La Force Publique: la fuerza armada del Congo

Force Publique o Fuerza Pública es el nombre que se le dio a las fuerzas armadas del territorio de la actual República Democrática del Congo desde 1885 (cuando el territorio era conocido como Estado Libre del Congo) hasta 1965, año en el que Mobutu Sese Seko realizó un golpe de Estado que derrocó al presidente Joseph Kasavubu para dar comienzo a la Segunda República.

Antecedentes: el Estado Libre del Congo

Para comprender cómo se llegó a establecer la Force Publique, debemos retrotraernos a la creación del Estado Libre del Congo. Tras la Conferencia de Berlín que se celebró entre noviembre de 1884 y febrero de 1885, las principales potencias europeas y Estados Unidos reconocieron la reivindicación de Leopoldo II en el África Central. A pesar de que el organismo oficialmente reconocido por la Conferencia de Berlín y distintos gobiernos fue la Asociación Africana Internacional o Asociación Internacional del Congo, Leopoldo decidió cambiarle el nombre. El 29 de mayo de 1885, por decreto real, Leopoldo II denominó a su nuevo país, administrado de forma privada, Estado Libre del Congo.

La estructura de control tendida por Leopoldo de un lado a otro de su enorme propiedad era de carácter militar. Al fin y al cabo, sin una fuerza militar no iba a ser posible llevar a cabo el control efectivo de la zona. Oficialmente la Force Publique se creó en 1888 con el objetivo de defender el territorio y de luchar contra los traficantes de esclavos. Sin embargo, durante el reinado de Leopoldo II su papel fue el de asegurar la rentabilidad económica del territorio, con la explotación del caucho y del marfil, asegurándose las cuotas de producción por medio de trabajos forzados con armas de fuego y el uso de la chicotte. La chicotte era un látigo de piel de hipopótamo sin curtir, secada al sol y cortada en una tira larga con forma de sacacorchos y de bordes afilados.

La «Force Publique»

La Force Publique no solo estaba formada por belgas sino también por suecos, daneses e incluso congoleños, que fueron forzados a ser parte de la fuerza militar. Y la Force Publique no sólo hizo trabajar a adultos sino también “se hacía trabajar a niños: un observador vio a niños de siete a nueve años que llevaban cargas de diez kilos”. En doce años este ejército creció hasta más de diecinueve mil hombres entre oficiales y soldados, siendo el ejército más poderoso de África Central. Y eran al mismo tiempo fuerza antiguerrillera, ejército de ocupación y fuerza de policía para la mano de obra de las empresas.

El funcionario determinaba el número de azotes y su ayudante negro los administraba cuando pasaban lista por la mañana o por la noche, mientras ondeaba la bandera del Estado. El número de latigazos no podía ser más de cincuenta, sólo se podían dar en las nalgas y la parte baja de la espalda y había que parar si la persona sangraba. Pero algunos miembros de la Force Publique no eran del todo estrictos con las normas ya que preferían los látigos no reglamentarios que, por ende, causaban más dolor. También algunos de ellos ordenaban dar latigazos en los riñones, el vientre y los genitales.

Soldado de la Force Publique azotando a un nativo congoleño

Legado de la «Force Publique»

¿Qué hizo posible que los funcionarios belgas y la Force Publique contemplaran con despreocupación cómo se recurría a la chicotte y se infligía dolor y muerte? Una de las razones principales fue la raza. Para los europeos, los africanos eran seres inferiores: indolentes, incivilizados, poco mejores que los animales. Lo más común era que trabajaran como animales, como bestias de carga. Por lo tanto, los colonos y soldados belgas veían a los congoleños como seres infrahumanos, y las ideas victorianas sobre la raza proporcionaban esa base. Gente que se habría sentido horrorizada viendo a alguien usar la chicotte en las calles de Bruselas o Paris, aceptaban con normalidad un acto así en aquel escenario tan diferente.

Con relación al método de recolección de caucho, se concedió a cada agente el control sobre cierto número de salvajes, reclutados en las tribus más violentas y armados con armas de fuego. Uno o dos eran apostados en cada poblado para asegurarse de que los nativos hicieran su trabajo. A esos hombres se los llamaba capitas, o cabecillas, y eran quienes infligían el castigo físico. Reclamaban vino de palma, exigían mujeres, pegaban, mutilaban y mataban por placer.

Miembros de la Force Publique. Fuente: alchetron.com

En la actualidad no se sabe exactamente cuántos congoleños murieron durante los años que existió el Estado Libre del Congo. Adam Hochschild diferencia entre cuatro causas para hablar sobre el número de víctimas: 1) asesinatos; 2) hambrunas, extenuación y abandono; 3) enfermedades y 4) descenso de la población. Aunque el asesinato no fue la principal causa de muerte en el Congo de Leopoldo, en ellos estuvo directamente implicada la Force Publique.

Una vez el gobierno belga se hizo cargo del gobierno del Estado Libre del Congo en 1908, la Force Publique fue organizada en 21 compañías diferentes, a las que se añadieron unidades separadas de artillería e ingenieros. Durante la Primera Guerra Mundial unidades reforzadas de la Force Publique lucharon contra las fuerzas del Imperio alemán colonial en Camerún, Ruanda, Burundi y en el territorio de la actual Tanzania. Obtuvieron varios éxitos militares, ganando el respeto de sus aliados portugueses y británicos y de sus enemigos alemanes.

El 30 de junio de 1960 el Congo se independizó de Bélgica y pasó a denominarse República del Congo (posteriormente llamada República Democrática del Congo). La existencia del Congo como un país estable duró solo unos días, ya que el 4 de julio, durante la revista vespertina de las tropas en el cuartel Leopoldo II, algunos soldados se negaron a seguir las órdenes y atacaron numerosos objetivos europeos y congoleños. Los militares estaban hartos. Ansiaban tener posibilidades de ascender dentro de la jerarquía militar, querían una paga mejor y menos racismo. La insurrección desencadenó el pánico entre la población civil de origen europeo (principalmente belgas) y muchos de ellos regresaron a Europa.

Patrice Lumumba, el primer ministro, prometió subir el rango de todos los soldados, destituyó al general Janseens y en su lugar nombró a Victor Lundula comandante en jefe de las fuerzas armadas y a Joseph-Désiré Mobutu jefe del Estado Mayor. Luego llevó a cabo una africanización radical del cuerpo de oficiales y cambió el nombre de la Force Publique: en adelante se llamaría Armée Nationale Congolaise (ANC).

Patrice Lumumba, primer ministro de la República Democrática del Congo

Bibliografía

Forbath, P. (2002). El río Congo. Descubrimiento, exploración y explotación del río más dramático de la tierra. México D.F: Fondo de Cultura Económica.

Hochschild, A. (2017). El fantasma del rey Leopoldo. Una historia de codicia, terror y heroísmo en el África colonial. Barcelona: Malpaso Ediciones.

Ndaywel È Nziem, I. (2011). Historia del Congo. Madrid: Catarata.

Van Reybrouck, D. (2019). Congo: una historia épica. Barcelona: Taurus.

Foto de portada de alchetron.com

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