La Conferencia General de la UNESCO aprobó en noviembre de 1995 la celebración del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor cada 23 de abril. Se trata de una conmemoración orientada a fomentar la lectura y a impulsar la industria editorial, así como a defender la propiedad intelectual. La fecha fue propuesta por la Unión Internacional de Editores debido a que tal día del año 1616 fallecieron el Inca Garcilaso de la Vega, Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Sin embargo, Cervantes murió realmente el día 22 y Shakespeare el 23 de abril pero del calendario juliano, lo cual concuerda con el 3 de mayo del calendario gregoriano. El 23 de abril también se conmemora la muerte de San Jorge en el año 303. El día de San Jorge es una festividad importante en muchos lugares del mundo por ser el santo patrón de diversos países como Inglaterra o Portugal (entre otros), al igual que de distintas ciudades y regiones. Por esta coincidencia, en muchas zonas se unen ambas tradiciones.
La historia de San Jorge ha sido especialmente influyente en la cultura europea y es una adaptación cristiana de temáticas procedentes de la Antigüedad (Carvajal González 2012). La leyenda simboliza, entre otras significaciones, la lucha entre el bien y el mal y gozó de una difusión inconmensurable durante la Edad Media. Este santo legendario recibió el distinguido apelativo de Megalomartir, es decir, de gran mártir o mártir egregio. El culto a San Jorge hizo que éste llegara incluso a pertenecer al grupo de los Catorce intercesores o los Santos auxiliadores.
San Jorge es un personaje de Capadocia que se cree que vivió entre los años 275 y 303. Fue un soldado de la legión romana procedente de una familia acomodada y puede ser que se identifique con el tribuno del que habla Eusebio obispo de Cesarea que se opuso a los edictos de Diocleciano y Galerio relacionados a las persecuciones a los cristianos.
En cuanto al aspecto iconográfico, la forma principal de representación de San Jorge es la de una persona joven, imberbe y engalanado con prendas militares como casco y coraza. Su figura es parecida a la de diversos santos militares. Sus atributos más destacados son una espada, un escudo, una lanza partida y con frecuencia aparece una cruz roja sobre fondo blanco (la cruz de San Jorge). Suele estar presentado tanto a caballo como a pie. En el primer caso, la bestia que monta es de color blanco, pues tal era la tonalidad de los caballos sagrados en el zoroastrismo (los que siguen las enseñanzas del profeta Zoroastro o Zaratustra), culto de origen iraní que tuvo influencia en Capadocia. Ahora bien, el atributo más notable es el dragón, normalmente situado a sus pies. La escena narrativa que se representa es el enfrentamiento contra el dragón y su vencimiento, en compañía de la princesa que suele exhibirse orando. Menos frecuentes, pero también existentes, son representaciones de su episodio martirial.
La leyenda cuenta que uno de sus viajes llevó a Jorge a la ciudad de Silca. La población del lugar se hallaba atemorizada por las terribles acciones de un dragón que se comía el ganado. Cuando se acabaron los animales, los habitantes empezaron a entregar al terrible monstruo una doncella elegida al azar. La bienaventurada llegada de Jorge aconteció en el preciso momento en que la princesa iba a ser entregada, y ante tal situación el soldado luchó contra el dragón logrando darle muerte. Una versión distinta de la Leyenda dorada relata un desenlace diferente: el dragón herido fue atado con el cinturón de la princesa y se convirtió en un animal sumiso que seguía a la joven. En cualquier caso, el resultado fue la conversión a la fe cristiana de la población de Silca gracias a la intervención salvadora de San Jorge. La leyenda de San Jorge guarda un especial parecido con el mito griego de Perseo y Andrómeda: el semidiós encontró a la princesa encadenada a una roca para que sea devorada por Ceto, un monstruo marino enviado por los dioses para castigar la vanidad de la reina. Perseo consiguió matar al monstruo y liberar a la princesa para casarse con ella.
Se entiende que el martirio de San Jorge aconteció en el contexto de Gran Persecución o persecución de Diocleciano, la cual es considerada como la última y más grave persecución a los cristianos en el Imperio romano. Se cuenta que Jorge, ante la matanza, renunció a su condición militar y a sus posesiones para entregarse a la predicación del cristianismo. También se relata que Jorge se negó a acatar las órdenes que le obligaban a ser parte de la persecución y declaró ser cristiano. Por este motivo fue interrogado y torturado para conseguir su apostasía. Se dice que fue atado a un potro, le desgarraron la carne con garfios, fue quemado y le echaron sal a las heridas. Sin embargo, San Jorge no renunció a su fe ante los tormentos. También se cuenta que fue arrastrado por las calles tirado por un caballo, se lo ató a una rueda dentada y se lo sumergió en plomo fundido. Finalmente, fue decapitado delante de las murallas de Nicomedia el 23 de abril de 303.
La veracidad histórica de los hechos ha estado siempre en duda. A finales del siglo V el propio papa Gelasio I, quien lo canonizó, expresó que es de “(…) aquellos cuyos nombres son justamente reverenciados, pero cuyos actos sólo son conocidos por Dios”. La fuente escrita de mayor antigüedad que se conserva es la denominada Passio Georgii. La Leyenda dorada de Santiago de Vorágine es la fuente que provocó la consolidación y la divulgación de la leyenda en Europa. Asimismo, hay que remarcar que a lo largo del tiempo y de la geografía se han ido creando diferentes historias apócrifas de la vida del personaje. La máxima difusión del culto a San Jorge se desarrolló en las cruzadas, por ser considerado el patrón de los caballeros y militares. Esto conllevó su propagación iconográfica.
Bibliografía
Carvajal González, H. (2012). San Jorge. Revista digital de iconografía medieval. Vol. 4, Nº. 7, pp. 21-28.
La leyenda de San Jorge y el dragón. National Geographic.
Réau, L. (1997). Iconografía del Arte Cristiano. Iconografía de los santos. Barcelona: Ediciones del Serbal.