Durante las festividades navideñas, resulta inevitable que nos venga a la memoria la famosa obra de Charles Dickens titulada «Cuento de Navidad» (A Christmas Carol). En ella, un viejo avaro de la época victoriana llamado Ebenezer Scrooge, quién no cree en el espíritu de la Navidad, transforma su carácter tras recibir la visita de tres misteriosos fantasmas en Nochebuena.
Argumento
«Cuento de Navidad» fue publicado por primera vez por Chapman & Hall a finales de 1843. Esta obra está ambientada en la City de Londres durante un día frío, desapacible y neblinoso de Nochebuena. El cuento está dividido en cinco partes, llamadas estrofas. De esas cinco estrofas, tres pertenecen a los llamados fantasmas de la Navidad (pasado, presente y futuro) y constituyen el hilo conductor de la obra. El protagonista principal de esta obra tan conocida es Ebenezer Scrooge, un anciano sumamente avaro quien desprecia todo aquello que tenga algo que ver con las festividades navideñas (en su opinión, «paparruchas«). Su descripción no podía ser más elocuente:
«Un viejo pecador que extorsionaba, tergiversaba, usurpaba, rebañaba, apresaba […] La frialdad que tenía dentro había congelado sus viejas facciones y afilaba su nariz puntiaguda, acartonaba sus mejillas, daba rigidez a su porte; había enrojecido sus ojos, azulado sus finos labios; esa frialdad se percibía claramente en su voz raspante. Había escarcha canosa en su cabeza, cejas y tenso mentón».
Descripción de Scrooge, Charles Dickens
Como curiosidad, en el prefacio de su obra, Dickens recibió de esta manera a sus futuros lectores:
«Con este fantasmal librito he procurado despertar al espíritu de una idea sin que provocara en mis lectores malestar consigo mismos, con los otros, con la temporada ni conmigo. Ojalá encante sus hogares y nadie sienta deseos de verle desaparecer».
Prefacio de Cuento de Navidad, Charles Dickens
Parte 1
La historia comienza en la oficina de Ebenezer Scrooge, siete años después de la muerte de su antiguo socio llamado Jacob Marley. Fred, el sobrino de Scrooge, acude al lugar para invitar a su tío a pasar las Navidades con su familia, pero dicha propuesta es desechada («paparruchas«). Después llaman dos hombres con el fin de solicitar donativos para los pobres, los cuales también son rechazados por el anciano. El empleado de Scrooge, el abnegado Bob Cratchit, le pide a su jefe el día libre para pasar las Navidades con su familia, a lo que este accede a regañadientes a cambio de que al día siguiente acuda mucho más temprano al puesto de trabajo. Posteriormente, Scrooge regresa a su lúgubre mansión.
Es en estas circunstancias cuando hace su aparición el fantasma de Jacob Marley para informar al anciano de las consecuencias que trae consigo la avaricia y el egoísmo, portando una larga cadena formada por llaves, candados, libros de contabilidad, escrituras de compraventa y pesadas talegas de acero. Él está condenado a aparecerse a aquellas personas a las que causó infortunio por sus acciones. Así mismo, le advierte de que de no cambiar su actitud pronto, en el momento de su fallecimiento, la carga que deberá soportar será todavía más pesada que la suya. También le predice que cuando desaparezca, recibirá la visita de tres fantasmas o espíritus para tratar de revertir su funesto destino.
Parte 2
Tras los avisos de Marley, no pasa mucho tiempo hasta que Scrooge recibe la visita del fantasma de las Navidades pasadas, el primero de todos. Este espíritu, de forma andrógina algo indeterminada y con una apariencia joven y avejentada a la vez, acompaña al anciano durante los episodios navideños que tuvieron lugar durante su infancia y juventud. En esa época, todavía no era la persona avara y egoísta en la que se había convertido. Entre otras vivencias, el fantasma le muestra su niñez solitaria, así como la enternecedora relación que mantenía con su hermana Fan, quien murió tras dar a luz. En otro de aquellos nostálgicos pasajes, ambos observan una animada fiesta navideña organizada por el que fuera el primer jefe de Scrooge, el entrañable señor Fezziwig, el cual le trataba como a un hijo.
