Fernando Sánchez nos cuenta la historia de Bernard Dargols, el soldado francés que participó en la 2ª División de Infantería en la batalla de Normandía y que nos trajo el testimonio de una aventura extraordinaria y aterradora. Bernard siempre luchó por difundir un mensaje: no permitir que una barbarie como aquella se repita.
Bernard Dargols nació en París el 5 de mayo de 1920. Su padre, un ruso llamado Paul Dargols, importaba equipos estadounidenses para la industria textil. Fue él quien envió a Bernard en diciembre de 1938 a vivir a Estados Unidos (por ese entonces tenía 18 años), con una pasantía que pretendía inicialmente ser de un solo año. Así adquiriría experiencia para suceder a su padre.
Nuestro protagonista estaba en Nueva York cuando estalló la guerra. Planeó volver a Francia y enlistarse en el ejército, pero tuvo que descartarlo en el momento en que su país fue derrotado. El propio Bernard vio en las noticias militares del cine el momento en que se efectuó el apretón de manos entre Hitler y el mariscal Philippe Petain en Montoire. «… me dije que nunca lucharía con el ejército de Petain», dijo más tarde.
Preguntó al representante del general De Gaulle y sus Fuerzas Francesas Libres (FFL), en Nueva York y al consulado británico, si podía entrar a sus tropas, pero le dijeron que debía esperar para ser llamado. Los meses pasaban y seguían llegándole noticias de Europa.
Finalmente, en 1941 pasó a integrarse en las filas estadounidenses, ya que éstas habían entrado en la Guerra ese año. Tras ello, se convirtió en vicepresidente de “l’Association Jeunesse Française Libre”, un lugar de reunión y llamamiento para franceses que simpatizaban con la causa aliada. Aquí conocería a Françoise Benoit-Levy, quien sería más tarde su esposa.
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En 1942 pasó por los campos de entrenamiento de Fort Dix, en Nueva Jersey, y Croft Camp, en Carolina del Sur. En 1943 es enviado a Ritchie Camp en Maryland, el único lugar de Estados Unidos dónde se entrenaba a tropas de inteligencia (principalmente debido a su dominio de la lengua francesa). Formó así parte de los llamados “Ritchie Boys”, que en su mayoría eran alemanes pertenecientes al bando de los aliados. Allí conocería su futura misión: conseguir y analizar información mientras se efectuaba la operación Overlord. A mediados de diciembre de 1943, su división fue enviada a Gales, en el Reino Unido, a prepararse para lo que sucedería meses después.
El 8 de Junio de 1944, dos días después del Día D, Dargols –ya con 24 años– llega a la playa de Omaha en Normandía. Iba a bordo de un barco tipo Liberty que había cruzado el canal de la mancha desde Cardiff, siendo parte de la segunda división de infantería llamada “el Jefe Indio”. Lo que más le impresionó al pisar tierra fue el estruendo de los cañones de los barcos aliados para debilitar las defensas alemanas tierra adentro.
Luchó contra el enemigo y participó en la liberación de distintas aldeas y zonas de Francia, como la propia Normandía, Formigny, Trévières, Périgny, Saint-Georges-d’Elle y Cerisy-la-Forêt. Tras estar en la liberación de Bretaña y en la batalla de las Ardenas, pidió una licencia para ir en su Jeep, apodado “Le Bastille” (haciendo referencia a su vecindario de cuando era pequeño), hacia París. Allí buscaba reencontrarse con su madre, a la que no veía hacía 6 años. Tristemente, al llegar se enteró de que parte de su familia, que eran de origen judío, había muerto en los campos de concentración.
«Arrestaron a mis abuelos, a mis tíos… tengo el número de sus convoyes, pero eso no es lo que los traerá de vuelta»
A principios del mes de Julio le pidieron tomarse esta fotografía para el periódico, junto a otro GI («Governement Issue», término que, durante la Segunda Guerra Mundial, pasó a ser el apelativo para referirse principalmente a los soldados americanos, en especial a los de rango más inferior) y una granjera francesa, para así demostrar la fraternidad entre EE.UU y Francia.
