Helena como símbolo de la historia y del mito

A lo largo de la historia Helena de Troya ha sido vista desde diferentes ángulos. Hay desde los que han querido hacer una interpretación histórica de lo narrado en los poemas de Homero hasta los que la toman como símbolo del reemplazo de una religión por otra. También hay los que toman el aspecto más humano, dejando a un lado a los dioses y cualquier interpretación divina, y están los que interpretan a los dioses como símbolo de las emociones y comportamientos humanos. Veamos pues un poco de cada una de estas Helenas en el mito, en la historia y en las emociones de la gente de cada época.

Interpretación de hechos históricos

Los hechos narrados en la Ilíada de Homero han sido tomados como referencia de la literatura y tradición occidental desde hace más de 2500 años. En este poema épico se narra los acontecimientos finales de una guerra que empezó con el rapto de Helena por parte de Paris. Eso sí, hay versiones donde Paris no rapta a Helena, sino que es otro de los príncipes que participan por su mano y la gana en buena lid. Ahora, en este conflicto a los helenos o griegos se los conoce relativamente bien. Pero, ¿quiénes fueron los troyanos?

Se ha querido identificar a Troya con la Wilusa o Wilios de los documentos hititas encontrados en su capital Hattusa (de hecho, un letrero en el sitio del complejo arqueológico indica que se está en las ruinas de lo que fue Wilusa-Ilios). Parte de esta identificación sale de derivar el nombre de Wilios a Ilios y luego a Ilión, la otra denominación con la que se conocía a esta ciudad. Pero, ¿qué reino era aquel de Ilión o Wilusa que aparece en los documentos hititas?

Fin de los hitititas

Cuando se ve la historia del imperio hitita se aprecia que su dominio abarcaba desde la parte norte de Mesopotamia y del Levante hasta el centro de Anatolia. Por otro lado, ¿quién habitaba las tierras occidentales de esta península? Se sabe que en esta zona había una serie de reinos que, si bien presentaban tributo al rey hitita, tenían una amplia independencia. De hecho, no fueron pocas las ocasiones en que estos reinos se rebelaron y atacaron el poder hitita en el centro de la península, obligando a sus reyes a lanzar extensas campañas militares en estos territorios.

Historiadores como el Dr. Eberhard Zangger defienden que estos reinos, que agrupa bajo el nombre de luvitas por su idioma, son parte de los famosos pueblos de mar. De acuerdo a esta hipótesis, estos reinos, al unirse en una confederación, acabaron con el poder hitita y lo obligaron a exiliarse de su capital. Luego, bajo el mando de Wilusa, inician una serie de ataques (rapto de Helena), que los griegos responden bajo su propia confederación (guerra de Troya).

Egipto y los Pueblos del Mar

Camino a Troya después de raptar a Helena, Paris se detiene en Egipto. De acuerdo a la obra de Eurípides (Helena), el rey Proteo acoge bajo su protección a Helena y ésta espera a que su esposo Menelao venga a recogerla. Después de vencer en tierras asiáticas, Menelao llega a Egipto y recupera a Helena. El resto de la trama está en la obra de Eurípides. Por nuestro lado, lo que queda claro es que varios troyanos y varios griegos acaban en las costas del gran imperio del Nilo. ¿Qué hacían allí? ¿Saquear?, ¿eran tal vez grupos que perdieron su camino y acabaron en las costas africanas? O, ¿tal vez desplazados por las guerras que se daban en otras zonas mediterráneas y de Cercano Oriente?

Los pueblos del mar son famosos por las inscripciones que nos han legado los faraones ramésidas que los enfrentaron. Entre todos estos pueblos se distingue a los Peleset, Tjeker, Shekelesh, Denyen y Weshesh, que muchos estudiosos han asociado a los filisteos, troyanos, micénicos, prueblos de Cerdeña, entre otros. ¿Puede ser entonces el rapto de Helena y la guerra de Troya un eco de los movimientos de algunos de estos pueblos?

Problemas dinásticos en Grecia

Aparte de las invasiones, rebeliones internas y guerras, la familia de Helena (tindáridas por su padre terrenal Tindáreo) y los átridas (Menelao y Agamenón) parecen estar en medio de una disputa antes que en una unión dinástica. Al fin y al cabo, la hermana de Helena, Clitemnestra, asesinará a Agamenón, su esposo, a su vuelta de la guerra y será asesinada a su vez por sus hijos Orestes y Electra en venganza de su padre. ¿Pueden ser estos asesinatos lejanas resonancias de una lucha por el poder una vez que las guerras hubieron acabado en Troya?

