Anastasia y el mito sobre su supervivencia

La joven Gran Duquesa Anastasia, cuarta hija del zar Nicolás II, ha sido motivo de inspiración a lo largo de los años. Su cruel asesinato junto al resto de su familia a manos de los bolcheviques en 1918, no impidió que aumentara la leyenda sobre su posible supervivencia, apareciendo después toda una serie de figuras afirmando ser la verdadera Anastasia.

Anastasia Nikoláyevna Románova en su infancia

Infancia y ejecución

Anastasia Nikoláyevna Románova nació el 18 de junio de 1901, siendo la hija más pequeña (después de Olga, Tatiana y María) del zar Nicolás II, el último que habría en la Rusia Imperial y perteneciente a la familia Romanov. Desde que nació, Anastasia portó el título de Gran Duquesa de Rusia.

Su llegada al mundo, sin embargo, no fue motivo de tremenda alegría, al ser la cuarta niña ante la ansiada espera de un varón. El New York Times titularía su nacimiento: “El zar tiene otra hija: el pueblo ruso nuevamente decepcionado en su esperanza de que nazca un heredero al trono”. De hecho, hasta su propia tía, la hermana del zar Nicolás II, dijo al enterarse: “¡Dios mío! ¡Qué desilusión! Una cuarta niña”.

Anastasia Nikoláyevna Románova

El varón llegaría después de Anastasia, su hermano Alexei, aunque este padecería de hemofilia, por lo que era poco probable que viviera hasta la edad adulta y que, por tanto, pudiera reinar.

La gran duquesa Anastasia sería una niña enérgica, con cabello rubio oscuro y ojos azules. Destacaba en ella su rapidez mental y su gran sentido del humor. También, era amante de las travesuras.

Anastasia sería ejecutada, junto al resto de su familia, en Ekaterimburgo el 17 de julio de 1918 por un grupo bolchevique que se levantaba en contra del régimen zarista.

Su familia, como puede verse, no era muy querida en Rusia. Su madre, Alejandra, era criticada por su carácter frívolo mientras que su padre era apodado Nicolás “el sanguinario”.

El Zar Nicolás II con la zarina Alexandra y sus cinco hijos (Olga, Tatiana, María, Anastasia y Alexei).

La ejecución de la familia Romanov hay que situarla en el contexto de la Revolución Rusa. En esta etapa de descontento, los socialistas, los obreros, los soldados y los campesinos se organizaron para poner fin al imperio ruso y dar paso a la República Socialista. Por aquel entonces, Anastasia era tan solo una adolescente de 16 años. Su abuela, María Fiódorovna Románova, con la que Anastasia tenía una relación muy estrecha, se encontraba en ese momento de viaje.

Esta ejecución tuvo lugar en la tenebrosa casa de Ipátiev, en la ciudad rusa de Ekaterimburgo, lugar al que la familia Romanov se había mudado en el mes de abril de 1918, a pesar de que el zar ya había sido obligado a abdicar tras la Revolución Rusa de 1917.

Ya instalados en esa casa, pasaron 78 días encerrados entre sus cuatro paredes. La familia Romanov tenía permiso para realizar un cierto ejercicio diario en el jardín, el cual estaba cerrado. Durante ese tiempo, se dedicaban, sobretodo, a coser o rezar mientas esperaban la llegada de una noticia que en ningún momento recibirían. Tan solo algunos curiosos se acercaban a la casa con el fin de ver a la familia desterrada.

Familia Romanov antes de su ejecución

Fue durante la medianoche del 16 al 17 de julio de ese 1918 cuando la familia fue despertada asegurándoles que serían evacuados de Ekaterimburgo. Así, junto a tres de sus sirvientes, fueron conducidos hasta una pequeña habitación en la que se sentaron a esperar. Y esperaron. Hasta que el revolucionario ruso Yurovsky llegó junto a un grupo de hombres armados para decirles que habían sido condenados a muerte por parte del pueblo ruso. Apenas les dio tiempo a reaccionar, cuando el propio Yurovsky disparó al zar Nicolás II mientras que el resto del escuadrón abrió fuego contra los demás miembros de la familia allí presentes.

Esta masacre, prevista con una duración de unos 20 minutos, se alargó hasta la media hora a consecuencia de que las hijas del zar habían cosido diamantes y joyas en sus vestidos, los cuales actuaron como chalecos antibalas. Fueron asesinadas 12 personas y el perro de Tatiana. El propio Yurovsky fue el que mandó trasladar y destruir los cadáveres con ácido y fuego para evitar rumores.

Se ponía fin, así, a una dinastía que había gobernado en Rusia durante más de tres siglos.

Sótano de la casa Ipátiev donde se produjo el asesinato de la familia imperial rusa. Fuente: BBC

Mito sobre Anastasia

Son bien conocidos los rumores de que Anastasia no moriría aquel día de 1918. El cuerpo no fue encontrado y, es por ello, que surgieron las especulaciones sobre su posible supervivencia.

Así, han sido bastantes mujeres las que han afirmado ser Anastasia. Todas ellas se acabaron demostrando como impostoras. La más famosa de ellas fue Anna Anderson, la cual, en el año 1922, afirmó ser Anastasia y haber podido escapar de la matanza gracias a un guardia que la ayudó. Sin embargo, Anna nunca pudo demostrar lo anteriormente dicho.

Anastasia Románova y Anna Anderson

Algunos miembros de la familia del zar la creían, otros no, lo cual dio lugar a un juicio que comenzó en el año 1938 y que no llegó a terminar hasta 32 años más tarde. La sentencia afirmó que las pruebas aportadas por Anderson no eran suficientes pero que, sin embargo, la muerte de Anastasia no podía ser probada.

