El interior de la célula

Seguramente hayas oído hablar de la célula. Es más, es muy probable que hayas hablado de ella. Incluso, a ciencia cierta sabes que tu cuerpo está formado por billones de células, pero ¿sabes exactamente qué es una célula? ¿qué funciones tiene y qué estructuras la forma?

Ejemplos de células vistas con un potente microscopio.

Bueno, para ilustrar este concepto podemos imaginar casas hechas de ladrillos. La unidad básica de la casa es el ladrillo y todas las casas están construidas con ladrillos. Pues la célula es como un ladrillo, pero en vez de hablar de casas hablamos de seres vivos: la célula es la unidad morfológica y funcional de los seres vivos. Esto significa que todos los seres vivos están formados por células y que, además, cada célula tiene la capacidad de realizar funciones vitales por sí misma. De hecho, en ocasiones una sola célula es un ser vivo completo y en estos casos hablamos de organismos unicelulares (como son las bacterias, muchos hongos, algunas algas…).

La célula es la unidad morfológica y funcional de los seres vivos.

Estructuras

Obviamente, si una célula es la unidad viva más pequeña, no estamos hablando de algo simple sino de una unidad compleja con muchas estructuras.

Para empezar, la célula tiene que estar delimitada. Las células necesitan unas condiciones muy específicas (de acidez, temperatura, concentración de iones, etc.) y para ello se delimita del medio externo o de otras células mediante una membrana. Además, algunas células también cuentan con una protección adicional llamada pared celular.

En el interior de la célula se pueden distinguir muchas estructuras u orgánulos, cada uno especializado en una función. Algo así como las habitaciones de una casa, que delimitan espacios dedicados a distintas actividades: cocinar, dormir, estudiar… Una de estas estructura es el núcleo. En el núcleo es donde se encuentra el material genético (ADN o ARN) de la célula, que es la información hereditaria y que codifica proteínas. En otras palabras, el núcleo contiene las instrucciones para que funcione la célula y, como todas instrucciones, deben ser leídas y “transformadas” en hechos (proteínas).

Más allá del núcleo

Esto nos lleva al siguiente orgánulo, el retículo endoplasmático. En el retículo endoplasmático ocurre la síntesis de proteínas, muchos glúcidos, lípidos y hormonas esteroideas. Nos vamos a centrar en las proteínas porque estas son la consecuencia directa de la “interpretación del ADN” que explicábamos antes. Recordemos que el ADN se encuentra en el núcleo, pero existen dos problemas cruciales con este hecho. Por un lado, el ADN no puede salir del núcleo así como así, y por otro, la síntesis de proteínas no puede ocurrir dentro del núcleo. Por lo tanto, la célula necesita un mensajero que lleve la información contenida en el ADN fuera del núcleo y este mensajero se llama ARN mensajero. Este ARN viaja con la información del ADN al retículo endoplasmático y ahí se traduce de lenguaje genético a lenguaje proteico. Esta función la realizan los ribosomas, que se encuentran adheridos al retículo endoplasmático, aunque también pueden localizarse en el citoplasma celular (que es la región celular comprendida entre el núcleo y la membrana celular).

La célula ya tiene sus proteínas, glúcidos, lípidos y hormonas, pero ahora debe llevarlas al sitio celular adecuado. Para ello, estas moléculas entran en el aparato de Golgi, donde son empaquetadas y etiquetadas para que puedan llegar al destino correcto.

Los lisosomas son otros orgánulos claves en la célula, pues cumplen la función de reciclaje. Todas aquellas moléculas y/o elementos que la célula no necesita son procesados por los lisosomas para su posterior utilización o para ser eliminados.

Representación de los orgánulos de una célula, Nigel Sussman.

Otros orgánulos

Pero ¿cómo se mueven las moléculas dentro de la célula? El citoesqueleto facilita este proceso. Esta estructura consiste en una red de filamentos que actúan como carreteras y ayudan a las moléculas ir de un lado a otro. Además, durante la división celular el citoesqueleto permite que la célula cambie su morfología y pueda finalmente dividirse en dos.

Existe un orgánulo en algunas células que participa en el metabolismo de lípidos y en la eliminación de ciertos compuestos tóxicos como los peróxidos. Esta estructura recibe el nombre de peroxisoma.

La célula es como una gran ciudad en la que ocurren muchos procesos, y estos procesos requieren energía. Es por ello que para muchos, el orgánulo estrella es la mitocondria. Esta estructura es como una central eléctrica celular que suministra energía en forma de ATP a la célula.

Las células fotosintéticas, como las vegetales, cuentan también con cloroplastos. En estos orgánulos ocurre la fotosíntesis (proceso por el cual se transforma carbono inorgánico en carbono orgánico).

Las células vegetales también cuentan con vacuolas, estructuras que almacenan agua y otros nutrientes.

Muchos orgánulos más

Todas estas estructuras son fundamentales en el correcto funcionamiento celular y se encuentran en la gran mayoría de células, pero hay millones de tipos celulares. Esto quiere decir, que, aunque todas las células compartan ciertas características, cada tipo celular está adaptado a sus necesidades y ha desarrollados orgánulos exclusivos.

Por ejemplo, los espermatozoides tienen un flagelo que ayuda en su movilidad para que pueda encontrar el óvulo; muchas células tienen centriolos, que ayuda a reorganizar los orgánulos durante la división celular; o las manchas oculares de algunas algas que facilitan la detección de luz.

Como ves, a pesar de su tamaño microscópico, las células son muy complejas y tienen la maquinaria necesaria para poder sobrevivir por sí mismas siempre que las condiciones sean las adecuadas.

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