Genserico y el Regnum Vandalorum de África

Era el invierno de 406, concretamente el 31 de diciembre, cuando una confederación de bárbaros cruza el Rin aprovechando que estaba congelado. Los bárbaros habían traspasado el limes romano y ya nada sería lo mismo. Entre este grupo de bárbaros se encontraban los vándalos, divididos entonces en asdingos y silingos. Si bien el término vándalo tiene ahora connotaciones negativas, es el nombre de uno de los pueblos clave de la tardo-antigüedad. El año 406 marca el comienzo de un periplo que los llevaría a dominar parte del Mediterráneo por décadas.

Regnum Vandalorum

Años en Hispania

Sería en 409 cuando, aparentemente como tropas mercenarias bajo el mando de Geroncio, los vándalos, junto a alanos y suevos, entran en Hispania. En pocos años ya son los señores del territorio dada la poca o nula presencia de los ejércitos romanos, ocupados en otras luchas en las Galias o Italia. A continuación, y siguiendo una tradición germana, según apuntan algunos historiadores, los bárbaros se reparten el territorio ibérico en 411 (aunque hay otros historiadores que señalan la posibilidad de un foedus con el imperio). Los suevos se quedan con la Gallaecia más occidental y los alanos con la Lusitania y la Carthaginense. Por su parte, los vándalos silingos obtienen la Bética y los vándalos asdingos el interior de la Gallaecia.

Los alanos eran aparentemente el grupo dominante entre los que entraron a la península. El imperio se valdrá de los godos para tratar con ellos. En 417 las tropas de Walia cosechan un triunfo aplastante sobre los alanos y parte de los vándalos silingos. El rey alano, Addax, muere en batalla, y la unidad política de alanos se rompe. Los sobrevivientes del enfrentamiento optan por huir a la Gallaecia y se integran en las huestes del rey vándalo de los asdingos, Gunderico. A partir de esta absorción de los restos de estos pueblos, el rey de los asdingos adquiere el título de rex vandalorum et alanorum.

Preparación para el desembarco en África

Los conflictos en la península no cesan. Hay varios enfrentamientos entre vándalos y suevos, apoyados estos últimos desde Rávena aparentemente. Al final, los vándalos abandonan sus posiciones norteñas en Hispania y se desplazan hacia la Bética, donde se asientan alrededor de 420. Se alejan así del foco del problema con los suevos y con los godos, además de ganar un rico territorio. Sin embargo, el imperio persiste en su intento de terminar con estos bárbaros y manda nuevas fuerzas, reforzadas por un contingente godo. Cuando los vándalos parecen acorralados, los contingentes godos desertan, dejando a las fuerzas imperiales a merced de los vándalos, que no desaprovechan la oportunidad y vencen.

A partir de este momento los vándalos se convierten en la fuerza hegemónica de la zona y disfrutan de un período que les permite consolidar sus triunfos y prepararse para nuevos objetivos que aparecen en la mente de sus líderes. Los vándalos toman y saquean Sevilla en 428. Entonces muere Gunderico y sube al trono el que será el más grande de los reyes vándalos, su hermanastro Genserico. Será él quien ponga en acción el plan de cruzar a África. Mucho se han discutido las razones que tuvo el rey, pero la cuestión que su decisión plantará la semilla del Regnum Vandalorum.

Moneda representando a Bonifacio, uno de los rivales de los vándalos en el norte de África

Desembarco en África

Al desembarcar en las costas norafricanas, los vándalos no encuentran oposición militar. Parecía éste un buen augurio para el rey Genserico, y vaya que lo sería. Sería justamente en África del Norte donde el genio del líder vándalo brillaría con más fulgor y se convertiría en pieza fundamental del entramado político del Mediterráneo en buena parte del siglo V. Tal sería la fama del rey que llegaría a ser considerado por sus contemporáneos como el más astuto de todos los hombres.

El desembarco se da en Tingis (Tánger), o en algún punto cercano de la actual costa marroquí. Corría el año 428. Durante meses no hay fuerza militar que se les oponga, ni limitanei, ni comitatenses de ningún tipo. Habrá que esperar al 430 para que la primera resistencia seria se oponga al pueblo vándalo. Se trataba del comes Africae Bonifacio, quien tenía como objetivo frenar el avance que los vándalos hacían hacia la urbe de Hipona. Bonifacio cae derrotado y la ciudad norafricana es asediada durante 14 meses hasta el verano del 431. Durante el asedio fallece San Agustín, autor de La ciudad de Dios. Sin embargo, las murallas de Hipona no caen ante las huestes bárbaras.

