¿De qué murió Juan Pablo I?

Con solo 33 días de pontificado, en 1978 el papa Juan Pablo I se despidió del mundo terrenal. La teoría oficial afirmó que su deceso se debió a un infarto agudo de miocardio. Pero ¿qué otras teorías existen acerca de su muerte? ¿Existió quizás una conspiración?

Juan Pablo I. Fuente: religiondigital.org

Muerte de Juan Pablo I

Juan Pablo I (1912-1978) de nombre secular Albino Luciani, fue el 263º papa de la Iglesia católica y soberano de la Ciudad del Vaticano desde el 26 de agosto de 1978 hasta su muerte a finales de septiembre de ese mismo año. Además, fue el primer pontífice nacido en el siglo XX además de ser el último en morir en dicho siglo. También fue el último papa italiano después de una larga tradición que se remontaba hasta el año 1523, con la elección de Clemente VII. Su nombre compuesto se debió al homenaje profeso a los dos papas anteriores a él, Juan XXIII y Pablo VI. En Italia fue conocido como «el papa de la sonrisa».

El 28 de septiembre de 1978, se produjo el extraño deceso de Juan Pablo I, tan solo 33 días después de haber sido elegido el sucesor del papa Pablo VI. La todavía joven edad del fallecido (65 años), su certero espíritu reformador, la no existencia de enfermedades graves previas conocidas, la escasa duración de su pontificado, el hecho de no haberle practicado una autopsia al cadáver, las intrigas palaciegas dentro del seno del Vaticano… Todo ello alimentó una serie de teorías alternativas que recelan de la postura netamente oficial. Pero, ¿qué había ocurrido exactamente? ¿Por qué tanto misterio alrededor del papa?

Juan Pablo I – Retrato de 1978

Circunstancias

Era el 29 de septiembre de 1978, cuando la hermana Vicenza encontró el cuerpo sin vida del papa Juan Pablo I dentro de su apartamento del Palacio Apostólico, la residencia oficial de los papas en la Ciudad del Vaticano. Con gran desesperación, Vicenza corrió a avisar al secretario John Magee, quien certificó la muerte de Juan Pablo I y este a su vez avisó a un cardenal. Acompañado por un médico, el cardenal examinó el cuerpo de Juan Pablo I y llamaron a unos embalsamadores. Como dato llamativo, el pontífice había fallecido con una leve sonrisa dibujada. El comunicado oficial rezaba la información siguiente:

Esta mañana, 29 de septiembre de 1978, alrededor de las 05:30 a.m., el secretario particular del papa, sin haberle encontrado en la capilla como es su costumbre, le buscó en su habitación y le ha encontrado muerto en la cama, con la luz prendida, como si todavía leyese. El médico Renato Buzzonetti, que acudió inmediatamente, ha constatado su muerte, acaecida probablemente hacia las 23:00 p.m. del día anterior a causa de un infarto agudo de miocardio.

Teorías de la conspiración

Aunque la versión oficial dictaminó que la causa del fallecimiento se había debido a un infarto agudo de miocardio, no todos se quedaron conformes. Es de destacar que el cuerpo de Juan Pablo I nunca fue sometido a una autopsia, lo que ya aumentaba de por sí el halo de misterio presente. Por otro lado, la sonrisa dibujada en su rostro en el momento de fallecer no se correspondía al dolor previo ocasionado por un infarto. Posteriormente, se procedió a su embalsamamiento sin extraerle vísceras o sangre, se le hizo un funeral correspondiente a su figura para después ser depositado en las grutas vaticanas.

Los defensores de las teorías de la conspiración han señalado algunos posibles culpables de la muerte de Juan Pablo I, asegurando que se trató de un asesinato por envenenamiento debidamente planificado. Entre ellos, se encontraría la KGB soviética, la CIA o incluso la masonería, por medio de sacerdotes masones infiltrados en la Santa Sede. Hay quienes también han sugerido la posibilidad de un móvil económico, a causa de las supuestas ramificaciones de la mafia italoestadounidense en las instituciones vaticanas, la cual se estaba aprovechando de sus finanzas. ¿Y qué hay del estado físico de Juan Pablo I?

Los informes acerca de la salud del pontífice generan muchas dudas. Uno de los secretarios privados del papa, Diego Lorenzi, afirmó en una entrevista dada en 1987 que la tarde anterior a su fallecimiento, Juan Pablo I había manifestado fuertes dolores y molestias en medio del pecho. La monja Margherite Marín, testigo junto a la hermana Vicenza Taffarel, aseguró que se encontró al papa como «dormido», con las gafas y el pijama puestos y una leve sonrisa en el rostro. La impresión de Marín fue que a Juan Pablo I le había sobrevenido la muerte de forma repentina, descartando la hipótesis del supuesto envenenamiento.

Sea como fuere, de lo que no cabe ninguna duda es de que a Juan Pablo I apenas sí le dio tiempo a inaugurar un nuevo ciclo en la Iglesia católica. A pesar de la escasa duración de su pontificado (33 días), existen otros mandatos aún menores, siendo el más corto el del pontificado de Urbano VII, de tan solo 13 días. Su sucesor al frente del Vaticano, Juan Pablo II, se puso ese nombre en honor a su predecesor. Si nos paseamos por las grutas vaticanas, podremos contemplar algunas de las tumbas de aquellos que nos precedieron, también la de Juan Pablo I. Quien sabe que misterios se hallan todavía ocultos a nuestros ojos.

Tumba de Juan Pablo I. Fuente: cronista.com

Bibliografía

Frías, M. (2023). «Juan Pablo I, el Papa que murió 33 días después de asumir y la mentira del Vaticano que fomentó teorías de asesinato». Infobae.

Vacas, C. (2025). «El papa que duró solo 33 días (y no fue el del papado más corto)». Historia National Geographic.

Viana, I. (2025). «Las dudas olvidadas sobre la muerte de Juan Pablo I que apuntan a la mafia: el gran enigma del Vaticano». ABC Historia.

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