades pues los equipos de detección de minas no funcionaron correctamente. Por ello, se hubo de tantear el terreno con bayonetas.
Para desgracia de los alemanes, el 24 de octubre el general Georg Stumme falleció de un repentino ataque cardíaco, siendo sustituido por Wilhelm von Thoma. Al día siguiente, el ejército aliado consiguió abrir una brecha de 10 km en las posiciones alemanas. Rommel regresó al frente decidido a llevar a su ejército hasta la victoria. No obstante, el Afrika Korps se encontraba en clara desventaja numérica además de sufrir una seria escasez de combustible. El secuestro de convoyes del Eje desde la posesión británica de Malta fue un hecho clave para desabastecer al ejército alemán. Entre el 27 y el 29 de octubre, se enfrentaron las unidades blindadas alemanas y aliadas, sufriendo ambos bandos numerosas bajas. Rommel tenía órdenes directas de Adolf Hitler de resistir hasta el final. A pesar de ello, a principios de noviembre, Rommel organizó la retirada a Puka ante la perspectiva de una derrota total. Finalmente el 4 de noviembre de 1942, las menguantes tropas de Rommel se retiraron de El Alamein en dirección al oeste.
Consecuencias de la batalla: Operación Torch y repliegue del Eje
El triunfo aliado en la segunda batalla de El Alamein marcó un punto de inflexión en el frente del norte de África. La victoria británica impidió la conquista de Egipto por las Potencias del Eje, un hecho que les hubiera permitido el control total del Mediterráneo provocando el aislamiento del Reino Unido. Con su derrota, se impidió el acceso de Alemania e Italia al ansiado Canal de Suez y a los pozos petrolíferos de Oriente Medio. Tras este revés, el ejército alemán hubo de replegarse hacia el oeste en dirección a Túnez. Pero a pesar de su derrota, Rommel fue condecorado con la Cruz de Caballero en 1943 por su valentía demostrada en combate. Por otro lado, debido a su victoria el general Montgomery obtuvo el título de Primer Vizconde de El Alamein. En Reino Unido tuvo gran eco dicho acontecimiento, a pesar de las numerosas bajas sufridas. Winston Churchill llegaría a calificar la batalla de El Alamein de la siguiente forma:
«Esto no es el fin. Ni siquiera es el principio del fin. Sin embargo, quizás sea el fin del principio».
Winston Churchill sobre la segunda batalla de El Alamein
El 8 de noviembre de 1942 tuvo lugar la Operación Torch, un gran desembarco anglo-estadounidense en la costa norteafricana para expulsar a las Potencias del Eje de Túnez. Como respuesta a esta operación, Hitler ordenó la ocupación de la Francia de Vichy dos días después, pues no se fiaba de la supuesta lealtad del mariscal Philippe Pétain. En el día 11 del mismo mes, las fuerzas francesas dependientes del gobierno de Vichy en Marruecos, Argelia y Túnez, se unieron a las tropas aliadas. Para el 23 de enero de 1943, Trípoli (capital de Libia) caía bajo poder de los aliados. Tras una cruenta campaña, en mayo de 1943 las últimas fuerzas del Eje abandonaban Túnez. La victoria aliada en el norte de África allanó el camino para el siguiente objetivo: Italia (principal aliado de Alemania), concretamente la isla de Sicilia.
En total, durante la segunda batalla de El Alamein las Potencias del Eje tuvieron unas 20.000 bajas y 30.000 prisioneros, mientras que los Aliados perdieron 13.500 hombres procedentes de todos los rincones de la Commonwealth y de otros países. Como dato a tener en cuenta, aunque hayan pasado muchos años desde esta fatídica batalla, en la actualidad existen todavía numerosos campos de minas provocando miles de heridos y muertos en esta zona de Egipto. Los numerosos vestigios de la guerra todavía resuenan en El Alamein, como recuerdo a los soldados caídos que se enfrentaron en este sombrío lugar del inabarcable desierto sahariano.
Bibliografía:
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Mitcham, S. W. (2007). Rommel’s Desert War: The Life and Death of the Afrika Korps. Mechanicsburg, PA: Stackpole Books.
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