La pandemia de gripe de 1918
En 2018 se cumplen cien años del gran impacto sobre la población mundial de la “gran gripe” o la epidemia de gripe de 1918. Esta afección causó inmenso daño a gran cantidad de personas simultánea e indiscriminadamente por su intensa expansión internacional. Esta enfermedad es principalmente conocida como gripe española, pero ¿tuvo su origen realmente en España?
La gripe española se convirtió en una pandemia de una gravedad sin precedentes. A esto se añade que su aparición tuvo lugar en el contexto del final de la Primera Guerra Mundial. Las opiniones sobre las causas del surgimiento de esta enfermedad infecciosa son distintas. Por un lado, hay quienes consideran, como Carol Byerly, que la guerra propició las condiciones de la enfermedad dado que la aglomeración de soldados y la convivencia con gases tóxicos y pésimas condiciones higiénicas favorecieron el cultivo de enfermedades. Por otro lado, existe la opinión, como la de Patrick Zylberman, basada en estudios biológicos que afirman que no se trata más que de una coincidencia cronológica, puesto que fue una particularmente desafortunada mutación del virus. Ahora bien, si bien es cierto que actualmente no se considera que la causa del virus fue la guerra, también es verdad que contribuyó a su expansión.
De lo que no cabe duda es que la actitud institucional de los países en guerra sí determinó el modo de comprender el origen de la enfermedad. Las naciones combatientes censuraron las informaciones sobre una grave enfermedad que afectaba a su población, por razones estratégicas evidentes. Asimismo, para no atemorizar a sus propias fuerzas y no provocar el pánico, se restaba la importancia de la gripe y no se revelaba la extensión del virus. Sin embargo, al ser neutral, España no ocultó la información ni la gravedad del asunto, por lo que a efectos mediáticos parecía que España era el país más afectado.
En mayo de 1918 el virus llegó a España y no se tenían noticias de más afectados en otros países. A pesar de que ya existían personas que padecían la enfermedad con anterioridad a los casos españoles en Estados Unidos y en Francia, no se tenía constancia de otros sucesos similares en distintos territorios europeos. Así lo expresó Martín Salazar, el inspector general de Sanidad, el 29 de junio a la Real Academia de Medicina de Madrid. De este modo, se extendió la creencia (para empezar, entre los propios españoles) de que España era el lugar de origen de la enfermedad. De ahí el nombre. Muchas personalidades españolas como el médico García Triviño se opusieron a la denominación que se le dio a la gripe, y muchos otros entendieron dicha calificación como un efecto más de la leyenda negra que surgió contra España en el marco de la hostilidad y la competencia entre los anteriores imperios.
No obstante, España no fue el único país sobre el que cayó el sambenito. La gripe adoptó diversos nombres en los distintos países que se culpaban unos a otros. En Brasil se la llamó gripe alemana, en Senegal gripe brasileña, algunos sectores polacos la llamaron enfermedad bolchevique, en Dinamarca se consideraba que era una enfermedad que venía del sur, los persas se la imputaron a los británicos, en Japón se la llamó gripe del sumo, etc. Pero la denominación más extendida seguía siendo la de gripe española, puesto que así la llamaron británicos, franceses y estadounidenses.
Las distintas denominaciones locales fueron desapareciendo en favor de un nombre único, a medida de que se iba comprendiendo el alcance global de la enfermedad. El nombre que se impuso para calificar a la pandemia global fue el que ya utilizaban las principales potencias victoriosas de la Gran Guerra. Así pues, la pandemia de gripe de 1918 pasó a ser conocida mundialmente como gripe española.
Es difícil de determinar el verdadero origen geográfico de la enfermedad, puesto que no se ha podido encontrar un paciente cero confirmado. Existen diversas conjeturas, pero la versión tradicional establece que el origen de la trayectoria fue el 4 de marzo en la base militar de Fort Riley en Funston, Kansas, Estados Unidos. Nada menos que 1.100 soldados resultaron rápidamente afectados por la gripe. Existe la creencia en que podría haber ocurrido un brote en febrero en zonas cercanas a Haskell County de las que procedían granjeros que se alistaron para combatir en la guerra. Por otro lado, también hay quien cree que el virus fue traído por trabajadores chinos de la base.
Sea como fuere, el relato oficial señala que la gripe llegó a Europa cuando soldados de Fort Riley fueron destinados a Francia. En abril de 1918 la gripe aparece en una base cercana a Burdeos. A partir de ahí, esta primera oleado se propagó por toda Europa. En agosto surgió una segunda oleada con una cepa mucho más nociva que arrasó el planeta causando millones de muertes. Lo sorprendente es que la nueva cepa brotó de manera simultánea en Francia, Massachusetts y Sierra Leona, tres continentes diferentes. Posteriormente se sucedieron otras oleadas menos virulentas a principios de los años 1919 y 1920.
La gripe española afectó a jóvenes sanos y no sólo a niños y personas de tercera edad. Es la pandemia más destructiva de la historia superando en muertes a la peste negra de la Edad Media, a pesar de que no se pueda fijar con exactitud el número de afectados y de fallecidos por su causa. Además, la horquilla de personas muertas en un año es muy amplia: entre 20 y 40 millones.
En definitiva, es importante dar un nombre a las enfermedades de extrema gravedad y que afectan a un elevado número de personas, ya que es el primer acto de carácter público dirigido a reconocerlas y controlarlas institucionalmente, a pesar de que la denominación pueda aludir a un falso origen histórico.
Fuentes
Catanzaro, M. “La gripe española de 1918, ¿una fiebre de guerra?”. Historia y Vida. 7/7/2017.
Gunderman, R. “Diez mitos que aún creemos sobre la gripe española de 1918”. El País. 21/1/2018.
Spinney, L. “El falso origen de la gripe española”. El País. 6/2/2018.