Locura “real”
El monarca desarrolló con la edad el comportamiento de un maníaco depresivo. Al trastorno bipolar se sumó un delirio nihilista de Cotard: ‘A veces se creía una rana’.
Tanto los hispanistas del siglo XIX como los cronistas de la propia Corte atestiguaron la perturbadora enfermedad psiquiátrica que padecía el monarca español Felipe V. Los médicos del momento declararon que su trastorno se debía a “vapores”. Tanto afectaban dichos vapores al rey, que intentó montar en los caballos de los tapices y llegó a creer, en una ocasión, que era una rana. Por su dolencia mental también creyó que se encontraba bajo una amenaza constante de envenenamiento, pero tratándose de un rey y, por tanto, avezado en las “nobles” prácticas aristocráticas, quizá dicho pensamiento no fuese tan exagerado…
Con Felipe V la Casa de Borbón inicia su reinado en España en el año 1700. Felipe, duque de Anjou, era hijo del Gran Delfín francés y nieto de Luis XIV de Francia y María Teresa de Austria. Esta última, a su vez, fue hija de Felipe IV de España, el “Rey Planeta”. Tal alcurnia le sirvió a Felipe para hacerse con el trono de España después de que su tío abuelo Carlos II el “hechizado” muriera sin herederos al trono y concluyese dinastía de los Austrias. Carlos II nombró heredero a su sobrino-nieto Felipe, sin embargo su ascensión al trono constituía una amenaza porque significaba que Francia y España podían llegar a tener un día un mismo rey, por lo que los Habsburgo de Austria se aliaron con Inglaterra, Holanda y Portugal para intentar llevar al trono al archiduque Carlos. Estos problemas hereditarios propiciaron la Guerra de Sucesión Española, un conflicto de dimensiones internacionales.
El reinado de Felipe V de España duró 45 años divido en dos períodos. Esta fragmentación se debió a que en Felipe V abdicó en su hijo Luis I el “Liberal”. Sin embargo, el jovencísimo rey Luis murió de viruela tras sólo ocho meses de regencia. Este hecho hizo que Felipe V volviese al trono, no sin controversia puesto que existía un sector que no veía con buenos ojos que recuperase su cargo tras su renuncia solemne. Además, Felipe tenía otro hijo varón, Fernando, quien acabaría gobernando en 1746 tras la muerte de su padre, con el nombre de Fernando VI de España el “Prudente”. Fernando también murió sin descendencia, por lo que Carlos III, hijo de Felipe V con su segunda mujer, heredó el trono.
Felipe V siempre intercaló periodos de euforia con fases depresivas, pero como explica el historiador Ricardo García Cárcel[1], cuando Felipe V volvió al trono por la muerte de su hijo había cambiado: tenía una alteración en su salud mental que sobresalía ya de forma manifiesta. El segundo período de su mandato lo desempeñó Felipe tras la sombra de su segunda mujer, Isabel de Farnesio, pues era ella quien tomaba las decisiones. El estado psicopatológico del rey se fue agravando hasta llegar a puntos desastrosos. Ante ésto, hay que decir que era frecuente la preferencia de cierta historiografía romántica a pensar en un secuestro del monarca por parte de su “pérfida” mujer, antes que a asumir la inhabilitación mental del mismo.
Por su parte, Alfred Baudrillat[2], declara que las Cortes de Europa hablaban de Felipe V como un ser caprichoso, insociable, e incapaz. Este historiador francés tildó al rey de “espíritu poco profundo y de inteligencia limitada” que sufría de “vapores” que posteriormente desembocaron en simple locura. Antonio Domínguez Ortiz, mucho más vehemente y tendencioso, califica directamente a Felipe V de “anormal” y expresa que sus lunáticas acciones eran tan increíbles que si no estuviesen bien documentadas, se las tomarían como completamente inverosímiles.
Pedro Voltes comenta algunos de los, según él, “tragicómicos desatinos del soberano”. Felipe V no se cambiaba de ropa durante meses enteros y las camisas que llevaba sólo se las ponía si eran usadas antes por su mujer. El motivo de esta excentricidad era su convicción de que iba a ser envenenado con la tela de una camisa. Esto lo llevó incluso a pasear con el torso desnudo frente a extraños. Además, la higiene personal del rey era repulsiva y la suciedad circundante iba en aumento. Rechazaba ser rasurado y que le cortasen las uñas, que le provocaron problemas al caminar. Felipe V permanecía en la cama durante días en un estado letárgico y en otras ocasiones salía del palacio desatendiendo los asuntos de Estado. Celebraba las reuniones del Consejo a altas horas de la madrugada y tenía manías que ante los ojos de terceros eran ridículas y extravagantes. Sufría fuertes alucinaciones, y en algunas de ellas creía ser una rana. En cierta ocasión le encontraron intentando montarse encima de los caballos representados en los tapices de los Reales Alcázares. Asimismo, se procuraba mordiscos en la piel y gritaba frenéticamente sin que nadie pudiera calmarlo. También entonaba cánticos y realizaba constantes muecas extrañas. Además, en ciertos episodios de locura peleó con la reina y llegó a agredirla.
También el periodismo de la época y el cotilleo del momento hicieron circular el chisme del desequilibrio del rey. No sólo el pueblo llano lo comentaba, sino también embajadores y diplomáticos se referían a sus desvaríos y su dejadez personal resultantes de su frágil salud mental. Sin embargo, no hay que dejar de decir que, así como su locura, también son aceptados sus períodos de lucidez y sus grandes acciones políticas como gobernante competente. El autor Henry Kamen argumenta convincentemente que Felipe V siempre gobernó, contradiciendo la versión de que Isabel de Farnesio era el verdadero poder detrás del trono.
Felipe V, no es el único «rey loco» conocido. Otros monarcas que pasaron a la historia por sus problemas mentales fueron Jorge III de Inglaterra, Carlos VI de Francia, o Juana I «la Loca» de Castilla.[3]
Bibliografía
El Mundo. “Felipe V cree que es una rana”. El reportaje de la historia, N. 61.
García Cárcel, R. Felipe V y los españoles: una visión periférica del problema de España. Ed. Plaza & Janes. 2002: Barcelona.
Voltes Bou, P. Felipe V, fundador de la España contemporánea. Ed. S. L. U. Espasa Libros. 1991: Madrid.
Kamen, H. Philip V of Spain. Ed. Yale University Press.
[1] Cf. Felipe V y los españoles: una visión periférica del problema de España.
[2] Hispanista francés.
[3] Los historiadores no se ponen de acuerdo para dar una respuesta sobre la situación mental y supuesta locura de la hija de los Reyes Católicos.