Las damas del Impresionismo

Cuando hablamos del Impresionismo se nos viene a la cabeza nombres como Monet, Renoir, Pissarro o Degas… pero, ¿y si te dijera que entre los miembros de este movimiento también había mujeres? En concreto cuatro, aunque no suelen aparecer en los libros de Historia del arte, o se las cita de pasada. Estas pintoras de primer nivel fueron Berthe Morisot, Mary Cassatt, Marie Bracquemond y Eva Gonzalès, y en este artículo vamos a aproximarnos a su obra para situarlas al nivel que se merecen, que no es otro que el mismo de sus compañeros de movimiento.

Berthe Morisot, Autorretrato, 1885.

Berthe Morisot, la más impresionista de todos.

(Bourges, 1841- París, 1895). Berthe consiguió dedicarse profesionalmente a la pintura sin renunciar a su vida de esposa y madre, y ocupó un lugar muy importante dentro del movimiento impresionista, ya que su figura fue clave para el impulso y desarrollo de este movimiento artístico. En vida gozó de éxito y fue valorada por sus contemporáneos.

Procedía de una familia burguesa acomodada. Sus padres fueron los que animaron a ella y a su hermana Edma a estudiar dibujo y pintura, por lo que recibieron una enseñanza artística convencional y académica. Pero pronto vieron el talento que tenía la joven Berthe y siguió formándose con Camille Corot, el gran paisajista francés, quien la introdujo en el plein air o pintura al aire libre.

En 1868 conoce al gran Édouard Manet (1832-1883), con quien establecerá una profunda amistad, convirtiéndose también en su musa: el artista francés la retrató en numerosas ocasiones.

Gracias a Manet, conoció al grupo de jóvenes artistas, conocidos después como los impresionistas, con los que compartió la rebeldía de romper con las normas académicas establecidas y hacer una pintura distinta centrada en captar la luz cambiante, la aplicación del color por medio de pinceladas cortas y rápidas, y el interés por representar el mundo moderno que les rodeaba.

Un día de verano, 1879.

Berthe se unió al joven y rebelde grupo, con los que expondrá hasta en ocho ocasiones, enfrentándose a la temida Academia de París y a la feroz crítica.

Se casó con el hermano de Manet, Eugène Manet, con el que tuvo una hija, Julie. Su familia se convirtió en su modelo predilecto, pintando el mundo familiar e íntimo que la rodeaba con gran naturalidad. Su pintura recoge escenas domésticas cotidianas, con gran elegancia y luminosidad, paisajes donde busca la instantaneidad que la lleva a emplear una pincelada rápida, vibrante, característica de la pintura al aire libre.

El espejo psiqué, 1876.

Tenía una técnica atrevida y enérgica, que pretendía sugerir en lugar de describir. Desarrolló la llamada “taquigrafía visual” de pinceladas cortas, rápidas e inmediatas: son como rayas discontinuas ayudándose hasta con el mango del pincel. Dejaba espacios vacíos de pintura en el lienzo y empleaba el color blanco con gran osadía y maestría.

Berthe tuvo que luchar contra las limitaciones que imponía la sociedad decimonónica a las mujeres. Aun así, esto no le impidió saltarse algunas normas y desarrollar plenamente su carrera artística.

Quizá la principal crítica que recibió y que hizo que se la considerara una pintora de segunda categoría, fue la temática de sus pinturas: al pertenecer a la clase burguesa, Morisot se vio más limitada, pintando escenas familiares e íntimas o paisajes.

Eugène Manet con su hija en Bougival, 1881.

Además de exponer en las exposiciones colectivas con sus colegas impresionistas, expuso individualmente, hecho que señala el respeto y éxito que tuvo en vida.

Falleció a los 54 años y está enterrada junto a su esposo Eugène y su cuñado Édouard Manet. Un año después de su muerte, sus colegas Degas, Renoir y Monet organizaron una exposición retrospectiva de su obra, rindiéndola un más que merecido homenaje.

En el baile, 1875.

El poeta francés Paul Valéry escribió sobre ella: “La peculiaridad de Berthe Morisot es haber vivido su pintura y haber pintado su vida”.

Mary Cassatt, la introductora del impresionismo en Estados Unidos.

Autorretrato, 1878.

(Pittsburgh, 1844 – Le Mesnil-Théribus, 1926). Hija de un banquero dedicado al comercio del algodón, se formó en la famosa Academia de Bellas Artes de Filadelfia. Después se marchó a París para completar su formación, donde recibió clases del pintor Jean-Léon Gérôme y copiaba las obras maestras del Louvre como parte de su formación.

Offering the Panel to the Bullfighter, 1872-73.

Viajó por toda Europa llegando a estar una temporada en España pintando. La formación académica y tradicional que recibió no la satisfacía. Todo cambió cuando, en 1877, Edgar Degas la invitó a exponer con los impresionistas.

