Los Dioses de Vladímir: deidades en la Rus de Kiev

Los pueblos eslavos constituyen el mayor grupo etnico-lingüístico de Europa. Sin embargo, su mitología ha sido relegada a un papel secundario frente a grecorromanos, celtas o germanos, entre otros. Algo motivado por la inexistencia de una mitología eslava como tal, y a la falta de documentación y restos arqueológicos que faciliten su investigación. A pesar de esto, contamos con la información suficiente para conocer algunas pinceladas de su religión.

«El Gran Príncipe Vladímir eligiendo religión». Ivan Eggink (1787-1867).

Los eslavos y la dificultad de su estudio

Como decíamos, los eslavos forman el mayor grupo étnico del continente europeo. Llegaron a extenderse desde la actual Rusia hasta las costas del Báltico, e incluso llegaron al mar Mediterráneo. El enorme territorio que abarca este pueblo generó, lógicamente, diferencias notables en las costumbres de unas y otras zonas. En general, podemos diferencias tres grupos: eslavos occidentales (checos, casubios, eslovacos, sorbios, liutiches, pomeranios, mazovianos, vistulanos, polacos y silesios), eslavos orientales o rusos (ucranianos, rusos y bielorrusos; constituyendo el grupo más numeroso) y, por último, eslavos meridionales (establecidos en la zona balcánica).

Expansión de los eslavos entre los siglos V y X.

A la dificultad de su extensión geográfica, debemos sumar la carencia de fuentes fiables. Al contrario de lo que ocurre con otras religiones, en el caso eslavo no existe una literatura religiosa propia. Las fuentes con las que contamos son esencialmente eclesiásticas y posteriores a la cristianización, redactadas entre los siglos IX y XII. Además, suelen ser referencias breves. Por su parte, las fuentes arqueológicas tampoco nos permiten profundizar en la religión precristiana del mundo eslavo. De esta forma, la mayor parte de la información que nos ha llegado son concernientes a dos áreas geográficas: la Rus de Kiev (dioses de Vladímir) y algunos territorios de Polabia (en la zona del actual norte de Alemania).

¿Qué fue la Rus de Kiev?

Para localizarnos geográficamente y cronológicamente diremos que la Rus de Kiev fue una federación de tribus eslavas. Podemos decir que nació en el 882, cuando la corona pasó a Oleg el Sabio (882-912/913), siendo éste quien trasladó la capital desde Nóvogorod a Kiev; se constituyó así el principado más grande de todo el continente europeo. En su momento de mayor extensión territorial, abarcó desde el mar Báltico hasta el mar Negro, y desde el río Vístula hasta la península de Tamán, al este de Crimea.

Principados de la Rus de Kiev (s. XI-XII).

¿Quién era Vladímir?

El nombre del panteón kievita se debe a su creador: Vladímir I de Kiev (958-1015), conocido como Vladímir el Grande. Vladímir se proclamó gran príncipe tras derrocar a su hermanastro, Yaropolk I en el año 980. Es probable que el origen del conflicto fuese la religión: según algunos estudios, un monje germánico habría bautizado en secreto a Yaropolk, provocando un fuerte rechazo entre las élites.

Vladímir frente al ídolo de Perún en la Crónica Radzivill.

Una vez asegurado su poder en toda la Rus, el nuevo gobernante se ganó el favor de su pueblo defendiendo y revindicando la religión tradicional de los eslavos, en un intento de reconciliar a la población. Para hacer esto se apoyó en la construcción de ídolos y santuarios. La Primera Crónica Rusa o Crónica de Néstor, nos dice:

«Y Vladímir empezó a reinar solo en Kiev. Colocó ídolos en la colina de fuera del palacio: a Perún de madera, y su cabeza de plata y el bigote de oro, y a Khors, y a Dažd’bog y a Stribog y a Simar’gl y a Mokoš. Y les ofrecían sacrificios llamándolos dioses, y los llevaban a sus hijos y a sus hijas, y los sacrificaban a los diablos. Y profanaban la tierra con sus sacrificios y Rus y aquella colina fueron profanadas por la sangre»

Vladímir intentaba organizar un culto centralizado, que hasta el momento no había tenido una organización establecida clara. Con ello, pretendía utilizar la religión como base para centralizar y potenciar el emergente estado kievita.

El panteón

La composición de este panteón ha sido denominado como «Dioses de Vladímir» y podemos encontrar en él dos tríadas divinas. Una de carácter puramente eslavo (Perún, Dažd’bog y Stribog) y otra de influencia iraní (Khors, Simar’gl y Mokoš).

La religión eslava, como parte integrante del grupo indoeuropeo, también tenía el concepto de un dios del cielo, así como la adoración del Sol y del fuego. Igualmente, existe una visión común: la división funcional tripartita. La primera función es el poder sagrado y el conocimiento; el segundo se encuentra asociado a la guerra; y, el tercero relacionado a las actividades económicas tales como la agricultura o la ganadería.

