El Hércules de Extremadura

Es sabido que España no fue demasiado prolífica en cuanto a testimonios autobiográficos de soldados se refiere, pero esto no es sinónimo de que no hayan existido héroes nacionales que merezcan la pena ser rescatados del olvido en el que parecen haber caído, dispersando las nieblas del desconocimiento que los envuelven. Y es que como badajocense y extremeño, me enorgullece daros a conocer uno de estos hombres de armas que por sus hazañas se merece ser recordado como el héroe que fue, luchando y defendiendo a la Corona española por todos los medios posibles. Se trata de Diego García de Paredes, extremeño nacido en Trujillo alrededor del año 1468, conocido por sus contemporáneos como el Sansón Extremeño, habiéndose ganado este apodo por las gloriosas hazañas realizadas en las guerras que libró y  por los episodios peculiares que protagonizó.

Diego García de Paredes

De este hercúleo personaje poco se sabe sobre su infancia y juventud, pero lo que está claro es que desde bien temprano manifestó su pasión por las armas, hecho que se complementó con su altura, corpulencia y robusta constitución. Prueba de ello son las muchas peleas en las que se enzarzó saliendo siempre victorioso y dejando tras de sí a sus magullados contrincantes.

Pero de los legajos personales que se pudieron recuperar de este bravo soldado se conoce que en 1496, habiendo perdido a sus padres, decidió emprender su andadura buscándose la vida como soldado en Italia luchando contra los franceses en el reino de Nápoles, en donde Gonzalo Fernández de Córdoba se encontraba al frente de las mesnadas españolas de los Reyes Católicos. Sin embargo, la campaña militar en este escenario bélico se encontraba paralizada, por lo que nuestro héroe extremeño dirigió sus pasos hasta Roma para entrar al servicio de la guardia personal del Papa Alejando VI Borgia, el Papa español, que tras verlo fortuitamente imponerse en una pelea callejera a unos veinte italianos, armado tan solo con una barra de hierro, no dudó en confiar su seguridad en el extremeño.

La fama de este hercúleo soldado comenzó a brillar en la campaña de la ciudad griega de Cefalonia, cuando el Gran Capitán necesitó efectivos militares para recuperar esta ciudad del poder turco. Aquí, Diego García de Paredes cayó en manos enemigas, siendo colgado de su armadura mediante ganchos y golpeado contra los muros de la fortificación. Pero García de Paredes logró zafarse de sus ataduras, aprovechando una de las subidas mediante las cadenas para impulsarse y saltar hacia las almenas enemigas, resistiendo durante varios días el ataque de los turcos habiéndose atrincherado en la propia fortaleza enemiga. Ante la valentía y gallardía de este soberbio soldado al que parecía que nunca se le acababan las fuerzas, los turcos descartaron acabar con su vida y consideraron la posibilidad de intercambiarlo por prisionero de guerra. Pero para asombro de todos, el extremeño pudo escapar por sus propios medios, deshaciéndose de sus cadenas y rompiendo la puerta de su celda, uniéndose a la ofensiva final tras arrebatarle una espada a un enemigo con la que comenzó a cosechar vidas turcas desde el interior de la fortaleza, hecho que acabaría con la rendición de la ciudad. Tras este portentoso episodio, la gloria y la fama de nuestro héroe se consolidó, siendo conocido desde entonces como El Sansón de Extremadura, El Gigante de fuerzas bíblicas, y El Hércules de España.

Poco después de haber alcanzado su fama, a comienzos de 1501, sus servicios en Italia estuvieron durante un tiempo a las órdenes de César Borgia, para volver a las órdenes del Gran Capitán para combatir de nuevo contra los franceses. En este nuevo periodo bajo las órdenes del Gran Capitán, parece ser que el extremeño discrepó con él hasta el punto de desobedecer sus órdenes y enfrentarse él solo a unos quinientos enemigos a golpes de espada; aunque este episodio no está del todo claro ni confirmado por la historiografía. De lo que sí hay constancia es que en 1502 se produjo el desafío de Barletta, un combate entre once caballeros españoles y franceses por la honra de sus países enmarcado en las guerras de Nápoles. En este episodio, García de Paredes destacó como luchador y soldado invicto, luchando durante horas hasta el anochecer, amedrentando y atemorizando a los franceses; aún así, y a pesar de la clara victoria española, los jueces dictaminaron el empate.

No obstante, Fernández de Córdoba lo recompensó por sus servicios, ofreciéndole el honor de marqués de Colonnetta, título que perdió tras la caída en desgracia del Gran Capitán, hecho por el cual García de Paredes se dedicó a la caza de navíos berberiscos y franceses por el Mediterráneo.

Posteriormente, en 1509 García de Paredes volvió a gozar del favor real uniéndose a la conquista del norte de África, participando en el asedio de Orán, además de estar presente en multitud de empresas militares de gran éxito para el extremeño.

Ya con Carlos V como rey de España, García de Paredes acompañó al monarca en sus viajes y campañas por Europa, llegando a ser nombrado Caballero de la Espuela Dorada, formando parte de esta orden de caballeros hidalgos al servicio de la patria y velando por la seguridad del monarca.

Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico

Finalmente, en 1533 encontró la muerte de la forma más inesperada y sorprendente al tratarse de un personaje de semejante fuerza, bravura y resistencia como las mencionadas a lo largo de este artículo; y es que, durante la celebración de unos juegos en honor a la reunión mantenida entre Carlos V y Clemente VII, se cayó de su caballo siendo imposible que saliera de aquel trance que resultó mortal. Nuestro Goliat había encontrado a su David no en una espada enemiga, ni en una batalla o trifulca perdida, ni siquiera en una terrible enfermedad o por causas naturales, sino en un pueril e inocente juego. Así, sus restos fueron trasladados a la iglesia de Santa María la Mayor, en Trujillo, donde actualmente reposan.

Tal fue la gloria y fama de nuestro soldado extremeño que la la literatura de la época le dedicó merecidas menciones a modo de homenaje, siendo recordado por Cervantes en El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha; y por Lope de Vega, quien escribió una comedia sobre su vida titulada La Contienda Famosa de García de Paredes y el Capitán Juan de Urbina. Volviendo a Cervantes, éste célebre autor lo mencionó de esta forma: «Un Viriato tuvo Lusitania; un César Roma; un Aníbal Cartago; un Alejandro Grecia; un Conde Fernán González Castilla; un Cid Valencia; un Gonzalo Fernández Andalucía; un Diego García de Paredes Extremadura«.

No siempre la Historia recuerda a personajes tan interesantes como éste, pero con el extremeño Diego García de Paredes el paso del tiempo y la suerte, unidos a la labor historiográfica, no han querido que se perdiera en el olvido.

BIBLIOGRAFÍA:

-Floristán, A. (director): Historia Moderna Universal. Ariel. Barcelona, 2007.

-Muñoz de San Pedro, M.: Diego García de Paredes, Hércules y Sansón de España. Espasa-Calpe, 1946.

-Ribot, L. (coord.): Historia del Mundo Moderno. Actas. Madrid, 2010.

-Rodriguez Villa, A.: Crónicas del Gran Capitán. Madrid. Librería editorial de Bailly-Bailliére e hijos, 1908.

 

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