El mito de Jasón es poco conocido en general, pero su influencia tanto en la Antigüedad como en la Edad Moderna es muy relevante. También influyó en historias como la de el Hobbit. Además es el mito fundacional de la Orden del Toisón de Oro.
Jasón fue hijo de Esón, rey de Yolco. Pelias, hermano del rey, le arrebató el trono y el joven Jasón tuvo que huir e instalarse un tiempo en el monte Pelio, donde fue entrenado por el centauro Quirón. Ya de adulto y bien entrenado, decidió vengar a su padre. En el camino hacia Yolco se encontró con la diosa Hera disfrazada de anciana, ésta le pidió que le ayudase a cruzar el río y Jasón accedió y se ganó el favor de la diosa. Mientras cruzaba el río perdió su sandalia izquierda.
Cuando llegó a Yolco y se presentó ante su tío para reclamarle el trono, Pelias quedó aturdido al recordar la profecía que le fuera revelada: un hombre sin sandalia sería la causa de su desgracia. Entonces Pelias, temeroso de que esto sucediese, accedió a ceder el trono a Jasón si éste obtenía el Vellocino de Oro, la piel de un mágico carnero que se encontraba en la Cólquide, tierra inhóspita y lejana gobernada por Eestes. El rey pensaba en su ingenuidad que no volvería a ver a Jasón.
Para llevar a cabo su misión, Jasón encargó a su armador, Argos, hijo de Frixo, que construyera la nave más veloz. La diosa Hera ayudó a construir el barco y éste recibió el nombre de Argo. Jasón consiguió reunir para su viaje a los cincuenta héroes más famosos del mundo, los que se llamarían Argonautas y entre los que se encontraban: Heracles, Orfeo, Teseo, Meleagro, Telamón, Peleo, Tifis, Eufemo, Cálais, Zetes, Polideuces, Periclemeno y Linceo entre otros muchos. Tras consultar al oráculo de Delfos sobre su porvenir, partieron hacia una travesía llena de obstáculos.
El viaje de los Argonautas
Al desembarcar en la costa de Misia, Hilias se separó del grupo para buscar una fuente sagrada. El héroe fue absorbido por la corriente, arrastrado por una ninfa que se enamoró de él. En este momento Heracles (Hércules) abandonó la expedición para ir en busca de su amigo.
En las costas del Mármara ayudaron al rey tracio Fineo. Este rey había sacrificado su vista para vaticinar el futuro y el dios Helio, indignado porque el rey prefirió no ver la luz del sol, envió a las Harpías (Aelo, Celeno y Ocípete), para que le atormentaran. Éstas eran hijas del dios Taumante y la oceánide Electra y poseían cuerpos de ave y cabeza de mujer. Las Harpías le quitaban la comida al pobre rey Fineo y ensuciaban su palacio. Jasón y sus compañeros ayudaron al monarca, Zetes y Cálais, quienes tenían alas por ser hijos del viento Bóreas, persiguieron a las Harpías y cuando estuvieron lejos, les hicieron jurar que no molestarían más al rey. El monarca, agradecido, les indicó como cruzar el Bósforo sin ser destrozados por las rocas Simplégades, que se abrían y cerraban con violencia destrozando a todos los barcos que por allí pasaban. Debían soltar una paloma y cuando las rocas chocasen, pasar rápidamente mientras volvían a separarse.
El Vellocino de Oro
Cuando llegaron a Cólquide se presentaron ante el rey Eestes, quien aceptó entregarles el Vellocino a cambio de dos empresas imposibles: debían domar y uncir a dos toros salvajes que exhalaban fuego y poseían pezuñas de bronce por un lado y, por otro, sembrar unos dientes del dragón de Cadmo, bestia que custodiaba el famoso Vellocino de Oro, de los cuales crecerían unos guerreros a los que debían derrotar. Para lograr superar las pruebas, Jasón contó con la ayuda de Medea, hija del rey, quien se enamoró de Jasón y quería marchar con él a Yolco. La princesa le dio un ungüento que le hacía inmune al fuego de los toros, a los que pudo domar. En cuanto a los guerreros nacidos de los dientes de Cadmo, le indicó que debía arrojarles piedras para que estos se acusaran entre ellos y se destruyeran entre sí.
Jasón superó ambas pruebas, pero el rey Eestes se negó a cumplir con lo prometido. Una noche, Medea condujo al héroe al lugar donde el dragón custodiaba el Vellocino de Oro y lo adormeció con sus conjuros, permitiendo a Jasón obtener el Vellocino.
Vuelta a Yolco
Jasón volvió ante su tío Pelias con el Vellocino, pero este se negó a cumplir con lo prometido. Entonces, Medea hechizó a las hijas del rey, las Pelíades, quienes destrozaron a su padre. Jasón, entristecido por la fatal muerte de su tío, renunció al trono a favor de su primo Acasto y marchó a Corinto con Medea y sus dos hijos.
Muerte de Jasón
Nuestro héroe se enamoró entonces de la hija del rey Creonte, Glance. Medea fingió aceptar la aventura de su esposo y regaló a la princesa un peplo envenenado que la abrasó a ella y a su padre, quien intentó ayudarla. Para completar su venganza, Medea asesinó a sus propios hijos y huyó en un carro de caballos alados que le regaló Helio, se dirigió a Atenas y se casó con el rey Egeo.
El final de Jasón es confuso: algunos textos dicen que se suicidó al conocer la deshonrosa muerte de sus hijos, otros que le cayó el mástil podrido de su propia nave, Argo, y lo mató. En definitiva, no tuvo un final muy glorioso.
Influencia del mito
La historia de Jasón y los Argonautas tuvo un gran protagonismo durante la Edad Moderna con la fundación de la Orden del Toisón de Oro (toisón es vellocino en francés) por parte del duque de Borgoña, Felipe el bueno, en 1429. Fue muy relevante a la hora de representar a los Habsburgo españoles durante el s. XVI. Un ejemplo de ello lo tenemos en la Galera Real de Don Juande Austria, Argo (1568), con la que obtuvo la famosa victoria de Lepanto. Juan de Austria fue comparado con Jasón, quien marchó también hacia oriente para combatir al enemigo.
En la Edad Contemporánea podemos ver recientes influencias por ejemplo en el Hobbit de J.R.R. Tolkien, donde un grupo de enanos viajan a oriente en busca de un tesoro que custodia un dragón.
Referencias
Argonáuticas de Apolonio de Rodas (s. III a.C.)
Medea de Eurípides (431 a.C.)