Perún

Es el dios del trueno y el relámpago, con un claro carácter bélico, llegando a ser la principal deidad del panteón. Su nombre deriva de la raíz indoeuropea perk, perg o per, cuyo significado es «golpear», siendo una palabra directamente asociada con el rayo. Se trata de una deidad que hace crecer cosas y en ocasiones se asocia con el ganado.

«Perún». Maximilián Presniakov.

Esta deidad es similar a dioses de otros pueblos indoeruopeos, como puede ser el Zeus griego, el Júpiter romano o el Thor escandinavo. Aunque los diferentes desarrollos históricos de los pueblos indoeuropeos separaron las creencias, se preservaron determinados conceptos comunes. Procopio, historiador bizantino del siglo VI, nos dice sobre los eslavos y Perún: «Porque ellos [los eslavos] creen que un solo Dios, el hacedor de luz, es el único señor de todas las cosas, y le sacrifican ganado y todas las demás víctimas». Si regresamos a la Crónica de Néstor, podremos tener la imagen que tenían los eslavos kievitas: «Perún de madera, y su cabeza de plata y el bigote de oro». En algunas ocasiones también ha sido representado con una larga barba (similar a Odín).

Estatuilla de bronce del siglo XII. Por sus características ha sido asociado con Perún.

Existen relatos que demuestras una gran extensión del culto a Perún entre la gente común, e incluso su superviviencia más allá de la cristianización. Respecto a ésta, dice un texto apócrifo del siglo XII: «E hicieron dioses de los demonios Troyan, Khors, Veles y Perún, y ellos adoraban a estos demonios malvados». Con el paso del tiempo, su culto se iría asimilando con el del profeta San Elías y el relato bíblico de su ascensión a los cielos en un carro de fuego, una circunstancia asimilable con la divinidad eslava.

En cuanto a la extensión geográfica de su culto, esta se daría sobre todo en el sur de la Rus, en la zona de la capital, Kiev; en otro lugares como, por ejemplo, en el norteño Nóvgorod, su culto era desconocido y fue introducido por orden de Vladímir. Asimismo, la presencia de Perún se data desde como poco el año 945, momento en el que se firmó un tratado entre la Rus y el Imperio Bizantino, tras lo que el gran príncipe Ígor y sus hombres juraron el pacto frente a una estatua de Perún.

Dažd’bog

Dažd’bog o Dazhbog es uno de los dos dioses del Sol dentro del panteón de Vladímir. El culto a la esfera celeste era común en los pueblos indoeuropeos, aunque para el caso eslavo es difícil determinar cuan solar era su religión, siendo lo más probable que fuese más prominente en la Rus que en otros territorios, seguramente motivado por sus contactos con otros pueblos, como el iraní. En cualquier caso, el nombre Dazhbog lo podríamos traducir como «dios dador de riqueza o dios que da«.

Su culto también ocupó un lugar destacado entre los eslavos orientales. Según un viajero árabe, los kievitas tenían una estructura similar a un templo con una cúpula que se abría y otra serie de características que le permitía observar el amanecer; aunque seguramente se tratase de un santuario abierto. Por otro lado, los campesinos eslavos del sur eran conocidos por hacer un juramento sobre el Sol, e incluso tenían una maldición («¡Que el Sol te haga perecer!»). Posteriormente, en época cristiana, el Sol fue nombrado como «el rostro de Dios« o «el ojo de Dios«.

«Dažd’bog». Maximilián Presniakov.

Según Juan Malalas, cronistas bizantino del siglo VI, Dazhbog era el hijo de otra deidad: Svarog. Éste apareció en la traducción rusa de la obra de Malalas; mientras que la obra original dice así: «Después de la muerte de Hefesto, su hijo Helios reinó sobre los egipcios durante 12 años y 97 días», la traducción dice: «Después de Svarog reinó su hijo, llamado Sol que también fue llamado Dazhbog, porque era un señor poderoso».

Svarog era un dios del cielo, gobernador de todo el universo y que engendró a Dazhbog y Svarozich (dios solar que no fue incluido por Vladímir en su panteón). Svarog, tras un largo reinado, abdicó en favor de sus hijos. Lo más probable es que Svarog fuese adorado en las tierras kievitas, pero mucho antes de la llegada de Vladímir al poder.

Stribog

Este es el último dios de la tríada eslava. Es, con casi toda probabilidad, el dios de los vientos, relacionado además con ciertas cualidades bélicas. En un pasaje del Cuento de la Campaña de Ígor (datado en el siglo XII), uno de los personajes dirige una oración al viento:

«¡Viento, gran viento!

¿Por qué, Señor, sopla perversamente?

¿Por qué llevar dardos Hinnish en tus alas ligeras

contra los guerreros de mi marido?»