La pelea con el imperio

Hipona había resistido, pero eso no significaba que la guerra hubiera concluido. Los vándalos seguían rondando los territorios romanos en África. La desesperada situación decide a la gran Gala Placidia a pedir auxilio a su sobrino en oriente, el emperador Teodosio II. Se envía al general de origen alano Aspar. A su arribo une fuerzas con Bonifacio. Se plantan una segunda vez a Genserico. El hábil rey los vuelve a derrotar, mostrando su astucia e inteligencia. Esta vez no hay salvación para Hipona. La ciudad cae en manos vándalas.

La victoria de Genserico le permite replantearse su estrategia. Reorganiza sus fuerzas y planifica la administración de sus nuevas posesiones. Al emperador de occidente, Valentiniano III, no le queda otra que firmar un foedus con los vándalos a principios de 435. En el documento se reconoce la presencia vándala en Mauritania, Sitifensis, Numidia y parte del Africa Proconsular. Es un triunfo no solo militar de parte de Genserico, sino también político. Ha logrado el reconocimiento del imperio.

Ruinas de Hipona (Hippo Regius) en actual Argelia

La toma de Cartago

El 19 de octubre de 439 los vándalos toman la ciudad de Cartago. Con esto se establecía con más firmeza el reinado de Genserico en África del Norte. Si bien las victorias contra los romanos consolidaban la imagen del rey vándalo, puertas adentro había problemas que podían ser potencialmente catastróficos para el joven reino. El conflicto religioso entre arrianos y católicos y las rencillas internas con los nobles vándalos podían potencialmente fraccionar al reino. Pensando en todo esto, Genserico toma decisiones polémicas, pero que le sirven para consolidar su reinado.

El rey vándalo empieza requisando los bienes de ciudadanos notables. Las propiedades de la iglesia católica se convierten en arrianas. A pesar de estos golpes, Genserico se asegura el apoyo de parte de la aristocracia cartaginense. Es este un movimiento fundamental para poder administrar la ciudad. Además, adopta un nuevo sistema de datación, es permisivo con determinados cultos paganos y emite moneda, aunque no de oro. Con la toma de Cartago, Genserico reafirma su posesión sobre al África Proconsular y de la Byzacena. Hay otro efecto que marcaría la vida del Mediterráneo occidental por décadas: Genserico se hace con la flota estacionada en la ciudad.

Primeros ataques en el Mediterráneo Occidental

No pasó mucho tiempo antes que Genserico ordenara ataques desde su palacio de Birsa en Cartago. En 440 lanza una expedición a Sicilia, asediando la ciudad de Palermo. El asedio alarma a las autoridades romanas y el emperador Valentiniano III nombra a Flavio Sigisvulto comes et magister, y le encarga la defensa de las ciudades costeras. Oriente también decide enfrentar a los vándalos. En 441 Teodosio II envía una flota, pero el choque no se da por los propios problemas del imperio con los hunos y los persas. Constantinopla se ve obligada a firmar la paz con los vándalos. Lo propio hace Valentiniano en 442, ratificando las conquistas de Genserico.

Uno de los mayores problemas que enfrentaba el imperio con la toma de una de sus provincias más ricas es la entrega de alimentos a la península itálica. Uno de los acuerdos a los que se llega con Genserico es la entrega anual de aceite y trigo. También se establece que Hunerico, hijo de Genserico, vaya al imperio en calidad de rehén para garantizar el acuerdo. El príncipe vándalo volvería con su padre una vez que las relaciones entre Cartago y Rávena, cabeza imperial entonces, se hubieron consolidado. Finalmente, se pacta el matrimonio entre la hija de Valentiniano, Eudocia, y el príncipe Hunerico.

