La guerra del Dombás

Desde el año 2014, existe un conflicto armado entre las autoproclamadas repúblicas populares de Lugansk y Donetsk (en el extremo oriental de Ucrania) de mayoría prorrusa y el gobierno ucraniano. El recrudecimiento de las acciones militares junto con la reciente invasión rusa para ocupar todo el territorio ucraniano, ha ocasionado un sinfín consecuencias más allá de las zonas implicadas.

La residente Yasynuvata en los restos de su apartamento, septiembre de 2014. CC BY 3.0

Antecedentes

Los orígenes de este complejo conflicto geopolítico se remontan a finales de 2013. El presidente ucraniano Víktor Yanukóvich había suscrito un acuerdo de asociación y de libre comercio con la Unión Europea, el cual quedó en suspenso tras la amenaza del presidente ruso Vladímir Putin. Tras la pérdida de influencia en casi toda Europa del este desde la caída de la Unión Soviética en 1991, la Federación de Rusia pretendía abortar cualquier tipo de acercamiento de Ucrania a la Unión Europea o a la OTAN. El presidente Yanukóvich, de tendencia prorrusa, se vio obligado a plegarse a las exigencias del mandatario ruso debido a su dependencia energética con respecto al gigante del este. Debido a este giro de los acontecimientos, Ucrania volvía a estar en aparentemente bajo la influencia de Rusia. Pero más tarde, iba a producirse un brusco devenir de los acontecimientos.

Lo que no había calculado Yanukóvich es que una serie de protestas masivas de signo europeísta (que después derivaron en una ola de violencia con algunos participantes de extrema derecha) por parte de la población que se conocieron como «Euromaidán» o Revolución de la Dignidad, iba a derrocarlo. No obstante, en aquel entonces existía una fuerte división en la población ucraniana entre los que apoyaban mayoritariamente una adhesión a la Unión Europea (en el oeste del país) frente a aquellos que preferían una asociación con Rusia (en el sur y en el este). La destitución de Yanukóvich en febrero de 2014 por la Rada Suprema (parlamento de Ucrania), puso en alerta al Kremlin, que veía peligrar su influencia en Ucrania, país por otro lado muy estratégico tanto para Rusia como para Occidente. El mandatario ruso ya había puesto sus ojos sobre esta extensa región.

Choques entre las fuerzas gubernamentales y la población ucraniana durante el Euromaidán. Fuente: Sputnik Mundo

Dentro de este difícil contexto, en marzo de 2014 Vladímir Putin utilizó su influencia para lograr la adhesión de la península de Crimea y de la ciudad autónoma de Sebastopol al territorio de la Federación de Rusia. Este territorio, cuya población simpatizaba mayoritariamente con Rusia, era de vital importancia para asegurarse el control sobre el Mar Negro a través de su flota. Tras la celebración de un referéndum ilegal en el mes de marzo, los habitantes de Crimea votaron supuestamente a favor de la unión con Rusia de forma aplastante (un 96%). A pesar de este aparente triunfo por parte de Rusia, este hecho no tuvo el respaldo de la ONU ni tampoco de Ucrania, que además vio como una parte de su propio territorio le era arrebatado a manos de su vecino. Al no contar con el apoyo internacional, Putin fue expulsado del G8 (que pasó a ser el G7) además de recibir fuertes sanciones económicas. Pese a estas medidas, Rusia nunca devolvió este territorio.

La guerra del Dombás (2014-presente)

La llegada del nuevo gobierno ucraniano encabezado por el europeísta Petró Poroshenko significó un empeoramiento paulatino en las relaciones entre Ucrania y Rusia. La reciente anexión rusa de Crimea no hizo sino enturbiar todavía más la situación. Por si fuera poco, el 6 de abril de 2014 estalló la guerra en la región fronteriza del Dombás, cuya población era mayoritariamente prorrusa al contrario que en el oeste del país, que era de tendencia europeísta.

