Cuando Hispania se intentó independizar de Roma

La Baja República

Viajemos al siglo I a. C. Roma consiguió expandir su dominio por todo el Mediterráneo. Esta expansión fue algo paulatino. Siglos atrás Roma estableció su hegemonía frente a los samnitas y los etruscos en la Península Itálica. Posteriormente, con las Guerras Púnicas logró el dominio del Mediterráneo occidental y central. Durante el siglo II a. C. Roma se centrará en consolidar su posición en la Península Ibérica y en el Mediterráneo Oriental.

Territorios romanos a mediados del siglo I a. C.

Tensiones internas

Ante esta situación, dentro de la República empezaron a haber debates sobre la forma de distribuir las ganancias de las guerras. Hay que tener en cuenta el sistema político romano. Pese a ser un sistema eminentemente aristocrático ofrecía contrapoderes para equilibrar la hegemonía dominante. Así aparece una dualidad entre Senado-Pueblo. Los políticos harán uso de las pugnas entre esta dualidad para consolidar su posición y su ideario político.

En este contexto aparecen los hermanos Graco a finales del siglo II a. C. Sus medidas consolidaron las instituciones romanas en las provincias y redistribuyeron los beneficios de la expansión entre el pueblo de Roma. Estas propuestas formaron dos facciones aristocráticas: optimates y populares. La primera facción apoyaría medidas para hacer predominar el poder del Senado y la segunda otorgar más poder al pueblo romano.

Durante todo el siglo I a. C. aparecen personajes de renombre. Se posicionarán en uno de estos bandos según les convenga a sus propios intereses. Entre todos ellos cabría destacar a Sila, Pompeyo, Craso o el propio Julio César. Pompeyo es un caso paradigmático que representa fielmente cómo los políticos usan las fricciones internas para consolidar su poder, pasando de ser el baluarte de la facción popular al de los optimates.

La situación de las provincias

En este periodo del siglo I a. C. los gobernadores provinciales cambiaron la mentalidad sobre la administración de la provincia. Anteriormente el gobernar una provincia permitía desarrollar campañas militares, aportando con ello riqueza y fama. Durante este siglo los gobernadores trataron a las provincias como una parte integral de la República. Por este motivo se llevan a cabo reformas urbanísticas o administrativas en estas regiones para mejorar su situación.

Las provincias jugaron también un papel crucial en todos los conflictos militares internos de Roma. Los magistrados romanos hacían uso de su cargo para consolidar redes clientelares en las provincias. Con estas redes conseguían tanto fuentes de financiación como reservas militares. Esto será clave para entender el desarrollo de las guerras civiles del siglo I a. C.

Sila vs. Sertorio

Sila era el representante de esa facción optimate en el Senado romano y consiguió la magistratura de Dictador. Las reformas de Sila eliminaron potestades de los Tribunos de la Plebe. Se ejemplifica así cómo cada sector aristocrático tendría unos idearios políticos según su posicionamiento con las reformas graconianas.

Entre sus opositores se encontraba Sertorio. Este romano representaría una línea entre los populares y los homines novi (estos eran sectores aristocráticos que habían amasado poder y riqueza sin necesidad de un linaje centenario). Una buena parte de los refugiados romanos que huyeron de Sila acabaron apoyando a Sertorio. Sin embargo, el núcleo principal de sus fuerzas estaría compuesto por las élites nativas de Hispania.

Además, hay que tener en cuenta que Sertorio había ejercido una magistratura en Hispania con anterioridad. Esto se puede enlazar perfectamente con esa configuración de redes clientelares que llevaban a cabo los magistrados romanos. Sertorio, por tanto, era bien conocedor del terreno, disponía de una red clientelar y se oponía al Senado Silano. Así es cómo las élites lusitanas llamarán a Sertorio para que les acaudillase.

El Senado en Hispania

El Senado se instaló en Osca (actual Huesca) la ubicación era idónea para Sertorio: poseía una defensa natural por el norte gracias a los Pirineos y una comunicación idónea con el Ebro y con ello con el Mediterráneo. Sertorio decidió establecer el Senado tras sus victoria frente a los romanos en los primeros años de la década de los 70 a. C. El Senado estuvo compuesto por 300 miembros, tanto nativos como refugiados romanos.

Sin embargo, la forma de gobierno de Sertorio se asemejó más con las monarquías helenísticas del Mediterráneo oriental. El Senado es una institución de consulta para Sertorio por lo que el general romano actuaría de forma personal en las decisiones políticas, como los monarcas helenísticos. Sertorio consiguió la legitimidad del territorio gracias a esta institución.

Moneda del senado sertoriano

Intenciones de Sertorio

Sertorio era romano y él no pretendía gobernar a los hispanos como tal. Su intención era presionar al gobierno silano para conseguir mayores beneficios. Tal y como se comentó, Sertorio se enmarcaba en la línea de los populares por lo que su intención seguramente fuera derogar la anulación de poderes a las instituciones del pueblo, como el tribunado.

Busto de Quinto Sertorio

Pompeyo entra en escena

Tras la muerte de Sila en el 78 a. C. Pompeyo aparecerá como el gran general de Roma. Sertorio a su vez conseguirá dominar prácticamente toda la Península Ibérica gracias a sus tácticas guerrilleras, su astucia política para consolidar alianzas y los refuerzos romanos de los populares. También se debe mencionar que Roma tenía problemas en Oriente con Mitrídates de Ponto, por lo que Hispania no era el único eje central de atención.

Pompeyo consiguió diversas victorias en el campo de batalla conquistando enclaves en la costa mediterránea. Por el norte, en la Galia, otro ejército romano comienza a acorralar a Sertorio. Roma para acabar con la guerra primero promulga una ley para amnistiar a los populares perseguidos. Esto hace que gran parte de los leales a Sertorio le abandonen. Para rematar la guerra Roma usará la traición dentro del bando sertoriano para acabar con la vida del caudillo.

Busto de Pompeyo Magno

Algunas conclusiones

Pompeyo se catapultará hasta la cima del poder en Roma y desde entonces será el Magno. A su vez, su estancia en Hispania la usará para granjearse alianzas y esas famosas redes clientelares. Un ejemplo crucial es la fundación de Pompaela (actual Pamplona).

Esta importancia de las provincias será clave. Analizando este acontecimiento es interesante comprobar cómo un conflicto interno de gran magnitud para la República se desarrolla y se salda en una provincia. Este acontecimiento indica cómo las provincias comienzan a ser de relevancia suprema en la política romana.

El Senado sertoriano poseía una función meramente consultiva para Sertorio. Esta función indica un cambio de mentalidad en la política romana. La República estaba convirtiéndose en un Principado y así se producirá en la segunda mitad del siglo.

La guerra sertoriana fue un capítulo más en el sangriento siglo I a. C. para la República. El deterioro de las relaciones políticas, el uso de la violencia, la guerra civil y la tensión entre facciones aristocráticas configuraron un tablero diferente: el Imperio.  

Bibliografía:

Hernández Guerra, L. (2007), «Hispania y la crisis institucional romana en la Baja República», Hispania Antiqua, 31, pp. 39-50

Osgood, J. (2019) Roma, la creación del estado mundo, Desperta Ferro: Madrid

Plácido Suárez, D. (1989) «Sertorio», Studia historica. Historia Antigua, 7, pp. 97-104

Scroll al inicio