Quizás en alguna ocasión hayamos escuchado la leyenda sobre las amazonas, aquella estirpe de mujeres guerreras que hacía temblar a los mejores ejércitos de la Antigüedad. Pero, ¿quién fue Hipólita? ¿Y cómo fue su encuentro con Hércules?
¿Quienes eran las amazonas?
Desde tiempos ancestrales, se han narrado las hazañas de las amazonas. Según nos cuenta la mitología griega, Ares el dios de la guerra, sedujo a la ninfa Harmonía, la cual dio a luz a siete niñas en las laderas del Cáucaso. En este lugar, las crió y cuidó hasta que alcanzaron la edad suficiente para contraer matrimonio. Fue entonces cuando Harmonía acudió a las poblaciones vecinas con el fin de encontrar pretendientes para sus hijas. Cuando finalizó su tarea, les entregó siete apuestos jóvenes. Pero después de la noche de bodas, las descendientes de Harmonía no tuvieron demasiado interés en continuar con su tediosa vida conyugal ya que se encargaron de abandonar a sus sorprendidos maridos. Así fue como nació el pueblo de las amazonas. Bellas por haber heredado las cualidades de Harmonía pero a la vez temibles por tener a Ares, el dios de la guerra, como padre. Por si fuera poco, además repudiaban al sexo masculino o al menos eso es lo que se encarga de contarnos la mitología.
Este rencor hacia los hombres se podía constatar en todos los aspectos de la idiosincrasia de este pueblo, localizado en Escitia o en algún lugar de Asia Menor. Mas valía no haber nacido varón, pues uno no se podía esperar un futuro demasiado alentador. Entre las opciones que manejaban las legendarias guerreras para el sexo contrario, estaba el sacrificio de niños o la mutilación para después convertirlos en sus esclavos. Desde luego, nada halagüeño. Los hombres solo servían para perpetuar a su grupo, generalmente obtenidos a través de algún enfrentamiento con otros pueblos. Todo lo contrario a lo que ocurría con las niñas, a las cuales se educaba desde muy jóvenes para adiestrarlas en el arte de la guerra, su último propósito y único fin en la vida. Una de sus prácticas, un tanto lastimosa, era la extirpación de un seno con el objetivo de mejorar el lanzamiento con el arco. De hecho, de esta costumbre proviene su nombre a-masthos (amazonas). Sin embargo, es de destacar que en muchas representaciones del arte griego aparecen curiosamente con los dos senos, sin necesidad de mutilaciones dolorosas.
Hipólita, reina de las amazonas
Una vez vistas a las belicosas amazonas, queda por hablar de Hipólita. ¿Quién era este personajes tan misterioso? Ella era la más famosa reina de las amazonas, hija del dios Ares y de la reina Otrera. Era también hermana de Pentesilea, Menalipa y Antíope. Es muy común su aparición en los mitos de los grandes héroes griegos tales como Teseo o Heracles (Hércules). Quizás su historia más célebre tenga que ver con su legendario cinturón dotado de poderes sobrenaturales, regalo de su padre Ares y símbolo de su poder sobre sus súbditas. Se decía que aquel que lo portase, le haría invencible en combate. Debido a esta peculiar característica, este objeto era conocido y codiciado en toda Grecia. También son de sobra conocidas las tareas que debió cumplir Heracles con el fin de purgar sus pecados, ya que había asesinado a su esposa e hijos influido por Hera. Precisamente uno de aquellos 12 trabajos que Heracles debió realizar para Euristeo, a petición de su hija Admete, fue el de conseguir el ansiado cinturón de Hipólita. Pero, ¿qué fue lo que ocurrió? ¿Acaso salió bien parada nuestra protagonista?
Encuentro con Heracles (Hércules)
Dispuesto a cumplir con todas las pruebas que se le habían encomendado, nuestro icónico héroe viajó hasta el lejano país de las amazonas para parlamentar con la legendaria reina. En contra de lo que pudiéramos pensar en un principio, Hipólita no pretendió entablar combate contra el poderoso Heracles, sino que se prestó a entregarle su cinturón de buen grado. Pero entonces ocurrió un evento propio de una tragedia griega. Hera, la diosa que había desatado anteriormente la locura en Heracles a causa de sus celos, se disfrazó de amazona y empezó una sangrienta guerra. Se produjo entonces una cruenta batalla entre los dos bandos en la cual el héroe griego dio muerte a Hipólita y se hizo con su cinturón. Otra versión bastante menos violenta, relata como Heracles consiguió su trofeo a cambio de la entrega de la hermana de Hipólita, la comandante Melanipa, a quien había capturado previamente. En otra historia, Hipólita se enamora de Heracles y le ofrece su cinturón de forma voluntaria. Sea como fuere, la leyenda de Hipólita permaneció por siempre en los anales de la historia.
Bibliografía
Commelin, P. (2017). Mitología griega y romana. La Esfera de los Libros, S.L.
Goñi, C. (2017). Cuéntame un mito. Editorial Ariel.
Hard, R. (2004). El gran libro de la mitología griega. La Esfera de los Libros, S.L.
Schwab, G. Leyendas griegas. Editorial Taschen
Foto de portada de RedHistoria
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