Los asentamientos humanos ya se habían extendido por toda América para cuando el continente quedó aislado tras el último periodo glaciar. Muchos animales salvajes que habitaban América se habían extinguido, por lo que los pueblos precolombinos se hicieron dependientes de una dieta más vegetal. Esto hizo que tanto la técnica como la producción agraria progresara. Por ejemplo, se han encontrado variedades de maíz modificadas mediante selección en el Valle de Tehuacán, México, que datan de año 5000 a. C. Aunque los pueblos precolombinos de Mesoamérica no se caracterizaban por la domesticación de animales, también consumían carne de aves y perros.
Nacimiento de las primeras ciudades
La agricultura impulsó el crecimiento de la población y permitió el sedentarismo, responsable del desarrollo de aldeas y ciudades. Además de la agricultura, los indígenas mesoamericanos fabricaban herramientas, vasijas de barro, tapices, joyas y figurillas. Se han encontrado figurillas femeninas de 2500 a. C. que representan la fertilidad, por lo que tal vez estas culturas ya tenían algún tipo de religión por ese entonces.
Las primeras urbes mesoamericanas, situadas en el Valle de Tehuacán hace 5000 años, no era más que pequeños grupos de casas y no fue hasta 1150 a. C. que surgió la “cultura madre” de América Central; los olmecas.
Los olmecas (c. 1250 – 400 a. C.)
Centros religiosos dotados de plazas y pirámides, arquitectura monumental, conocimientos astronómicos muy precisos, escritura jeroglífica y calendarios son algunos de los muchos componentes que comparten las civilizaciones precolombinas mesoamericanas. La razón es que todas estas civilizaciones fueron variaciones culturales sucesivas.
A diferencia de las poblaciones andinas que habitaban en una región seca, los indígenas mesoamericanos vivían en una zona húmeda y fértil que permitía varias cosechas al año. La prosperidad de estas tierras, localizadas en los estados actuales de Tabasco y Veracruz, permitió que los olmecas se convirtieran en la primera gran civilización mexicana.
Los olmecas difundieron su cultura a través de redes comerciales, que se extendieron hasta Oaxaca y el Valle de México. Parte de la artesanía olmeca, como esculturas de piedra, figurillas y hachas de jade, se conservan hoy en día, al igual que importantes centros ceremoniales. La Venta fue uno de estos centros en donde se trataban asuntos comerciales, políticos y religiosos.
Los olmecas vivían en jefaturas gobernadas por una pequeña élite hereditaria que periódicamente destruía los centros rituales, posiblemente para indicar el fin de una etapa y el comienzo de otra (fin de un calendario, muerte de un gobernante, advenimiento de una nueva dinastía, etc.).
Teotihuacán
El Valle de México se convirtió en un lugar de peregrinación para rendir culto al Sol y la Luna. Con este fin, se construyeron varias pirámides. Entre ellas, la pirámide precolombina más grande; la Pirámide del Sol. También la Pirámide de la Luna, varios templos, una ciudadela e incluso una zona residencial. El emplazamiento llegó a tener más de 200.000 habitantes siendo así la ciudad más importante de América Central y una de las más grandes del mundo.
Se desconocen las causas exactas de la caída de Teotihuacán, pero se sabe que siguió siendo un centro de peregrinación incluso tras haber sido abandonada.
La cultura teotihuacana no se caracterizaba por su poder militar, por lo que se cree que la aparición de soldados entre 650 y 750 d. C. está relacionada con el inicio de su decadencia. Asimismo, en el siglo VI, las condiciones climáticas fueron responsables de importantes hambrunas debido a la escasez de lluvias. La población disminuyó y, en el siglo VIII, un incendio destruyó la ciudad, siendo las chozas de paja y adobe de los jornaleros los edificios más afectados.
Los mayas (c. 1200 a. C. – 1500 d. C.)
Honduras, Guatemala, Belice y las regiones mexicanas de Campeche y Península de Yucatán fueron los territorios ocupados por la civilización maya.
En Belice se han encontrado restos de una cultura protomaya que datan de 2000 a. C., aunque no fue hasta el año 300 a. C. que se construyeron las primeras urbes. Unos 600 años después, las primeras ciudades de piedra Tikal y Palenque ya se habían edificado.
Los mayas adoptaron el calendario de 52 años, la escritura y el juego de la pelota sagrado. Todo esto prueba de la gran influencia olmeca. Las urbes contaban con palacios, pirámides con templos, campos deportivos, observatorios astronómicos y murallas. El Mirador fue la ciudad más importante entre 150 a. C. y 150 d. C. con unos 80.000 habitantes.
Esta civilización desarrolló sofisticadas técnicas agrarias que posibilitaban la producción de gran diversidad de alimentos. El sistema de roza y el de campos elevados permitía a los mayas cultivar maíz, judías, calabazas, chiles y mandioca.
Su escritura jeroglífica sobre papel, vasijas y piedra nos ha permitido conocer su arte y sus escritos, que explican rituales donde derramaban sangre del gobernante o de prisioneros. Las fechas se conocen con exactitud gracias a los calendarios mayas. Como otras culturas precolombinas, la maya tuvo influencias externas a través del comercio de cacao, obsidiana, copal y jade. También contaban con rutas fluviales y marítimas y mantenían contacto con la ciudad de Teotihuacán.
