En la noche del 23 al 24 de agosto del año 1572 dio comienzo un funesto suceso en París. La matanza de San Bartolomé fue un asesinato en masa que tuvo a los hugonotes como víctimas. Los hugonotes eran los protestantes franceses seguidores de las doctrinas calvinistas.
Esta salvaje masacre se dio en el marco social de las Guerras de religión de Francia entre protestantes calvinistas y católicos. La matanza de San Bartolomé pertenece a la cuarta guerra de las ocho que se pueden distinguir en todo el proceso.
El rey Carlos IX de Francia y el almirante Gaspar de Coligny, líder del partido de los hugonotes, habían firmado la Paz de Saint-Germain, la cual había puesto fin a la tercera de las Guerras de religión de Francia. El acuerdo no contentó a ningún bando, a pesar de readmitir a los protestantes en los cargos públicos y devolverles propiedades incautadas. Gaspar de Coligny pasó a formar parte del consejo real como concesión de Catalina de Médici y su hijo Carlos IX para apaciguar la situación. El 18 de agosto de 1572 se produjo el matrimonio entre Enrique de Navarra (protestante) y Margarita de Valois (católica, hija de Catalina de Médici). Tal unión tampoco fue bien recibida pese a ser un acto de reconciliación entre católicos y hugonotes. El propio Papa se opuso.
La escalada de tensiones llegó a un punto de inflexión cuando el mencionado Gaspar de Coligny sufrió un atentado que lo dejó herido. Todavía se discute sobre el responsable real del acto. Los sospechosos habituales son el duque de Alba, representante de Felipe II de España, la propia Catalina de Médicis y la Casa de Guisa. Todos veían sus intereses políticos comprometidos con el acuerdo de paz y el aumento de influencia de Coligny sobre Carlos IX, pero nada prueba sus implicaciones. Sigue siendo una cuestión abierta.
Los recelos de las anteriores guerras estallaron y se desencadenó un conflicto social que concluyó en la matanza. Carlos IX prometió protección a Coligny, pero el temor del bando católico por las represalias protestantes aumentó. Actualmente, muchos entienden que dicho temor no fue más que una excusa para justificar las acciones ulteriores. En cualquier caso, Catalina se reunió con el rey, el cual optó por eliminar a los cabecillas hugonotes, salvo a su cuñado Enrique de Navarra y al príncipe de Condé. Enrique permaneció cautivo en la corte durante años y se vio obligado a convertirse al catolicismo.
La intención era desmantelar la posible sublevación y anular los efectos de la tensión. Se cerraron las puertas de la ciudad y se suministraron armas. Se sacaron a los nobles protestantes del palacio del Louvre y fueron asesinados en la calle. En la madrugada del 24 de agosto, en el inicio mismo de la matanza de San Bartolomé, Coligny fue asesinado y defenestrado estando aún convaleciente del atentado previo. La masacre se descontroló y se persiguieron a todos los hugonotes de la ciudad durante días. La propia realeza católica se resguardó en el palacio del Louvre. La matanza no se quedó en París, pues no tardó en extenderse por las distintas ciudades de Francia en los sucesivos meses.
Los datos de este episodio son imprecisos y de difícil comprobación. Esto afecta no sólo a las responsabilidades y los momentos exactos de lo ocurrido, sino también al número de muertos totales. La estimación más aceptada se aproxima a los 3.000 muertos en París y entre 10.000 y 20.000 en Francia.
En el rito romano la festividad de San Bartolomé se celebra el 24 de agosto. Este fue el modo en el que el nombre del apóstol quedó ligado al despiadado episodio que empezó aquella sangrienta noche de 1572. Aún a día de hoy es difícil imaginar la brutalidad.
Bibliografía
Diefendorf, B. (2009). The Saint Bartholomew’s Day Massacre: A Brief History With Documents. Nueva York: Bedford/St. Martin’s.
Sutherland, N. M. (1973). The Massacre of St Bartholomew and the European Conflict. Londres: Barnes and Noble.