Mientras que Perún y Dazhborg serían deidades comunes a gran parte del mundo eslavo, en el caso de Stribog parece que su culto no fue más allá de las fronteras de la propia Rus. Ahora bien, los dioses que veremos en adelante sí que lo fueron en exclusiva para la población kievita.

Propaganda cristiana sobre los dioses eslavos. De izq. a dcha. vemos a Perún, Mokosh, Khors y Stribog. En: «La religion ancienne et moderne des Moscovites» (s. XVII).
Khors

El nombre de esta deidad tiene una clara etimología iraní, significando «el brillante»; es probable que originalmente fuese un dios lunar. Su nombre deriva del persa χoršid (Sol). Su naturaleza solar quedará también atestiguada por un relato en el Cuento de la Campaña de Ígor, donde el camino del Sol es denominado «camino del Gran Khors».

En un texto apócrifo cristiano eslavo del siglo XIV se dice: «El anciano helénico Perún y el judío Khors son dos ángeles del rayo». El traductor del original griego había asimilado al dios Apolo con Perún y al bíblico Nahor (abuelo de Abraham) con Khors.

Reconstrucción de un templo eslavo occidental. Su acceso estaba limitado a los sacerdotes y la mayoría de rituales se hacían al aire libre. En el Groß Raden Archaeological Open Air Museum en Sternberg (Alemania).
Simargl

En este caso su nombre deriva del persa Simurgh, pero más que un dios se trataría de una criatura fantástica, en concreto un pájaro gigante. Según la tradición iraní es un demonio parecido a un pájaro con cabeza de perro, una criatura que era símbolo de buenos presagios. Pero en la tradición eslava no queda muy clara su función; de hecho, apenas podemos decir mucho más de él, ni siquiera es sabido los motivos que llevaron a Vladímir a incorporar a este ser a su panteón. No es descartable que tenga algún tipo de relación con el Ave Fénix.

Representación del Simurgh persa en un plato de oro y plata, datado en el siglo X. Localización: Museo de Pérgamo, Berlín.
Mokoš

También conocida como Mokosh, es la única deidad femenina incluida en este panteón kievita. En el folclore ruso, el mokosh fue asociado con una variedad de actividades como la esquila de ovejas o el hilado, existiendo también vínculos con la sexualidad y la fertilidad femenina. En definitiva, es posible que Mokosh pudiera ser asociada con una especie de Madre Tierra, similar a Cibeles, aunque también puede que fuese una simple invención de Vladímir.

«Mokosh». Vladimir Makovsky.
Veles

Junto a estos dioses, existía uno más que compartía un lugar de importancia junto a Perún, el llamado Veles, pero su ídolo no fue erigido junto al resto frente al palacio de Vladímir. Sea como fuere, Veles era el dios del ganado, el guardián de los juramentos, dios de la clarividencia y las profecías, y, probablemente, una deidad del inframundo (similar al Hades griego y al Plutón romano).

Como guardián de los juramentos, era el encargado de imponer castigo a aquellos que lo rompiesen. En la Primera Crónica Rusa se dice:

«Si no respetáramos algo de lo anteriormente dicho, que yo y los que están conmigo y bajo mi poder seamos malditos por el dios en el que creemos [Veles] y que nos volvamos amarillos como el oro, y que seamos despedazados por nuestras propias armas [y que muramos]».

Veles en The Mythology of All Races. Volume III. Celtic. Slavic.

En definitiva, Veles sería un dios importante con diversas funciones y que fue conocido por todas las ramas del mundo eslavo. Durante la época cristiana fue sustituido por San Blas, aunque simplemente se recordó su función como dios protector del ganado.

La cristianización

Algunos investigadores han considerado la tríada eslava como un intentó de Vladímir de representar los tres componentes de su reino: Perún para Kiev, Dazhbog para Chernigov y Stribog para un lugar no identificado. En cualquier caso, el panteón tendría una vida bastante corta. Apenas ocho años después de que Vladímir I de Kiev llegase al poder acabaría por imitar a su hermanastro y predecesor Yaropolk. Decidió abrazar el cristianismo ortodoxo y con él su reino, siendo bautizado en la ciudad de Quersoneso, en el extremo sur de la península de Crimea. Posteriormente sería canonizado por la Iglesia Ortodoxa en el siglo XIII.

Vladímir I, tras valorar diversas opciones, escogió el cristianismo ortodoxo y recibió el bautismo en Quersoneso entre 988-989. («El bautismo de San Vladimiro». Víktor Vasnetsov).

A pesar de la conversión de Vladímir, el paganismo siguió arraigado en la Rus de Kiev durante al menos un siglo más, llegando a producirse varias revueltas en este período. Además, la cristianización de Kiev sirvió para mejorar las relaciones entre la Rus y el Imperio Bizantino, eje central de la cristiandad ortodoxa. Siendo el primer estado eslavo oriental ortodoxo, la Rus de Kiev fue el precedente histórico de lo que con el correr de los siglos sería la Rusia de los zares.

Bibliografía

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