Todas las interpretaciones históricas de estas líneas no son más que especulación por supuesto. El ejercicio de ver guerras y migraciones en un poema épico puede llevarse más lejos aún. Sin embargo, cabe recordar que la evidencia real viene de documentos y excavaciones arqueológicas. Al fin y al cabo, toda la época en que se desarrolla este conflicto, el fin de la Edad de Bronce, aún tiene muchos registros por descifrar y muchos lugares por descubrir. Por lo tanto, todavía no se ha dicho la última palabra y aún habrá mucha tela que cortar en estos dramas.

Helena como diosa lunar

De acuerdo a la mitología, la madre de Helena, la reina Leda, fue fecundada por Zeus en forma de cisne. Luego, la reina también compartió lecho con el rey Tindáreo. De estas uniones nacieron los hermanos Cástor y Pólux, los Dioscuros, y las hermanas Clitemnestra y Helena. De ambos pares, Pólux y Helena serían los divinos y los otros dos los mortales. Otra versión del mito dice que Helena es hija de Némesis, quien puso un huevo que luego encontró Leda. En todo caso, en ambas versiones Helena es una diosa o al menos una semidiosa asociada a la Luna, a sus ciclos y a la fertilidad.

Muchos mitógrafos han querido ver en esta asociación la época en que las diosas tenían mayor importancia que los dioses varones. Luego llegaron los cultos a Zeus, Poseidón y compañía. Desde ese momento las diosas vieron su papel relegado, aunque se pueden atisbar ecos de las épocas cuando ellas tenían más poder. Por ejemplo, a diferencia de lo que sucedía en muchas sociedades de la antigüedad, diosas como Afrodita (sus similares Astarté e Ishtar que eran tanto diosas de la guerra como del amor, un aspecto que da para pensar) podían tener amoríos con otros dioses y mortales que no fueran su esposo sin sufrir por ello un castigo severo. De hecho, a Helena se le perdona sus amoríos con Paris y vuelve como reina a Esparta. ¿Podría ser un vestigio de su época como diosa?

Helena y las influencias de los dioses en las emociones humanas

Cuando autores antiguos intentaban justificar la conducta de Helena, una de las formas más utilizadas para perdonar sus acciones era atribuirlas al mandato de los dioses. Por ejemplo, si Helena había escapado con Paris era porque Afrodita había nublado el juicio y la había hecho abandonar la casa de su esposo para marcharse con su nuevo amante. Helena no es la única que sufre como si fuera un títere de los dioses. A Heracles (el Hércules romano) la diosa Hera le nubló la mente y por eso el héroe acabó matando a sus hijos y esposa. De igual forma, muchas acciones en el campo de batalla se atribuyen a la influencia de dioses como Ares y Apolo o a estratagemas de Atena o Hera.

Muchos han querido ver a los dioses como rasgos de la conducta humana. Cuando en una escena el protagonista se siente atraído hacia otra persona o con una ira incontenible los dioses son una forma muy poética de referirse a estas emociones. Con estos antecedentes uno no puede evitar hacerse otra pregunta. ¿Y si quitamos a los dioses y dejamos a las personas cargar con toda la responsabilidad de sus actos? Para ver el resultado de algo así se puede leer la adaptación de Alessandro Baricco de la Ilíada.

Helena como mujer

Tal vez la Helena de los poemas épicos no es la reminiscencia de alguna diosa o de alguna guerra de la Edad del Bronce. Quizás Helena está basada en un personaje de carne y hueso que sufrió violaciones, raptos, que amó a varios hombres y que al final regresó con su esposo Menelao a Esparta para gobernar sabiamente. Acaso en lugar de justificarla haya que darle una voz y escuchar su versión como mujer que vivió en una época de batallas, migraciones y conflictos. Al fin y al cabo, se le da esta oportunidad a todos los dioses y héroes de la antigüedad. Basta pensar en Odiseo y Aquiles. Darle voz a Helena es justamente lo que se aprecia en la novela que recientemente publicó Loreta Minutilli. Leerla es acercarse a una mujer inteligente que aprende a utilizar sus atributos en un mundo dominado por hombres.

Una Helena, muchas Helenas

Como se ha visto en estas líneas, Helena y la mitología que la acompaña pueden tener muchas lecturas. A veces depende de si la persona está interesada en la historia, en la psicología o en el cambio de creencias. Siempre se le puede dar una nueva interpretación a uno de los personajes más interesantes y cautivantes de la antigüedad. Ahora es tarea del lector investigar a todas estas Helenas y luego sacar sus propias conclusiones respecto a ella.

Bibliografía

Baricco, A. (2004). Homero, Ilíada

Bryce, T. (2018). Warriors of Anatolia: A Concise History of the Hittites.

Eurípides. Helena

Homero. Ilíada

Tubau, D. (2019). Maldita Helena

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