Algunos de estos recuerdos le evocan momentos en los que fue verdaderamente feliz. Pero durante este viaje, el anciano también puede contemplar su fracasada historia de amor con Belle, la que fue su antigua prometida. A medida que el corazón de Scrooge solo tenía como objetivo la acumulación incesante de riquezas, su pasión por Belle se iba apagando hasta que esta decide abandonarle, ya que nunca podría ser amada por él tanto como el dinero. Por último, en un hecho más reciente, se observa a una alegre Belle celebrando la Navidad rodeada de sus hijos y de su marido. Scrooge no puede soportar más el dolor que le provoca ver estas imágenes y le suplica al fantasma que lo traiga de vuelta a casa. Pero todavía no habían acabado las aventuras para Scrooge y su habitual apatía.
Parte 3
En la parte intermedia de la historia, Scrooge es sorprendido por el segundo espíritu, esta vez con forma de gigante festivo que portaba una gran antorcha: el fantasma de las Navidades presentes. De repente, el salón del anciano se hallaba repleto de manjares propios de aquellas fiestas: un suculento pavo, salchichas, viandas, frutas de todo tipo, deliciosos dulces,… Platos que hubiera podido disfrutar de haber elegido otro tipo de Navidades. Pero todo ese esplendor que ensombrecía incluso al gélido Scrooge desaparece cuando el gigante le lleva al exterior para sus propósitos.
En esta nueva andanza, el amable espíritu le muestra al anciano un bullicioso mercado navideño donde la gente realiza sus compras para la ocasión. Más tarde, le enseña las Navidades que tiene preparadas su sobrino Fred, del cual había declinado su invitación para asistir a la celebración. Sin embargo, a pesar de su actitud tan desagradable con él y con los que le rodean, Fred todavía tenía guardados sentimientos de compasión hacia su malhumorado tío. De hecho, Scrooge solía ser el origen de todo tipo de conversaciones y chismorreos para pasar el rato, a veces un tanto irónicos.
Pero el gigante y Scrooge también hacen su aparición en un lugar que marcará al anciano profundamente: el hogar de su buen y pobre trabajador Bob Cratchit. En la modesta casa de su fiel empleado, toda la familia se encuentra reunida celebrando las fiestas aunque con ciertas estrecheces económicas. Scrooge observa sorprendido como pese a su pobreza, son felices después de todo. Bob pretende realizar un sincero brindis en honor a su jefe. Pero entonces su mujer le reprende al recordarle su mal trato hacia él siendo la fuente de todos sus problemas, como el cada vez más frágil estado de salud de su hijo Tiny Tim.
El pequeño Tim es un niño alegre pero se encuentra muy enfermo. Scrooge le pregunta al gigante que le sucederá al pobre Tim y el fantasma le responde que le queda muy poco tiempo a no ser que cambien las cosas. Entonces el gigante le traslada a diferentes sitios donde personas muy variopintas celebran a su vez las Navidades: un faro, un barco, la casa de un minero, etc. Scrooge empieza a notar como el gigante presentaba ahora un aspecto mucho más envejecido, pues solo vivía en el presente. Antes de marcharse, el fantasma le muestra a un niño y una niña harapientos y miserables debajo de sus túnicas: la ignorancia y la necesidad, hijos de los hombres y de los que debería preocuparse.
Parte 4
El último espíritu, el fantasma de las Navidades futuras, era el más sombrío de todos. Vestía una túnica oscura provista con una capucha y tenía paso lento, grave y silencioso. Este ser de ultratumba se encarga de enseñarle a Scrooge el fallecimiento de un hombre al que todo el mundo parecía detestar. Los hombres de negocios que conocían al difunto únicamente asistirían a su funeral por la comida gratuita dispensada, en caso de haberla. Como si fuera poca desgracia aquel gesto, en el velatorio además algunos de los sirvientes de aquel señor aprovechan para robarle sus efectos personales. Scrooge le pide al fantasma si podía mostrarle a alguien que tuviese algún tipo de sentimiento por ese hombre y este le enseña a una familia que respiraba aliviada tras conocer la noticia de su muerte, ya que eso suponía que el pago de sus deudas se retrasaba por un tiempo.