Siguió avanzando junto a las tropas en la liberación de Bélgica e, incluso, pisó suelo alemán. Asumió funciones en el servicio de contra-inteligencia estadounidense, el cuerpo de contrainteligencia en París y Chalons-sur-marne (ahora Châlon-en-Champagne); entrevistó civiles sobre las posiciones y depósitos alemanes, además de detectar colaboradores del bando contrario. Las personas se emocionaban al oírlo hablar francés (recordemos que vestía uniforme americano) considerándolo a él y a sus acompañantes como sus libertadores.
«Tenía dos horas para reunir información. […] Así que me fui con mi jeep y entrevisté a campesinos franceses con mi acento parisino. La información que tenía que obtener la obtuve de los agricultores más grandes que habían alojado a los soldados alemanes. Fueron obligados a recibirlos. A través de ellos, sabía qué unidades estaban allí, cuál era su moral, a qué hora almorzaban, qué estaban haciendo durante el día. Y sobre todo los tres puntos importantes: dónde estaban los depósitos de combustible, dónde estaban los depósitos de municiones y cuáles eran las carreteras minadas»
«Qué emoción oír hablar francés, ser tomado en brazos de todas esas personas mayores que yo, llamándome su libertador»
Una vez concluido el conflicto, siguió cumpliendo su rol en el cuerpo de contrainteligencia CIRPS. En enero de 1946, volvió con el grado de sargento a Estados Unidos, donde fue desmovilizado, para después regresar a Francia a casarse y pasar el resto de su vida a cargo de la empresa paterna, junto a sus dos hermanos. Residió en La Garenne-Colombes, cerca de la capital, junto a su esposa y 3 hijos. También tuvo 4 nietos y 5 bisnietos.
En los años siguientes, Bernard Dargols fue presidente honorario de la asociación “D-Day Overlord”. Recibió variedad de medallas y reconocimientos, entre los cuales destacan especialmente los honores que recibió en 2014 en Colleville-sur-Mer, de parte del por aquel entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, con motivo del 70 aniversario del desembarco en Normandía.
Siempre estuvo de acuerdo en asistir a escuelas y conferencias para narrar su experiencia, creando conciencia en las nuevas generaciones sobre la responsabilidad que tiene la humanidad, para evitar que se vuelvan a repetir acontecimientos como la Segunda Guerra Mundial. Le angustiaba la vuelta de los nacionalismos extremos y totalitarismos, así como que existiesen personas creyendo que el holocausto y el día D eran solamente una invención.
“Estoy convencido de que tenemos que hablar sobre la guerra a los niños, para que comprendan cuánto necesitan para preservar la paz”
Para el periódico francés Le parisien dijo estas palabras: “Un buen orador puede reunir a mucha gente, especialmente si promete la luna a los ignorantes”.
En 2012, Caroline Jolivet, nieta de Bernard, publicó el libro sobre la vida de su abuelo “Un GI en la playa de Omaha”, por la editorial Ouest France Editions, libro que fue traducido al inglés en 2018. A 40 años del Desembarco, Caroline quería saber más sobre su pasado familiar. Así, después de preguntarle imparablemente, Bernard accedió a contarle detalladamente todo lo que ocurrió. Además, ella encontró las cartas que su abuelo enviaba a su familia. Fue así como ambos terminaron escribiendo este libro.
«Ver cualquier tipo de violencia, antisemitismo o racismo, ya sea en Francia, en Europa o en EE.UU, realmente le molestaba».
Caroline Jolivet.
Algunos soldados murieron en el agua ¿Gracias a qué milagro lograría yo recorrer los últimos metros?
Un GI en la playa de Omaha
El 19 de diciembre de 2013, su historia fue parcialmente adaptada, a través del personaje ficticio Louis Castel, que se puede encontrar en medios como Twitter o Facebook.
Bernard Dargols falleció el 29 de Abril de 2019, a la edad de 98 años, poco antes de la 75 conmemoración. Bernard conservó hasta el final su doble nacionalidad estadounidense y francesa. Este amante del Jazz fue enterrado en el cementerio más famoso de Francia: Pere Lachaise. Su muerte fue anunciada por el Memorial Caen, un museo de guerra francés.
Una historia de Fernando Sánchez.