Humedales: ecosistemas en peligro

Los humedales son ecosistemas que combinan características típicas de medios acuáticos y de medios terrestres. La peculiaridad más importante de los humedales es que el agua, habitualmente dulce, los inunda permanente o estacionalmente.

Los humedales albergan una gran diversidad de seres vivos que deben adaptarse a la inundación cuando el agua invade el terreno.

¿Cuánto vale un humedal?

Tradicionalmente los humedales eran vistos como un desperdicio de suelo fértil. No obstante, hoy en día se valoran por los servicios ecológicos que proporcionan: almacenaje y purificación de agua, reserva de biodiversidad, mitigación del cambio climático, turismo, reposición de aguas subterráneas o protección contra tormentas.

Turbera Viru, en Estonia. Este humedal se encuentra en el Parque Nacional Lahemaa.

De todas maneras, pese a la importancia ecológica y a los beneficios y servicios que proveen, los humedales están en peligro. Una de las razones y tal vez la más importante es que no producen dinero. O, mejor dicho, en el mercado actual no hay un precio para los servicios ecosistémicos que proporcionan los humedales. Es más, los humedales que se encuentran en países en vía de desarrollo están aún menos protegidos que aquellos localizados en países del llamado primer mundo. Por lo tanto, ponerlos en valor es una tarea bastante compleja porque, además de las variables ecológicas, existen variables sociopolíticas que afectan el valor económico y por lo tanto la importancia que se le da al humedal.

Para valuar un humedal, así como cualquier otro ecosistema, es necesario evaluar los servicios ecosistémicos, las comunidades y especies que lo habitan y las perturbaciones para adjudicarle un precio en el mercado. Esta adjudicación se realiza mediante un método de transferencia de valor. Es decir, se asignan valores a los servicios que el ecosistema aporta y por supuesto, es un método controvertido.

La Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (EM) es un programa diseñado por las Naciones Unidas cuya finalidad es recopilar información científica sobre los ecosistemas del mundo para que la toma de decisiones sea responsable con el planeta. EM evalúa los servicios de aprovisionamiento (como la agricultura o la pesca), servicios de regulación (como la protección frente a inundaciones) y el turismo, que es un servicio cultural.

Tipos de humedales

Los pantanos, las marismas y las turberas son los tres tipos de humedales más importantes.

Los pantanos son ecosistemas con mucha biodiversidad. Este jaguar macho busca a una hembra en el Pantanal, localizado en Brasil, Paraguay y Bolivia.

Los pantanos son zonas transicionales saturadas de agua salada o dulce permanentemente y cuentan con vegetación boscosa. Entre los ríos Tigris y Éufrates se encuentran muchos pantanos de agua dulce y es una región muy fértil y con mucha biodiversidad. De hecho, se conoce como “Creciente Fértil” y no es casualidad que las primeras civilizaciones nacieran ahí. Los pantanos, además, tienen la capacidad de purificar el agua debido a que la vegetación actúa como filtro absorbiendo el exceso de nitrógeno y otras sustancias químicas derivadas de la agricultura. Otra función que cumplen los pantanos es la protección frente a inundaciones. Por ejemplo, el huracán Katrina fue mucho más devastador para Nueva Orleans porque los pantanos que tradicionalmente protegían la ciudad de las inclemencias del tiempo habían sido secados.

La vegetación herbácea de las marismas crea pastizales con gran importancia ecosistémica y que además, ralentiza la corriente de agua. Sin embargo, no siempre se protegen adecuadamente. Por ejemplo, las marismas del Parque Nacional de Doñana, en Andalucía, están gravemente afectadas como resultado de la agricultura, el turismo y la extracción de sal.

Las turberas se originan habitualmente por la acumulación milenaria de plantas en un lago hasta que la vegetación cubre por completo la superficie. La importancia ecológica de las turberas se debe a su capacidad para absorber agua y prevenir inundaciones y a que actúan como sumideros de carbono, reduciendo así el efecto invernadero. Por supuesto, este tipo de humedal también alberga una gran biodiversidad tanto de plantas como de insectos.

Conservación

Crepúsculo en el Pantanal, Brasil. Fotografía de Antenor Concha.

El Convenio de Ramsar tiene como objetivo proteger los humedales y para ello fomenta el uso racional de los mismos a través de la legislación. Este convenio elaboró una lista con los humedales de todo el mundo que deben ser protegidos. Ramsar destaca dos modelos de conservación, uno mexicano y otro colombiano.

América Latina es la zona donde más humedales se han destruido, pero también donde se han originado iniciativas muy interesantes para conservarlos. En México se utiliza una técnica azteca para restaurar manglares que consiste en crear en los lagos pequeños islotes de materia orgánica. En Colombia, con la intención de proteger las reservas naturales de agua, se creó una red de reservas.

 

 

 

Referencias

Chaikumbung, M., Doucouliagos, H., & Scarborough, H. (2016). The economic value of wetlands in developing countries: A meta-regression analysis. Ecological economics, 124, 164-174.

Gibbs, J. P. (2000). Wetland loss and biodiversity conservation. Conservation biology, 14(1), 314-317.

Keddy, P. A. (2010). Wetland ecology: principles and conservation. Cambridge University Press.

Woodward, R. T., & Wui, Y. S. (2001). The economic value of wetland services: a meta-analysis. Ecological economics, 37(2), 257-270.

The Ramsar Convention and its Mission (2016). Report.

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