No solo tanques en acción y amenazas de bombas atómicas surcando los cielos. La Guerra Fría fue más que un duelo militar geoestratégico entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Supuso igualmente una confrontación ideológica y cultural tras la debacle europea de la II Guerra Mundial. La rivalidad de estas dos superpotencias generó una viciada atmósfera política, por la que millones de ciudadanos del mundo entero serían bombardeados… pero no por proyectiles convencionales, sino por propaganda cultural y política. Esa “lluvia propagandística” afectó a la prensa, a la literatura, al cine, al comic, a la música, a los deportes, e incluso a la gastronomía. En noviembre de 1989 caería el Muro de Berlín. La onda expansiva de aquel terremoto mediático y geopolítico sacudiría los pilares del resto del edificio soviético. En apenas dos años, la Unión Soviética se desmoronaba como un castillo de naipes. Desmantelado el bloque soviético, la Guerra Fría había terminado. ¿O no del todo?
Guion de Francisco Rodríguez-Jiménez
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