Qué irónico es que, siendo los dueños y soberanos del ecosistema, la especie dominante de este planeta e incluso hasta el día de hoy los seres más inteligentes del universo -hasta no demostrar lo contrario-; en este mundo siga habiendo en la actualidad problemas como la pobreza y el desabastecimiento.
Es irónico porque tenemos a nuestra disposición un método tan eficaz para la resolución de problemas prácticos como lo es el método científico, la mejor forma hasta ahora. Es tan simple y tan perfecto como observar la problemática y recabar información fáctica, analizar y estudiar esta información y sus variables, formular hipótesis de posibles soluciones en base a lo observado y finalmente poner las posibles soluciones a prueba.
Perdón, ¿dije irónico? Quise decir lógico.
Sí, en realidad es lógico que nuestro desarrollo como sociedad nos haya llevado a este punto. Es lógico porque en algún momento perdimos la noción de lo que realmente es prioritario, y de repente ya no importaba si había una forma práctica para que todos viviéramos en una relativa equidad de condiciones si esto no cerraba en los números.
Y esto no tiene nada que ver con formas de gobierno ni partidos políticos, porque acabar con el hambre en este mundo no responde a un problema político, sino a una cuestión técnica, y esto es una realidad científica. Se desperdicia comida a diario en cantidades desgarradoras mientras mucha gente muere de hambre. Esta ecuación da un resultado inequívoco, y es que la política falló (al menos hasta ahora) como método de resolución de problemas sociales, muy probablemente por el hecho de responder más ante el capital que ante las personas.
Este problema técnico puede resolverse mediante el simple manejo y distribución de recursos y la aplicación estratégica e inteligente de la tecnología.
Imagina (a continuación, una estofa perdida nunca publicada de la famosa canción de Lennon y Ono) un mundo en el que las ciudades se abastecen con energía de fuentes renovables ilimitadas, gratuitas y libres de contaminación.
Imagina un mundo en el que las máquinas hacen todo el trabajo (cada vez falta menos para esta realidad), y tú solo tienes que ocuparte de las actividades que realmente te gustan y te apasionan. Imagina que, como la energía es gratuita y tienes un abastecimiento suficiente de bienes y servicios para tu bienestar, eres feliz y pleno y quieres retribuir de alguna forma tu bienestar a los demás con lo que te apasiona hacer, como pintar, hacer películas, música, escribir, hacer deporte, construir casas o artefactos, curar enfermedades, las posibilidades son infinitas.
(Tal vez no la incluyeron en la versión final por la falta de rima)
Es innecesario realizar el contraste con la forma de estructuramiento actual, ¿verdad? (Por si acaso: explotación de recursos finitos, actividad que contamina el ambiente y produce cada vez más escasez, lo que conlleva precios más elevados. Mientras tanto, alguna gente debe hacer trabajos que a veces odia de por vida por pura necesidad y no tiene la posibilidad de realizar sus sueños personales o dedicarse a lo que realmente le gusta).
El pequeño problema de este mundo es que se sigue avalando esta forma de estructura y de funcionamiento. El proceso de cambio de estas formas establecidas empieza por cambiar nuestra forma de pensar y de actuar, desde cada humilde lugar. Por ejemplo, si yo como individuo uso más de lo que necesito, ensucio más de lo que limpio y resto más de lo que sumo, ¿por qué habría de ser diferente la sociedad como conjunto?