Las milicias independentistas lograron hacerse con el control de parte de las provincias de Donetsk y Lugansk, con el apoyo tácito de Rusia. El gobierno ucraniano acusó a su homólogo ruso de vulnerar su integridad territorial y prestar apoyo logístico y militar a los separatistas prorrusos. Por otro lado, Rusia acusó a Ucrania de no respetar a la población de estos territorios y sus anhelos de independencia. Las acciones bélicas por parte de los dos bandos enfrentados no se hicieron esperar.

Mapa que representa la división lingüística de Ucrania. Fuente: elmundo

Tanto en Donetsk como en Lugansk, se celebraron en el mes de mayo sendos referéndums ilegales con el objetivo de proclamar su separación de Ucrania y convertirse en repúblicas independientes. Hubo un intento de confederación de Lugansk y Donetsk llamado «Nueva Rusia» que acabaría naufragando por su escaso apoyo popular. Por otro lado, el 17 de julio de 2014 tuvo lugar el derribo del vuelo MH17 de la compañía Malaysia Airlines por un misil Buk de fabricación rusa cuando sobrevolaba la zona en conflicto de Donetsk. Como consecuencia de este ataque indiscriminado, los 298 ocupantes (283 pasajeros y 15 tripulantes) del avión perdieron la vida.

Este trágico suceso de alcance internacional fue objeto de acusación por parte de los dos bandos, sin haberse aclarado del todo sus circunstancias. La guerra continuó mediante diversas ofensivas militares en los territorios rebeldes, con gran perjuicio para la población civil. Una unidad de combate llamada batallón de Azov de ideología neonazi, fue utilizada por las Fuerzas Armadas ucranianas para combatir a los rebeldes prorrusos en la ciudad de Mariúpol. Este hecho sería utilizado posteriormente por la propaganda prorrusa para calificar al gobierno ucraniano de «pronazi» y acusarle de genocidio, algo totalmente falso.

Al no producirse avances significativos en la región del Dombás para lograr un acuerdo de paz, la comunidad internacional trató de mediar entre los contendientes a través del Protocolo de Minsk (septiembre de 2014) y el Acuerdo de Minsk II (febrero de 2015), sin conseguir demasiados resultados. El conflicto acabó enquistándose, mientras que las milicias prorrusas controlaban de facto buena parte del territorio del extremo oriental de Ucrania, en las autoproclamadas repúblicas populares de Lugansk y Donetsk.

El apoyo tácito de Rusia a estos territorios rebeldes, aunque negado reiteradamente por el Kremlin, sirvió como elemento de presión al gobierno ucraniano, con el objetivo de seguir influyendo sobre él y así evitar un acercamiento a Occidente. En 2019, llegó al poder en Ucrania Volodímir Zelenski, de tendencia europeísta. Uno de sus objetivos era precisamente acabar con el guerra en el Dombás. Sin lograr alcanzar este objetivo, en la primavera de 2021 Rusia movilizó a sus tropas en la frontera ucraniana (alrededor de 100.000 soldados), originando una grave crisis diplomática.

En color rosa, zonas bajo ocupación rusa antes de la invasión rusa de febrero de 2022

Más adelante, el 21 de febrero de 2022 Vladímir Putin reconoció la independencia de las autoproclamadas repúblicas populares de Lugansk y Donetsk. Este gesto político motivó la posterior intervención rusa en todo el territorio ucraniano con el objetivo de ‘pacificar’ estas regiones. Otro de los supuestos objetivos, según la visión de Putin, era desmilitarizar y ‘desnazificar’ Ucrania, puesto que desde la visión del Kremlin se estaba cometiendo un ‘genocidio‘ en las regiones prorrusas por parte del gobierno ucraniano, una definición completamente ridícula de sostener como analizaremos a continuación.

Es de destacar que la guerra de desinformación llevada a cabo durante años por Putin resultó de gran importancia para justificar sus acciones bélicas, como la de acusar abiertamente al gobierno ucraniano de ‘pronazi‘. Aunque sí existían ciertos grupos neonazis en Ucrania como el batallón Azov, en todo caso esto no era extensible al gobierno ni al país en su totalidad. Esta hábil táctica tenía mucho más que ver con la estrategia de identificar al pueblo de Ucrania con un enemigo sin piedad, para tratar de deshumanizarlo y reavivar el sentimiento de lucha de Rusia para rememorar de alguna forma la Segunda Guerra Mundial.

