Según la hipótesis comentada en la revista Science, la amabilidad es la responsable de que tengamos un lenguaje.
Saber cuándo una criatura quiere comunicarse o saber combinar vocalizaciones es una consecuencia de la amabilidad, según una de las hipótesis actuales en evolución. Ya Charles Darwin consideraba que los humanos nos domesticamos cuando comenzamos a preferir compañeros cooperativos a aquellos más agresivos. Tras muchas generaciones, los cambios evolutivos fueron haciéndose más y más evidentes.
En la domesticación el papel de la testosterona es crucial, pues mayores niveles están asociados con comportamientos agresivos. Sin embargo, la serotonina también es importante porque ayuda a relacionar objetos con etiquetas o a inferir los estados mentales de los demás.
Estudios en otros animales
Muchos científicos de todo el mundo estudian bonobos, zorros y aves para intentar comprender el proceso de domesticación y, entre otras cosas, extrapolar los resultados al ser humano. Por ejemplo, comparando una especie de pinzón domesticada (Lonchura striata domestica L.) hace 250 años con una salvaje (Lonchura punctulata L.) se observó que sus cantos son muy diferentes. En concreto, la especie salvaje de pinzón presenta cantos no melódicos y más cortos que los cantos de sus parientes domesticados. Los cantos de estos últimos, por el contrario, son más complejos.
Kazuo Okanoya, el investigador que observó estas diferencias, cree que la domesticación del pinzón es la principal responsable. Los pinzones salvajes tienen niveles más altos de corticosterona (hormona que mitiga el comportamiento cognitivo y aumenta la agresividad en aves) y esto inhibe su capacidad para aprender nuevas canciones.
Otras observaciones en zorros domesticados y bonobos muestran que tienen la habilidad de entender un mensaje y en el caso particular de los bonobos, de no solo utilizar un repertorio fijo, sino de improvisar un sonido.
El ser humano
En la Universidad de Barcelona se ha revisado la literatura sobre humanos modernos, neandertales y homínidos de Denisova buscando diferencias genéticas. Muchas están relacionadas con la plasticidad cerebral, el aprendizaje y el desarrollo del sistema nervioso; todo relacionado con la adaptación cerebral para el lenguaje. En cualquier caso, la relación entre genes y lenguaje no ha sido demostrada todavía y por lo tanto, seguimos sin saber si la domesticación es la responsable de la aparición del lenguaje.
Sea como sea, es muy posible que la cooperación entre individuos haya sido clave para construir los cimientos del lenguaje humano.
Referencias
Did kindness prime our species for language? Michael Erard, Catherine Matacic, Science 03/08/2018 : 436-437