Por fin pude trabajar de forma totalmente independiente sin preocuparme por la opinión de ningún jurado […] Odiaba el arte convencional […] Empecé a cobrar vida”.

A partir de entonces participará en las exposiciones de los impresionistas, sintiéndose parte del grupo y entablando una gran amistad con Degas. Éste le enseñó la técnica del grabado y del pastel.

Niña en un sillón azul, 1878.

La obra de Cassatt, como la de Morisot, muestra escenas íntimas y familiares, la relación madre-hijo, retratos, y siempre con esa pincelada suelta y rápida característica de los impresionistas. Los protagonistas de sus pinturas están en una feliz quietud.

Maternidad, 1906.

Fue la responsable, junto con el marchante de arte Durand Ruel, de la introducción del impresionismo en los Estados Unidos, ya que llevó más de trescientas obras de sus compañeros para venderlas a las grandes fortunas americanas. También pagó durante años los estudios artísticos en París de muchas jóvenes estadounidenses que querían aprender el arte de la pintura, como ella.

Mujer con un collar de perlas, 1879.

Nunca se llegó a casar ya que pensaba que el matrimonio era incompatible con su carrera artística.

Murió a los 80 años de edad, tras una larga vida de viajes, independiente y libre, y haciendo lo que más la apasionaba: pintar.

Marie Bracquemond, la pintora menospreciada por su marido.

Autorretrato, 1870.

(Landunvez, 1840- Sévres, 1916). Marie no provenía de una familia acomodada y de ambiente intelectual como el caso de Morisot y Cassatt, sino de una familia humilde.  Sus inicios en la pintura fueron con un pintor local y con acuarelas. Pero un amigo de la familia la presentó al gran pintor neoclásico, Jean Auguste Dominique Ingres, quien le daría clases de dibujo.

Asistía con frecuencia a copiar las obras maestras del Museo del Louvre, donde conoció al que se convirtió después en su marido, el también pintor Félix Bracquemond. Éste la introdujo en el círculo de los impresionistas, animándola a pintar con ellos.

La merienda, 1880.

Por influencia de Monet, abandonó la pintura oscura aprendida con Ingres y empezó a seguir los parámetros impresionistas. Esto hizo que recibiera fuertes críticas por parte de su marido, no así de la crítica. Éste rechazaba la estética impresionista, defendiendo el uso de la línea frente al color y rechazando la pintura al aire libre.

No puedo explicar hasta qué punto Monet me emociona, produce en mí sensaciones que me hacen feliz y que no hubiera descubierto por mí misma. Me abre los ojos y me hace ver mejor”. 

En la terraza de Sèvres, 1880.

Marie pintó numerosos paisajes y retratos de su familia y amigos. Su pincelada es suelta y rápida en los paisajes, como manchas de colores, mientras que las figuras tienen unos contornos más definidos y precisos.

Las continuas críticas de su marido, hicieron que Marie se desanimara y finalmente abandonara la pintura.

Mujer en el jardín, 1877.

Cuando Marie falleció, su hijo Pierre reivindicaría su obra haciéndola un homenaje con una gran exposición en París. Fue una antología que recopiló toda su obra y que mostró el talento de esta dama del Impresionismo cuyas alas fueron cortadas por su marido.

Eva Gonzalès, la artista efímera.

Autorretrato.

(París, 1849-1883). Eva fue más conocida por ser la modelo de Édouard Manet que por su obra pictórica. Creció en un ambiente intelectual, de padre español naturalizado francés que era escritor y madre música de origen belga. A los dieciséis años se formó con el pintor Charles Joshua Chaplin. Años después se convirtió en alumna y modelo de Édouard Manet.

El soldadito, 1870.

Influenciada por su maestro, usaba fondos oscuros en sus composiciones, así como el uso de la línea para perfilar las figuras. Su estilo cambió cuando conoció a Edgar Degas, que le influyó en el uso de tonos pastel y la aplicación del color con pinceladas rápidas propias del Impresionismo.

Sin embargo, Eva nunca quiso exponer con los impresionistas, aunque su manera de pintar se acercara a los principios del movimiento. Mantuvo una independencia artística con respecto al grupo, similar a la de Manet.

En el teatro, 1874.

Su tema predilecto eran los interiores, con los retratos de su familia y amigos en escenas íntimas, como todas las pintoras impresionistas hicieron.

Mujer despertando, 1876.

Se casó con Henri Guérard con quien tuvo una hija, y tras el parto de ésta, murió con tan solo treinta y cuatro años de edad.

El crítico de arte francés Octave Mirabeau dijo de ella: “Lo que más te impresiona de todo, en el talento de Eva Gonzalès, es… simplicidad, sinceridad”.

La carrera artística de Eva quedó truncada por su temprana muerte, cuando gozaba de una gran crítica y éxito por su talento y su estilo libre y personal.

En la terraza, 1875.

Fuentes

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