Gregorio Magno es uno de los personajes más importantes de la tradición cristiana, siendo uno de los llamados Padres de la Iglesia junto a personajes de la talla de Agustín de Hipona. Sus doctrinas determinaron el desarrollo de la teología y el pensamiento cristiano, el cual ha sido fundamental en la cultura “occidental”.
La figura de Gregorio Magno está asociada a la imagen de pontífice magnánimo. Además, hay que tener en cuenta que fue el primer monje en convertirse en Papa y la vida monacal de disciplina, sencillez y contemplación fueron rasgos que nunca abandonaron a este Papa. Como es sabido, se esforzó por corregir los abusos.
La frase de Gregorio Magno es de las Regula pastoralis, que es un manual de moral y de predicación destinado a los obispos. Es un tratado sobre las responsabilidades del clero. Se convirtió en uno de los trabajos más influyentes sobre el tema jamás escrito.
«Nadie hace más daño en la Iglesia que el que tiene el título o rango de santidad y actúa perversamente»
Actuar con perversidad es siempre dañino, naturalmente. Pero en la vida católica esto es especialmente pernicioso, puesto que se predica lo contrario. No hay que olvidar la sentencia del propio Jesús “por sus frutos los conoceréis”, “no puede el buen árbol dar malos frutos”, en ese caso serían falsos profetas.
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