Tras el hundimiento de la Unión Soviética a finales de 1991, un nuevo orden mundial surgió con Estados Unidos a la cabeza. La superpotencia norteamericana aprovechó entonces para ocupar el espacio dejado por su principal contrincante e influir de forma decisiva en la geopolítica a nivel planetario. Para consuelo de unos y desgracia para otros, el Telón de Acero que había dividido el mundo en dos bloques antagónicos durante décadas, pasaba a formar parte de las páginas de la historia. Pero todavía quedaban nuevos desafíos y potenciales competidores.
La Geopolítica contemporánea hace hincapié en entender que la visión geográfica de los países es una visión geopolítica (una visión de un mundo como un todo). Esto genera una dimensión binaria que reduce enormemente la organización del mundo. Muchas veces no se respeta, por ejemplo, las categorías de este u oeste, ya que estas son meramente políticas (por poner un ejemplo, en la era post-Guerra Fría los países bálticos pasan del este al oeste). Pero, ¿qué es lo había ocasionado el nuevo liderazgo de Estados Unidos en la geopolítica internacional?
Contexto: los Estados Unidos en la década de los 90
Ante la caída de la Unión Soviética en diciembre de 1991, el capitalismo y la cultura estadounidense lograron penetrar poco a poco en el anteriormente inamovible Bloque del Este. El líder de la naciente Federación de Rusia, Boris Yeltsin, se mostró como un aliado encargado de implementar políticas liberales y de privatización, no sin generar cierta controversia tanto dentro como fuera de sus fronteras.
La República Popular China tuvo un rumbo similar. Producto de las reformas económicas iniciada por Deng Xiaoping y continuadas en 1989 por Jiang Zemin, desde Occidente se comenzó a ver al gigante asiático como un aliado fuerte en la región similar a Corea del Sur y Japón. Además, en el mismo año, se comenzaron a implementar reformas liberales en Hispanoamérica, buscando achicar el estado mediante privatizaciones.
A raíz de lo mencionado, EE.UU logró posicionarse como superpotencia única, un mundo unipolar en el cual ningún país podía hacerle sombra tanto a nivel económico, político y militar, imponiendo sin cortapisas su voluntad a través de la diplomacia y la guerra. Ante ello, diferentes intelectuales y escritores en América del Norte comenzaron a prever que este panorama iba a dominar las décadas siguientes. Entre las numerosas teorías que se manejaron, las más relevantes son las tres explicadas a continuación.
1ª Teoría: la post-Guerra Fría y el fin de la historia
El politólogo Francis Fukuyama sostuvo que la historia había dejado de ser un grupo de alternancias y paradigmas, en donde se configuraban las distintas competencias ideológicas acerca de cómo organizar el mundo de manera político-social. Esto estaba dirimido durante la Guerra Fría y ante la victoria del capitalismo liberal, en la post-Guerra Fría, se da el fin de la discusión sobre cómo llevar a cabo la organización sociopolítica del mundo.
El ala del presidente estadounidense Bill Clinton se valió de la visión de Fukuyama, logrando el auge de la noción de cómo se tiene que organizar el mundo (instituciones) bajo el sistema del capitalismo liberal, sin la competencia de otro actor (sin ningún país que le haga sombra como la Unión Soviética en la Guerra Fría, se expande a todo el mundo).
2ª Teoría: Samuel Huntington y el choque de civilizaciones
El politólogo y profesor Samuel Huntington promovió la visión del choque de culturas como respuesta a Fukuyama. Ante el vacío de poder en la era post-Guerra Fría, salieron a flote diferentes ideas fomentadas por etnias o grupos (por ejemplo, el bloque latinoamericano o los Balcanes) que se encontraban subyugadas por la dicotomía capitalismo/comunismo, que comienzan a aparecer y a chocar unos con otros. Huntington dividió el mundo en civilizaciones que se integran en grupos económicos, dando mayor facilidad en las alianzas regionales debido a su pasado histórico, así como por su religión y cultura compartidas.
En conjunto, comenzaron a surgir grupos que habían quedado subyugados o estaban al servicio de alguno de los dos bloques dominantes de la Guerra Fría (comunista y capitalista), conformándose bajo estas ideas, a veces con resultados bastante desastrosos. Algunas de estas organizaciones en aras de conseguir sus objetivos políticos, por otro lado moralmente cuestionables, justificarán cualquier acción por brutal que sea, siendo una de las más relevantes, el terrorismo con Al-Qaeda o ISIS.
3ª Teoría: Edward Luttwak y la geoeconomía en la era post-Guerra Fría
El experto en geoestrategia militar, Edward Luttwak, defendió una alianza estratégica entre potencias desde el punto de vista de una política de defensa económica, siendo el eje principal la política de los conflictos económicos entre EE. UU. y China. Ante esto, definió esta postura como geoeconomía, siendo un espejo de la geopolítica clásica. Por tanto, sustituyó la geopolítica por la geoeconomía, donde los estados dejan de competir por la hegemonía en ciertas áreas del mundo para competir por áreas de producción en mercado y tecnología, convirtiendo al estado en un actor principal en este proceso.
En el marco de esta nueva visión mundial ideada por Luttwak, los estados van a aliarse con las empresas nacionales para fortalecerse y competir, bajo una visión de índole estatal y mercantilista con la idea de reestructurar y ubicar nuevamente el mercado en el eje. El estado va a participar activamente en la competencia mundial, ya que tiene los recursos para hacerlo. El concepto luttwakiano difiere con el concepto de guerra económica de la Guerra Fría, en donde se buscaba arruinar la economía del país enemigo.
Según la visión de Luttwak, ahora se tendrá una competencia geoestratégica donde los estados van a competir junto a las empresas. En este aspecto, la diplomacia será la promotora de las empresas nacionales, ya que el interés de estas es el mismo que el de los estados (primacía internacional en el mercado). Luttwak imaginaba a la UE, Japón y EE. UU compitiendo geoeconómicamente en el mundo post-guerra fría. En este escenario Europa iba a resultar el ganador, habiendo tres monedas en liza: dólar (EE.UU), yen (Japón) y euro (UE).
El estado va a respaldar a sus empresas e intervenir en la competencia, por ende se va a necesitar que un estado tenga empresas fuertes. Lo que Luttwak no anticipó, fue el excepcional crecimiento chino en los últimos años. Estamos por tanto, ante un nuevo panorama geopolítico en el que las diferentes potencias compiten por dominar la economía mundial.
Bibliografía
Fukuyama, F. (2006). The end of history and the last man. New York. Editorial Free Press
Huntington, S. (2011). The clash of civilizations and the remaking of World order. New York. Editorial Simon & Schuster
Luttwak, E. (2002). Strategy. Massachusetts. Editorial Harvard University Press
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