Frentes internos y nuevas expediciones marítimas

A nivel interno Genserico realiza una verdadera purga de los elementos nobles que consideraba divisorios para su política. Sólo dejó vivos a aquellos nobles que le eran más afectos. En este sentido realiza igualmente expropiaciones en favor de la familia real y de algunos nobles cercanos. Por otro lado, la corte real comienza un periodo de florecimiento en estos años y el rey se encarga de mantener relaciones cordiales con sus súbditos norafricanos. Otra medida importante es el derribo de las murallas de todas las ciudades, excepto la capital Cartago. Con esta política buscaba el rey mantener la lealtad de las otras urbes.

Ruinas romanas de Cartago en el actual Túnez

A nivel internacional, la política mediterránea da un brusco giro con la muerte de Aecio en 454. El emperador Valentiniano cae también asesinado al siguiente año. El poder en Rávena es ocupado por el antiguo senador Petronio, quien se casa con la viuda de Valentiniano y concerta el matrimonio de su vástago y Eudocia, la prometida de Hunerico. Fueron estas razones suficientes para que el tratado de 442 quedara anulado a ojos de los vándalos y el rey preparara su flota para el ataque.

El saqueo de Roma y sus consecuencias

Petronio Máximo trató de huir al darse cuenta de lo desesperada de la situación, pero ya era muy tarde. Es capturado y asesinado. El 2 de junio de 455 el rex Vandalorum negocia con el pontífice León I. El objetivo del religioso es evitar una masacre en la ciudad eterna. A cambio los vándalos despojan a Roma de sus riquezas durante 14 días. Se llevan oro, bronce, estatuas y una parte del tesoro judío capturado por Tito en Jerusalén casi cuatro siglos atrás. Además, los vándalos toman varios prisioneros, entre los que destacan Placidia, Eudoxia y Eudocia. La ciudad que gobernara Occidente por siglos era víctima de otro golpe en su larga agonía.

Empezaba así una nueva etapa de predominio vándalo en el Mediterráneo. Para 456 se suspenden los envíos de trigo. Los ataques vándalos a Sicilia y el sur de Italia se multiplican cada primavera. La situación empeora para los habitantes de estas tierras y el imperio se ve obligado a intervenir. Avito envía al comes Ricimero, de origen suevo godo, a Sicilia. Por fin se consigue una victoria sobre los vándalos. Sin embargo, poco parece frenar el avance bárbaro. Genserico ocupa las Baleares, Córcega y Cerdeña. Su control sobre el mar en Occidente se afianza cada vez más.

Nuevos enfrentamientos con los romanos

En 457 un nuevo emperador sube al trono. Se trata de Mayoriano. En 458 derrota a tropas vándalas y mauri. Luego hace la paz con visigodos y recupera parte de las Galias. Esto le deja las manos libres para enfrentar a los vándalos. Planea un ataque en dos frentes, uno desde Hispania, y otro desde Sicilia, controlada en aquel entonces por Marcelino. La idea es buena, pero el plan no fructifica. Mayoriano sufre una traición en Hispania y Genserico lanza un ataque relámpago con su flota sobre las posiciones romanas en Cartagena. En este puerto captura parte de la flota de Mayoriano.

En 460 el imperio se ve obligado a firmar un nuevo acuerdo con los vándalos. Se reconoce su soberanía en África del Norte, así como las Baleares, Cerdeña y Córcega. En 461 Mayoriano es capturado por Ricimero y ejecutado. El emperador oriental, León, negocia con Genserico. Logra obtener la devolución de la viuda de Valentiniano. Por su lado, Eudocia debe permanecer en Cartago junto a su esposo, Hunerico. A partir de este punto los vándalos no solo tienen soberanía sobre territorio, sino que intervienen abiertamente en la política internacional del momento.

Saqueo de Roma por los vándalos de acuerdo a Karl Briullov, 1833-1836

La política en el Mediterráneo del siglo V

Cuando un nuevo emperador sube al trono de Occidente, entre los primeros en manifestarse está el emperador oriental y rey de los vándalos, el siempre hábil Genserico. Así, cuando Libio Severo se corona emperador, el rechazo de orientales y vándalos es unánime, lo que no presagia un buen futuro para el nuevo emperador. Aparte se le suman problemas en las Galias, donde Egidio tampoco lo reconoce. De hecho, Egidio decide desentenderse de la autoridad imperial y retirarse al norte del río Loira, donde se implantará el conocido como ‘reino romano de Siagrio’.

