Desertificación en cuatro puntos básicos

Conocer cuatro puntos básicos sobre la desertificación es fundamental para entender por qué es importante este tema en la actualidad.

La desertificación, moderada o severa, es el proceso por el cual un suelo fértil pierde total o parcialmente su potencial de producción. La desertificación conlleva muchos problemas medioambientales que afectan directamente al ser humano. Por supuesto, hay medidas paliativas para ralentizar y frenar esta pérdida de productividad en el suelo. Conocer las causas y consecuencias de la desertificación, así como cuáles son las zonas afectadas y vulnerables y qué soluciones existen es fundamental para vivir en un planeta más sostenible.

Causas

La causa principal de la desertificación es la pérdida de vegetación, que se debe fundamentalmente a variaciones en el clima y a la agricultura insostenible. La cubierta vegetal del suelo reduce la erosión de este y la pérdida de agua por escorrentía.

La deforestación (ya sea causada por la industria minera, papelera, maderera, ganadera, la agricultura o la sobrepoblación) aumenta el efecto invernadero porque los bosques son sumideros de carbón: el dióxido de carbono (CO2) es un gas del efecto invernadero y los bosques retienen carbono. El efecto invernadero es fundamental para la vida en la Tierra tal y como la conocemos, pero si aumentan los gases responsables de este efecto, se produce un calentamiento global. Una de las consecuencias del calentamiento global son cambios en los patrones de precipitación y esto causa sequía con la consecuente desertificación en algunas regiones.

Sierra Nevada, California, Fotografía de Rennett Stowe

En la agricultura insostenible se utilizan grandes cantidades de agua proveniente de acuíferos subterráneos y ríos. Esto drena y seca el suelo y también produce desertificación (además de otros problemas).

Consecuencias

Las consecuencias de la desertificación son numerosas, pero quizás las más importantes para el ser humano son la dificultad para cultivar, la erosión y el empeoramiento de la calidad del agua potable. Estas consecuencias son, a su vez, causantes de migraciones poblacionales hacia zonas no desertificadas.

Si la agricultura se hace más complicada, la producción de alimentos disminuye y esto produce hambruna y pobreza. Sobre todo en regiones donde ya hay escasez de alimentos.

Sin cubierta vegetal es más fácil que el suelo se erosione. Subsecuentemente, sustancias contaminantes penetran en el suelo con mayor facilidad. Esto, a su vez, contamina las aguas subterráneas. Además, la vegetación ayuda al suelo a retener el agua. Sin ella, el suelo se seca porque el agua es arrastrada a los ríos.

Imagen satélite de deforestación en Tailandia

Por lo tanto, un cambio en el ecosistema produce una cadena de transformaciones en el medio; una pendiente resbaladiza o efecto bola de nieve.

Zonas afectadas

Las zonas áridas, que ocupan más del 40% de la superficie de tierra del planeta, son las principales afectadas por la desertificación. Como ocupan una gran proporción de superficie terrestre, el impacto sobre ellas concierne a gran parte de la población mundial.

El impacto afecta especialmente a África, pero otras regiones también están en peligro. España, por ejemplo, es el país de la Unión Europea con mayor índice de desertificación y su superficie continúa aridificándose.

Vulnerabilidad de desertificación mundial

Posibles soluciones

El primer paso es la educación. Cuanto más conozcamos el problema y más personas estén al tanto, más fácil será abordarlo y encontrar la mejor solución.

Reducir nuestro consumo es otro paso fundamental. La agricultura y la industria maderera son uno de los principales causantes de la deforestación mundial. La producción de aceite de palma también contribuye en gran medida a la tala de árboles. Si regulamos nuestro consumo de papel, de carne y de productos que contienen aceite de palma, y además utilizamos materiales reciclados, contribuiremos enormemente a frenar la deforestación.

Promover la agricultura sostenible y apoyar programas de reforestación son otras dos medidas esenciales para frenar la desertificación del planeta. Algunas medidas para este proceso hacia un suelo más fértil son la implantación de políticas que regulen la degradación del suelo o promoviendo la investigación y el uso de la tecnología adecuada para optimizar la producción con el menor impacto posible.

 

 

Bibliografía

Holland, E. (June de 2017). Futurism. Obtenido de https://futurism.media/

John P. Rafferty, S. L. (29 de January de 2018). Encyclopædia Britannica. Obtenido de https://www.britannica.com/

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