Justo antes de la invasión rusa del 24 de febrero de 2022, la inconclusa guerra en el Dombás había dejado un saldo de 14.000 muertos entre los dos bandos. Es importante señalar que la mayor parte de estas víctimas se produjeron entre los años 2014 y 2015 y fueron debidas sobre todo por fuego cruzado, minas y explosivos, por lo que a duras penas se puede sostener esa definición de genocidio que conlleva una clara intencionalidad de exterminar a un grupo social por razones raciales, políticas o religiosas. Sin embargo, este argumento fue utilizado por Putin como excusa para la inminente ofensiva relámpago de Rusia contra Ucrania.

Invasión de Ucrania (2022)

Vladímir Putin había estado esperando el momento perfecto para efectuar su ofensiva a Ucrania. Después de muchas deliberaciones y reuniones fallidas con diversos líderes europeos, finalmente llevó a cabo sus planes de invasión. Muchos analistas excesivamente optimistas confiaban en un cambio de planes a última hora por parte del mandatario ruso que evitara el conflicto. No obstante, el presidente estadounidense Joe Biden no dudó en ningún momento de las verdaderas intenciones de Putin, a pesar de todos los esfuerzos diplomáticos para esquivar la contienda. La anexión rusa de Crimea, la guerra del Dombás o los constantes desencuentros entre Ucrania y Rusia, no hicieron que Occidente se alertase demasiado ante lo que podría acabar ocurriendo.

El presidente estadounidense Joe Biden y su homólogo ruso Vladímir Putin. Fuente: dw.com

Finalmente, el 24 de febrero de 2022, el mundo observó atónito como el ejército ruso efectuaba una operación relámpago por tierra, mar y aire contra el territorio de Ucrania en contra de su soberanía. Para esta invasión, Putin contó con el apoyo de Bielorrusia, su aliado estratégico en Europa. Como respuesta a la agresión, el presidente ucraniano Zelenski cerró el espacio aéreo para vuelos comerciales y pidió ayuda a la ONU ante el desafío que se abría en el horizonte. Con el transcurso de los días se ha intensificado la ofensiva militar sobre las principales ciudades ucranianas, a la que vez Zelenski logró que Occidente saliese de su ensimismamiento y se tomara en serio la amenaza rusa. Parecía que el antiguo Telón de Acero de la época de la Guerra Fría, volvía a cubrir a Europa de forma irremediable.

Bibliografía:

Elmundo (2022). ‘Los frentes en la invasión de Rusia a Ucrania, explicados en mapas’. Elmundo Internacional. https://www.elmundo.es/internacional/2022/02/28/621d041fe4d4d81d7a8b458f.html

Elpaís (2022). ‘¿Cuál es el origen del conflicto entre Rusia y Ucrania? Fechas clave de la guerra’. Elpaís Internacional. https://elpais.com/internacional/2022-03-01/origen-del-ataque-de-rusia-a-ucrania.html

LaNacion (2022). ‘El Donbass en mapas: cómo es la zona donde puede empezar la guerra entre Rusia y Ucrania’. https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/el-donbass-en-mapas-como-es-la-zona-donde-puede-empezar-la-guerra-entre-rusia-y-ucrania-nid23022022/

Redacción BBC News Mundo (2022). ‘Donetsk y Luhansk: qué significa que Rusia reconozca la independencia de estas regiones rebeldes de Ucrania’. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-60472491

Redaccion BBC News Mundo (2022). ‘Rusia y Ucrania: 5 mapas sobre el origen de la crisis’. BBC News Mundo. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-60496795

Sanches, M. (2022). ‘Rusia y Ucrania: «¿Desnazificar Ucrania?»: la historia detrás de la justificación de Putin para invadir Ucrania’. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-60524958

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