Libio Severo fallece en 465. El trono del imperio romano de occidente pasará el siguiente par de años sin un emperador. Genserico propone un candidato, Olibrio, pero León I de Oriente lo rechaza. Esto marca un distanciamiento entre ambos monarcas. Por su parte, Genserico continúa con sus acciones piráticas en Occidente.

El conflicto con Oriente se acentúa

Con la desaparición de Libio Severo, Occidente queda al mando de Ricimero. Por su parte, Marcelino logra una gran victoria sobre los vándalos, expulsándolos de Sicilia. Genserico empuja entonces sus incursiones hacia Oriente. El emperador León había nombrado un nuevo emperador para occidente, Antemio. El nuevo emperador llega a Italia junto a Marcelino en 467. Entonces Genserico plantea un bloqueo a Roma. Su idea es llevarla al hambre. Esto lleva al imperio a actuar. Para 468 el conflicto es inevitable.

La campaña empieza con un Marcelino lanzado al ataque. Toma Cerdeña y expulsa a los vándalos de la isla. Heraclio desembarca en la Tripolitana (actual Libia) y toma varias ciudades. El movimiento de tenaza sobre el reino de Genserico se cierra. Mientras las tropas romanas avanzan hacia Cartago, un nuevo frente se abre en el mar. Constantinopla envía a Basilisco al mando de una gran flota.

La batalla del cabo Bon

Genserico ya había demostrado sobradamente su capacidad marítima durante varios años: la victoria frente a Cartagena, los ataques en Sicilia, Cerdeña y el sur de Italia. El enfrentamiento con la gran flota romana frente al cabo Bon (actual Túnez) no iba a ser la excepción. El plan comienza con una tregua, en teoría cinco días solicitados para estudiar la rendición. El comandante romano, Basilisco, concede la tregua, lo que siempre ha traído discusiones sobre el porqué cometió ese error.

En todo caso, Genserico aprovecha la tregua y se prepara. Detecta que las naves romanas han anclado muy juntos y con el viento en contra. Diseña entonces su táctica. Los vándalos botan al mar barcos preparados para prenderles fuego, lo que se conocía como brulotes. Estos barcos siembran el caos en las filas romanas y comienzan a mermar sus fuerzas. Luego vienen una segunda línea vándala que embiste y hunde a los romanos, llevándose el botín y las armas. Una gran victoria frente a un enemigo que los superaba ampliamente en número.

Los líderes romanos sufren diferentes suertes. Basilisco huye de la batalla. A su regreso a Constantinopla se refugia en Santa Sofía para huir de represalias. Marcelino cae asesinado en Sicilia. Heraclio, en vista del desastre marítimo, se retira a la Tripolitana y de ahí a Constantinopla. El costo económico para el imperio es enorme. El emperador León se ve obligado a firmar un nuevo acuerdo con Genserico.

Genserico, representado por Julius Naue (1869)

Últimos años del rex Vandalorum et Alanorum Genserico

Genserico retoma los ataques piráticos en Occidente cuando los hechos políticos en esa región propician el cambio de emperadores cada pocos años. En oriente, el emperador León I es sucedido por León II, su nieto. Un nuevo acuerdo se firma entre Constantinopla y Cartago en 474 ó 476. El acuerdo se mantendrá por décadas hasta que se rompa cuando el conflicto entre bizantinos y vándalos se reinicie. Pero entonces los protagonistas ya serán otros.

Genserico muere en enero de 477 en su palacio de Birsa, a una muy avanzada edad de casi 90 años. Había dominado la política y la guerra en el Mediterráneo durante décadas, y había demostrado ser el hombre más brillante de su época. Lo sucederá como rey su hijo Hunerico. El reino vándalo sobrevivirá varias décadas más, pero ya no tendrá el esplendor e influencia que tuvo bajo el gran Genserico. Finalmente, su caída vendrá a manos de los bizantinos liderados por el general Belisario. Sin embargo, el dominio del Mediterráneo por los vándalos será recordado. En alemán y anglosajón antiguo se preservará la palabra Wentiseleo o Wendelsae, es decir, el Mar Vándalo.

Bibliografía

Álvarez, D. (2016). El reino pirata de los vándalos.

Aragonés, D. G. (2018). Bárbaros en Hispania.

Heather, P., Aúz, T. F., & Eguibar, B. (2006). La caída del imperio romano.

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