La ‘bóveda del fin del mundo’, la última esperanza de la humanidad

Existe un lugar único donde se encuentra el mayor almacenaje de semillas del mundo, situado en la isla de Spitsbergen dentro del remoto archipiélago Svalbard (Noruega). El propósito de este singular emplazamiento radica en la posibilidad de que la humanidad pueda recobrarse por medio de la agricultura en caso de que ocurriese un cataclismo a nivel mundial.

El Banco Mundial de Semillas, apodado la ‘bóveda del fin del mundo

La bóveda de Svalbard

La agricultura fue una de las actividades esenciales que permitieron al ser humano abandonar su vida nómada e iniciar la Revolución Neolítica. Por esta razón, algunas personas consideraron prioritario conservar este legado a las generaciones venideras en caso de un posible cataclismo ya sea este natural o provocado por la humanidad.

Para llevar a cabo este propósito, en 2008 se inauguró el Banco Mundial de Semillas de Svalbard (Noruega) en el archipiélago del mismo nombre, cerca de su capital Longyearbyen. Esta ciudad además posee el récord de ser la más septentrional del mundo entero, situada a 78º 13′ de latitud norte, por encima del círculo polar ártico.

En 1920, Noruega había conseguido la soberanía sobre estas islas a través del ‘Tratado de Svalbard‘, aunque disponen de un amplio autogobierno para la explotación de sus propios recursos. A modo de curiosidad, debido a las gélidas condiciones climáticas, no es posible recibir sepultura en estos parajes al no producirse la descomposición natural de los cuerpos.

Imagen vía satélite del archipiélago Svalbard (Noruega)

A través de este emplazamiento, se pretendió salvaguardar la biodiversidad de todas las especies de cultivo susceptibles de poder ser utilizadas como alimento por el ser humano. Posee más de 1.000 m2 repartidos en tres almacenes excavados a 130 m de profundidad. Su coste ascendió a 9 millones de euros que asumió el gobierno noruego.

En 2018 se elaboró un proyecto para construir un nuevo túnel de acceso y un edificio de suministro de energía y refrigeración para casos de emergencia. Su capacidad de almacenamiento alcanza los 4’5 millones de muestras de semillas. En la actualidad, dispone de poco más de 1 millón de muestras procedentes de donaciones internacionales de más de 100 países.

Este sitio tan singular es apodado en ocasiones como la ‘cámara o la bóveda del fin del mundo‘, en parte debido a su extraordinaria ubicación situada más allá del Círculo Polar Ártico así como por su halo de misterio cargado de enigmas. Otros nombres simbólicos dados a esta estructura son ‘El Arca de Noé vegetal‘ o el ‘banco semillero del día del juicio final‘.

Su diseño está pensado para aguantar catástrofes como terremotos de hasta 10 grados en la escala de Ritcher, erupciones volcánicas, radiaciones solares, impacto de bombas y otros eventos desafortunados. Por otro lado, el llamado permafrost (capa de suelo permanentemente congelada) actuaría de refrigerante natural en caso de fallo eléctrico.

La temperatura natural se sitúa en torno a los -3 a -6º grados centígrados, aunque se mantiene de forma artificial hasta los -18ºC para garantizar la supervivencia de las semillas por varios siglos. Con el objetivo de preservar su seguridad, el acceso está severamente restringido a cualquier persona ajena a sus instalaciones.

La propiedad corresponde al Ministerio de Agricultura del gobierno de Noruega, si bien su funcionamiento es similar a la de la caja fuerte de un banco, pues su legítimo dueño puede reclamar el contenido del depósito de sus semillas en cualquier momento como en el caso de la Guerra de Siria, el único hasta la fecha. Más de 10.000 años de historia agrícola se hallan custodiados en este lugar.

Cajas de almacenamiento de las semillas

Retos actuales: cambio climático

Sin embargo, y aunque la intención sea la mejor posible, no todo está resultando tan optimista como podría parecer en un principio. Paradójicamente, a pesar de todas las precauciones tomadas para preservar este lugar único en el mundo, el calentamiento global exacerbado por la actividad humana está provocando el deshielo del permafrost, poniendo el peligro el almacenaje de estas semillas, por otro lado tan útiles para la humanidad.

Ni los terremotos, ni las erupciones volcánicas, ni los ataques terroristas son por ahora las principales amenazas para la ‘bóveda del fin del mundo‘, sino más bien las anormales temperaturas veraniegas registradas en los últimos años. A su vez, otras partes del Ártico están sufriendo las mismas consecuencias. Tal vez este hecho debiera concienciarnos del alcance de nuestras acciones para el devenir de las generaciones futuras.

Bibliografía:

Batalla, M. E (2020). La ‘bóveda del fin del mundo’, donde se guardan las semillas ante riesgos como una pandemia’. La vanguardia. https://www.lavanguardia.com/natural/20200401/48221178634/almacen-seguridad-semillas-riesgos-pandemia-svalbard-boveda-fin-del-mundo.html

Sánchez, J. (2020). ‘La bóveda del fin del mundo’. Viajes National Geographic. https://viajes.nationalgeographic.com.es/ubicacion-exacta/boveda-fin-mundo_16329

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