En 1567, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III duque de Alba y Tormes, trazó la pieza clave que permitió la comunicación y la defensa del Imperio durante casi un siglo: el Camino Español.
El imperio donde nunca faltaban enemigos
“Austriae est imperare orbi universo” («El destino de la Casa de Austria es gobernar el mundo entero»), rezaba el lema de los Habsburgo. Y no se equivocó mucho. Por azares del destino y por fuerza de voluntad adjunta, la divisa de los Austrias se elevó a su máximo exponente en su vertiente española. Carlos V puso los cimientos de tan ambiciosa empresa y Felipe II recogió en buena hora el testigo de su padre y obró como arquitecto del mayor imperio conocido hasta la fecha.
A medida que el Imperio español aumentaba sus dominios, surgían nuevos enemigos, y para 1580 ambos se extendían por todo el mundo
A partir de la anexión de Portugal en 1580, los dominios de la Casa de Austria en España se extendieron por todos los continentes habitados amén del control indiscutible de los tres grandes océanos del orbe. Pero, como ya es sabido, no hay poder sin contrapoder, ni hegemonía sin desafíos. A medida que los dominios de la Corona aumentaban, de igual forma lo hacían sus enemigos. Francia, Inglaterra, el Turco, los piratas de la Berbería, el Papa a ratos y los rebeldes holandeses sacudieron a la Monarquía por tierra y mar oponiéndose al omnímodo Rey Prudente.
A grandes rebeliones, Duque de Hierro
Fueron estos últimos, los rebeldes holandeses, los que mayor daño causaron en perjuicio de la Corona española a partir de 1566. La revuelta de los Países Bajos se convirtió en toda una sangría económica y humana para los Austrias españoles. La rebelión estalló encabezada por los nobles locales, celosos de la presencia española en algunos puestos de gobierno y favorables a la causa calvinista. Y aunque Margarita de Parma, gobernadora de los Países Bajos, intentó mediar con lo más florido de los rebeldes, Felipe II prefirió curarse en salud. El rey decidió dar un golpe de autoridad enviando a don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III duque de Alba y Tormes, al mando de un contingente armado.
Ante la rebelión de los Países Bajos, Felipe II envió al duque de Alba para poner orden
Para su traslado se pensó en el tradicional transporte marítimo por la fachada atlántica europea, sin embargo, debido al recrudecimiento de las relaciones con ingleses y franceses, se ideó en una ruta alternativa a pie por el corazón de Europa. Fue así cómo en 1567 nació el conocido “Camino Español”, una verdadera obra de ingeniería logística que se mantuvo operativa durante casi 100 años y permitió mantener vivas las comunicaciones entre Flandes y España hasta el fin de la revuelta.
¿Cómo era el Camino Español?
El historiador Geoffrey Parker describía así el famoso entramado logístico:
“Puede afirmarse como balance final, que la organización del Camino Español y de otros corredores militares similares del Ejército de Flandes significó una gran mejora de todos los mecanismos anteriores para el traslado de tropas por un territorio neutral. Las étapes evitaban a la población civil formas más graves de violencia, destrucción y privaciones, normalmente asociadas al paso de tropas. Cuando ocurrían, era indemnizadas. El coste de cada expedición era asombrosamente reducido. En 1582 y 1584 el envío a los Países Bajos de un soldado español e italiano desde Lombardía suponía por término medio 20 escudos (50 florines), además de la paga… y aun parte de este reducido gasto era reintegrado después…»
El Camino Español significó todo un éxito logístico: permitió un transporte eficaz y barato de la tropa a la vez que evitó altercados con la población civil
«Así pues, España consiguió a base de ingenio y tenacidad que su sistema de expatriación militar funcionara -y con gasto sorprendentemente pequeño-. A pesar de los problemas de la distancia, reunió, como por control remoto, un gran ejército a cientos de millas del centro político de la monarquía.”
Bibliografía:
Parker, Geoffrey, El ejército de Flandes y el camino español, 1567-1659.
Martínez, Enrique, Felipe II. Hombre, rey, mito.