Caída del imperio maya
Cuando los españoles llegaron a Mesoamérica en el siglo XVI solo encontraron algunos grupos mayas dispersos y hoy en día se desconocen las causas exactas de la decadencia de esta cultura.
Sin embargo se sabe que el declive de la cultura maya comenzó en el siglo IX. Tal vez por invasiones, rebeliones campesinas, sequías o la deforestación, muchas ciudades mayas fueron desapareciendo, aunque algunas ciudades de Yucatán sobrevivieron durante más tiempo. En el año 850 se construyó Chichén Itzá, que sirvió de capital hasta ser invadida y ocupada durante 200 años por los toltecas en torno al año 1000. Mayapán, otra ciudad importante, se convirtió en la nueva capital en 1283. La invasión tolteca mencionada antes y las guerras civiles mayas en el siglo XV destruyeron Mayapán y con ella, la civilización maya.
Los zapotecas (c. 700 a. C. – 1521 d. C.)
Una de las civilizaciones precolombinas más antiguas es la zapoteca. Esta civilización mesoamericana cuenta con hazañas tales como la escritura jeroglífica y la construcción de edificios. Los zapotecos habitaron los Valles Centrales de Oaxaca y establecieron como capital el Monte Albán. Vivían en pequeñas comunidades endogámicas que subsistían gracias a los tributos en forma de comida, algodón, polvo de oro y esclavos pagados por diferentes pueblos periféricos del dominio zapoteco. No obstante, los zapotecos también tenían sus propias formas de obtener comida porque cultivaban. La filosofía agraria zapoteca parece que obedecía a la necesidad de abastecimiento sin producir más de lo necesario, considerando la tarea del agricultor armonizadora con la naturaleza.
Con la decadencia del pueblo zapoteco a partir del año 700, la civilización mixteca ocupó el Monte Albán. Durante este periodo, los zapotecas se aliaron con diferentes pueblos precolombinos para luchar contra los aztecas por la supremacía del Valle de Oaxaca. Posteriormente, el pueblo zapoteco terminó aliándose con los aztecas, pero la llegada de los españoles era inminente y supondría el fin de dicha alianza.
Toltecas y Aztecas (c. 900 a. C. – 1521 d. C.)
La unión de los pueblos centroamericanos chichimecas y nonoalcas en el siglo VIII dio lugar a los toltecas. Este nuevo pueblo se extendieró por el Valle de México alrededor de la ciudad Tula.
Los aztecas decían descender de los toltecas; cuenta la leyenda que en el siglo X el soberano Topiltzin-Quetzalcóatl se opuso a los tradicionales sacrificios humanos ofendiendo así al dios Tezcatlipoca. Quetzalcóatl, serpiente emplumada en náhuatl, para salvar su vida huyó jurando que volvería y recuperaría su reino. Curiosamente, los mayas a finales del mismo siglo escribieron que Kukulcán (serpiente emplumada en maya) conquistó Yucatán.
Las rivalidades que existían entre pueblos-estados ponían en peligro las ciudades mesoamericanas. En 1168, Tula fue saqueada y los aztecas tuvieron que migrar al este. Un par de siglos más tarde, en 1325 se fundó Tenochtitlán.
Los aztecas eran un pueblo mercenario de los tapanecas, a los que traicionaron en 1426. Para ello se aliaron con la ciudad de Texcoco. Más tarde, la ciudad de Tlacopan se unió a la sublevación formando la Triple Alianza (Ēxcān Tlahtōlōyān en náhuatl). Esta alianza se hizo muy poderosa y llegó a su máximo esplendor durante el imperio de Moctezuma II, entre 1502 y 1520.
La sociedad azteca era militarista. Contaba con un ejército profesional con dos órdenes principales: los jaguares (normalmente para la clase baja) y los águilas. Las guerras aztecas buscaban conquistar territorios y obtener nuevas fuentes de ingresos. Los aztecas exigían a los pueblos dominados altos impuestos en forma de alimentos, oro, cacao, joyas, armas, plumas y otros productos. Por lo tanto, no eran muy populares entre los demás pueblos indígenas.
De la misma manera que los toltecas, los aztecas creían que para mantener la continuidad de su cultura debían ofrecer sacrificios humanos, por lo que capturar prisioneros era de vital importancia para ellos. Los constantes y generosos sacrificios llevados a cabo en Tenochtitlán hacían que la capital oliera a sangre o “flores” en lenguaje político azteca.
Caída del imperio azteca
La llegada de Hernán Cortés en 1519 supuso el fin de la civilización azteca, pues, aunque numéricamente los españoles eran inferiores, dicen algunas crónicas que Moctezuma II creyó que Cortés era Quetzalcóatl reclamando su imperio y tuvo miedo.
Por otro lado, Cortés se alió estratégicamente con otros pueblos mesoamericanos hartos de los sacrificios aztecas, incrementando así su ejército. Por si no fuera poco, enfermedades como la viruela traídas por los hombres de Cortés diezmaron la población azteca.
Bibliografía
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