Scrooge sospechaba que aquel fallecido no era sino él mismo, ya que las descripciones dadas por la gente encajaban a la perfección. Entonces el anciano le vuelve a pedir a su enigmático acompañante si le puede mostrar algo de ternura relacionada con la muerte. Fue entonces cuando el aterrador espectro le lleva hasta Bob Cratchit y su entristecida familia, quienes lloran desconsoladamente por la reciente muerte del pequeño Tim, el cual no había podido salvarse. En un último acto, el fantasma le acaba revelando la identidad de la resquebrajada lápida del hombre al que visitaron la primera vez: Ebenezer Scrooge. Desesperado por esta visión tan espeluznante, Scrooge jura cambiar su actitud para así poder enmendar sus errores y mantener vivo el espíritu de las Navidades durante todo el año. Los tres fantasmas (pasado, presente y futuro) habían cumplido su misión de transformar al viejo Scrooge.
Parte 5
El atribulado Scrooge se despierta a la mañana siguiente, el día de Navidad. Dispuesto a rectificar de forma total y sincera, el anciano vuelve a encontrarse por la calle con los caballeros que anteriormente le habían pedido dinero para los pobres y, arrepentido, les ofrece una generosa donación. En el mismo día, va a visitar a su sobrino Fred para pasar con él las fiestas y encarga de forma anónima un pavo navideño de buen tamaño para su empleado Bob y sus familiares. Al día siguiente, Scrooge madruga más temprano que nadie para acudir a la oficina y decide aumentarle el sueldo a su fiel trabajador para ayudarle en el cuidado médico del pequeño Tim y evitar así su muerte prematura. A partir de entonces, pese a la aparente incredulidad de algunos individuos, Scrooge saluda a todo el mundo y se muestra amable y bondadoso, encarnando en su persona el verdadero espíritu de la Navidad.
Significado y trascendencia de la obra
El principal tema de la obra “Cuento de Navidad” es una condena explícita de la avaricia, representada de forma clara en Ebenezer Scrooge. No obstante, existen muchas otras interpretaciones, tales como una alegoría a la redención, ya que incluso los peores pecadores pueden rectificar y convertirse en buenas personas. Es de destacar que la relación de Charles Dickens con la religión era algo compleja, aunque muchos han querido ver en su obra un claro mensaje cristiano, en la que se reflejan valores como el altruismo o la caridad. Algunos piensan que Dickens pudo haberse inspirado en su padre para crear al personaje de Scrooge, al que le profesaba sentimientos de amor y odio al mismo tiempo. Otras posibles influencias pudieran haber sido el parlamentario John Elwes o el banquero Jemmy Wood, también conocido como el “tacaño de Gloucester”.
Por otro lado, la forma en como las clases adineradas de Inglaterra trataban a los más desfavorecidos, incluidos los niños, también influyó mucho en el pensamiento de Dickens. El autor británico mostró su rechazo más rotundo a esa actitud tan arrogante y egoísta. En la época en la que se escribió “Cuento de Navidad”, los reyes británicos Victoria y Albert estaban empezando a transmitir entre la población la tradición de colocar árboles de Navidad en los hogares y muchos sentían nostalgia por las festividades navideñas. Hoy en día la popularidad de «Cuento de Navidad» ha traspasado el tiempo y el espacio, llevándose en incontables ocasiones a otros medios como el teatro, la televisión o el cine. En la actual sociedad occidental, donde parece que cada vez más lo meramente material prima sobre lo espiritual, quedará por ver si el mensaje de Dickens continúa estando presente en los corazones de la gente.
Bibliografía
Dickens, C. (1843). A Christmas Carol. Londres: Chapman & Hall.
Ledger, S. (2007). Dickens and the Popular Radical Imagination. Cambridge: Cambridge University Press.
Slater, M. (2003). Introduction. En Dickens, Charles, ed. A Christmas Carol and other Christmas Writings. Londres: Penguin Books.