Con el paso de los años y, después de que Anderson falleciera, continuaron realizándose pruebas para lograr saber si Anna Anderson era, efectivamente, un miembro de la familia Romanov. Se encontraron muestras de ADN en un pañuelo de Anderson pudiéndose confirmar, así, que no se trataba de la hija de Nicolás II.

Esa chica era, en realidad, Franziska Schanzkowska, nacida en Polonia en 1896 y desaparecida en 1920 como consecuencia de su pérdida de memoria. Se piensa que, al conocer la historia de Anastasia, quiso hacerla propia.

Fueron muchas las razones que podían hacer creer que Franziska Schanzkowska fuera, efectivamente, Anastasia, a pesar de que el parecido físico no era mucho. Ambas sufrían de juanetes y la información que esta tenía sobre la familia Romanov era increíble. Se llegó a afirmar que muchos de los detalles que contaba era imposible que los conociera si no los había vivido.

Su historia llegó a traspasar fronteras hasta tal punto que el Gran Duque de Hesse, el tío de Anastasia, contrató a un detective privado para que desmontase su historia.

Sin embargo y, a pesar de que Anderson fue la más conocida, no fue la única en afirmar que era Anastasia. Otro ejemplo fue el de Nadezhda Vasílieva, la cual apareció en Siberia en el año 1920 cuando pretendía viajar a China. Arrestada por los bolcheviques, fue encarcelada en Moscú hasta que se la trasladó a un hospital de prisión en Kazán. Dijo ser Anastasia hasta que falleció en 1971 en un manicomio a pesar de que se decía que estaba completamente sana. Otro ejemplo pudo ser el de Eugenia Smith que incluso llegó a escribir un libro autobiográfico en el que aseguraba ser Anastasia.

Además, como consecuencia de los cuerpos perdidos, hubo otras personas que aseguraron ser hijos de los zares. Hasta 23 mujeres dijeron ser Olga mientras que otra mujer llamada Michelle Anches aseguró ser Tatiana, pidiendo ver a su abuela con el fin de contarla cómo había logrado escapar de la matanza, aunque ese encuentro nunca llegó a producirse.

Descubrimiento de los cuerpos

Fue el geólogo Alexander Avdonin el que se alió con el cineasta ruso Geli Ryaboy con el fin de encontrar los cuerpos perdidos de la familia Romanov. Ryaboy había ya trabajado dentro del ministerio soviético de Asuntos Interiores y es por ello que tenía acceso a documentos que serían muy útiles en su búsqueda.

Alexander Avdonin. Fuente: NationalGeographic

De forma secreta, lograron encontrar la estructura y, tras ella, la tumba. Sin embargo, el descubrimiento fue ocultado de primeras ante el temor a represalias por parte de las autoridades soviéticas.

Con la caída de la Unión Soviética, el hallazgo pudo hacerse público. Posteriormente, se pudo ver que la tumba tan solo guardaba a nueve personas: a los cinco Romanov y a cuatro sirvientes. En el año 1993 y, tras numerosas pruebas de ADN, se supo que los cadáveres eran los del zar, la zarina, Olga, Tatiana y Anastasia Romanov.

Con el fin de cerciorarse que estos restos eran, efectivamente, los de la familia imperial rusa, los investigadores cotejaron el ADN de la zarina y sus hijos con los del Duque de Edimburgo, debido a que este es nieto de las hermanas de la zarina.

Estas averiguaciones supusieron el fin del mito en torno a la persona de Anastasia y su supervivencia.

Anastasia en la actualidad

La historia de Anastasia ha llegado, también, al cine con la película “Anastasia”, animación estadounidense del año 1997, dirigida por Don Bluth y Gary Goldman.

El argumento de esta película es, sin embargo, bastante distinto a la historia original aquí contada debido a que, en ella, Anastasia sí logra escapar de la ejecución y, por tanto, sobrevivir.

La historia trata sobre una huérfana y amnésica de 18 años llamada Anya que, con el fin de intentar encontrar a su familia y, así, poder conocer más acerca de su pasado, se une a dos timadores que pretendían aprovecharse del enorme parecido que esta tenía con la duquesa e intentar, así, que esta pudiera hacerse pasar por Anastasia. Finalmente, Anya descubre que ella es la verdadera Anastasia al reencontrarse con su abuela.

Cartel de la película “Anastasia” de 1997

El mismo argumento es utilizado en la película dirigida por Anatole Litvak en el año 1956 que, a su vez, se basó en una obra de teatro escrita por Marcelle Mauriette, la cual se inspira, precisamente, en la figura de Anna Anderson. Esta misma historia es, también, contada en el famoso musical denominado “Anastasia”.

Bibliografía

Ann Hood. (2014). Anastasia Romanov: The Last Grand Duchess: The Treasure Chest.

Helen Rappaport. (2015). Las hermanas Romanov: vida de las hijas del último zar: Memorias y biografías.

Cecilia Acuña. (2021). ‘Anastasia Romanov: la princesa que se negó a morir y resucitó en cientos de impostoras’. LA NACIÓN. Sitio web: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/anastasia-romanov-la-princesa-que-se-nego-a-morir-y-resucito-en-cientos-de-impostoras-nid15072021/

Lioman Lima. (2020). ‘Los Romanov: el largo proceso en Rusia para identificar a los últimos zares (y por qué es una cuestión de Estado para Putin)’. BBC Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-53562692

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